Sobre los temblores de tierra y el papel de la suerte.

Marzo 21, 2012 

Felicidades Benito Juárez y bienvenida la primavera.

Sobre los temblores de tierra y  el papel de la suerte.

    

    Los movimientos telúricos  nos han acompañado a todos los que habitamos   la zona del altiplano central de México. Mi experiencia con los sismos se ha caracterizado por una gran suerte. ¿Por qué?  Durante mi estancia en la Universidad Iberoamericana campus Churubusco (1969- 1973),  fui sujeto de varios temblores.  Los edificios de salones ondulaban notoriamente durante los mismos. El maestro Sergio Cházaro que impartía  la clase de  Mecánica 1 dentro de  la carrera de Ingeniería, recién después de un sismo comentó que si en alguna ocasión las ondas provenientes de un movimiento telúrico, mas allá  de su magnitud,  coincidieran con cierto eje que seguía el proyecto de construcción de los edificios de salones, éstos  muy probablemente se derrumbarían.  Me dije entonces  ‘el Ingeniero Cházaro quiere asombrar a sus inexpertos alumnos'  ¿Si?  Las edificaciones se derrumbaron una madrugada de  marzo de 1979  a raíz de un sismo con una intensidad de 7.6 grados en la Escala de Richter  y en la dirección fatal. La hora del evento  evitó  a los alumnos una desgracia mayúscula. Muy buena suerte  tuvieron ellos y  también los millares de ex alumnos que durante años  experimentamos en ese campus varios sismos. Cházaro sabía de lo que hablaba. ¿Responsables?  Nadie ¿Impunidad? Total.

       Durante cuatro años, a partir de 1977, laboré en un edificio de seis pisos de altura ubicado en el Paseo  de  la Reforma.  Los sismos que ahí experimenté  siempre se sentían fuertemente y generaban daños menores. A instancia del Director de Planeación de la empresa se comisionó un estudio técnico a un despacho de ingeniería estructural para determinar el grado de riesgo que presentaba el edificio. El dictamen del estudio confirmó fallas en la estructura  por lo que mucho debido a la insistencia del Director de Planeación y pese a la resistencia del alto mando, la oficinas de la empresa finalmente se mudaron a otra ubicación en Polanco. Durante los temblores de 1985 el inmueble quedo sumamente dañado y a pesar de que no hubo victimas en ese momento por la temprana hora del evento el edificio quedó inhabitable. Las victimas se produjeron  posteriormente durante la demolición de la edificación que inesperadamente se vino abajo cobrando la vida de seis  trabajadores. ¿Responsables? Nadie ¿Impunidad? Total.  Durante años, de nueva cuenta, la buena suerte me había acompañado a mi y favorecido a docenas de empleados de la empresa. (No así a los trabajadores de la demolición). Desconozco  si algún alto directivo le agradeció al Director de Planeación, quien ya no laboraba en la firma, su gran previsión.

   Según varias fuentes sismológicas, el temblor de ayer (marzo 20, 2012) alcanzó entre 7.4 y 7.8 en la escala de Richter y su epicentro se registró cerca de Ometepec, Guerrero, aproximadamente a 320 Km. del DF.  A pesar  que la escala no varía linealmente, El fenómeno de ayer ha sido similar en magnitud al sismo de 1985 (8.1 Richter). Su epicentro se registró cerca de Lázaro Cárdenas, Michoacán, a una distancia similar a la que hay entre el DF y Ometepec.  En aquel entonces hubo entre 10,000 y 20,000 muertos en la Ciudad de México (para ellos mala suerte) y ahora aparentemente cero. ¡Maravilloso! ¿Por que ha sida así?

  Sin ser un técnico en la materia sé que los parámetros de los sismos varían significativamente de evento a evento, la magnitud de los mismos es solo una entre muchas variables. En muchas áreas sísmicas los eventos de magnitud mayor a 6.5 Richter causan daño mayor y gran número de víctimas.  

En general éste no es el caso en México donde  sismos superiores a 6.5 son relativamente frecuentes sin que por ellos se registren muchas víctimas. La excepción se presentó en los sismos de 1985 cuando se conjugaron parámetros negativos de diversa índole que maximizaron el daño, los heridos y las muertes. Si bien México ha progresado en la prevención y reacción a los temblores (nuevos códigos de construcción, simulacros, alarma sísmica), es  indudable que ayer las variables asociadas al evento sísmico no nos afectaron mayormente. En esta ocasión la diosa fortuna tuvo a bien sonreirnos a los mexicanos. Hay que dar gracias.