LE TOUR DE FRANCE.
Durante tres semanas y después de 3,471 Km de recorrido divididos en 21 etapas que concluyeron ayer domingo se llevó a cabo la 98 (nonagésima octava) Vuelta Ciclista a Francia. Yo por primera vez la observé transmitida en TV de alta definición. La columna del pelotón de ciclistas, en uniformes multicolores, siempre en persecución de uno o varios fugados, serpenteó a través de caminos a lo largo del fértil y envidiable paisaje galo que incluye campos labrados, bosques, montañas escarpadas y valles formados por ríos así como ciudades y pueblos de postal de correo. La penúltima y última etapas se corrieron en Grenoble y en los Campos Elíseos en París, las ciudades mas bellas del país. Los franceses lo tienen casi todo.
El ciclismo de ruta es uno de los deportes más populares de Europa, una enorme cantidad de espectadores, cientos de miles o más, se apostaron a lo largo de las carreteras utilizadas para el evento, muchas de ellas estrechas y con escasos o nulos acotamientos. En las subidas de montaña los fanáticos, envueltos en sus enseñas patrias, casi todos en ropa de verano o disfrazados cómicamente se acercaban suicidamente a los competidores para animarlos agitando sus banderas o dándoles palmadas de aliento. Suicidamente para ellos pero sobre todo para los agotados ciclistas que sufren los rigores de la escalada además de maniobrar entre los coches de abastecimiento y motocicletas con cámaras de TV. Las caídas por colisión se pagan caro con lesiones o con tiempo perdido difícil de recuperar. No hay forma de evitar que los aficionados se acerquen hasta poder tocarlos. Es parte del espectáculo.
Las etapas de topografía plana ubicadas en el noreste y centro del país favoreció a los “sprinters” pero son las etapas de montaña en los Pirineos y sobre todo en los Alpes con gradientes que llegan a promediar 10% las que separan a los hombres de los niños. Los equipos trabajan con estrategias y tácticas complejas en apoyo a sus corredores más fuertes. Como en otros deportes se requiere observar muchas horas de competencia para entender y disfrutar los puntos finos de la actividad.
Mi experiencia de ciclista escalador se resume a escalar la Avenida Palmas en Las Lomas, de Ave. Masaryk a la iglesia de San José de la Montaña, escasos 3 o 4 Km. que me tomaban al menos una hora y el consumo de casi toda mi energía de adolescente de 15 años.
Los ciclistas europeos, norteamericanos y uno que otro australiano y latino americano escalan porciones de etapas pirenaicas o alpinas de 20 o 30 Km. de longitud a velocidades promedio que pueden llegar a 45 Km. por hora. Para lograr este desempeño de clase mundial se necesita físico, acondicionamiento y estado mental excepcionales. Estos requerimientos explican el por que algunos ciclistas consumen drogas de performance. El pecado no es que las ingieran o inyecten sino que les descubran. No estoy diciendo con esto que muchos de ellos se droguen, creo que los menos lo hacen.
Me sorprende que el líder general de la competencia porte un jersey amarillo, “le maillot jaune”. ¿Por qué amarillo? El amarillo me remite a los pacientes con ictericia, a periodismo amarillista y, en los países anglosajones, a los que son cobardes (yellow). El líder del Tour es por necesidad un individuo sumamente sano y alejado de la cobardía. Habrá que investigar el origen de ese color para el jersey de líder.
Sólo competidores de 10 países europeos, Australia y EU han ganado el Tour, ningún asiático, latinoamericano o africano se ha acercado mas allá de un cuarto lugar registrado por Colombia. Nueve participantes lo han ganado tres veces o más, encabezados por Lance Armstrong que lo logró en siete ocasiones y en forma consecutiva, registros que parecen ser insuperables.
Armstrong, norteamericano, ha sido acusado de dopaje por algunos envidiosos en Francia que no gana el Tour desde 1985. A la fecha nada se le ha comprobado. Es un sobreviviente de cáncer testicular y un fenómeno único en la historia del ciclismo mundial,
Se llevaron a cabo vueltas ciclistas en México, importantes en los años sesenta, dominadas por los Colombianos, Uruguayos y Polacos. El país tuvo en los ochenta Raúl Alcalá a un competidor de clase mundial que logró dos octavos puestos en la Vuelta a Francia y el jersey blanco otorgado al mejor ciclista menor de 25 años.
La coronación del australiano Cadel Evans el día de ayer es un nuevo piquete al orgullo francés y europeo. El mundo se desarrolla y los favoritos de ayer no lo son más ya.
LES ENVIO UN FUERTE ABRAZO
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