SIGO AQUÍ
PREFACIO.
Le presenté a un buen
amigo una copia preliminar de este relato a efecto de conocer su opinión. Después de un par de semanas me
advirtió que no podía finalizarlo porque la narración le parecía demasiado
intensa y su lectura adicional le provocaría mayor dolor y pena. Me manifestó también que él, como buen
creyente, esperaba que su próxima vida sería mejor que ésta, y que deseaba fervientemente que
también lo fuera para mi.
Le agradecí sus
deseos y le hice ver que el motivo principal para escribir ésta historia radica
en la esperanza de que sea de utilidad para aquellos que, como yo, han sido expuestos al cáncer y para sus
respectivos familiares y amigos cercanos.
También le comenté que había narrado con humor algunas porciones del
relato, y que varios episodios del mismo los había descrito con verdadera comicidad.
Su esperanza en una vida
ulterior me ha llevado pensar que una segunda existencia en un mejor lugar
sería una aventura muy bienvenida,
pero, ¿qué tal si no se diera
una mejor vida? O, peor aun que si la hubiera pero en peores condiciones
e la que la presente ofrece? ¿Será que un gran número de personas no se
esfuerzan lo suficiente para obtener lo mejor de ésta vida porque piensan a
final de cuenta habrá una segunda
oportunidad donde entonces si aplicarán su mejor empeño para triunfar o que
quizá en esa segunda existencia no
será necesario esforzarse mayormente para lograr dicha y bienestar?
Para mi, la premisa que
antecede y gobierna mi pensar y hacer es que solo habrá una existencia, y es
aquí y ahora cuando se requiere de mi mayor afán para maximizar sus dividendos
a pesar de las difíciles circunstancias que me ha tocado enfrentar.
Si habrá una mejor
vida ¡albricias! Pero en todo caso, quiero ser capaz de
decir al final de ésta que hice mi mejor esfuerzo para lograr plenitud en la presente realidad.
Razón de ser.
El
manuscrito es un relato de lo que
ha sido mi convivencia con el cáncer y su tratamiento a lo largo de un período
de casi doce años, desde su diagnóstico hasta fecha reciente. Quiero compartir los acontecimientos como yo los he registrado, con el claro reconocimiento que es probable que
otros actores y testigos de los eventos difieran de lo que aquí transcribo. No pretendo -- ni podría hacerlo --
narrar con rigor técnico una
descripción de los diagnósticos sobre la
enfermedad, los detalles
quirúrgicos, los tratamientos recibidos, medicamentos recetados o secuelas. Tanto como me ha sido posible, he reducido
la utilización de términos médicos al mínimo.
Intento plasmar mi memoria de los sucesos,
un recuento sincero sobre
lo que he percibido, pensado y sentido
así como un relato de los altibajos emocionales producidos
por los aciertos y errores que se han presentado en cada etapa de
este inesperado viaje.
Quiero
narrar cómo la experiencia me ha empujado a abrir los ojos al tema de mi pensamiento y comportamiento
intolerantes a lo largo de una buena parte de mi vida, sobre todo de la
devaluación intrínseca que llevaba
a cabo sobre ciertos
individuos que ocurrían en mi entorno.
Me refiero a a
minusvalía con la cual marcaba a otros, prejuzgándolos por mi interiorización de sus
aparentes capacidades mentales o
falta de éstas. su aspecto, tono
de piel, preferencias sexuales o
creencias. En muchas
ocasiones éstas impresiones
quedaban registradas en mi y yo
cuidaba me cuidaba de expresarlas
exteriormente. En otras, generaban
en mi actitudes mas o menos obvias de rechazo hacia ellos. Esta inflexibilidad ha provenido de fallas
educativas producidas por mi entorno conservador; por mi imitación de actitudes
y comportamiento de grupos afines: familia, escuela, amistades, compañeros de
trabajo; por festejar durante años
las situaciones supuestamente cómicas relacionadas con estos individuos y por haberme dejado influenciar por la eterna avalancha
insidiosa e intolerante en los contenidos de los medios de comunicación. Que una gran porción de las personas en
mi entorno se comportaran de este modo lo utilizaba como justificación a mi
indiferente o irreflexiva conducta.
En lo que toca a individuos enfermos o
“minusválidos” mi comportamiento
consistía en ignorarlos,
evadirlos por mi ceguera,
incomprensión y falta de sensibilidad sobre su condición. Mi actitud habitual consistía en
esquivar el contacto visual y evitar el imaginarme como vivirían, qué pensarían y sentirían aquellos que tienen
dificultades o limitaciones en desempeñar sus actividades
cotidianas. No era mi problema y
no quería ser parte alguna del mismo. Es
deplorable reconocer que para llegar a sensibilizarme y tratar de comprender el
apuro y dolor de otros haya sido necesario experimentarlos y sufrirlos en carne
propia. Mucho me avergüenza mi comportamiento anterior que paulatinamente he
venido modificando.
Para darle contexto al relato, he insertado sin
estricto orden cronológico algunos
pasajes de mi origen y vida previa
al diagnóstico que me hacen recordar de donde vengo y quién soy. Experiencias que me han marcado, que me han definido y con las que intento
explicar mi forma de pensar y actuar.
Adicionalmente, he incluido comentarios sobre que y cómo se han producido cambios en mi rutina
cotidiana y, finalmente, he
apuntado mis pensamientos sobre lo que deberían ser mis actividades futuras.
He pugnado
por no juzgar o criticar a los personajes
que aquí aparecerán, con la
excepción de unos cuantos
doctores y desde luego a mi
persona.
Espero que esta
narración pueda ser de utilidad, principalmente a quienes tienen o se hayan visto expuestos al cáncer u otra enfermedad grave así como
a sus familiares y amigos cercanos.
No me cabe duda que seré yo
el primer beneficiado al llevar a
cabo este ejercicio que
seguramente tendrá sobre mi un efecto catártico.
INTRODUCCION.
Trasladarse del porqué al
para qué.
1960. México DF. La muerte de mi tío Idel.
¿Por qué contraje cáncer?
A
la muerte de mi tío abuelo
Idel le pregunté a mi
bisabuela que se aproximaba a su 80 aniversario “¿Por qué se murió tu hijo,
abuelita?” A los once años de edad
se hacen todo tipo de preguntas
sin recato alguno. Abuelita
Rosa contestó con su gran
sapiencia, en español con fuerte acento eslavo, “¿Por qué? No hay por que”.
A pesar de
que en ese entonces no la comprendí, su respuesta se quedó por muchos años grabada en mí. Solo recientemente creo
haber entendido su dicho. El ‘no hay por que’
se traduce a ‘no tiene caso
preguntar el por qué’. Al sufrir
una pérdida grande de cualquier índole casi siempre procedemos a preguntar a nosotros mismos o a quien esté dispuesto
a escucharnos ¿Cómo es posible? ¿Por qué me ocurrió a mi? ¿De dónde vino? ¿Qué hice para
merecerlo?
La
ciencia médica aún no proporciona respuestas satisfactorias al por qué el cáncer se presenta en algunos
individuos. Se esgrimen factores de riesgo -- tanto endógenos
como exógenos -- predisposición
genética, hábitos e influencia del
entorno, pero no se transita aun mucho mas allá. Estos elementos forman parte de un cuadro sobre el padecimiento
sumamente amplio y complejo del
que hasta ahora solo se ha explorado y comprendido una fracción.
Casi todos los individuos
relacionados con en el paciente: familiares, amigos, personas en clubes de
apoyo mutuo o religiosos, filósofos u hombres de medicina querrán decir algo para expresarle su apoyo y animarlo. Muchos recurrirán a trivialidades o frases comunes que
fueron leídas en libros o revistas,
escuchadas de conocidos, de películas, de telenovelas. Hay un reducido número de personas versadas
en o conocedoras de la condición humana capaces de responder con sensibilidad a
las preguntas citadas. Los
individuos inteligentes y
emocionalmente maduros
dirán ‘procura enfocarte en
lo positivo’ o dirán aun menos o,
quizá, nada dirán. Por otro lado,
una buena porción de los médicos, en caso de ser interrogados sobre la
cuestión, responderán en forma
extremadamente técnica o evasiva. para no involucrarse emocionalmente. Actitud harto
comprensible
En
cuanto a la posibilidad de merecer
un cáncer, en lo particular no
tengo ninguna opinión. Si la
afección se considera un
castigo, el tema pudiera ser tratado con psiquiatras o
confesores.
La
reiteración frecuente de estos cuestionamientos que inician con ¿Por qué yo? constriñe a los sujeto a una plataforma de auto victimización y es muestra de
pasividad e incapacidad de contemplar la realidad, el futuro o ir hacia adelante. El mantenerse esperando que alguien o algo revele el
‘por qué’ reduce al
sujeto a ser un mero observador --
confundido y débil -- ante los acontecimientos, a permanecer estancado y sin la posibilidad de responsabilizarse para encontrarle significado a los
mismos.
¿Para qué contraje cáncer?
En lo personal elijo trasladarme del nivel 'por qué' al
nivel superior 'para qué'
¿Para qué me dio cáncer?
La respuesta a esta
pregunta la tengo que encontrar yo mismo, nadie más la proporcionará.
Al activarse su búsqueda –
que será larga y complicada --
iniciaré el camino para
tratar de transformarme en
un protagonista responsable de mi destino.
¿Para qué seguir adelante?
Al
contraer un cáncer maligno y altamente reincidente he iniciado un viaje inesperado, incierto y, en su
caso, sumamente prolongado. Me he dicho ‘si has soportado las múltiples cirugías, los numerosos
tratamientos, las limitantes e interminables secuelas; si has superado
episodios de depresión,
rabia y confusión recurrentes,
entonces para algún objeto o varios te he mantenido con vida después de once años’. Ahora debo ser capaz de buscar y encontrar actividades que pueda desarrollar dentro de mis
impedimentos, limitaciones que tendrán la magnitud que yo les asigne. Debo permanecer enfocado en ellas y, sobre todo, estar
dispuesto a aprender algo nuevo todos los días. Si tengo éxito en ello entonces la respuesta a un primer
cuestionamiento de 'para qué'
es: para acercarme a mi potencial. Charles Schultz -- de la tira cómica
‘Peanuts’-- afirmaba que no hay carga mas pesada que el potencial no logrado.
¿Para qué puedo servir ahora?
La respuesta que
emerge es: para ayudar a otros que
aun batallan en la etapa del 'por qué'.
Asistir a aquellos que pudieran trasladarse a la plataforma
'para que', o habiéndose
trasladado ya, se encuentren al inicio de esa jornada. Quisiera apoyar a estos individuos, no con palabras de aliento o buenos
deseos, sino mediante el informe sobrio y objetivo de lo que he
experimentado, pensado y
sentido. Quizá sea posible
aprovechar las enseñanzas de mi vivencia en su beneficio para ayudar a su progreso hacia una etapa más avanzada del 'para qué. ' Al mismo tiempo,
para mi es sumamente útil
y satisfactorio aprender de las
experiencias de otros.
Finalmente, el 'para que'
más importante que ahora contemplo, a pesar de que su tránsito sea por un
camino muy trillado, es que me he
mantenido vivo para corresponder el apoyo de mi familia, amigos y médicos que
ha sido sostén vital durante éste trance. He aprendido que el
mero hecho de seguir respirando es corresponder y reconocer a todos mis
seres queridos y respetados.
¡Y sí!, ahora hay días en
los que el sol aparenta brillar mas, las plantas se ven más verdes, la
lluvia recompensa y las personas
en la calle parecen mostrar un
gesto menos duro.
ORIGEN
2014. Recuerdos.
Muchos de los
días traen una larga cauda de recuerdos almacenados en algún lugar de mi muy
extenso archivo no impreso. El
evocar tantos eventos ocurridos a
lo largo de mis sesenta y cuatro años de vida es una bendición al momento que
intento plasmarlos por escrito. No
así en otros momentos, como en las madrugadas, cuando los recuerdos emergen sin
que conscientemente las hubiera llamado, me despiertan y me mantienen
insomne, se desplazan desde los
pliegues más profundos de la memoria,
se agolpan y los puedo
tocar. Son
imágenes coloreadas por matices y
tonos impartidos por los
sentimientos asociados a ellas; retratos
que han perdido nitidez por el transcurso del tiempo y por la sobreposición de imágenes
posteriores que desdibujan las más antiguas. Aunque pugno por ello no soy objetivo en mis
remembranzas. ¿Acaso alguien lo es?
2003.
Febrero. MEDICA SUR. Dr. Fajardo, Diagnóstico
incorrecto.
“Es todo menos cáncer” sentenció el Dr. Germán Fajardo Dolci, otorrinolaringólogo en Médica Sur. Así emitió su diagnóstico erróneo en
febrero de 2003 cuando empezó mi relación con el cáncer y el inició de una larga travesía que
abarca su detección, tratamiento y secuelas. La lesión, presente en el dorso lingual, me producía molestias menores que yo había
notado unos meses atrás.
Durante tres visitas a su consultorio, a lo largo de seis
semanas, Fajardo me recetó un ungüento para aplicar en la laceración
asegurando que pronto mejoraría.
Su incapacidad de diagnostico y su patente negligencia me llevó a
perder tiempo que, en el
tratamiento de cáncer, se vuelve precioso.
En mi
forma de ver, dos de los
principales obstáculos que se presentan en México y quizá en muchos otros
países para la detección oportuna del cáncer son: la renuencia de los pacientes
para acudir a los doctores cuando se presentan síntomas y la
incapacidad de muchos médicos para
diagnosticarlo correcta y
oportunamente. Esto aplica tanto
para galenos privados como del
sector de salud público.
Desafortunadamente, en una
gran cantidad de casos, todos los síntomas y molestias iniciales generados por
un cáncer pueden ser
interpretados como provenientes de condiciones no
peligrosas. A saber: tos persistente, ronquera, anemia,
presencia de sangre en saliva, orina, evacuaciones; pérdida repentina de peso, manchas, lunares o decoloraciones en la piel; bultos bajo la
misma, entre otros. Los individuos
que pertenecen a grupos en riesgo pocas veces están conscientes de ello. En nuestra sociedad aun no preocupa lo suficiente que se
alerte sobre abuso de tabaco,
alcohol, alimentos grasos; sobre
exposición desmedida al sol o a substancias tóxicas; y sobre quienes tienen o
tuvieron familiares que han
sufrido la enfermedad.
Irresponsablemente dejé transcurrir cinco meses desde que noté la lesión en la lengua y la cita
con el otorrinolaringólogo de marras.
En el mismo lapso, la dentista que me trataba no le concedió mayor
importancia; como tampoco se la
otorgaron en la clínica Vista
Diagnóstica, elegantemente instalada en Santa Fe. Después de una
concienzuda evaluación clínica anual, a base de imágenes radiológicas y tomográficas, estudio requerido por la empresa donde
laboraba, la lesión en la lengua no
fue detectada. Se hizo
necesario informarles sobre su existencia mencionando que no se había cerrado en
varios meses. La doctora a cargo de la revisión no le adjudicó
mayor importancia ni le dio un
sentido de urgencia a la obtención de un diagnóstico
específico sobre la misma.
Finalmente, al mantenerse la lesión, mi hija Nadine, entonces estudiante
de medicina, me persuadió que me sometiera a una biopsia. Mismo consejo
que sugirió el Dr. Fernando Serrano Berry,
cirujano gastroenterólogo, miembro del cuerpo médico del Hospital
American British Cowdray, mejor
conocido como Hospital ABC. Consulté
al Dr. Serrano a principios de abril y acordamos llevar a cabo la biopsia el lunes santo (que corresponde al
día de la ‘Limpieza del Templo´, según
el Nuevo Testamento). Esta
intervención daría inicio a una larga relación con la Institución.
Origen Familiar.
Cuando niño
jugaba a apuntar después de mi
nombre de pila los apellidos que
provienen de mi árbol genealógico que había averiguado de mis padres, alternado
los paternos con los maternos. Lograba
escribir ocho patronímicos: Frank,
Hoeflich, Zaslav, Valdés, Weissburd,
Aldape, Yoselevsky y
Morales. Cinco de ellos
provenientes de Europa y tres de México de origen español. Esos son los apellidos paternos de cada
uno de mis bisabuelos.
1879. Famila Zaslavsky - Yoselevsky
Mi
bisabuela y cabeza de su familia,
Roshka Yoselevsky Kaplan, nació en 1879 en Baranovich, ciudad
que formó parte de el Gran Ducado de Lituania y que actualmente se
encuentra en Bielorusia. En la década de 1870, la pequeña localidad se convirtió se un
nudo ferrocarrilero importante ya que se ubicaba en las rutas recientemente inauguradas entre Varsovia. Moscú
y Vilna – Livov. Pronto el villorrio empezó a crecer, y
para 1883 se convirtió en un poblado de 2,000 habitantes. Hacia 1897 la población llegaba a
4,600, la mitad de ellos judíos. El padre de Roshka se llamó Moshe Yoselevsky, hijo de Herzl Yoselevsky y Malka
(?); y su madre Sheine
Kaplan.
Moshe y Sheine Yoselevsky
Roshka tuvo siete
hermanos: Zlate, Aaron, Jaim,
Frida, Moshe, Asril y Sara. Roshka empezó a trabajar a los diez años en la tienda de su padre
quien además poseía un molino de grano;
se expendían también
géneros y alimentos básicos y ella
resultó ser una excelente comerciante.
Alrededor de
1898 casó con Najúm Zaslavsky, patronímico que viene
de Ziaslav o Zaslav, una de las
poblaciones mas antiguas de Ucrania, ubicada en la parte occidental del
país con registros que datan del siglo once, y el sufijo sky que
significa ‘originario de’.
La pareja se
mudó a Kazatin, una ciudad situada
a 150 Km. de Kiev, la capital de Ucrania. Kazatin contaba en 1900 con una población judía
de 1,700 habitantes (la población de la ciudad en 2001
totalizaba 28,700 almas) y era
también un centro ferroviario de
cierta importancia localizado en
el camino al puerto de Odesa en el Mar Negro. Najúm no era adepto al trabajo, se dedicaba de lleno
al estudio de la Torá, mientras que
Roshka era la proveedora.
El matrimonio procreó cinco
hijos: Nejame (Juma), mi
abuela paterna, quien nació en
1900, Herzl, Yidel, Essia y Yosef.
Biopsia.
2003. Abril. Biopsia.
Una vez definida la fecha
de la biopsia envié un correo
electrónico a mi superior jerárquico en la empresa que rezaba: ‘No acudiré a la oficina el próximo lunes ya que
me someteré a una cirugía menor’.
¡Qué poco sabía yo!
1900 – 1925. Ucrania.
Najúm murió
joven, al parecer como
consecuencia de un infarto cerebral. Roshka quedó viuda con cinco hijos a
quienes sacar adelante. Durante la
revolución bolchevique iniciada en 1917, ella tenía ocultos alimentos como
harina y azúcar para consumo familiar y
para venta o intercambio.
No pasaron hambre durante las hostilidades a diferencia de muchos
otros. Juma era particularmente bonita por lo que
la ocultaron con una familia cristiana para evitar que los soldados la pudieran
violar.
Por la forma en que
les tocó vivir, el tío Herzl, el varón mayor, me decía que él se había
visto obligado a hacerse hombre
desde muy joven. En un viaje a Odesa
recibió de un soldado un golpe en la espalda propinado con el plano de
un sable cuando sólo contaba con 14 años. Los abusos contra los judíos eran comunes en esa
época. Juma se casó a los 20
años con Israel (Sasha) Frenkl que había nacido también en 1900. Sus padres se llamaron Moshe Frenkl y Bela Weissburd -- cuyas fotografías la muestran con un porte
sumamente distinguido -- y sus
hermanas menores: Buzia y Sonia.
Ningún miembro de su familia directa emigró de la URSS (*).
Mi padre Najum, nombrado
así por su abuelo fallecido, vino
al mundo en 1922. Él resultó ser
el último miembro de su familia que nació en Europa.
(*) En los años
noventa mis padres, en un viaje a Israel, tuvieron una reunión con primos
Frenkl recientemente emigrados de Rusia.
Se comunicaron a señas, en
un idish sumamente limitado y con algunas palabras en hebreo e inglés.
A la expulsión de
Trotsky, el extremado antisemitismo de Stalin empezó a mostrar su horrible
faz. Roshka, con una clara visión del futuro, se
percató que los judíos tendrían un negro porvenir bajo el régimen soviético así
que organizó el éxodo de su familia en 1925.
Roshka Zaslavsky alrededor de sus 40.

El plan incluyó a los Frenkl; Sasha a regañadientes ya que no estaba convencido de abandonar la URSS. Viajaron de Ucrania a Moscú y de ahí a Rotterdam, Holanda para embarcarse a América. Su destino final era Dallas, Tejas, a donde años antes había emigrado la hermana mayor de Roshka, la ‘tante’ (tía) Zlate, cuya familia había prosperado económicamente. Zlate -- que había cambiado su nombre o lallamaban Lottie -- había casado con Joseph Schepps,
empresario del ramo de lácteos, deseaba ayudar a la familia Zaslavsky a
establecerse en Dallas.. Sin
embargo, el gobierno de los Estados Unidos tenía establecido un sistema de
cuotas de inmigración con un número máximo por nacionalidad. En el momento de que se embarcaban a América, la cuota para los originarios de la
URSS -- aparentemente 30,000 -- se había cubierto ya para el año de 1925. Decidieron entonces que efectuarían una escala temporal
en México, vecino a Tejas, donde las restricciones a la inmigración no parecían
ser muy severas, permanecerían
allá unos meses e ingresarían a los Estados Unidos una vez que se reabriera la cuota para 1926. Después de una travesía
marítima en tercera clase que requirió
un mes, con escala en La Habana, y subsistiendo mediante una dieta compuesta
mayormente de patatas, llegaron a
Veracruz.
2003. Abril. ABC. Dr.
Serrano. Diagnóstico Correcto.
‘Carcinoma epidermoide de lengua de crecimiento
rápido’ fue el diagnóstico proporcionado el miércoles de semana
santa dos días después de la biopsia. Serrano dijo “Debido a
que la biopsia puede estimular el
crecimiento del tumor no esperaremos, te intervendré pasado mañana, viernes
santo. Tu te internas mañana a primera hora. No habrá vacación ni para ti, ni
para mi, ni para mi equipo”.
De
acuerdo con publicaciones norteamericanas oficiales, éste tipo de
cáncer que se localiza en la cavidad oral presenta una prognosis
que está íntimamente ligada
al grado de desarrollo o etapa
que guarda la enfermedad al ser diagnosticada y es el factor más importante que afecta el pronóstico del
padecimiento y establece la probabilidad de la posterior sobrevivencia del afectado.
Muchos carcinomas de lengua
no son descubiertos antes de que
se produzca una parálisis lingual. Para entonces es muy probable que el
cáncer se haya metastatizado (que
se haya extendido a otras áreas del cuerpo), lo que complica en extremo su tratamiento. En mi caso, el hecho que el tumor
produjera una lesión externa visible y que generara molestias fue
sumamente afortunado.
En lo que toca al
diagnóstico, debo mencionar, por banal que parezca, que toda persona se debe
hacer responsable de su propia salud y bienestar. Uno debe actuar de inmediato
si se presentan síntomas como los descritos. Evadir o posponer la consulta médica puede llevar a
consecuencias desastrosas. Si el origen de los síntomas no puede determinarse
en un lapso corto, uno debe insistir tanto como sea posible ante el médico, ya
sea del sector privado o público.
Existen instituciones gratuitas del Sector Salud como el Instituto
Nacional de Cancerología o el Instituto Mexicano del Seguro Social donde hay la
posibilidad de obtener un diagnóstico correcto y, en su caso, recibir un
tratamiento adecuado.
Toda lesión que se
presente en cualquier parte del cuerpo que no cicatrice en un período de dos
semanas debe ser considerada como sospechosa. Es considerablemente mejor para
uno estar equivocado sobre la seriedad de los síntomas y ser considerado terco
u odioso por los médicos, a que mas tarde se demuestre que uno tenía razón y
que no se llevaron a cabo acciones cuando hubiera sido oportuno.
1925. Veracruz
Imaginémonos la escena: los rusos rubios llegando al
puerto. El testimonio de la tía
Esia, la hija menor de Roshka, era que unos hombres morenos y bigotudos, con
grandes sombreros y machetes
subieron al barco y se les acercaron.
Pensó ella ‘¿A dónde
llegamos? De seguro nos van a
matar’. Eran sólo estibadores del
puerto que venían a ayudarles a
descargar el equipaje; con machetes y cordel en la cintura para amarrar las pertenencias
sueltas.
En el puerto de
Veracruz hace calor todo el año a menos que estén experimentando un frente
polar que trae frío y mareas fuertes. Durante tales eventos no era posible desembarcar por lo que seguramente
llegaron en un día caluroso. Clima
exótico, aromas de puerto y gente extraña. Descendieron del barco al
muelle y de ahí a la aduana a tramitar los documentos de entrada al
país. Los que traían consigo
seguramente estaban escritos en cirílico, ilegible para los funcionarios de
inmigración. No me puedo imaginar que hubieran podido obtener durante sus escalas traducciones certificadas
de los mismos. Quizá el tío Yosef, que tenía 14 años, y que aprendió algo de español durante la travesía, ayudó
con la traducción. Era un joven
brillante; un Parkinson temprano le arrebató la posibilidad de una vida normal.
En Inmigración los nombres de todos ellos,
probablemente por voluntad propia,
fueron hispanizados:
Roshka a Rosa; Juma a Ema;
Yidel a Idel; Herzl a Héctor; Esia a Esther; Yosef a José; Sasha Israel a Ismael, su apellido
Frenkl a Frank; Nahum a Nathán; y
el apellido Zaslavsky se recortó a Zaslav. El nombre de mi padre, a sus tres años de edad, se
transformó de Najum Frenkl Zaslavsky a Nathán Frank Zaslav. Alguna vez le
cuestioné a mi abuelo sobre su apellido. “Seide (abuelo), ¿por que razón no lo
cambiaste a López o Sánchez, apellidos
mucho mas fáciles de pronunciar?”
El se sonreía y no contestaba. Quizá no modificaron sus apellidos al grado de cambiarlos por
apellidos españoles, como algunos inmigrantes lo hacían, porque ellos no planeaban permanecer en
México.
La tía bisabuela Lottie
los esperaba en Veracruz y
todos abordaron el tren a la
Ciudad de México.
GRACE.
1971. Grace.
GRACE: Gracia, garbo, donaire, favor, merced, indulgencia, privilegio,
gana, disposición, talante, bendición.
Del ‘Nuevo Diccionario Inglés – Español de Cuyás, Appleton,
Quinta Edición’.
Conocí a
Graciela Márquez López en la Universidad Iberoamericana localizada entonces en
Churubusco una noche después de clases en un patio ubicado entre edificios de
salones. Me la presentó mi
entonces novia que era su compañera en la carrera de Psicología.
Ella la identificó como
‘Grace’ y, a partir de ese momento, siempre la he llamado, recordado y
me he referido a ella de esa guisa.
Graciela Marquez Lopez 1976
2003. Impacto inicial.
“Grace, pero si yo nunca
fumé, de hecho más allá de la
muerte de mi abuela paterna a causa de cáncer en el pulmón, no integro ningún grupo de
riesgo. Ella fumaba y yo nunca lo hice. Además
pienso que resulta ser un pariente lejano ¿o no? Si me cercenan la lengua deberás conseguirme una pistola, un
profesionista como yo no puede vivir sin hablar”.
Ahora
me avergüenza mi reacción inicial
que expresaba mi gran ignorancia,
inmadurez emocional, temor, rabia y el rápido deslizamiento
a una primera depresión
emocional. Demostraba mi total desconocimiento sobre la
multitud de aristas del complejo polígono que integran todos los aspectos
relacionados con el cáncer.
Durante 53 años había
sido un individuo muy sano. No
experimenté enfermedades graves ni lesiones serias por accidentes, a pesar de que
se presentaron muchas instancias
cuando hubiera podido sufrirlas --
como mas adelante lo describiré.
Mis únicas intervenciones
quirúrgicas habían sido por
anginas y hemorroides, ambas dolencias menores. Padezco de keratocono, una deformación de la córnea
ocular que se controla con lentes de contacto y que no me ha limitado
mayormente. La única lesión que
amerita mención consistió en la fractura de un hueso del brazo izquierdo por
una caída. Como a un buen número de personas, la suerte de no haber
experimentado nunca sufrimientos mayores
provenientes de problemas
médicos o accidentes serios me
llevó a creer que era invulnerable. Pensaba y me decía ‘las desgracias les ocurren
a otros pero no a mí’.
¿Ellos sí y yo no? ¿En
dónde estaba escrito que yo estaría exento de infortunio? A final de cuentas los dados
ruedan y todos formamos parte de
estadísticas donde el azar
nos situará.
El fuerte impacto
inicial recibido por el diagnóstico se
fue aminorando gradualmente
debido al apoyo de lo que llamo mi
‘red de seguridad’ o ‘red
de protección’. Red que en mi caso
se constituyó por mi familia
directa, por individuos inteligentes y/o sensitibles integrantes de mi familia
cercana y extendida, amistades
íntimas y algunos
médicos, incluyendo los
psicoterapeutas. Otro
factor que amortiguó el choque
inicial fue el relacionado con la esperanza.
Esperanza en que obtendría ayuda
superior, que saldría adelante;
certeza en que aún tenía cosas por hacer, que todavía no había llegado mi hora.
El mero transcurrir del tiempo, cada día adicional vivido, me iba confiriendo mayor seguridad en que permanecería en
ésta realidad. De algún modo me
estaba manteniendo con vida y, sin poder señalar alguna causa lógica que lo
explicara, sentía que así seguiría, al menos por un período
adicional.
Mi red de protección está encabezada por Grace y mis hijas.
Como se verá a lo largo de este relato, ellas, y en especial Grace han
sido un factor fundamental para el logro de mi sobrevivencia y mi gradual
recuperación.
1925. México DF y Monterrey NL.
Cuando la
familia Zaslavsky llegó a México su presidente era el general
Plutarco Elías Calles. El país aun se encontraba en período de pacificación
tras los años de guerra revolucionaria y las sangrientas pugnas
subsiguientes. La Ciudad de México
tenía algo menos de dos millones
de habitantes y presentaba gran
pobreza. Entre otras muchas
carencias no contaba con drenajes. Una importante porción de la zona que ahora se conoce como el Centro Histórico se inundaba en
época de lluvias ya que no había recursos para completar los servicios urbanos
iniciados durante la dictadura
porfiriana. A la familia no
le gustó la ciudad así que después
de una corta pausa decidieron iniciar el viaje al norte. Se detuvieron en
Monterrey, situado mas o menos a la mitad del trayecto a Dallas. Hicieron ahí una escala para esperar el
año nuevo.
Monterrey, que entonces tenía una población de 100,000 habitantes, era
ya un importante polo de crecimiento que se fundamentaba
en el desarrollo de actividades industriales y comerciales
alrededor de grandes empresas de cerveza, metalurgia, vidrio, cemento y
transporte. Años atrás algunas de estas empresas habían sido fundadas, al menos
en parte, por otros judíos, ya conversos, como los Garza y los Sada. Los
regiomontanos eran ya muy trabajadores,
y existía en la localidad una comunidad judía de 30 familias. La ciudad les agradó, por necesidad empezaron a trabajar y la escala tendió a hacerse permanente. Quizá se mantuvieron en definitiva en
Monterrey porque no quisieron
arriesgar un cambio de residencia adicional a otra ciudad y país desconocidos. ¿Cómo habrá reaccionado
Lottie, después de todo su esfuerzo por establecerlos en Dallas, ante tal
decisión?
Familia Zaslav, Monterrey circa 1940.
2003. ABC. Resonancia magnética.
El jueves de semana
santa, ya internado en el hospital ABC,
se llevó a cabo un análisis de
resonancia magnética
solicitado por Serrano para
observar al tumor y la posible metástasis del cáncer. El
técnico que manejaba el aparato
dijo, sin yo preguntárselo
-- estaba aún aturdido y muy verde
para hacer buenas preguntas --
“ánimo, no veo que el tumor se haya extendido mas allá de los
ganglios.” A final de cuentas seis de 22 ganglios estaban
afectados lo que en definitiva situaba al cáncer en Etapa III. El operador
resultó ser el primero de muchos
técnicos y personal no altamente
especializado del hospital --
encargados del manejo de aparatos,
enfermeras, ayudantes, camilleros --
que con sus comentarios optimistas me alentaban en los momentos más
difíciles del tránsito del padecimiento.
Al concluir el estudio referido, Serrano apareció por una puerta lateral
y dijo “ya observé lo que deseaba
ver, nos veremos mañana en el quirófano”.
Tuve pesadillas los días previos a la cirugía relacionadas con el futuro
estado de mi lengua y la probable
incapacidad de hablar; el inicio de sueños desgastantes sobre el padecimiento que recurrentemente me
han visitado, afortunadamente con frecuencia decreciente.
1925 – 1935. Monterrey.
¿Con que capital
empezaron los Zaslav a trabajar?
Parte del que produjo la venta de alguna joya que oculta en sus ropas
pudieron sacar de la URSS; quizá Lottie cooperó con alguna cantidad. Iniciaron su empresa comercial comprando mercancía al mayoreo y con
alguna traída de Europa, principalmente ferretera. Colocaban los artículos
sobre papel periódico en las
banquetas de la calles, frente a las fábricas, y la ofrecían a los obreros al inicio y final
de los turnos laborales.
Todos y cada uno de los
artículos en venta tenía un precio de
sesenta centavos, así que una de sus primeras palabras en español fue
sesenta, ¡a sesenta! A abuelita
Rosa la llegaron a conocer como la ‘señora sesenta’. Transportaban la mercancía
en un carretón tirado por un
caballo. A levantarse a las 5 AM o
antes para tener disponible la mercancía
a las 6 AM, al cambio de
turno y así hasta las 10 PM,
cuando iniciaba el turno de la noche. Quizá rotaban la ubicación del puesto
según el día de la semana y la productividad del sitio. Seguramente los hijos
varones mayores atendían el puesto en las horas extremas. Progresaron a base de su gran esfuerzo
que eventualmente les permitió establecer una tienda fija cercana a la estación de ferrocarril (igual que
en Kazatin). La tienda fue
instalada en uno de los primeros locales comerciales que se construyeron para
tal fin en la ciudad. Eventualmente los hijos se independizaron e iniciaron sus
propios negocios.
¿Cómo les habrá sentado el clima extremo de Monterrey? Seguramente representó solo una
molestia menor para individuos que habían librado grandes
obstáculos y experimentado un sinnúmero de vicisitudes.
Mas Sobre Origen y
CIRUGIA NUMERO 1.
1852. Nuremberg Alemania. Familia Hoeflich – Aldape.
Mi bisabuelo
materno, Wilhem Hoeflich
Gunther, nació en 1852 en
Nuremberg, Alemania, sus padres se
llamaron Karl Simon Hoeflich y
Anna Gunther, quienes permanecieron toda su vida en Alemania. Sus hermanos fueron Ludwig, Anna, Laura, Matilda,
Franz, Fanny, Albertina y
Augusta. Algunos de ellos se
mantuvieron en Europa y otros emigraron a Nueva Orleans y Houston en los
Estados Unidos. Wilhem, que no era
el primer hijo varón, probablemente decidió emigrar a America en busca de oportunidades de progreso, ya que la
costumbre de la época era que los
padres privilegiaran
económica y socialmente a los
primogénitos.
Ingresó a los Estados Unidos por el puerto de
Nueva Orleans en 1870, un año antes
de la unificación de los estados alemanes y la fundación del imperio,
ideado por Bismark., y siendo presidente de los Estados Unidos el general victorioso de la Guerra de
Secesión, Ulises Grant. En
su hoja de inmigración, de la que
tengo copia, Wilhem, a los 19 años
de edad, se identificó como comerciante; siguió hacia México donde casó con Petra Aldape, hija de Anselmo Aldape y Francisca de
la Garza,
originarios de
Durango. Un primo segundo me
relató que los tatarabuelos Aldape poseían un rancho en el estado de Durango
que alguna vez fue sitiado por indios apaches.
Wilhem Hoeflich y Petra Aldape circa 1880.
La
pareja Hoeflich Aldape fijó su residencia en Monterrey. Wilhem desempeñó varios empleos, uno de ellos como
contador de la Casa Holck que comercializaba productos químicos e implementos
agrícolas. Tuvieron siete hijos: Carlos, mi abuelo materno, Guillermo,
Federico, Ana, Rodolfo, Alfredo y Raúl.
Wilhem murió en Monterrey en 1905 y Petra en 1912.
Carlos
Hoeflich Aldape, él si primogénito, estudió una carrera de ingeniería electromecánica en Baton Rouge, Louisiana. A su cargo estuvo la instalación de uno de los primeros equipos de aire
acondicionado industrial en México, erigido en el cine Alameda, que se ubicaba en la avenida Juárez, en
el Centro Histórico del DF.
Familia Hoeflich Aldape circa 1910.
Mi abuelo Carlos Hoeflich eta parado y es el tercero de derecha a izquierda.
CIRUGIA NUMERO 1
2003. ABC. Dr. Serrano. Cirugía inicial.
El Dr.
Serrano me había transmitido su seguridad de que todo saldría bien y fui con
ánimo al quirófano. Ahí el ‘Tex Mex’, anestesista de su equipo
quirúrgico, señaló “no se preocupe
Sr. Frank, yo lo voy a cuidar mucho”.
Su dicho incrementó mi confianza y tranquilamente me dormí.
1985. Cuernavaca. Casas Bosque.
Después de los
grandes sismos de 1985, y hartos de la gran ciudad mis padres decidieron mudarse fuera del DF. Mi familia directa, que entonces vivía en Cuernavaca, contaba ya con sus cinco
miembros y necesitaba una casa más
amplia. Acordamos vivir juntos, y
localizamos dos casas en venta ubicadas en un predio en pleno bosque, situado
en la parte más alta y fresca de Cuernavaca. Por la lejanía del centro de la ciudad la propiedad se
ofrecía a un precio relativamente
bajo. En el aspecto
práctico, la propiedad era
perfecta para todos; contaba con jardín, alberca y con en número adecuado
de recámaras para las frecuentes visitas de mis hermanos y el creciente
número de nietos.
Desgraciadamente las familias,
a través del tiempo y por diversas causas que provinieron de problemas originados por la convivencia, se
distanciaron. Sin entrar en
detalles, el cariño que había entre Grace y mi madre se deterioró fuertemente. Para mí desilusión
y pese a mis esfuerzos, el distanciamiento se extendió entre mis tres hijas y su abuela y eventualmente con parte de mis
hermanos y sus hijos. Sin embargo,
la civilidad se mantuvo y la coexistencia, aunque fría, siguió siendo pacífica.
2003. Pleito.
“¿Qué parte de la
oración: Mauricio tiene un carcinoma de lengua y lo operan el jueves próximo a las 9 AM, no entendiste Martha?” No entendieron o no quisieron entender.
Mi madre y Alejandro llegaron a la habitación del hospital cuando
ya me habían trasladado al quirófano sin que hubiera tenido
oportunidad de verlos antes de la
intervención, asunto importante
para mí debido a mi endeble condición anímica. .
Mientras yo dormía, según
me cuentan, Ilana, mi hija mayor, reflejando el sentir de
Grace, reclamó a su abuela y tío
por la tardanza, “abuela, él te
quería ver antes de que se lo llevaran al quirófano, ¿Cómo es posible que no
hayas llegado a tiempo?” El
cuestionamiento en tono demandante irritó sobremanera a mi hermano, se intercambiaron palabras
altisonantes y la tensión acumulada por años, como vapor contenido en una olla
de presión, escapó y derrumbó la
fachada mantenida de ‘aquí no pasa nada’. Explosiones como la descrita
ocurren entre las mejores familias en momentos de
presión y nerviosismo. Así y todo fue una lástima que en
éste caso las desavenencias familiares, disimuladas por largo tiempo, hubieran hecho crisis durante una emergencia, cuando hubiera sido necesaria la calma y la solidaridad de
todos. Afortunadamente, calma y solidaridad han sido y siguen siendo el signo que ha enmarcado el hacer y sentir de mi familia directa. Mucho se rompió entre mamá e hija política, por un
lado, y abuela y nietas por otro.
Diferencias que desafortunadamente
aun no se ha podido conciliar, y
un distanciamiento que probablemente nunca se supere.
1863 – 1890. Linares, Nuevo León.
Carlos Hoeflich
casó con Carmen Valdés cuyos
padres, mis bisabuelos, se llamaron
Jesús María Valdés y Carmen Morales Fuentes. Eran originarios de Linares, Nuevo León. Carmen Morales nació en 1861, tres años
antes del desembarco en Veracruz de
Maximiliano de Habsburgo quien llegó a Veracruz ante el júbilo y
algarabía de sus admiradores.
Familia valdes Morales. De izq a der. Maria Vakdés, , Jesus María Valdes , Carlos Hoeflich. Carmen Valdés y sentada Carmen Morales de Valdés, Mmterrey circa 1890
El príncipe austriaco había sido
invitado a México por los Conservadores para fundar el Segundo Imperio
Mexicano. Los únicos datos que dispongo sobre mi
bisabuelo Jesús María son que él
era ‘muy buena persona’ y el
nombre de su madre:
Clemencia. La madre de
Carmen se llamó Porfiria Fuentes.
Tengo de mi bisabuela una copia de un documento de 1881, muy bien redactado en
su puño y letra en donde felicita
a los miembros de una ‘Sociedad de
Amigos del Progreso’, organización
fundada dos años antes en Linares, al inicio del porfiriato y solo siete años
después de la muerte de Benito Juárez. Quizá el ideario del Benemérito influyó en su pensar
progresista que llama la atención por haberse manifestado en una época y dentro
de un entorno provinciano marcadamente
conservador.
Los Morales Fuentes poseían
una parte de una hacienda de tamaño indefinido en Hualahuises, un
pequeño poblado cercano a Linares, en la que Carmen aparentemente perdió su
participación por malos manejos de uno de sus hermanos. El matrimonio tuvo dos hijas: María
Librada y Carmen (Carmela). Carmen Morales de Valdés murió en Monterrey el 7 de
diciembre de 1941, el día del
ataque japonés a Pearl Harbor.
1922 – 1940. Monterrey. Familia Hoeflich
– Valdés
Mis abuelos
maternos, Carlos y Carmela, tuvieron ocho hijos de los cuales solo Martha
Hoeflich Valdés, mi madre, la
quinta nacida en 1922 sigue con
vida., La familia Hoeflich Valdés, tan extensa, tuvo una larga serie de problemas económicos -- entre otras
razones por que el abuelo Carlos se daba a la bebida, -- así que se vio
obligada a dividirse. Unos permanecieron en el DF mientras que mi madre y una hermana menor, a temprana edad, fueron enviadas a Monterrey
para vivir con la hermana mayor de mi abuela: la tía
María. Maria (Mariquita para sus alumnas) nunca se casó, dedicó
su vida a la educación y a la literatura.
Estudió en la Escuela Normal la carrera de maestra y, adelantándose a su
época, fundó el primer colegio privado para niñas y señoritas en Monterrey,
donde mi madre cursó estudios hasta el nivel comercio. María publicó varios libros, incluyendo algunos de texto para la
Secretaría de Educación Pública y,
sin nunca haberlo conocido cara a cara,
sostuvo una larga
correspondencia con el poeta Amado Nervo.
Las cartas del bardo están en posesión de mi madre que heredó de la tía
sus efectos personales.
María Valdés vivió más de 90 años y ha sido reconocida como una importante educadora en los anales históricos del Estado de
Nuevo León.
A mi abuela Carmela
la recuerdo como un persona dulce y paciente. Carlos murió de tifoidea complicada por cirrosis hepática en 1955, y Carmela
falleció de problemas cardiacos en 1975.
CIRUGIA NUMERO 1 (Mas).
La intervención tomó ocho horas. El Dr. Alan Legaspi, cirujano oncólogo
de cabeza y cuello del ABC, encabezó la cirugía secundado por el Dr. Serrano.
Inmediatamente después
del procedimiento, el Dr. Serrano le informó a Grace que él estaba satisfecho
con el resultado de la operación. Se extrajo la totalidad del tumor y los
bordes quedaron limpios. Los médicos retiraron toda la cadena ganglionar del
lado del tumor en que, como ya mencioné, seis de 22 ganglios estaban
afectados. Extrajeron también la
porción dañada de la lengua (el 30 por ciento del órgano). Como los tejidos que
rodean la zona intervenida se inflamaron excesivamente, fue necesario practicar
una traqueostomía—una perforación en el cuello para acceder a la traquea (el tubo respiratorio), donde se
colocó una cánula. La función de este aditamento ligeramente curvo de unos 10
cm. de longitud es la de impedir que la incisión se cerrara—ya que todas las
heridas tienden a cerrarse—y retirar el exceso de flemas. La respiración se
lleva a cabo a través de la cánula y no por nariz o boca.
Considerando que no
podría ingerir alimentos ni bebidas, los galenos colocaron un catéter o sonda
naso-gástrica. Este segundo
aditamento es un tubo delgado y flexible que pasa de la nariz a través de la
nasofaringe y el esófago hasta el estómago. El conducto se utiliza para colocar
nutrientes directamente dentro del estómago. Estuve 36 horas en la unidad de terapia intensiva (TI)
conectado a un respirador y a otros aparatos. Posteriormente me trasladaron a
una habitación de cuidados intermedios: Allí Jimena, una hábil enfermera especializada, le mostró a Grace
cómo aspirar la cánula para limpiarla y cómo cambiar el vendaje de la herida
quirúrgica. Grace empezó a mostrar su talento al llevar a cabo estas
tareas eficientemente. Después de
seis días en el hospital me dieron el alta y nos fuimos a casa.
1925 – 1945. Monterrey.
Mis abuelos Frank Zaslav se
dedicaron al comercio y cuando les fue posible montaron una tienda de ropa en
la Calzada Madero en Monterrey. Mi abuelo Ismael había estudiado contabilidad
en la URSS, y como profesionista
imposibilitado para ejercer su carrera en un país nuevo debido a
limitaciones de idioma y de certificación profesional, no le hacia feliz el dedicarse a comercializar calcetines y otras
prendas. Tampoco le atraía flejar
cajas para su embarque, ni realizar viajes de venta a entonces polvorientos
pueblos de Nuevo León como Lampazos y Ciudad Anahuac. Tuvo adicción por el juego y perdió en él mucho dinero. No deseaba que su único hijo tuviera
que seguir sus pasos así que le facilitó, mediante un gran esfuerzo económico,
el estudiar la carrera de ingeniero arquitecto en la Universidad de Tejas. La
institución esta situada en la
ciudad de Austin, a unas cuantas horas por carretera de Monterrey. Mi padre fue
el único de su generación de amigos que cursó estudios profesionales. Todos sus
contemporáneos se dedicaron al comercio
y casi todos hicieron mas dinero que él. Mi abuelo murió en 1959 de un
infarto cardiaco a los 59 años de edad. Lo recuerdo como un individuo muy
afectuoso.
2003. Estrategia informativa.
Inmediatamente después del diagnóstico de cáncer le solicité a Grace que, cuando las hubiera, me dosificara las malas noticias. Limité también mi investigación sobre la enfermedad, los tratamientos, las secuelas que podríamos esperar y sobre las posibilidades de
recuperación. Las razones de
mi proceder se dieron por mi forma
de ser y percibir la realidad. Mi
pensar era que la dosificación de información operaría como
un mecanismo de defensa, como un escudo emocional. El no especular sobre el futuro a corto plazo en momentos de
crisis y angustia reduciría la
incertidumbre y la ansiedad, y
permitiría enfocar toda mi energía
sobre el evento en ciernes para lograr superarlo. Grace lo
comprendió y aceptó participar en el esquema solicitado. Debo mencionar que esa
dosificación es un arte; el
decidir que informarme y que callar o diferir requiere comprensión del tema,
juicio y mucha paciencia. Ella
desempeñó correctamente su papel durante un largo intervalo, comentando todos
los hechos solo con Nadine.
Para bien o mal mantuve durante un largo período expectativas de
recuperación poco realistas. Me
auto convencí que eventualmente
volvería a un estado de normalidad o muy cercano a éste. La perspectiva desmedida me
permitió enfrentar con mayor aplomo las cirugías, lograr rápidos período de recuperación
postquirúrgicos y obedecer a pie
juntillas las instrucciones médicas. Los doctores tratantes no se
percataron de mi optimismo exagerado
o, si lo hicieron, no
quisieron moderarlo, quizá por razones análogas a las expuestas. No sé como hubiera
respondido de haber recibido un
gran impacto negativo puntual o si
hubiera sospechado que la recuperación resultaría larga, penosa y muy incierta. Irónicamente, a costa de haberme engañado a
mí mismo y de haber
procedido de forma egoísta al cargarle la responsabilidad
de la toma de
decisiones a Grace, logré mantener una actitud positiva, y
evitar así depresiones emocionales muy agudas. Grace: ¡Perdóname!
1947 – 1949. Familia Frank - Hoeflich.
Martha y Nathán, mis
padres, se conocieron siendo
adolescentes en Monterrey. Después de un largo romance, contra viento y marea
se casaron en 1948. La época y la
ubicación geográfica eran extremadamente desfavorables para que
un judío y una católica se unieran
en un matrimonio que enfrentaba
una fuerte oposición familiar, especialmente de la de mi padre. El casamiento generó un escándalo dentro de la
comunidad judía regiomontana, magnificado por el apellido alemán de mi madre, a
tan solo tres años del final de la Guerra Mundial, cuando ya se conocía de las
atrocidades del nazismo perpetradas en Europa contra los judíos. Como ella no se convertiría al
judaísmo y había exigido casarse en la Iglesia, obtuvo un permiso del Vaticano
para desposarse con un individuo no católico en ceremonia especial. Ignoro lo que mi padre le comunicó a su
círculo cercano, lo cierto es que ningún miembro de su familia o de su círculo
de amistades judías asistieron a la ceremonia nupcial y brindis posterior.
Inmediatamente después de la boda, junto con otros mexicanos judíos, se
trasladaron a Nueva York para embarcarse en un pequeño buque llamado ‘Marine Carp’ hacia el naciente estado
de Israel. Su objetivo era el de unirse como voluntarios en el esfuerzo militar para lograr la independencia
del Estado Judío. A final de cuentas,
del grupo mexicano, sólo ellos se embarcaron en el navío. Los otros candidatos a voluntarios se
arrepintieron a última hora ante el extremado riesgo que representaba
desplazarse a la zona hostilizada. Los núcleos de población judíos estaban siendo
bombardeados frecuentemente e Israel se enfrentaba a ejércitos de cinco naciones árabes vecinas.
Su estancia en
Israel resultó ser una temporada rebosante de nuevas experiencias, sobre todo
para ella, casi la única
voluntaria no judía en un país completamente extraño, situado en Asia, y en pié
de guerra. Se les asignó un
pequeño departamento en Tel-Aviv, conviviendo con otros voluntarios originarios
de multitud de países. En un
principio ocultaron el hecho de su catolicismo, pero una vez que ella mostró su
desconocimiento absoluto de las costumbres y tradiciones judías – apagó unas
velas ceremoniales que pensó se habían dejado encendidas por olvido durante el
shabat – informaron a sus vecinos y compañeros voluntarios que no era judía, lo
que le valió aún mayor respeto y aprecio de los que la rodeaban.
Sin ir al frente, mi
padres recibieron grados del
ejército israelí, ella de sargento en el área de Codificación y él de teniente
en Ingeniería Aérea Militar. Ambos recibieron condecoraciones por su
voluntariado y formaron lazos afectivos con otros voluntarios que perduraron
casi hasta el presente. Después de catorce meses de permanencia
en Israel, estando mi madre embarazada, regresaron a Monterrey donde nací en octubre de 1949.
La promesa expresa de mi padre
que sus hijos serian educados como católicos se vino abajo. No pudo
mantener su palabra al ver que su
primogénito era varón. En su forma de ver, un bautizo sería una traición al judaísmo que él no podía enfrentar. Procedió entonces a que me
circuncidaran en un rito judío lo que consistió el primer agravio a mi madre de
algunos más que se darían a lo largo de los años.
Mis padres se
quisieron mucho y mostraron mucho
valor en sus acciones, pero nunca fueron capaces de resolver de fondo las
diferencias que sus muy distintas culturas y puntos de vista sobre identidad propia y de sus
hijos generaron. Diferencias que
originaron encono entre ellos y aprehensión, confusión y malestar entre su
prole, y que influyeron en gran
medida sobre mi comportamiento y
actitudes durante mucho años.
Nathan y Martha Frank circa 1956.
Cuernavaca Dorada y
Tratamiento Postoperatorio.
1951- 1953. Cuernavaca dorada.
Al regreso de
Israel mi padre aceptó un empleo ofrecido por un concuño en Guadalajara
donde vivimos un año. El trabajo
no perduró. Mi padre no tenia
madera de empleado así que
asociándose con un amigo que había conocido en la Universidad de Tejas, decidió
probar fortuna en bienes raíces y construcción en Cuernavaca a donde nos
trasladamos en 1951.
De la fiesta de mi tercer aniversario provienen los recuerdos más antiguos. El primero de ellos es sobre mi
madre -- excelente organizadora de eventos festivos para sus hijos --
que colocaba dentro de la
piñata junto con dulces y frutas pequeñas
pistolas, quizá de material plástico, que entonces se empezaba a utilizar en la
manufactura de juguetes. Recuerdo
claramente que tramposamente me desprendía de la venda ocular para ser yo quien
rompiera la piñata.
Cuernavaca contaba
con casas enjardinadas. Si uno es pequeño los espacios son
grandes, lo que motivaba a los
niños a correr por todos lados,
consumiendo su exceso de energía. Experimentaba un sentimiento de enorme libertad que todo lo
envolvía; espacio, sol, alberca, plantas, el cotidiano jugar.
Con Alejandro, mi hermano, buscaba continuamente que fechoría
cometer. En los amplios jardines del Hotel
Maryk sacudíamos la cuna del bebé de los dueños, amigos de mi padres, quienes ni tardos ni perezosos nos pusieron el mote de ‘Pequeños
Monstruos’, sobrenombre que se nos
aplicó por largo tiempo. Me
pregunto si no existirían otros niños inquietos en el entonces somnoliento
pueblo de 50,000 habitantes. Todas
las personas que no integraban la familia directa me consentían descaradamente -- consentían al
hijo mayor del Ingeniero Frank. Mi
actuar protagónico desde muy temprana edad causaba hilaridad a quienes me rodeaban y era el origen del dejarme
hacer.
Del
jardín de niños de gobierno
‘Evolución’ -- donde
asistía desde los dos años, y donde algún vivo o necesitado me sustraía las
mantecadas que mi madre me entregaba cada mañana para el almuerzo del recreo --
me transfirieron al Instituto Americano. La escuela privada era dirigida por una pareja de austriacos
judíos sobrevivientes de la Segunda Guerra Mundial. La mutua simpatía entre ellos y mi familia se dio de inmediato con el resultado de hacernos a los Frank alumnos favoritos. La escuela, instalada en cuatro casas
antiguas situadas en la colonia
Vista Hermosa, contaba con áreas muy extensas, jardines, areneros, alberca y un
establo.
De tres
en tres nos montaban sobre unos vetustos jamelgos para llevarnos a pasear a la cercana zona
arqueológica de Teopanzolco, donde aún se podían encontrar
fragmentos de obsidiana. Las pequeñas lajas negras se intercambiaban por la moneda corriente de todos los
alumnos varones de la escuela: las
canicas. Los areneros
del plantel se utilizaban para los justas
de canicas que se
llevaban a cabo los sábados, al
finalizar las clases de gimnasia o trabajos manuales. Los duelos de ‘cuicas o cuirias’ podían
durar horas’. Las canicas
más valiosas eran las ‘florecitas’
o ‘tréboles’ de manufactura
norteamericana que se trocaban por 15 o 20 ‘agüitas’ o ‘tiros’ de origen local. Hay que notar que ésta desigual
tasa de cambio se ha dado desde la época de los espejitos europeos hasta la actualidad por una jornada de trabajo de un
indocumentado en Arizona o California.
Mi hermano afirma que una vez mi madre le obligó a devolver la entonces
fortuna de cinco pesos, obtenida a cambio de un raro
trébol color café. A fin de
cuentas se quedó sin el dinero y sin la canica y eso le quitó, según él, y desde entonces, cualquier
deseo de dedicarse al comercio (es
hoy día un científico renombrado).
Mi gran suerte o
bendición para evitar accidentes, sufrimiento o algo peor se remonta a una
primera ocasión cuando un parpadeo
de mi madre derivó en que me perdiera durante un buen rato en el mercado municipal
de Cuernavaca. Fui encontrado después de un sinnúmero de angustiosas vueltas
alrededor de los puestos de frutas, verduras y flores y…. Sigo Aquí. Cómo más adelante se verá,
si hubiera sido un gato, por lo que he experimentado a la fecha,
habría gastado ya una buena parte de las nueve vidas que se les atribuyen
a los felinos.
Mas Sobre Cuernavaca y
Tomografías.
1953 – 1956. Cuernavaca dorada II.
En la casa de
Tlaltenango en Cuernavaca
viví mi primera experiencia
sexual. Las sirvientas se
divertían conmigo los domingos, único día que mis padres nos dejaban solos con ellas por unas cuantas horas. Áurea y Chucha me subían a su cuarto de
azotea, me desnudaban y se desnudaban y me colocaban sobre ellas. Me
solicitaban, creo que de buena manera, que les tocara aquí y allá; y creo que
lo pedían amablemente porque mis recuerdos de estos encuentros son placenteros. También estoy
consciente que me encontré en alto riesgo de sufrir daños emocionales perdurables. Afortunadamente, continuando con mi buena fortuna para no
experimentar sufrimiento, no ocurrió perjuicio alguno; ellas no me lastimaron y mi madre solo se enteró de
sus andanzas, con gran sorpresa y extrañeza de su parte, muchos años
después.
En el patio
de la casa mi hermano y yo apilábamos arena para hacer
pequeños montículos. Competíamos para ver cuántos permanecerían intactos hasta el
día siguiente. En más de una ocasión me levantaba
temprano, derruía su obra de la
tarde anterior y ufano le decía que yo construía mejor que él. En otra oportunidad le vendí a un niño
vecino un camión cisterna de juguete que mi hermano había recibido en navidad y
que había dejado olvidado en el patio. Aunque algunas veces mi afán de siempre ganar me hacía equivocarme,
como en una ocasión cuando alguien
nos trajo un regalo de canicas que incluían un ‘ojo de venado’, tan apreciado como los tréboles americanos. Originalmente no lo identifique como tal y mi hermano, que escogía después de mí, conforme al reparto acordado, se
lo quedó. Nada pude hacer ya más
que un gran coraje.
En un festival de primavera organizado por la escuela hizo
acto de presencia el entonces famoso Doctor IQ. Ante todos los alumnos sentados en una especie de tribuna
inicio sus preguntas que de ser
contestadas correctamente merecerían un premio. Por mas que alzaba la mano y
que gritaba ¡yo! ¡yo! nunca me
preguntó. Ante mi desencanto y envidia, eligió preguntarle a mi hermano que asistía al jardín de niños. Alejandro respondió
acertadamente y recibió como premios diez pesos y un frasco de miel Carlota, producto procesado localmente.
Me lo tuve merecido. Todas
postales nítidas de mi continuo intento de protagonismo. Ésta resultó ser una época feliz, llena de fiestas de niños , con frecuentes
días de campo, de alberca, de comer tacos con los albañiles en las obras en
construcción de mi padre, de navidades celebradas con la familia de mi madre en
Monterrey o Guadalajara, de
algunos ‘seder’ (cena) de Pascua con la familia paterna en el DF y de frecuentes escapadas a Acapulco en fines de semana largos, o incluso
normales.
Aprecié mucho de mi
madre su ingenio y creatividad
para proporcionarnos
regalos a pesar de que la situación económica no era la mejor. Después de pasar
la navidad en Monterrey nos
trasladábamos a Laredo, Tejas a comprar ropa, juguetes, canicas y pequeñas postas para los rifles de
aire comprimido que utilizábamos para tratar de cazar pájaros, afortunadamente
con muy pobre resultado. El mayor éxito de mis vecinos matando pájaros con aditamentos de baja tecnología
(piedras con un tirador de hule)
me causaba gran envidia.
Era en la frontera americana cuando mi padre, generoso en la material
como siempre, hurgaba en su cartera para que no nos
quedáramos sin satisfacer algún capricho de último momento.
En 1956 nos mudamos
a una casa con jardín y alberca
que mi padre había construido en
las cercanías del centro de Cuernavaca. Mis hermanas
Katya y Mayra, recién llegada, completaron la familia Frank Hoeflich.
En los anocheceres jugábamos al escondite
mediante bote pateado con los
niños vecinos en la oscuridad de la calle. Tramposo yo como de costumbre, aprovechando
el escaso alumbrado público,
intercambiaba camisas
con algún otro participante para
confundir al dueño momentáneo del bote.
Tramposo
también al saltarme muchas
lecciones del libro de lectura de primer año de primaria para ser
reconocido como el alumno más adelantado del salón en lectura. Lo que fuera necesario con tal de ser
protagónico.
En esa época llegaban a Cuernavaca a veranear artistas de Hollywood, mi padre conocía a algunos de ellos
como Linda Christian y su esposo Tyrone Power. Sus hijas Tyreen
y Romina iban a nadar a la alberca de nuestra casa nueva. Desafortunadamente no
hablaban español ni yo un inglés suficiente para hacerme entender. En broma he
reclamado posteriormente a mi
madre el no haberme aconsejado una estrategia a seguir para conquistar a alguna de ellas.
Instituto Americano.
La escuela
funcionaba también como internado a tiempo parcial y completo. La población de
la escuela se incrementaba notoriamente en los veranos. Los padres de muchos
internos eran divorciados o vivían fuera de México. Me pregunto cómo afectaría
a los alumnos de varias nacionalidades forzados a quedarse en la escuela
permanentemente.
A partir de los grados inferiores de primaria se hacía una clara
distinción entre los alumnos “aplicados”, “matados”, “burros” y “vagos”. Términos entonces tan comunes que fueron
utilizados en películas taquilleras de la época como ‘Maclovia,’ en cuyo
argumento en una escuela primaria le aplicaban el epíteto de “jumento” a Pedro
Armendáriz, talentoso actor que
hacía el papel de un campesino adulto deseoso de superar su analfabetismo.
Pedro Armendáriz y Maria Felix - Maclovia 1958.
Los maestros utilizaban
insensiblemente estos calificativos que etiquetaban a los alumnos. Todos, incluyéndome, repetíamos como loros los
insultos como si fuera una cuestión completamente natural. El primer día del curso de tercer grado
de primaria una niña que había suspendido el segundo grado fue sacada a empellones de la fila ante
el regocijo general. “¡Burra, tu reprobaste! Fórmate en la línea de segundo grado.” Trato traumático para una niña de nueve
años, máxime que su hermana menor, también compañera de año, si había aprobado
el grado.
1957. Polio infantil.
Cuando tenia un año de
edad, la poliomielitis infantil atacó a Patricia, una de mis primas de
Monterrey. Requería de atención
médica en el DF así que su familia, por la insistencia de mis padres, se mudó con nosotros a Cuernavaca ubicada
a una hora de manejo del consultorio del doctor que la atendía en el DF. Claramente recuerdo que su madre le ayudaba a ejercitar las piernas mientras que respondía a mis variadas preguntas:
¿Cuándo va a caminar, correr, brincar? Verla sobre la cama durante sus ejercicios me llevó,
probablemente por primera ocasión a
preguntar, no a alguien cercano, sino mirando hacia arriba ¿Por qué?
En corto ella
enfrentó y superó muchas operaciones a lo largo de su etapa de
crecimiento, estudio medicina, se
casó, procreó tres hijos, cuenta
con un marido que la quiere y apoya, y desarrolló un negocio propio. Siempre ha mostrado gran fuerza e inteligencia. En todos sus logros ha estado, a mi
juicio, la respuesta al ‘para que‘, que no al ‘por qué’ de su afección.
2003. Primera Recuperación.
En caso de que
fuera necesario Grace contrató un servicio de proveeduría de oxigeno a
domicilio. Durante dos semanas no pude hablar ya que la cánula traqueal lo
impide. Me comunicaba a través de un lenguaje manual a señas basado en letras
del alfabeto que desarrollé para jugar con mis hojas cuando eran pequeñas.
Grace lo aprendió de inmediato y tuvimos así una forma razonable de comunicación.
Dos semanas
después de la operación, el Dr. Serrano retiró la cánula traqueal, de inmediato
pude hablar y la primera palabra que dije fue ‘Grace’. La perforación se cerró sin ningún
problema. Por otro lado, la sonda naso-gástrica debería permanecer en su sitio
algunas semanas mas,
Muy pronto empecé a desplazarme alrededor de la sala y comedor de casa. La
caminata siempre ha sido mi
ejercicio favorito y,
afortunadamente, al poco tiempo la pude reiniciar en un parque cercano acompañado por Grace y
los perritos. Los días transcurrían leyendo, jugando cartas y
Escríbelo, viendo
televisión. El ‘Ensure’, un suplemento alimenticio
liquido que era mi único sustento,
se suministraba por gravedad a
través de la sonda naso-gástrica.
La vida prosiguió, mis hijas
avanzaban en sus estudios,
recibíamos visitas de familiares y amigos. Pude recomenzar el trabajo en forma
limitada en línea desde casa. Me
reincorporé a la empresa en
septiembre. Requerí de cinco meses para recuperarme lo suficiente como para reiniciar mis actividades
laborales. Durante las primeras
semanas acudía a la planta
acompañado por Grace y solo durante unas pocas horas al
día. Poco a poco las horas se
fueron incrementando y Grace dejó de acompañarme. Se presentaron varias
condiciones nuevas que no
secuelas. Algunas permanentes
como cierta pérdida de equilibrio, dificultad para conducir
el automóvil, cansancio temprano y, por momentos, incapacidad para concentrarme.
La sonda nasogástrica fue
retirada a pesar de que solo
podía deglutir pequeñas cantidades de alimentos
sólidos, así que mi alimentación se basaba en Ensure y en comida molida.
La
empresa me apoyó sólidamente en un principio. Se tuvo paciencia y el sincero deseo de que me recuperara. Siento que en realidad la
reincorporación al trabajo fue parcial y no logré recuperar del todo mi
condición previa a la cirugía. Mis compañeros de trabajo me cubrieron
adecuadamente durante éste periodo.
1957. ¿Me voy a morir?
A los morelenses y
a los escorpiones les tocó convivir en equilibrio precario. Existen muchas leyendas y anécdotas
sobre la ponzoña del alacrán. A mi
me inoculó uno en un pie estando
sentado en el suelo viendo
televisión. Llamaron de
inmediato al médico familiar a cuya llegada pregunté ¿Me voy a morir?
El que se murió inmediatamente después de la picadura fue el
insecto. A mi su veneno no me
afectó en lo mas mínimo mas allá del dolor inicial por el
piquete.. Tampoco se presentaron consecuencias a una segunda picadura poco
tiempo después. Durante años el médico, gran amigo de mi
familia, narraba entre sonoras
carcajadas mi ocurrencia. ¿Habrán sido buenos auspicios de mi resistencia futura?
Dr. Villalobos.
2003. ABC. DR. VILLALOBOS.
El Dr. Serrano me
refirió con el Dr. Alberto
Villalobos Prieto, hematólogo-oncólogo y
quimio-terapeuta,
integrante también del cuerpo médico del Hospital ABC. Villalobos señaló “tu cáncer es
curable, Serrano llevó a cabo una
cirugía oncológicamente perfecta” –
frase que ante mí le repitió a él en el teléfono. “Ahora seguirá el tratamiento
para minimizar el riesgo de recidiva”. Según él mismo y según Grace, comentó
con nosotros de las probables secuelas del tratamiento. Seguramente lo hizo aunque posiblemente sin mucho
énfasis. Yo no lo escuché o no lo quise escuchar. Algo que claramente recuerdo que mencionó: “mataremos a las células
cancerosas y, desafortunadamente,
también tejido sano”.
¿Cuánto tejido sano?
Es precisamente esa
cuestión un tema fundamental
dentro de lo que resta de éste relato. También señaló
“por el alto riesgo de reincidencia en este tipo de cáncer, el tratamiento conjunto que aplicaremos es extremadamente demandante y ha matado a
personas que no lo han tolerado, no obstante, yo te veo fuerte y con capacidad
de resistirlo”. Me dije ‘el doctor exagera’.
Posteriormente caí en cuenta que
se estaba refiriendo
primordialmente a los
impactantes efectos que las probables secuelas traerían más que al tratamiento puntual
en sí. Yo consideraba,
inocentemente, que el haber salido adelante con cierta facilidad de una
cirugía mayor me otorgaba una alta probabilidad de superar exitosamente un mero tratamiento.
La ignorancia de uno era dicha completa.
A partir de ese
momento Villalobos se convirtió, por decisión nuestra, en el médico tratante a
ser consultado sobre todas las cuestiones relacionadas con el padecimiento y lo
siguió siendo prácticamente hasta la fecha.
Por sus
instrucciones, acudí a una instalación
médica en la UNAM donde
operaba un ciclotrón, única instalación en el que en ese entonces se podía
llevar a cabo un estudio PET
(tomografía por emisión de positrones). Se requería un análisis
para localizar áreas donde pudieran estar ocurriendo procesos de
tumoración. El diagnóstico
señaló varios sitios
sospechosos: uno cercano a
una vértebra, otro en el área de la axila derecha y uno
más en un ganglio cercano a un pulmón.
En el informe escrito se señaló que la actividad metabólica en esos
puntos podría suponer un avance a
un estadío o etapa IV de la enfermedad.
Costo del estudio $ 30,000.
El dinero, o mas bien su falta, empezaría a ser un factor a considerar.
Los empleados
de la empresa donde laboraba contábamos con un seguro de gastos médicos mayores
con un monto tope de $1.8 millones, a mí
parecer más que suficiente
para cubrir todos los gastos relacionados con el padecimiento. La ignorancia de uno era dicha completa.
1957. Mi bisabuela Rosa.
“Abuelita, mis (inteligentes) niños volvieron a obtener primer lugar en
sus respectivos salones de primaria, aquí están los diplomas”-- presumía mi madre en una visita en el DF a mi bisabuela quien de inmediato espetó ”¿Acaso todo los demás son
tontos?” Mi bisabuela no aceptaba fantochadas tan
fácilmente. Me gustaría
poder recordar la expresión de mi
madre después de la mordaz réplica.
Mi hermano y yo éramos incuestionablemente niños despiertos,
pero el consentimiento y la empatía hacia nosotros provenientes de los
directores de la escuela deben
haber influido en la
obtención de premios académicos. Hay que
decir que mi hermano fue
excelente estudiante durante toda su vida escolar mientras que yo no lo fui.
Mi bisabuela Rosa vivió mas de 90 años y se convirtió en un personaje fundamental para entender de donde vengo. Algunos domingos, cuando me quedaba a pernoctar en su casa para ayudarle a
cuidar al tío José, limitado por el Parkinson, respondía a mis preguntas,
narrando las peripecias de la familia en Ucrania, relatos que nunca olvidaré.
Bisabuela Rosita, DF circa 1960.
Mas allá de mi familia directa, otros personajes que me han impactado lo constituyen la
tía María Valdés; Yolanda -- la amiga mas querida de mi madre
-- madre ella uno de mis mejores amigo, dueña de una
sorprendente claridad mental y del
don y el deseo de hacer sentir bien a quienes la rodean; la tía Musia, única hermana de mi padre, luchadora incansable,
sobreviviente y amante de la vida
y la prima Patricia, parangón de fortaleza ante los embates de la polio. Todas estas mujeres forman la porción
mayor del muy reducido grupo de individuos a quienes realmente admiro.
2003 – 2004. Cityscan, Estudios TAC.
Con el objeto
de dar seguimiento a una posible recaída o metástasis del cáncer, se llevaron a
cabo un total de ocho estudios basados en tomografía axial computarizada (TAC)
en ‘Cityscan entre mayo de 2003 y octubre de 2004 (dos más se llevaron a cabo en 2006 y 2008). Al entrar al gabinete me aplicaban una
inyección intravenosa de yodo radiactivo, substancia que se utiliza para lograr nitidez adecuada en la
imagen captada. Contrastaban el frío externo causado por el aire
acondicionado a baja temperatura que requiere el equipo para su mejor funcionamiento y el calor
interno en mi pecho generado por el
yodo. La cabeza curva que registra
las imágenes se mantiene inmóvil.
Se apreciaba una luz roja que giraba dentro de ella (según yo. similar a
la del robot Gort de la muy mala segunda versión de la película ‘El Día que la
Tierra se Detuvo’). Al mismo tiempo, se escuchaba un zumbido que se iba
incrementando en tono.
El mecanismo desplaza hacia
adelante y atrás la mesa sobre la que yo descansaba boca arriba, efectuando cortes ópticos cada dos milímetros, como un detective de caricatura con
boina y lupa en busca de
crecimientos sospechosos. Después
de 45 minutos se completaba el estudio.
El Dr.
Criales, a cargo de interpretar los
estudios, siempre decía lo mismo: “en primera instancia no se detecta
nada preocupante pero necesito corroborarlo.” Los estudios finalizados
estaban disponibles a los tres días cuando con nerviosismo íbamos a
buscarlos. No se identificó nada
más allá de lo ya habitualmente sospechoso, diagnóstico que hasta la fecha no
se ha modificado para señalar la existencia de algo alarmante.
1957. Los Judíos mataron a Cristo.
Como a muchos
otros niños judíos que viven en medios no judíos, frecuentemente era arengado sobre la culpabilidad de
los israelitas sobre la muerte de Cristo. Me reprochaban mis compañeros de
clases, niños vecinos y conocidos
que hacían eco de lo que escuchaban en sus
hogares, iglesias, clubes sociales y deportivos y en la televisión, sobre todo durante la cuaresma. Yo, como muchos otros en actitud
defensiva, me apresuraba a decir que de verdad no había tenido nada que ver con
su muerte. Lalo, un compañero de clase así como uno de mis entonces mejores
amigos, a pesar de que él y su familia me mostraban una gran cordialidad, me
decía que pese a su maldad por la
crucifixión, prefería a los
judíos que a los comunistas o que a Benito Juárez, a pesar de ser él mismo
descendiente directo del Patricio. ¡Menudo consuelo! ¿Qué podíamos conocer
niños de 8 o 9 años?
Si lo
hubiera sabido entonces hubiera podido decir que muchos
cristianos, con la anuencia y a veces con la dirección de jerarcas de la
Iglesia, habían matado a
incontables judíos a partir del
Siglo cuatro y hasta el veinte; o
podría haber dicho que, sin conceder que los judíos fueran culpables, el calvario de Cristo en la cruz
era necesario para su pasión y base fundamental del posterior desarrollo
del cristianismo. Creo que hasta
el día de hoy el jefe de la iglesia Católica (Juan Pablo II) sigue sin
mostrar respeto a las víctimas de
la eterna persecución religiosa al hablar de “exoneración” a todos los judíos por la muerte de Cristo,
individuos que no requieren absolución alguna por actos que no cometieron.
Tratamiento Radiológico y
Quimio-terapéutico.
2003. ABC Y HOSPITAL ANGELES. Radio y Quimioterapia.
Se indicaron
treinta y cinco sesiones de radiación en el Hospital Ángeles que sería
proyectada a la parte inferior delantera de la cabeza. El médico radioterapeuta a cargo, el Dr. Arturo Lozano Zalce,
siempre vestía impecablemente, siempre preocupado por sus honorarios más que por el
paciente. No recomendó
precauciones dentales previas al tratamiento radiológico. Más tarde me enteré
que tratamiento dental pre - radiación
es una previsión fundamental antes de radiar la cavidad oral. En los Estados Unidos ningún paciente
en mi condición hubiera sido
irradiado sin dicha medida precautoria. Lozano se mostró ignorante o
negligente. Su comportamiento me lleva a pensar que su actitud se resume a
‘total, yo cobro y lo que suceda
después no es mi problema’.
Me felicito
en haber constatado que solo Lozano, Fajardo, y dos médicos de quiénes hablaré mas adelante, han sido los únicos doctores del numeroso grupo que me ha
tratado desde el diagnóstico inicial
que se han mostrado incapaces, irresponsables y/o totalmente evasivos. Nunca dieron la
cara más adelante cuando por escrito y respetuosamente les solicite aclaración
a su proceder. En todo caso
mi punto de vista es que el
radioterapeuta debió haber indicado precauciones odontológicas. Si a final de cuentas éstas medidas no me hubieran ayudado
tampoco me hubieran perjudicado.
Junto con el
esquema de radiación, se
recetó quimioterapia concomitante
(conjunta) en el ABC para que el
tratamiento radioterapéutico
maximizara su eficacia. Antes de cada sesión y ante la sonrisa de Villalobos, comía lo más posible ya que ‘uno no sabe cuándo podrá
volver a comer ’. Se utilizaron los químicos
Cisplatino y 5-Fluoracilo
que se inyectaban con suero durante toda la noche a través del catéter
que me había colocado Serrano en el pecho durante la cirugía inicial. En adición, bebía una gran
cantidad de líquido para diluir la toxicidad de los químicos
y así proteger los riñones de estas substancias, que por ahorro importante adquirimos fuera del ABC.
Dicha toxicidad se evidencia por su brillo en un sitio
oscuro. Sorprendentemente no sufrí malestares, ni nauseas y casi no perdí
cabello. En contraste, en una
ocasión pude escuchar los gritos
desconsolados de un
paciente vecino a quien también le
aplicaban quimioterapia.
Desgraciadamente, pronto constaté que la radiación que mata las células
cancerosas ataca de igual
modo las células sanas. La
radiación reduce la generación de saliva y deprime el sistema inmunológico que
actúan como defensas naturales contra las infecciones. La condición se agravó
debido al retiro de dos glándulas
salivales durante la cirugía inicial. Los efectos
iniciales de la radiación
dentro de la cavidad oral incluyeron dolores agudos, una fuerte mucositis, que
es una inflamación, ulceración e irritación dolorosa de las mucosas orales. Una primera infección denominada
candidiasis oral que es una
infección micótica -- hongos oportunistas. Experimenté también xeriostomia o boca seca, causada por la reducción en la secreción de saliva. Además, se generaba una enorme cantidad de flema que el organismo producía para defenderse de la radiación. Otras secuelas que se podrían presentar incluían: fibrosis que es una inflamación del
tejido conjuntivo expuesto que se
torna menos elástico debido a un proceso difuso de cicatrización y
osteo-radio-necrosis (ORN)
que se refiere a la destrucción
y muerte de hueso.
Las primeras
semanas durante el período
de los tratamientos
radiológicos y quimioterapias fueron extremadamente difíciles. Además del dolor experimenté debilidad, confusión constante,
incomodidad general e incapacidad para conciliar el
sueño en mi recámara. Grace y yo nos desplazábamos al estudio
donde por alguna razón podía dormir mejor.
En
un principio mi hija Nadine
pretendió participar en forma importante en la toma de decisiones relacionadas
con el tratamiento, Grace y yo consideramos que no era conveniente que una
estudiante de medicina, por muy brillante que fuera, participara en decisiones
médicas, menos aun estando emocionalmente involucrada.
A mi juicio fue una decisión acertada.
Pericarditis, Umbral de
Dolor y Sobre Homofobia.
2004. ABC, Pericarditis.
Una
mañana a principios de año en ruta hacia el trabajo, cuando circulaba solo en mi coche en plena vía rápida,
noté que me faltaba el aire. Giré
en redondo y regresé a casa. Grace
se percató de mi palidez y labios amoratados y de inmediato nos dirigimos al
ABC. Serrano me
acompañó para ingresar a Urgencias
donde el diagnóstico fue ‘pericarditis’ que se refiere a la inflamación de los tejidos que forman
la cubierta externa del corazón,
motivada posiblemente por el tratamiento de radiación. Existió duda sobre el origen de esta
afección por el extenso lapso que
había transcurrido ya desde la última sesión de radioterapia. ¿Un evento no
relacionado con la radiación?
Nadie lo supo ni lo pudo establecer.
Ingresé al hospital donde me aplicaron antiinflamatorios y
analgésicos. Serrano aprovechó mi estancia en el nosocomio para retirar en
Urgencias el catéter previamente insertado. El procedimiento se llevó a cabo con anestesia local. El catéter estaba muy encarnado bajo la piel de mi pecho, no pudo pillarlo de inmediato
así que después de regañar a todo su equipo quirúrgico (los cirujanos
suelen ser unos tiranos en el quirófano ¡bien por ellos!) procedió a inyectar
intermitentemente abundantes cantidades de xilocaina para anestesiar el área y
hurgó y hurgó hasta que lo sujetó y retiró.
Umbral de dolor.
Un síntoma que generalmente acompaña a la pericarditis es la presencia de dolor muy intenso. En mi caso no
registré molestias considerables previas a la aplicación de anestesia. Aquí quiero mencionar el tema del umbral del dolor que considero
importante para los pacientes en diversas etapas de cáncer o experimentando su
tratamiento. Es probable que yo posea un umbral tal que me permite
resistir dolores agudos. Se me ha dicho que el umbral está muy relacionado con
la genética de cada individuo,
además del comportamiento aprendido de otros cuando a estos se les presentaron episodios de sufrimiento. Por ejemplo: la
manera en que reaccionaban mis padres ante una herida o accidentes
menores. Juega también un papel importante el estado
anímico durante los periodos críticos de la dolencia. La genética está dada y difícilmente se pueden modificar comportamientos
antaño aprendidos. Empero
es posible pugnar para tratar
de establecer un estado emocional
adecuado para enfrentar los rigores de un padecimiento. En mi caso, estoy seguro que los
eventos que mantuvieron o elevaron mi
umbral al dolor han sido:
el apoyo de mi red de protección que ha disminuido los sentimientos de
angustia, miedo, enojo e introversión;
el haber mantenido una alimentación adecuada y una condición física
razonable; el no haber permitido que preconcepciones sobre el dolor físico que experimentaría
-- ideas que siempre había tenido
-- me agobiara y debilitara; mi habilidad para concentrarme en
otros temas durante el trauma y, finalmente, el decirme y constantemente
repetirme que el dolor sería
transitorio.
Hasta el día de hoy no tengo memoria de dolores muy intensos provenientes de la pericarditis,
pero a fuer de ser honesto,
reconozco que alguna porción de esos recuerdos pudieran estar parcial o totalmente reprimidos a
nivel subconsciente para mi auto protección.
1958, 1996. Sobre Homofobia.
1958. Los domingos temprano acudía
a las matines del Cine Ocampo ubicado a un costado de la plaza del kiosco en el
centro de Cuernavaca. Por $2 en luneta o $1.50 en anfiteatro se podían ver
hasta tres películas en permanencia voluntaria. Desde luego que jamás regresé a
casa, distante solo unas pocas cuadras, sin antes presenciar las tres funciones. Mi mesada era de $1 así que mi madre
completaba el costo del boleto.
Recuerdo que en muchas ocasiones asistía a las matinés ´María de Jesús’, así bautizado por los
habitantes de Cuernavaca, un joven
homosexual que tenia cabello largo y rizado artificialmente, vestido
normalmente aunque ahora pienso que usaba una faja para acentuar ciertas partes
de su anatomía. En resumen
nada que hoy día llamara demasiado la atención. En la Cuernavaca de los años cincuenta recibía fuertes
rechiflas y gritos de ´¡maricón, maricón!’ de todo el público masculino,
incluyéndome, pese a que aún
no comprendía el concepto de homosexualidad. Seguramente recibía frecuentes agresiones físicas.
Todos muy divertidos.
1996. Los observé venir desde que entraron al cine tomados de la mano. Los dos jóvenes se
aproximaron a la hilera de butacas donde mis hijas, mujer y yo estábamos sentados
esperando que iniciara la función.
Dirigiéndose a nosotros uno de ellos dijo respetuosamente "¿Serian
tan amables de desplazarse un sitio para que mi pareja y yo nos podamos
sentar?” Algo obscuro guardado durante un largo
período dentro de mi emergió y respondí ”no me voy a mover, punto.” La respuesta completa pudo haber sido
‘no me moveré por dos maricones’. Mi mujer e hijas no podían dar crédito a lo
que acababan de escuchar. “Señor”, dijo el mismo individuo, “ojalá que se le
pegue el trasero a la butaca”. Todavía sopesé el aplicarle un golpe pero finalmente
consideré que su reacción había sido conmesurable a mi respuesta grosera. La razón se impuso en ese momento al
prejuicio y permanecí en silencio y sin actuar ya de ninguna forma. ¿Que había ocurrido? Con mi dicho reflejé años de aceptación de conceptos
homofóbicos y actué con suma intolerancia, un
comportamiento que empecé a reconocer como estúpido y vergonzoso. Los comentarios reprobatorios de mi
familia me hicieron reflexionar y empezar a modificar mi pensar y actuar.
La
mayoría de las instituciones en México,
incluidas las iglesias, las empresas comerciales, las escuelas y un buen
número de sectores del Gobierno no
colocan a homosexuales en posiciones de mando o de responsabilidad y en algunos
casos en ninguna posición. Esta intolerancia la ejemplifican
y manifiestan un cardenal mexicano, líder religioso de millones de
individuos, que se refiere
actualmente a los homosexuales como ‘aberrantes’ y ‘maricones’ y el gobernador de uno de los estado de la
república con mayor población que manifiesta en público que ‘los matrimonios
entre ‘jotos’ le dan asco’.
Una buena porción de las
organizaciones citadas tampoco aceptaría a personas obesas, con features indígenas, a personas de piel muy
oscura o a quienes presenten
discapacidades, aduciendo en primer lugar
la razón mas socorrida: que
esos individuos no cuentan con la ‘presentación’ que la institución requiere. Presentación que consiste en
poseer un aspecto físico conforme a lo que la mayoría define como ‘atractivo’ o
‘normal’ a pesar de que solo la minoría de la población mexicana presenta ese
aspecto o fisonomía.
Como muestra explícita de estas política no escritas, un botón: en una comida organizada por la
empresa que me empleaba la conversación giraba en torno a peluqueros
homosexuales. Yo comentaba que a
mi me había atendido un excelente fígaro durante muchos años hasta que Grace se
encargó de arreglarme el pelo. Un alto ejecutivo de la firma y después cabeza
de la misma no podía comprender que yo estuviera de acuerdo en que un
homosexual fuera mi peluquero. Además aseveró “yo jamás permitiría a un homosexual que metiera
mano en mi cabello”. ¿Pensaría acaso que la homosexualidad es contagiosa? ¿Se
negaría él a ser intervenido quirúrgicamente por un cirujano homosexual aunque
fuese el mejor especialista del ramo?
¿Podrían esperar los empleados con abiertas preferencias sexuales
diferentes a la norma promociones laborales en esa empresa? La desalentadora realidad es que para
lograr una promoción tendrían que ocultar dichas preferencias como
indudablemente lo hicieron cuando fueron entrevistados para su ingreso a la
compañía. De hacer notorias sus preferencias difícilmente ingresarían a la
firma o de hacerlo no ascenderían ni un peldaño en su jerarquía corporativa.
En el fondo
se encuentra ubicada la gran intolerancia ante quienes son diferentes sentida
por extensos sectores de la población, intolerancia inextricablemente imbricada
hasta el día de hoy en el tejido social de éste y de muchos otros países.
Mudanza al DF y Secuelas al
Tratamiento.
1959. ¿Por qué nos tenemos que ir a
vivir al DF?
Cuestiones de
trabajo de mi padre decidieron la mudanza al DF. La bienvenida
no pudo ser peor. En
las Lomas de Chapultepec, donde
mis padres habían rentando una casa grande, antigua y expuesta, hacía un frío
polar en las mañanas de febrero, sobre todo en la calle esperando la llegada
del transporte escolar, más aún para un provinciano
acostumbrado a otro clima.
Adiós al sol tibio, a los grandes espacios enjardinados, a los juegos de
canicas y escondite y a ser el consentido en la escuela.
1959. La Escuela en el DF.
Por
recomendación de un familiar mis
padres seleccionaron una escuela
para matricularnos ubicada en la colonia Polanco. Mi madre ganó esta vez el argumento para que no fuéramos
inscritos en una escuela judía que la dejaría a ella en una situación endeble
frente a sus hijos. Me situaron en cuarto año de primaria, Alejandro en segundo y Katya en el kínder.
Si bien laico y
bilingüe, el colegio ejercía políticas retrógradas. La directora y la supervisora basaban su autoridad en gritos y
amenazas de castigo. El pánico se
hacía presente entre los
alumnos cuando entraban al salón de clases. Un aspecto que denotaba racismo y
clasismo lo expresaba el ridículo criterio de selección de alumnos en los
diferentes salones de un mismo grado. Estos se dividían en cuatro: Grupo “E”,
“S”, “N” y “N-1” en vez de A, B,
C, D o 1, 2, 3, 4 como era la costumbre en muchas otras escuelas. ¿Por què? En el grupo “E” se ubicaba a los que contaban con un inglés
‘Excelente’, El “S” por ‘Something’ o ‘algo’ y el “N” por ‘Nothing’ o ‘nada.’
(¿El “N-1” menos de ‘nada’? Quizá
deberían haberlo nombrado como salón “Sub ” por sub cero). De entrada los alumnos eran
seleccionados con ese criterio,
que hacía de inmediato a los del ‘E’ decirse los “aplicados” y de ahí para abajo. De nuevo la “etiquetación”, pero no solo eso,
resultaba que los alumnos del grupo “E” eran casi todos rubiecitos y el tono de
piel se iba oscureciendo a medida que se progresaba, o para los racistas directivos de la
escuela, se descendía a los demás grupos. Algunos pocos alumnos que no
conformaban ese absurdo esquema
eran promovidos o degradados a otro grupo, siempre procurando que solo fueran unos cuantos. ¿Cómo se
sentirían los alumnos así marcados?
Lo mas extraño es que nadie protestaba. Los integrantes de la sociedad
de padres de familia, sobre todo
los provenientes de familias
judías que, por negra historia deberían aborrecer y denunciar los criterios de selección basados en
cualquier rasgo físico, deberían
haber sido los primeros en denunciar
semejante selección. Recientemente a un compañero de la primaria , quien
en una red social señalaba que los del grupo ‘E’ eran los alumnos de
excelencia, le pregunté que como creía él que se sentirían los integrantes de
los otros grupos; respondió, burlón, “espero que ya lo hayan superado.” Parece ser que en los cincuenta y
tantos años transcurridos desde
ese entonces este amigo no ha aprendido gran cosa.
En todo caso existían ya esquemas educativos para atender a unos cuantos
alumnos superdotados con
independencia de la mayoría. No
nos encontrábamos en el siglo XIX
p. ej, ‘la letra con sangre entra`, pero nuestra escuela, como otras escuelas de la época,
parecía estarlo.
El comportamiento abusivo
de directores y maestros y la indiferencia de los padres de familia llevan por
fuerza a alumnos abusivos. El
‘bullying’ que ahora si está de moda lo experimenté en carne propia, los alumnos más grandes se aprovecharon
del provinciano nuevo. Un infante
de primaria no debería sentir aprensión y rechazo en su escuela. Cargo una buena parte de la
responsabilidad por no haberme
sabido defender y por no haberme hecho escuchar. Huelga mencionar que la serie de primeros lugares tuvo un abrupto fin.
¿Qué hubo de mis
padres? Hay una frase que mi madre
utilizaba y utiliza cuando le he cuestionado sobre su falta de proceder. ´No se usa’.
Creo que la frase correcta
es ‘no se estila´ hacer o no hacer
tal cosa. Es un concepto que yo interpreto como ‘no escuché o no quise escuchar y por
ende no actué’. Mis abuelos
tampoco escuchaban ni actuaban en asuntos de esta índole. Los paternos estaban
muy ocupados tratando de que una familia de inmigrantes cubriera sus
necesidades básicas. El mismo
objetivo que tenían los abuelos maternos cuya familia estaba compuesta por diez
individuos bajo condiciones económicas muy precarias. Desde mi punto de vista, el que mis abuelos no se
hubieran percatado de las necesidades
de sus dependientes, más allá de las esenciales, se justifica.
Considero que mi padre como un proveedor generoso y ejemplo de fuerza y
cabeza fría en momentos de emergencia,
y mi madre ha
sido una mujer llena de amor,
pendiente de que sus hijos estuvieran adecuadamente alimentados,
vestidos, sanos y que cumplieran con los deberes
escolares. Los mismos
roles que sus padres habían
tratado de seguir con mayor o menor éxito, y que ambos habían imitado. El que ellos profundizaran preguntando
‘¿cómo te sientes?, ¿qué piensas?, ¿te encuentras a gusto?’ casi nunca ocurrió. Si en apariencia todo iba bien,
entonces no había razón para
cuestionar algo.
Nuestra familia no se
encontraba en modalidad de sobrevivencia
como las de mis abuelos. Su
filosofía de ‘no se estila’, era
la de cajón, corriente y cómoda y mis padres automáticamente la siguieron. Esquema que puedo comprender pero no justificar. En
todo caso, estoy seguro que pese a
las fallas, mi vida familiar transcurrió en condiciones harto mejores que las
de muchas otras familias que he conocido.
Quiero
creer que Grace y yo hemos actuado
diferente con nuestras hijas a quienes siempre hemos preguntado cómo se sentían
o que pensaban. Así y todo tengo
que reconocer que, como ejemplo de las experiencias adquiridas durante la
niñez, un buen número de veces me
sorprendí repitiendo frases hechas
que mis padres me espetaban, que me disgustaban profundamente, y
que a mi pesar siguen grabadas en el disco duro de mi memoria. Sin embargo, puedo decir que al hacerme
consciente de haberlas pronunciado,
me mordía la lengua y casi nunca más las repetí. Desde
luego que no estuve exento de
errores; ya se han presentado quejas
sobre ellos y seguramente habrán reclamaciones futuras a medida que las
hijas formen a sus familias.
1959 – 1960. Las Lomas.
En la azotea de la casa fui sorprendido
infraganti por mi madre fumando un cigarrillo que le había sustraído. Ella se rió amistosamente conmigo y
extrajo una cajetilla de cigarrillos de su bolso, acompañándome,
me obligó a fumar el resto de la cajetilla, quizá
diez pitillos. Siguieron nauseas y
un malestar de grandes
proporciones que me convirtió a
partir de ese momento y hasta la fecha en un no fumador. ¡Gracias madre! Desgraciadamente
mi profundo desagrado por
el tabaco no impidió el haber contraído un cáncer que en numerosas ocasiones se
origina en fumadores empedernidos. Toda mi familia directa fuma o ha
fumado, afortunadamente ninguno de
ellos ha sido diagnosticado con cáncer.
No hay precursores de
entorno o genéticos que expliquen inequívocamente el origen y
adquisición de la enfermedad.
Por ahora solo se conoce de predisposición y riesgo.
El origen de
mi cáncer en la cavidad oral es desconocido. Yo lo asigno, sin ninguna prueba irrefutable, a genes defectuosos provenientes de mi
familia paterna donde a mi saber
lo han padecido hasta ahora -- y ojala así se mantenga -- mi abuela, su hermana, cuatro tíos y
cinco primos, todos ellos en segundo grado.
Secuelas.
2004. Secuelas Iniciales.
Las
secuelas mayores al conjunto de
tratamientos radiológico y quimio-terapéutico se iniciaron con la llegada de infecciones de
todo tipo. Surgieron
infestaciones oportunistas que encontraron condiciones favorables para ingresar
y afectar la cavidad oral y tejidos aledaños. Sufrí la
invasión de varias clases de hongos, bacterias y virus. Estos microbios extraños atacaron los tejidos blandos
de la cavidad oral, dientes, encías,
lengua, la parte interior de las mejillas y finalmente al hueso maxilar
inferior. Me recetaron una gran variedad de medicamentos, sobre todo
antibióticos para intentar combatir el asalto microbiológico. Otras secuelas incluyeron ‘trismus’,
que al involucrar al nervio
trigémino reduce la apertura bucal , fibrosis que generó un molesto endurecimiento y abultamiento del
tejido interno de las mejillas, así como una gran rigidez de los tejidos del
área del cuello y de los músculos de la porción superior de la espalda, condiciones todas que persisten hasta
la fecha.
Me pasé el año acudiendo a dentistas, cada vez más hábiles, quienes en
conjunto llevaron a cabo 16 endodoncias tratando de
salvar las piezas dentales.
Villalobos recomendó fisioterapia para reducir la rigidez. Estuve durante algunos meses bajo las
grandes manos de dos fisioterapeutas cuyos masajes en algo me aliviaron. Recientemente mi sobrino Dan, graduado de una escuela de
masajes en Hawai, me ha proporcionado masajes avanzados que tienden a
disminuir la rigidez muscular.
El
tratamiento también afectó el habla, paralizó una cuerda vocal y provocó una
sensible reducción en el volumen
de voz. Se acabó la época en que
mi voz era penetrante y se
escuchaba fácilmente.
Busqué y localicé a una
otorrinolaringóloga especialista en rehabilitación de voz, la Dra. Eugenia Chávez Calderón, quien siempre ha estado sumamente interesada en mi caso y deseosa de que mejore. Con ella inicié
un largo historial de consulta y
terapia que perduró hasta fecha
reciente.
1959 -1965. Fines de semana en Cuernavaca.
Mi padre no dejó de
trabajar en Cuernavaca durante toda su vida ya que no se materializaron los
negocios que nos habían llevado a mudarnos al DF. Los fines de semana nos
transportábamos allá para disfrutar del jardín y alberca. Los sábados mi madre
pasaba a buscarnos después de
clases en una camioneta ‘guayin’ de la época. Algunas veces enfilábamos a la
carretera federal y hacíamos picnics en el camino. La antigua carretera,
atraviesa un zona de bosque de montaña, por lo que presenta fuertes pendientes y multitud de curvas. En una ocasión mi madre aparentemente había desgastado en demasía los frenos del
pesado vehículo de transmisión automática. El coche iba cargado hasta el tope
con sus cuatro hijos, un amigo, un
primo que se encontraba de visita, dos sirvientes y el equipaje y comida para
el fin de semana. Al llegar a los límites
de Cuernavaca, al inicio de la Avenida Zapata que presenta una larguísima
pendiente en bajada, se percató
que el freno no le respondía. Un
par de kilómetros cuesta abajo,,
frente a la glorieta de
Tlaltenango, justo donde habíamos vivido en años previos, la
pendiente le había conferido ya al
vehículo una alta velocidad y nos aproximábamos a una sección de la avenida que
presenta una pendiente aún mayor.
Hay que señalar que en esa tramo se han registrado muchos accidentes de
vehículos sin frenos con funestos resultados, Mi madre decidió dar vuelta para evitar que la velocidad se
incrementara aún mas. De alguna
forma siguió accionando el pedal del freno y después de un giro de película (de
horror), en el que de milagro no
perdimos la vertical y de un
tremendo chirrido de llantas, milagrosamente, nos detuvimos justo ante un muro
de piedra que de haber impactado a
la velocidad que llevábamos hubiera tenido gravísimas consecuencias.
En otra
ocasión recorriendo la autopista en un domingo lluvioso de regreso al DF, otra
vez por falla en los frenos colisionamos con la parte trasera el vehiculo de un
policía vestido de paisano que se encontraba detenido por un accidente
anterior. El gendarme se
bajó frenético del vehículo impactado que había sido arrojado al seto
divisorio, con la mano en la cintura sobre su arma como queriendo pelear. Al
ver quien conducía la
camioneta se quedó con las ganas y
solo alcanzó a decir ”señora, que lástima que usted no es varón.” ¡Macho por los cuatro costados! Si mi padre hubiera sido el conductor
quizá el tipo le hubiera disparado. Todos resultamos ilesos. La suerte de
evitar lastimaduras me seguía acompañando.
Oxigenación Hiperbárica y Seguro Social.
2005. HOSPITAL ANGELES, Oxigenación Hiperbárica.
Las orto-pantomografías -- radiografías
extensas de toda la cavidad oral -- exhibían una mancha
obscura y creciente en el hueso maxilar inferior. Para tratar de contener lo que se
sospechaba ya como una ostio-radio-necrosis
(ORN), Villalobos recomendó un
tratamiento de oxigenación
hiperbárica (OH) y me refirió al Hospital
Ángeles del Pedregal, sitio de no muy buenos recuerdos para mí a
raíz de la experiencia del tratamiento de radiación.
Mis
temores resultaron
infundados. El Dr. Cuauhtemoc Sánchez, a cargo de la
instalación, siempre estuvo
sumamente pendiente de mi caso.
Muy conocedor explicó que originalmente la OH se utilizaba para el acondicionamiento de buzos. Consiste en exponer al sujeto a
respirar oxigeno puro a una
presión superior a la atmosférica durante un período de 60 a 90 minutos en un compartimento
herméticamente cerrado. El oxigeno
a presión estimula la circulación sanguínea de los tejidos. Terapéuticamente se
emplea para acelerar la
cicatrización de todo tipo de lesiones incluyendo quemaduras. En mi caso se Intentaría detener el proceso de necrosis ya que
existían antecedentes para suponer
que su contención era factible.
Una vez elaborado
un estudio radiográfico utilizando
tecnecio radiactivo (substancia utilizada como contraste óptico) para
conocer la condición del hueso maxilar,
me expuse a 40
sesiones con un descanso
intermedio a razón de $6,500 cada
una. El monto del seguro de gastos
médicos se reducía a pasos agigantados. Ataviado con ropa de algodón
necesaria para evitar una chispa que podría causar una explosión de nefastas consecuencias, me introducía
en un tubo unipersonal donde
gradualmente se iba incrementando la presión. El oxígeno suplementario se aplicaba
una vez que se alcanzaban dos atmósferas de presión que equivale a
sumergir al sujeto a diez metros
de profundidad. Aprendí a controlar los efectos del incremento
de presión, que afecta sobre
todo a los oídos, mediante
ejercicios de respiración, siguiendo una rutina equivalente a la que
efectúan los buzos antes de
la inmersión. Rápidamente me acostumbré y
pronto los ejercicios se volvieron fáciles de llevar a cabo.
1960 – 1961. ¿Por qué los Frank no tienen que ir a Misa?
A medida que
transcurría la infancia, mis
hermanos y yo gradualmente nos percatamos que había ciertas diferencias con
nuestros primos. Los católicos
iban a escuelas católicas y misa los domingos, y protestaban fuertemente que nosotros
no tuviéramos que incurrir en semejante sacrificio. Los primos del lado paterno eran todos alumnos de escuelas
judías. ¿Y nosotros? No recuerdo a
mis padres juntos o por separado explicándonos cuales eran las diferencias y que significaban para nosotros..
No había apertura ni claridad sobre el tema, en cambio se enfrascaron en una batalla silenciosa para influirnos de algún modo,
pugna que siempre desembocaba en sentimientos dolorosos ya que normalmente mi
padre caía en enojo extremo y mi
madre tomaba el papel de víctima.
Me preguntaba ‘¿Deberé irme
con melón o con sandía?’ De
ahí la razón de mi rechazo y pienso que también el de mis hermanos para
participar en algún rito religioso una vez que fuimos capaces de decidir por
nosotros mismos (con una excepción que señalaré mas adelante).
Debo mencionar
que, hasta la fecha, nunca atestigüé que algún familiar
paterno o materno hubiera actuado
o mencionado algo que me hiciera sentir mal o diferente como tampoco de
proveniente de mis amigos y conocidos con muy escasas excepciones. ¿Por qué no ocurrió? No lo tengo muy claro. ¿Sucedió y no me
quise percatar? ¿Habrá sido solo
cuestión de buena suerte? Grace es
de la idea que mas bien los
familiares y amigos cercanos siempre se cuidaron mucho para evitar comentarios despreciativos
ante mis padres y sus hijos, hecho que ayudó a no complicar mas la confusa situación de mi entorno durante los años formativos
2005. La vida siguió
su Curso.
Con todo y las molestias por las infecciones mi vida seguía adelante
casi con normalidad. Asistía al
trabajo, a las sesiones de terapia
foniátrica donde registraba
progreso, me iba de vacaciones.
La terapia foniátrica me
mantuvo hablando, con todo y el
creciente deterioro de los tejidos de la cavidad oral y las infecciones que
cada vez se hacían sentir con mayor virulencia. Un nuevo estudio PET no mostró
cambio alguno en los puntos sospechosos.
Mi estado de ánimo seguía siendo bueno y me mantenía pensando que me recuperaría del todo
1961. Polanco
En 1961, nos
mudamos a un departamento en Polanco, cerca de la escuela a la que entonces
podríamos dirigirnos caminando.
Mucho extrañaba a una niña vecina en las Lomas a quien visitaba negociando en
bicicleta desde la nueva morada la
muy acusada subida de la avenida Palmas, hasta la altura de la iglesia de San
José de la Montaña (distante unos 3 Km.), y de ahí solo un a un par de cuadras a donde vivíamos.
Los músculos de las piernas fueron los únicos que desarrollé. Aprovechando la
pendiente favorable, después del agotador ascenso, el regreso era una
experiencia exhilarante a
velocidad similar a la de los coches. Sin casco ni otro tipo de protección
muchas veces corrí un gran riesgo mas nunca me accidenté a diferencia de tantos ciclistas que circulan por
las calles del DF sin ninguna protección. Quizá era mayor el deleite del
descenso a alta velocidad que la
visita a la niña de marras.
1962. Cambio de escuela.
Al terminar el sexto año de primaria mis padres finalmente me escucharon o yo me hice escuchar y me
transfirieron a una escuela
secundaria laica con características diferentes. No recuerdo acciones
intimidatorias, gritos ni abusos en la escuela a pesar de ser un alumno nuevo. Mucho
ayudó una pelea a golpes que gané contra alguien que hasta entonces me
fastidiaba constantemente. Las demandas escolares tampoco eran muy
elevadas. Había tiempo para hacer
deporte y empecé a mostrar dotes para hacer amistades. Curiosamente este
colegio está ubicado a solo una larga cuadra de las instalaciones del ABC donde
mas tarde una buena parte de mi historia médica se escribiría.
2006. Seguro
Social.
La empresa, que
necesitaba de las incapacidad
laboral emitida por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para seguir
cubriendo mi salario, me solicitó que
iniciara el trámite y
visitas al IMSS. Yo requería
contar con un expediente abierto por si ocurriera, lo que entonces ya parecía
probable, que el monto del seguro médico privado fuera insuficiente para cubrir el costo
de futuros tratamientos en caso de
una recaída, o para solicitar, en algún momento, una incapacidad laboral definitiva de esa
institución.
Ya integrado el
expediente donde se describían el
diagnóstico y los tratamiento que habían sido aplicados en instituciones y con galenos particulares, el Dr. Cárdenas, médico familiar de la clínica de atención primaria, me refirió al departamento de Cabeza y Cuello del Hospital de Oncología del IMSS para el seguimiento médico post tratamiento.
¿Qué puedo decir del Hospital de Oncología
del IMSS?
Es indudable que la
suerte desempeña un papel importante en que se asigne un buen o mal doctor en
el IMSS. En todo caso el Hospital de Oncología está
totalmente rebasado por el gran volumen de pacientes referidos desde las
clínicas familiares del DF y de provincia. En muchas
ocasiones los enfermos que acuden a Cabeza y Cuello están forzados a
esperar como mínimo varias horas para ser atendidos, ya sea para consulta
o emisión de incapacidad. Me
tocó atestiguar que, al menos en una ocasión, sólo un residente
de oncología estaba presente para atender decenas de consultas. ¿Y el
cuerpo médico del Departamento?,
quizá en cirugía o en cursos de actualización o simplemente ausentes.
En la primera cita me
atendió el Dr. Francisco Gallegos
Hernández, jefe médico de Cabeza y Cuello, que después de apenas mirar mi expediente,
sin auscultarme siquiera o
hacerme alguna pregunta dijo “ya le regresó el cáncer, vaya al área
de Quimioterapia a que le den
tratamiento adicional”. Sabiendo
que esto era falso, observé “qué
extraño que los doctores
Serrano, Legaspi -- a quien
él conocía bien -- y Villalobos, así como ocho estudios TAC digan lo
contrario”. Pillado infraganti
solo acertó a decir “ bueno… puedo equivocarme, pero mi juicio prevalece y
usted debe ir a Quimioterapia. Salude de mi parte al Dr. Legasoi. ”. Trato de imaginarme el número de
pacientes que así ha diagnosticado,
sin llevar a cabo una
revisión mínima. Amén de la angustia que su
frívolo e irresponsable proceder
genera en individuos que ni
siquiera hubieran tenido la
enfermedad o que en realidad se encuentran en remisión.
Se me
dijo que Gallegos tiene fama de ser una eminencia en su práctica privada en el Hospital Ángeles. Quizá sea cierto, no obstante, yo jamás me pondría en manos
de un médico que trata a los pacientes del IMSS de esa guisa. Pero ese es precisamente el punto. Yo si
contaba con opciones ¿Qué
alternativa hay para aquellos que no tienen recursos para acceder a otras
instancias de tratamiento? ¿Es que el volumen de afectados que acuden al Seguro Social ha llegado ya a un nivel
tal que se requieren diagnósticos de cáncer a ojo de buen cubero? No quisiera creerlo.
Es
descorazonador situarse en medio de los aquejados que aguardan ser atendidos,
se percibe el dolor y la ausencia de esperanza de mejora. He atestiguado y mucho me ha afectado ver lágrimas de
enfermos que acababan de recibir malas noticias.
Otros médicos
del hospital me mostraron una cara muy diferente.
El Dr. Ayala
en el Departamento de
Quimioterapia del hospital fue muy
cuidadoso al revisar el expediente, cuestionarme y auscultarme.
Confirmó que no había regresado el cáncer y señaló que tenían muchos problemas con los médicos de
Cabeza y Cuello que sin ton ni son, encabezados por Gallegos, referían
pacientes a Quimioterapia. Me solicitó una carta de queja dirigida a la dirección del hospital describiendo
lo sucedido, documento que de puño y letra redacté y le entregué en ese momento.
En la
Clínica del Dolor del hospital fui muy bien atendido, me aplicaron Bótox
que actuó durante unos meses para relajar los músculos del área del
cuello.
Los estudios
endoscópicos y laringoscopias fueron
también muy bien
practicados confirmando edema
generalizado, alteraciones anatómicas y presencia de gran cantidad de flemas.
Bar Mitzva y Hospital en
Ohio.
1963. Bar Mitzvá.
Al
aproximarme a la edad de trece años,
la edad en que un judío varón ingresa como miembro activo a la comunidad religiosa, mi padre me preguntó “¿Quieres ser judío como yo o católico como tu madre?” ¿Como puede un niño de 12 años decidir
lo que le conviene de semejante cuestión?
A esa edad y en esa época la respuesta de casi cualquiera hubiera sido
“yo quiero ser como mi papá.” Con esa respuesta mi padre justificó su proceder, así que me preparé por varios meses para aprender los rezos
requeridos en la ceremonia del Bar Mitzvá que introduce al varón judío a la
mayoría de edad para fines religiosos.
Ni mi padre ni nadie mas me explicó que por razones históricas y
religiosas el judaísmo proviene
hasta nuestros días del vientre de
una madre judía. Debido al
catolicismo de mi madre yo requería por ley religiosa de una
conversión al judaísmo para acceder a un Bar Mitzvá. La misma consistió de una humillante inmersión ‘purificante’
en la mikvá (baño ritual) que se llevó a cabo con mi hermano incluido -- dos
por el precio de uno -- ambos desnudos que se llevó a cabo ante la presencia
mayoritaria de extraños que fungieron como testigos. Recuerdo a mi padre
diciéndole a un tío presente “ Estoy haciendo a mis hijos kosher”. Entendí que eso quería decir que para él y para
la comunidad judía nosotros
estábamos 'contaminados' a causa de
mi madre.
En vez de
enorgullecerme por mi acceso a una nueva religión lo que mi padre logró fue que
nos distanciáramos en lo tocante a identidad para siempre. Adquirí un nombre
hebreo (Israel Moshé) y el rito del Bar Mitzvá se celebró solo ante la
presencia de mi familia paterna y pocos amigos judíos. Fue el segundo gran golpe a mi madre
que lo tomó muy mal y estuvo en cama durante el festejo. Posteriormente mi
padre adquirió unos asientos perpetuos a elevado costo en las nuevas
instalaciones de la sinagoga para que toda la comunidad atestiguara nuestro ser
practicante, cuando que él mismo no tenía ninguna convicción religiosa y sus
hijos tampoco. Ignoro si mi padre
pudo así justificar su comportamiento hipócrita o si lo intentó siquiera. Si
pensó que sus acciones eran
legítimas debido a mi inocente afirmación que yo quería ser como él, su
proceder representó una farsa hacia otros y un colosal auto engañó a si mismo.
Mi padre abjuró su promesa a mi madre de que sus hijos serían católicos
y, yo estimo que de una extraña y retorcida manera, pensó que estaba actuando correctamente. Puedo
justificar el punto de vista de la religión judía sobre este tema pero no las
acciones de mi padre. Nunca
discutimos su comportamiento sobre el asunto. Esta ausencia de cuestionamiento
y una demanda para su explicación se convirtió y siempre será una segunda
espina en mi corazón. Pienso que no
quisimos enfrentar el tema porque ambos tuvimos miedo de llegar a un intercambio
muy desagradable que hubiera podido llevar a enojo intenso y a un rompimiento,
quizá irreparable.
No me cabe duda que
mi padre tuvo arrepentimiento y prurito tardío por su casamiento fuera de su religión. Ahora su hijo
primogénito empezaría a pagar por los ‘platos que él había roto’ al casarse
fuera de su religión.
2006.
ABC, Quimioterapia
adicional.
Un esfuerzo
adicional para tratar de detener o
reducir el efecto de la (ORN) consistió en el suministro de quimioterapia adicional. Se utilizó una substancia
llamada Zometa que se aplica para tratar complicaciones en aquejados con cáncer en huesos. Consistió en ocho sesiones
mensuales en gabinete. La quimioterapia
retrasó la expansión de la necrosis pero no la contuvo, como tampoco impidió
que se abrieran hacia el exterior
fístulas (perforaciones)
salivales en los puntos de colección de saliva ubicadas en los costados
de las comisuras de la boca. Con
estudios de rayos X se comprobó el avance de la necrosis en el hueso y la
fuerte afectación a los tejidos blandos de la base de la boca. El tratamiento
no provocó molestia alguna mas allá de la colocación de las venoclisis (aguja para surtir medicamentos por vía
intravenosa).
1963- 1964. Intercambio Estudiantil.
Finalizando el segundo
año de secundaria, con el apoyo de mis padres, participé en un programa de intercambio que me llevó a
convivir durante varios meses con
una familia norteamericana y a asistir a una escuela secundaria en el estado de
Michigan. No obstante ser un plantel exclusivo para blancos,
en su inmensa mayoría anglosajones, fue una valiosa
experiencia vivir fuera de casa, aprender un mejor inglés y conocer la
forma de vida de las familias norteamericanas.
2006. HOSPITAL DE LA UNIVERSIDAD DE
OHIO (OSU).
Al no haber ya otra
forma de detener la ORN acordamos que había llegado ya el
momento de dar el siguiente paso que consistía en intentar una reconstrucción a mi entender del hueso
maxilar. Analizadas varias opciones, Villalobos me refirió
con el Dr. Guillermo Chacón, cirujano maxilofacial del Hospital de la Universidad Estatal de Ohio localizado en su capital,
Columbus (OSU por las siglas en inglés),
para llevar a cabo un procedimiento reconstructivo.
Después de
una convención a la que asistí en Chicago relacionada con mi trabajo, me dirigí
a la cercana ciudad de
Columbus. La Universidad de
Ohio y su centro médico son instituciones públicas que tienen gran
renombre en los Estados Unidos.
Adapté una
caja de cartón larga y estrecha utilizada para almacenar planos
arquitectónicos para embalar y
trasladar ahí todas los estudios:
TAC’s, OPTs, RXs, PETs y análisis de laboratorio
acumulados desde el diagnostico inicial.
El envoltorio pesaba al menos 10 Kg. Al recoger en
los aeropuertos el equipaje notaba que la caja había sido abierta por seguridad
aeroportuaria que sospechaba del
material ahí contenido.
Una vez que
Chacón analizó los estudios y tras su cuidadosa auscultación y la de una
cardióloga, manifestó que me
intervendría para retirar la parte con necrosis del maxilar y que lo substituiría con una placa de
titanio. Además extraería los dientes remanentes que seguían produciendo infecciones. No mencionó ninguna otra
acción involucrando los tejidos blandos conectivos por lo que asumí que no era
necesaria. Acordamos que la
cirugía se llevaría a cabo en una fecha tres semanas después.
1964. Cuernavaca. Te quejas por que te
atinó en un juanete.
Por alguna
razón mi padre se quedó con y llevó a casa algunas pertenencias abandonadas por un huésped que nunca regresó al hotel que administraba junto
con su socio en Cuernavaca. Entre otros objetos se encontraban unos antiguos rifles calibre 22 con los que, descargados, mi hermano y yo jugábamos sin riesgo
alguno.
Durante un fin de semana en que nos visitaban Yolanda, marido y sus seis
hijos, el menor de ellos entonces de cuatro o cinco años de edad, alguien trajo
a casa munición del calibre requerido por los rifles de marras. Ante la
presencia de los dos paterfamilias y a pesar de la fuerte desaprobación de ambas madres, procedimos a colocar
como blancos contra una barda de piedra unos envases de refresco de cola
vacíos, y por turnos, del mayor al
menor de los niños presentes, empezamos a dispararles. Al mediar una ronda una
bala rebotada impacto sin mucha fuerza en el pié descalzo de mi madre que de
inmediato incremento sus protestas
señalando que niños pequeños podrían
errar por mucho el blanco y generar peligrosas balas perdidas. El esposo de Yolanda, de inmediato apuntó entre risas “Marthita, tu
enojo se debe al juanete golpeado” y el tiroteo continuó por un buen rato hasta que la munición se agotó.
A los dos días,
cuando mi padre salía por la mañana al trabajo se le acercó un individuo que se
identificó como vecino de una edificación ubicada en una loma frente a nuestra
casa. El hombre le preguntó ami
padre si se habían efectuado disparos en días previos dentro de nuestra propiedad. Al responderle afirmativamente el vecino le dijo” Ingeniero Frank, una bala disparada desde
su jardín superó su muro de piedra e hirió a mi padre que tiene 87 años y que
se encontraba sentado en su recámara.” Alarmadísimo mi padre acudió a casa del
vecino en donde el anciano completamente senil presentaba un vendaje en la
axila. Acordaron que todos los gastos médicos correrían por cuenta de mi padre
a cambio de que no se reportara el incidente a las autoridades. La
irresponsabilidad de los padres de familia podría haber causado una herida
grave a mi madre o podría haber causado la muerte del anciano. La suerte nos
acompañó de nueva cuenta. Un amigo que nos conoce bién me dijo que nuestra
familia nunca había experimentado 'vivir un año peligrosamente' porque todos
los años lo habían sido.
Primera Cirugía
Reconstructiva. Fracaso y Nuevo Intento.
CIRUGIA NUMERO 2.
2006. Noviembre, OSU, Primera cirugía reconstructiva.
Grace me acompañó a Ohio
para la cirugía que se llevó a cabo a
finales de noviembre. Mi
poca apertura bucal dificultaba
la colocación del tubo para la anestesia. Chacón incluyó al jefe de
anestesistas del hospital dentro de su equipo quirúrgico. El médico me proporcionó un medicamento gelatinoso para hacer gárgaras que incrementarían la
apertura bucal. Hasta ese momento cuento con registro propio de los eventos de
la operación. No se suscitaron
incidentes quirúrgicos que ameriten mención.
Después de
dos días en el hospital nos
instalamos en un hotel cercano.
Chacón manifestó que se requeriría una intervención adicional para
‘acomodar’ ciertos tejidos del cuello y cavidad oral. Lo expresó incidentalmente y como si dicha
intervención sería solo un
procedimiento menor. En la última
cita estuvo presente un cirujano plástico
quien me revisó detenidamente y que supuestamente intervendría en la
operación subsiguiente. Chacón no
estaba satisfecho con los resultados de la cirugía pero nada mencionó al
respecto.
Por no seguir sus instrucciones de reposo post operatorio y levantarme
de la cama antes de tiempo, sufrí un desmayo menor en el aeropuerto donde
tuvimos que cambiar los boletos de
regreso a México. Grace me atrapó antes de que quedara tendido
cuán largo en el piso. Solicitamos
una silla de ruedas para desplazarnos
al sitio de taxis y la cosa no pasó a mayores. Finalmente Chacón me otorgó el alta y me refirió con el Dr. Stern,
cirujano maxilofacial, que
en el DF supervisaría mi
recuperación.
Aun cuando
el hospital OSU es considerado entre los mejores de la Unión
Americana, y tiene
instalaciones
ultramodernas los servicios
en hospitalización no son tan
buenos como en el ABC ni el
personal se muestra tan interesado
en el paciente. Cabe señalar que
en ése hospital no se tiene
que cubrir el monto adeudado para
que el paciente pueda ser egresado, a diferencia de lo que ocurre en los
nosocomios privados en México.
La
facturación total por la intervención,
honorarios y hospitalización sumó $ 360,000 (USD $
33,000). Con apuros cubrí los gastos incurridos ya que mi
seguro médico se había agotado
previo a la cirugía. El monto que
había erogado desde el diagnóstico inicial sumaba ya $2.1
millones.
Regresamos
al DF donde me presenté con el Dr.
Stern que alarmado indicó
que veía una perforación en la base de la lengua. Una OPT mostraba que en
Ohio no se había retirado toda la
porción con necrosis del
hueso. En un par de semanas
se reabrieron las fístulas que anunciaba también el rechazo de la placa insertada. Después de unas semanas la mandíbula se empezó a
desplazar hacia abajo, a caerse….
Cantidades crecientes de
‘Ensure’ se escapaba por las
fístulas cuyo diámetro se incrementaba inexorablemente. Tuve que recurrir a tapabocas para minimizar
el riesgo de infección.
1965 – 1967.
Preparatoria.
La preparatoria la cursé
en la Escuela Nacional
Preparatoria. Asistir a ella me permitió
tratar a personas de un amplio espectro social lo cual me abrió nuevos horizontes. Para mi representó una
oportunidad de conocer otros puntos de vista mas allá de lo que conocía como
alumno de escuelas particulares. Con el soporte de mi madre organicé con mis compañeros muchas tardeadas en
casa e hice amistadas que perduran hasta estos días.
2007. Nuevo intento
reconstructivo.
Villalobos propuso que
lleváramos a cabo otro intento de
reconstrucción, esta vez en México DF. Señalé a un cirujano del ABC con quien habíamos tenido una buena experiencia previa pero
Villalobos mencionó que el Dr. Fernando Magallanes -- cirujano plástico y reconstructor, miembro también del cuerpo médico del Hospital
ABC -- ”le lleva al médico que propones al menos un gol de ventaja”.
¿Qué debería
hacer? Estaba sumamente decepcionado del resultado de la intervención en Ohio y
de la referencia de Villlalobos. Grace y yo lo discutimos y decidimos solicitar
cita al Dr. Magallanes. En su
consultorio, después de
una minuciosa auscultación y
múltiples preguntas proporcionó un
diagnóstico descorazonador.
Opinó que se había registrado
un fracaso total en la intervención reconstructiva de Ohio. Existía gran dificultad para llevar a cabo una nueva
cirugía debido al daño sufrido por la radiación, tanto en el maxilar como en los tejidos blandos,
dentro y fuera de la cavidad oral.
Además se presentaba una
muy deficiente circulación
sanguínea en toda el área afectada.
Sugirió llevar a cabo estudios adicionales, entre ellos un
análisis angiográfico (circulación
en vasos sanguíneos) abarcando todo el cuerpo; análisis
necesarios para contar con
elementos para plantear, en su caso, una nueva cirugía
reconstructiva. En mi
percepción Magallanes se encontraba muy renuente a llevar a cabo algún procedimiento quirúrgico.
Con el
ánimo sumamente decaído procedí a informar a Villalobos del diagnóstico y
actitud de Magallanes.
Villalobos
comentó que, en primera instancia, casi ningún médico quiere reparar los daños
que otros doctores hubieran causado
por error o
incapacidad. Sin embargo
prometió comunicarse con
Magallanes para intercambiar ideas y discutir opciones una vez que los estudios
solicitados estuvieran disponibles.
¿Por qué me
refirió Villalobos con
Chacón? Las credenciales de
Chacón parecían sugerir que lograría una reconstrucción
exitosa. La realidad mostró que su pronóstico resultó ser exageradamente optimista. No consideró necesario
intervenir los tejidos blandos
radiados o si lo consideró sabía que no
tenía capacidad para haberlo podido llevar a cabo, sin embargo nada
mencionó sobre el particular. Culpo al Dr. Chacón de haber dicho inmediatamente después de la cirugía que una
intervención adicional seria necesaria en vez de reconocer que su intento había
sido fallido. Quizá temió que lo acusara de error o mala práctica médica
Las
referencias con Lozano y Chacón resultaron ser errores impactantes entre grandes aciertos que indudablemente me
salvaron la vida. Villalobos
prometió comunicarse con Chacón para aclarar su proceder pero yo ya no
cuestioné si hubo tal seguimiento.
Entiendo que al referir a un paciente, el medico tratante principal
tiene que considerar muchos aspectos relacionados con el afectado, como su
capacidad financiera y disponibilidad para viajar, pero sobre todo, la disponibilidad de médicos que en ese momento puedan proporcionar el
tratamiento adecuado.
Pareciera ser que Lozano y
Chacón, en opinión de Villalobos, eran para mí las mejores opciones
disponibles. Pero desde mi punto de vista mostraron incompetencia: uno contribuyendo al daño de los
tejidos de la cavidad oral y el otro no pudiendo reparar el daño.
.
1968. UNAM,
Huelga, Tlatelolco.
Después de
cursar los estudios de
preparatoria, ingresé a la Facultad de Ingeniería de la UNAM en el destacado
año de 1968, cuando se iniciaron las
protestas estudiantiles que
marcaron el inicio de la apertura política en México. La huelga que se inició en julio en la UNAM me sorprendió en el segundo semestre de la
carrera.
El 2 de octubre, un grupo de amigos contábamos con boletos para acudir a
un espectáculo llamado ‘La
Linterna Mágica’ que se exhibía en el Teatro Ferrocarrilero a un costado de la
Plaza de Las Tres Culturas en Tlatelolco -- parte del programa cultural que se venía presentando previo al
inicio de los Juegos Olímpicos.
Las entradas eran buenas para la
función nocturna que empezaría a la 7 PM, ya que para la función vespertina, que hubiéramos
preferido, se habían agotado. Mi madre me prestó su camioneta y
ocho amigos nos enfilamos por el Paseo de la Reforma hacia la glorieta de
Nonoalco para de ahí dirigirnos al Teatro Ferrocarrilero distante algunas
cuadras. De pronto, al llegar al semáforo de la glorieta,
los ojos se me llenaron de lágrimas. Pensé ‘el camión que circula delante de mi
debe tener un escape defectuoso y sus emisiones me producen este efecto. Una patrulla bloqueaba el acceso a la
Avenida Nonoalco (ahora Ricardo Flores Magón). Un policía se acercó y
preguntó “¿A donde van,
muchachitos? Al responderle
dijo “no saben lo que dicen, ni lo
piensen, diríjanse inmediatamente a sus hogares”. Todos los ocupantes de la camioneta, sin entender lo que
acontecía, nos fuimos a casa.
¿Qué había
sucedido? Lo supimos
posteriormente. Mis lágrimas se habían generado por el gas lacrimógeno que la
policía empleaba contra los estudiantes que se estaban manifestando en la
cercana La Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. Algunos espectadores que
habían acudido a la función vespertina de La Linterna Mágica y que salían del
teatro resultaron heridos por proyectiles disparados a los manifestantes por el
ejército. ¿Qué hubiera acontecido
si hubiéramos, como era nuestra intención, acudido a la función vespertina? No lo puedo imaginar. De nueva cuenta,
la suerte me acompañó durante el episodio
mas violento en la historia reciente de México.
1968 – 1969. Israel.
Durante el
lapso de suspensión de clases, con el beneplácito y apoyo de mis padres opté
por un viaje, financiado en parte
por una institución, para pasar una temporada como
trabajador voluntario en un kibutz
o granja colectiva en Israel.
Un kibutz es una pequeña
sociedad de personas que viven comunalmente bajo principios socialistas. Cada
miembro del kibutz debe ser tratado como un igual. Esto significa que se
trabaja en conjunto para el bien común y la carga de trabajo y los beneficios
se reparten entre todos los miembros Un voluntario es un invitado temporal que
trabaja a cambio de comida y
alojamiento.
El trabajo físico y la
vida comunitaria en un establecimiento cuyas actividades principales eran
agrícolas representaron una
experiencia única, invaluable e
inolvidable. El hecho de ser mexicano en el año en que nuestro país organizó
los Juegos Olímpicos generó interés
y me proporcionó un tema de conversación con los compañeros
voluntarios.
Debido a los fuertes
gastos de tratamiento que he enfrentado no puedo dejar de pensar que en un
kibutz los procedimientos médicos son gratuitos. Para atender casos como el mío
el socialismo israelí representa una clara ventaja sobre otros sistemas.
Eventos Afortunados y Dr.
Magallanes, Cirujano Reconstructor.
1969. Europa. Paris. Gard du
Nord.
A mi regreso
de Israel, acompañado por Bárbara, una amiga británica que había conocido en el
kibutz, cruzamos Europa desde Grecia hasta Francia en ferrocarril -- la ‘mochilada’ de ésa época. Nuestro plan al llegar a Paris
consistía en tomar el tren hacia
Le Tourquet en el Canal de la Mancha
para de ahí tomar un vuelo corto hacia Gatwick en Inglaterra. El tren saldría del andén 6
en la Gard du Nord (Estación del
Norte de Paris). Precavidamente
arribamos temprano y abordamos junto con otros ciudadanos ingleses. Todos nos
llevamos una gran sorpresa cuando
el convoy arrancó 30 minutos antes
de la hora prevista. ¿Que había ocurrido?
Sin nosotros saberlo, el
tren que habíamos abordado en el Anden 6 salía hacia la Costa Azul antes que
desde el mismo andén saliera nuestro tren hacia Le Tourquet. A veces es tan negativo llegar demasiado
temprano como demasiado tarde. Así
que, ahí íbamos, una docena de ingleses y un mexicano, en dirección opuesta,
hacia el Mediterráneo, ante la
imposibilidad de descender del
tren antes de su primera parada en una estación situada a 80 Km. al sur de
Paris. La demora nos llevaría a perder la conexión aérea y el dinero invertido
que para nosotros dos era ya muy escaso a esas alturas del viaje. ¿Qué
hacer? El más irresponsable de los
viajeros que se habían equivocado – su seguro servidor – procedió a tirar del
cordón de emergencia para detener el tren que brusca e inmediatamente se detuvo
a unos cien metros de su punto de arranque. Se generó una conmoción monumental.
Todos los operarios de la estación, los policías y el público en general convergieron para ver que sucedía,
done estaba la persona accidentada que había motivado la detención del
convoy. Una docena de pasajeros cabizbajos
bajamos con nuestras pertenencias. Cuando las autoridades y el personal
ferroviario se percataron del motivo de la detención del tren recibimos un
regaño mayúsculo e insultos en francés que representaron lo único que comprendí
de todo lo dicho. Fue una verdadera suerte que no me hubieran arrestado por mi
acción llevada a cabo sin la presencia de una emergencia real en clara
transgresión a las leyes francesas.
1969 – 1973. Universidad Iberoamericana
Dada la incertidumbre generada por la situación política en la UNAM y la
posibilidad de otras huelgas, decidí continuar los estudios de ingeniería en
la Universidad Iberoamericana donde me sería validado el primer semestre
cursado en la UNAM. No frecuento seguido a mis compañeros ingenieros de esa
época, pero nos da un gran gusto el vernos cuando hay oportunidad.
.
2007. ABC, Dr. Magallanes, Cirujano Reconstructor.
Magallanes habiendo consultado con Villalobos y
analizado los estudios,
solicitados me citó para proponer
una cirugía reconstructiva
que comprendería las
siguientes acciones:
1.- Sustituir el tejido dañado por la radiación ubicado en la zona inferior
del rostro con un injerto de pectoral que incluiría piel, músculo y venas, y
que utilizaría vasos sanos provenientes de una pierna. Si todo marchaba bien,
El tejido nuevo estabilizaría la zona para impedir que se formaran nuevas
fístulas.
2.- Elaborar un colgajo con los tejidos del segundo pectoral, piel,
músculos y venas para desplazarlo
hacia la zona afectada, y con él substituir los tejidos dañados ubicados dentro de la cavidad oral,
tanto en la base de la lengua como en
el piso de la boca. Si todo marchaba bien, Se produciría mucosa dentro
de la cavidad oral que permitiría la recuperación de las funciones de
salivación y deglución
3.- Retirar la porción remanente de hueso maxilar inferior necrótico,
substituir la placa defectuosa colocada en Ohio por una de mayor tamaño a ser
fijada al hueso sano con tornillos. La placa sería reforzada con una porción de
hueso transplantado del peroné y venas asociadas al mismo.. El tejido óseo
intercalado en la placa incrementaría la probabilidad de evitar un rechazo
temprano y a un eventual retiro de la placa de titanio.
En resumen una operación extensísima. Se llevaron a cabo los estudios preoperatorios, Surgieron algunas dudas respecto a
mi condición cardiaca, así que se ordenó un estudio de perfusión miocárdica
(funcionamiento del corazón). Una
vez interpretado, el Dr. Guillermo
Gloss, cardiólogo del ABC, se sintió seguro para seguir adelante. Aconsejó que la cirugía se llevara a cabo en el campus Observatorio
habida cuenta de la mayor preparación
y experiencia de su personal. La
recomendación probó ser invaluable. Doné dos unidades de mi propia sangre para emplearse en caso necesario y
se procedió a reservar un
quirófano en el ABC Observatorio para un lapso de 24 horas. Conseguimos con un familiar el monto que se estimaba costaría la
intervención ($300,000) y se procedió al
abordaje.
Como parte del equipo de Magallanes, en la cirugía
participarían los doctores Cienfuegos, médico cirujano especialista en
reconstrucciones óseas, y, en caso necesario, los doctores Daniel Bross, otorrinolaringólogo que me había
atendido estupendamente bien desde el principio del padecimiento y
Gloss, todos miembros del cuerpo médico del Hospital
ABC. Observé a Magallanes muy seguro de la intervención que se llevaría a cabo. Mis expectativas eran que el procedimiento
tendría éxito (¿Optimismo
desbordado?). No se me
ocurrió pensar en las
consecuencias que un fracaso
representaría
1969-1973, 1977-1981, 1985. Sobre los Temblores de Tierra y
más Sobre la Buena Suerte.
Los
movimientos telúricos nos han
acompañado a todos los que habitamos la zona del altiplano central de México. Mi
experiencia con los sismos se ha caracterizado por una gran suerte. ¿Por
qué?
1969-1973. Durante mi
estancia en la Universidad Iberoamericana campus Churubusco fui sujeto de varios temblores. Los
edificios de salones ondulaban notoriamente durante los mismos. El maestro
Sergio Cházaro, que impartía la
clase de Mecánica 1, recién
después de un sismo comentó que si en alguna ocasión las ondas provenientes de
un movimiento telúrico lo suficientemente fuerte coincidieran con cierto eje
que seguía el proyecto de construcción de los edificios de salones, éstos muy probablemente se derrumbarían. Me dije ‘el Ingeniero Cházaro quiere
asombrar a sus inexpertos alumnos’
¿si? Las edificaciones se
derrumbaron una madrugada de marzo
de 1979 a raíz de un sismo con una intensidad de 7.6 grados en la
Escala de Richter -- no tan
intenso como los de 1985 -- pero en la dirección fatal. La hora del
evento evitó una desgracia
mayúscula. Muy buena suerte tuvimos también los millares de ex
alumnos que durante años
experimentamos en ese campus varios sismos. Cházaro sabía de lo que
hablaba. ¿Responsables? Ninguno ¿Impunidad? Total.
UIA CAMPUS CHURUBUSCO 1979
1977-1981. Durante cuatro
años, a partir de 1977, laboré en un edificio de seis pisos de altura ubicado
en el Paseo de la Reforma. Los sismos que ahí experimenté siempre se sentían fuertemente y generaban daños menores. A
instancia del Director de Planeación de la empresa, se comisionó un estudio
técnico a un despacho de ingeniería estructural para determinar el grado de
riesgo que presentaba el edificio. El dictamen del estudio confirmó fallas en
la estructura por lo que, mucho
debido a la insistencia del Director de Planeación, y pese a la resistencia del
alto mando, la oficinas de la empresa finalmente se mudaron a otra ubicación en
Polanco.
1985. Durante los temblores de 1985 el
inmueble de Reforma quedó sumamente dañado y, a pesar de que no hubo victimas
en ese momento, por la temprana hora del evento, el edificio quedó inhabitable.
Las victimas se produjeron posteriormente cuando se inició la demolición del
mismo que inesperadamente se vino abajo cobrando la vida de seis trabajadores. Durante años, de nueva
cuenta, la buena suerte nos acompañó a docenas de empleados de la empresa.
Desconozco si algún alto directivo le agradeció al Director de Planeación,
quien ya no laboraba en la firma, su gran previsión.
1973. La muerte de mi
abuela.
Mi abuela paterna falleció de cáncer en los pulmones en 1973. Era una mujer dura que tuvo una vida
muy difícil. Había padecido del corazón por años y nadie se esperaba que la
afectaría otra enfermedad. Una vez
diagnosticada, viajó a Houston
acompañada por mi madre para
exponerse a una cirugía exploratoria. La misma mostró que era ya muy tarde para
intentar algún tratamiento no paliativo.
Recuerdo que aun sintiéndose muy mal asistió a la boda de un primo y que mediante un supremo
esfuerzo, permaneció de pié bajo
el palio nupcial durante toda la ceremonia. Mi madre, a pesar del rechazo que mi abuela le patentizaba desde su
casamiento, participó en su cuidado hasta el final. Mi abuela reconoció entonces que la
había juzgado mal. ¡A buena hora!
Su fallecimiento representó mi primera experiencia cercana de pérdida de
un familiar directo. Hasta el día
de su muerte pude dar rienda suelta a sentimientos acumulados
en muchos meses y desahogarme.
Recuerdo a la tía Musia,
muy compungida, arreglándola antes de que la trasladaran al panteón. Mi
padre, como de costumbre, se mantuvo muy fuerte. Durante la semana de luto nos visito y consoló un rabino
recién llegado de Estados Unidos quien había servido en la armada de su
país. Con todo y que no evoco sus
palabras exactas en inglés, si recuerdo que me dieron ánimo y entendimiento.
Tercera Cirugía, Segunda Reconstrucción, Matrimonio y
Divorcio..
CIRUGIA NUMERO 3.
2007.
Marzo. ABC. Segunda Cirugía Reconstructiva.
La cirugía resulto ser un
fracaso casi completo. Entre marzo
y abril del 2007 se sitúa mi segundo y largo nadir emocional, el punto más bajo dentro del lapso de mas de once años
que a la fecha han transcurrido desde la cirugía inicial.
El siguiente recuento de
esos días lo narro con la ayuda de Grace, ya que durante varios períodos no
estuve consciente.
Empezamos Mal.
La cirugía se inició a
las 8 AM. A causa de a la dificultad para entubarme,
siempre generada por el ‘trismus’,
se practicó una nueva traqueotomía sobre la anterior para asegurar la vía aérea. Aún así, ya anestesiado, se presentaron dificultades para el
entubado por lo que introdujeron
un laringoscopio con el que se
observó un crecimiento sospechoso entre el esófago y la tráquea. Apenas dos horas después de iniciado el procedimiento
llamaron a Grace al quirófano para informarle que era necesario abortar la
cirugía ya que, según lo observado, el cáncer había metastatizado a otras
áreas. Debido a este inesperado
acontecimiento, se procedería a cerrar la incisión y yo seguramente requeriría tratamiento
quimioterapéutico adicional.
Grace argumentó que era muy poco probable que el crecimiento fuera una
extensión del cáncer inicial ya que Villalobos había estado muy pendiente de mi
evolución y los múltiples TAC´s ejecutados no habían mostrado actividad tumoral. También señaló que
hasta ese momento el equipo a cargo de la cirugía no había solicitado
una biopsia para confirmar la presencia de cáncer(?), misma que de inmediato se
ordenó. Asimismo
informó que si me despertaban sin
haber llevado a cabo intento alguno de reconstrucción yo seguramente caería en una depresión emocional crítica.
Desde el quirófano
Grace se comunicó con Villalobos quien de inmediato se presentó y seguramente
reclamó fuertemente a todos que se estuviese dudando de su habilidad para mantenerme controlado. En una consulta posterior comentó
al respecto y señaló que el equipo
quirúrgico había “abanicado feo”.
Error que en éste caso prolongó el tiempo que permanecí anestesiado.
Una vez que la
biopsia confirmó que solo se trataba de un crecimiento micótico (hongos)
se reinició la cirugía a la
1 PM.
Seguimos Mal.
La cirugía se concluyó después de 24 horas de iniciada. Se dice rápido,
mas una anestesia tan prologada, por necesidad, tiene efectos negativos en el organismo. El primer evento ocurrió en el traslado del quirófano
a terapia intensiva cuando se presentó un neumotórax - el colapsó de un
pulmón, atendido por la Dra. Hernández, neumóloga que milagrosamente se encontraba en el elevador del hospital
cuando me trasladaban a Terapia Intensiva (TI). Su rápida intervención colocando hábilmente un tubo y un
sello de agua impidió un posible daño cerebral por falta de oxígeno.
Difícilmente se me hubiera podido atender tan rápidamente si la intervención se
hubiera llevado a cabo en el campus del hospital en Santa Fe (¡Gracias Dr. Gloss!). A la fecha no se han presentado
secuelas específicas causadas por ese episodio.
En el quirófano requerí de tres unidades de sangre más otras seis en TI
con las que se substituyó
totalmente mi dotación sanguínea. Durante la cirugía y en un periodo
inmediatamente posterior a la misma estuve varias veces en condiciones
extremadamente serias que llegaron a puntos críticos. Me mantuvieron sedado en
estado de coma en TI durante cinco
días para observar mi respuesta al trauma quirúrgico, a la prolongada anestesia,
al neumotórax, a la inflamación y al
dolor. La sedación impediría que inadvertidamente me retirara los múltiples tubos,
venoclisis, catéteres, drenes y
demás. Inexplicablemente se
estaban registrando lecturas de
presión sanguínea muy elevada.
Utilizaron un aparato de medición de reciente adquisición que no estaba
disponible en Santa Fe (¡Gracias otra vez, Dr. Gloss!) Finalmente se determinó que a pesar de
la sedación, era el dolor la causa
de la lectura elevada. Se procedió
a incrementar el nivel de la
sedación y la presión disminuyó.
Las
conexiones a no sé cuantos
aparatos y al respirador que me hacían aparecer como una gaita escocesa, la inenarrable inflamación de los tejidos
manipulados que hacían desaparecer del rostro mi no pequeña nariz y mi total
inconsciencia les hacía
sumamente difícil las visitas a Grace y a las hijas. Grace me visitaba tres veces al
día pero no recibía suficiente
información de mi estado en los intermedios. Sentimientos de
pesar, angustia e incertidumbre estuvieron presentes con ellas todo el tiempo que permanecí en estado crítico o muy
grave. No tengo ninguna memoria de
ese lapso.
1975. La Muerte de un Buen
Amigo.
Éramos muy buenos amigos, habíamos salido juntos en muchas ocasiones.
Yosef con una amiga de mi hermana y yo con una prima de ella. Ellos mantuvieron la relación y después
de un corto noviazgo se casaron.
En su luna de miel sufrieron un accidente automovilístico y el perdió la
vida a los 24 años. Su
inesperada e impactante
muerte nos convirtió en
plañideras a todos los asistentes al funeral. Lo doloroso de los recuerdos impidió mi comunicación con la viuda hasta fecha reciente vía Facebook. No se si ella haya encontrado el ‘para que’
de su muerte. En este caso reconozco que yo no lo he podido encontrar.
2007. ABC Alucinaciones.
La anestesia prolongada provocó un fuerte edema cerebral que produjo violentas alucinaciones los días
subsiguientes a la cirugía.
Las alucinados estaban relacionados con aspectos de la enfermedad, con
mis familiares, con actividades recientes y películas vistas y han sido los
eventos más aterradores que he sufrido en mi vida.
Lo que recuerdo de la
primera alucinación
experimentada me ubica durante un
lapso muy largo en un horrible cuarto de TI que lucía como
un desván desordenado y polvoriento, localizado en un sótano del ABC (?). Mi cama estaba rodeada por un plástico
grueso y desaseado, por material de construcción y por desechos humanos. Más lejos se veían gruesos tubos oxidados a los que
estaba conectado, tubos que parecían formar parte de una cañería en una sucia
planta fabril de los que se fugaba
con ruido atronador una substancia verdosa, viscosa y fétida. Las enfermeras, dos torturadoras obesas se encontraban
hincadas al pie de mi cama, cuchicheando
entre ellas y riendo a carcajadas mientras me
pinchaban repetidamente buscando
una vena útil. A mi insistente
cuestionamiento me informaban que estábamos temporalmente en ese espantoso
cuarto porque se estaban llevando
a cabo reparaciones mayores en todo el hospital.
Otra alucinación experimentada estando entre
dormido y despierto me sitúa, sentado en una silla, inmóvil y mudo,
rodeado de una enorme
multitud de insectos arrastrándose hasta el infinito, Creo que la película Marabunta, donde
una marea de hormigas invadía toda la selva, influyó para construir esa
pesadilla. Aunque por si mismos los insectos no me
repelían, la inmovilidad y el no
comprender lo que estaba
sucediendo me producían
confusión y temor.
Finalmente fue
reducido el nivel de sedación y al quinto día me despertaron. Se procedió a retirar el respirador y poco
después fui trasladado a Terapia Intermedia. Ahí el tiempo parecía detenerse por momentos. Grace se
acercaba a mi cama que yo sentía
inexplicablemente inclinada hacia adelante. La veía a mi derecha y de pronto, instantáneamente, se había
desplazado y aparecía la izquierda.
Evidentemente estaba ocurriendo una discontinuidad en mi percepción por
la pérdida de conciencia durante unos segundos, los suficientes para aparentar que ella aparecía y desaparecía como por arte de
magia. Me recordaba la película ‘Macario’ donde una imagen
de la muerte se desplazaba
instantáneamente del pie a la cabecera de la cama de
enfermos graves para, según su ubicación,
llevárselos o permitirles continuar con vida. Tema que resultaba muy
apropiado para mi condición de ese momento y verdaderamente aterrador.
Otras alucinaciones y pesadillas protagonizaban a Grace y a las hijas que me abandonaban,
a pesar de mis protestas y
llanto, en una aldea
remota en la selva amarrado a un
poste entre indígenas bailando
frenéticamente alrededor de una hoguera.
1975 – 1977. Matrimonio y Divorcio.
Al regreso de Israel inicié con una prima y dos amigos que habían sido
voluntarios formamos una organización de estudiantes simpatizantes con temas
judíos. Al crecer ésta, traté a
muchos individuos de la comunidad.
Hice un buen número de
amigos y conocí a una chica que también era alumna de la Universidad
Iberoamericana, Empezamos a salir,
iniciamos el noviazgo y
posteriormente me comprometí en matrimonio. Nos
casamos en 1975 en una ceremonia religiosa en una sinagoga de Polanco.
Este evento ha sido mi única
participación en un rito religioso durante mi vida adulta. Un tío de ella, a
quien mucho respeté por su sensibilidad y
conocimientos. Utilizando argumentos contenidos en la Torá, logró que las autoridades de la institución religiosa permitieran
a mi madre estar presente en la ‘jupa’ o palio nupcial bajo el cual se llevó a cabo la ceremonia. Como de
costumbre, el rito religioso había estado rodeado de complicaciones. Tuvimos una corta luna de miel y nos
establecimos en un departamento en Polanco.
Pese a
que intentamos salvarlo, el matrimonio fracasó después de dos años. Mi esposa había sufrido poliomielitis
infantil y requería de muletas para desplazarse. Con gran vergüenza tengo que reconocer que aunque había sido
mi deseo no fui capaz de aceptar y asimilar lo que yo percibía como limitaciones físicas lo cual representó el factor inicial que descompuso la relación. Esta gran falla mía es una espina
clavada que, por muy pequeña que ahora sea, me llevaré hasta la tumba. Otras causas
del fracaso, estas si imputables a ambos, incluyeron falta de entusiasmo
en la relación, aguda inmadurez emocional y una larga serie de acciones
erróneas. Al no haber procreado
hijos, el divorcio administrativo
se consumó rápidamente en 1977.
El gran fracaso me llevó a
cuestionar muchos aspectos de mi
vida. Interactué por primera vez
con un psicoterapeuta y asistí a un grupo de encuentro Gestalt; terapias que mucho me
sirvieron para analizar, comprender y tratar de no
repetir mis errores.
Malas Noticias Adicionales y
Segundo Matrimonio
2007. ABC. Malas Noticias.
Las malas noticias
seguían llegando y se acumulaban.
1.-
Casi inmediatamente después de la cirugía se abrió una fístula salival en la
base de la lengua que presagiaba infecciones y un rechazo de la nueva placa. El azul de metileno
que se utiliza como trazador confirmó la indeseable comunicación hacia el exterior.
2.- El pectoral trasplantado mediante
microcirugía que cubría la parte inferior del rostro había sido rechazado por mi organismo y se
empezaba a descomponer. El rechazo se debía a la pobre circulación en los vasos
sanguíneos locales que se habían utilizado para conectar el injerto.
3.- Las venas asociadas a la porción del peroné trasplantado no
pudieron ser utilizadas. Los doctores
sólo pudieron emplear
tejido óseo que había sido intercalado en la placa, Al no haber irrigación adecuada en la
zona se incrementaba el riego que
el hueso trasplantado se reabsorbiera y la placa sin su sostén óseo fuera
rechazada.
4.- La manipulación quirúrgica había provocado fuerte edema (inflamación) en los tejidos involucrados que
causaban una estenosis (estrechamiento) de la vía aérea y hacía muy difícil la
respiración e imposible la
deglución. Se había colocado una cánula en la traqueotomía para mantener la respiración traqueal.
La única noticia positiva había sido que el colgajo del segundo pectoral en
el interior de la cavidad oral
empezaba a formar mucosa necesaria para lograr la función de
salivación.
Estuve un
total de siete días en Terapias Intensiva e Intermedia, mientras las cuentas de los
servicios hospitalarios se acumulaban en forma alarmante. Mi rostro se había inflamado tanto que parecía un globo. Lucía sumamente pálido,
estaba cubierto de grapas y puntos
de sutura que cerraban
multitud de heridas quirúrgicas y me mantenía conectado a todo tipo de drenes,
venoclisis y otros tubos cuya
función desconocía.
Sin hacer
caso de mis protestas, casi de
inmediato me hicieron levantarme y caminar para iniciar la recuperación. Me incorporé con mucha dificultad y
deambulé por los pasillos del piso.
La Dra. Hernández, que hacía el seguimiento al
evento pulmonar, expresó que estaba sorprendida de que hubiera podido caminar. Recuerdo que señaló “que fuerte es usted señor Frank,
lo felicito por su capacidad para caminar tan pronto a pesar del retiro de
parte de su tibia. No se olvide de celebrar cada vez que le retiren un tubo, es un paso firme hacia
adelante”. Al séptimo día, ya casi
sin sufrir alucinaciones, pasé a
un cuarto privado.
Como la
extensa intervención podía originar infecciones era necesario colocar un
catéter en el pecho para inyectar antibióticos intravenosos. Unos doctores de
piso, haciendo caso omiso de las advertencias de Grace en el sentido que la
anatomía de la zona se había modificado
con la operación, cortaron aquí y allá sin poder colocarlo. Finalmente se dieron por vencidos y se fueron mascullando no se qué
mientras que yo quería insultarlos.
Pocos doctores de piso
escuchan detenidamente a
sus pacientes o a sus familiares,
que según ellos, no saben
absolutamente nada. Su falta de atención y sensibilidad
resulta en molestias muchas veces innecesarias para el
paciente.
1977 – 1979. Segundo Matrimonio.
En una pausa
acordada durante el noviazgo con mi futura esposa salí con Grace varias veces. Con todo y la
fuerte atracción que sentía hacia ella decidí no llegar a una relación formal ya que
las diferencias culturales que
percibía, según mi entender,
imposibilitarían la relación, y no quería repetir la historia de mis
padres. Los suyos, originarios del centro del país, educados dentro de un catolicismo muy
conservador, contaban con ideas muy firmes respecto de quienes deberían
ser las parejas de sus hijos, selección que desde luego no incluía a un judío. Consideré, además,
que Grace no iría en contra de los deseos de sus padres y que trataría de
imponer una educación católica a nuestra eventual descendencia que yo no podía
aceptar. Todos estos factores pesaron decisivamente en mi decisión de no seguir
adelante. Grace no estuvo de acuerdo con mis razones pero optamos por no vernos
ya. Dos años después, una vez que mi esposa y yo nos separamos en 1977, la busqué y me enteré que no se había casado ni comprometido. Le
informé de mi fracaso matrimonial y le expuse mis planes de divorcio.
Ambos habíamos atravesado
recientemente por períodos particularmente complicados y
habíamos aprendido abundantemente de las experiencias. Una vez consumado
el trámite legal y religioso de
divorcio, a pesar de los
previsibles obstáculos, acordamos iniciar una relación seria. Posteriormente
nos mudamos juntos, un paso que su familia desaprobó vehementemente. Después de lidiar con una larga serie de
contratiempos y vicisitudes
que emergieron durante éste período, decidimos contraer matrimonio a pesar de la fuerte oposición
de su familia que ya no de la mía.
BODA MAURICIO Y GRACE DF MAYO DE 1979.
Debo decir que mis padres, después de mi fracaso matrimonial y quizá por
saturación y cansancio histórico,
no manifestaron esta vez alguna controversia. Grace les agradaba y no hubo ninguna
oposición al casamiento. ¡Al fin! En todo caso la boda estaba decidida y ningún
obstáculo por cuestión de diferencias culturales o religiosas la hubiera
detenido. En 1979 nos
casamos en ceremonia civil en casa
de mis progenitores con la presencia de mis familiares y amigos íntimos. Como era de esperarse,
ningún miembro de la familia Márquez asistió a la boda. Mi padre, que siempre tuvo una gran afinidad con Grace, firmó el acta
matrimonial como primer testigo de la novia.
Habíamos establecido que
terreno común en cuestión espiritual era nuestra mutua creencia en Dios y que sólo transmitiríamos a nuestra
descendencia dicha convicción. Eso
constituyó el todo referente a creencias.
¡Cuántos años de malestar y confusión familiar se hubieran evitado si mis padres hubieran hecho algo
similar! Siendo justos la de
mis padres había sido una época
diferente y las personas de ese entonces tenían necesidades muy distintas a las de la siguiente
generación. Así y todo….
De igual modo su época y circunstancia hicieron presa de los padres de
Grace, de ahí su oposición a nuestro
matrimonio y su ausencia de la ceremonia civil. El hielo entre la familia Márquez
y nosotros se empezó a resquebrajar unos meses después cuando Grace se topó con
su madre en un almacén y le informó que estaba embarazada.
Cirugía Número 4 y Llegada
de Ilana.
CIRUGIA NUMERO 4.
2007. ABC, Tercera Cirugía Reconstructiva.
En vista del riesgo de infección por el
rechazo del pectoral, la apremiante amenaza de que se incrementara el tamaño de la fístula, que
aparecieran otras y que se rechazara la placa, Magallanes y Grace acordaron que se llevaría a cabo una intervención quirúrgica complementaria al octavo día
de mi permanencia en el hospital.
La cirugía comprendería;
1.- El retiro del injerto fallido de pectoral. La parte inferior del rostro quedaría
completamente descubierta.
2.- Limpieza de toda la zona infectada.
3.- Utilización de una
porción de la lengua para cubrir la creciente fístula en la base de la misma.
Como elemento adicional de confusión. El Dr.Gloss, al ver el fracaso
quirúrgico, con la mejor de las intenciones, propuso que me trasladase al Hospital de Nutrición para que los
cirujanos de dicha institución intentaran reparar lo que en el ABC había
fracasado. Grace se opuso al igual
que Villalobos quien de inmediato
puso fin a cualquier duda
señalando que nos mantuviéramos firmes en el ámbito del Dr. Magallanes.
Se requirieron sólo ocho horas de cirugía esta vez sin que hubiera sido
necesario pasar por TI. No tengo
memoria de las horas
subsiguientes a la intervención,
Solo recuerdo que en Recuperación
en un estado gris entre la consciencia y la inconsciencia, me dije que a partir de ese
momento no me sería ya posible seguir con las
actividades, laborales y de otra índole, que hasta entonces desempeñaba. Me pregunté ‘¿A qué me dedicaré a partir de ahora?’ Una voz interna, clara y enfática me respondió ‘pues has algo que te agrade’. Tan simple, tan fácil y tan difícil como eso.
Era necesario desinfectar
con regularidad la parte externa
del rostro sin
cubierta de piel así como
aplicarle un vendaje especial.
Magallanes me visitaba cotidianamente a las 6:30 AM y a las 8:00 PM. Gradualmente su semblante de preocupación se fue relajando.
El Dr. Cohen me seccionó una vena del brazo para introducir un catéter
donde una máquina dispensadora inyectaría los antibióticos requeridos. Con mucho esfuerzo debido a la
modificación anatómica e inflamación post operatoria y con la ayuda de una guía
metálica se colocó una sonda
naso-gástrica para mi alimentación
líquida.
Caí en una profunda depresión que no recuerdo claramente y que quizá no
quiero recordar. Como mi estado de
ánimo empeoraba y podía
desembocar en un punto crítico,
Magallanes y Grace acordaron que para aspirar a una mejora anímica y
física debería egresar del hospital.
El ir a casa presentaba
dificultades ya que aún se requerían cuidados hospitalarios durante todo el tiempo, que en casa deberían ser supervisados por una enfermera
especializada,
Después de
dos cirugías durante el mismo ingreso, de permanecer internado en el hospital
durante 19 días y una vez que
cubrimos -- a crédito y con
la ayuda de familiares y amigos
-- una cuenta hospitalaria que
ascendió a más de dos millones de pesos,
nos dirigimos a casa.
1980-1981. Ilana.
Procrear una familia había
sido quizá el deseo mas caro y mas claro que había mantenido durante todo mi
vida. El nacimiento de mi
primogénita Ilana, nombre bíblico
que significa árbol joven, ha sido
el acontecimiento más relevante y uno de los más dichosos de mi vida. Nos preparamos de antemano y estuve presente en el
parto psico-profiláctico. Sin anestesia (Grace aguantó a pie
firme), nació muy despierta y como nunca se encajó su cara se veía lisa.
Mi hermano, como lo había hecho siempre, llegó el primero a felicitarme a las 3 AM. La llegada de una hija consolidó mi
relación con Grace y me proporcionó una gran estabilidad emocional. Mis suegros nos visitaron en el
hospital lo que significó el prefacio de un
acercamiento con la familia Márquez. Afortunadamente
el nacimiento de una nueva nieta pudo más que los prejuicios
de toda una vida. Ilana por su delgadez fue apodada “la flaca.”
1981. Cuernavaca otra
vez.
Después del nacimiento de
Ilana, decidimos que en Cuernavaca nuestros hijos crecerían en
un mejor ambiente que el del DF. Trabajaba entonces en una empresa
manufacturera propietaria de varias plantas en distintos puntos de la república
y me encontraba a gusto y progresando
con facilidad. Sin embargo,
renuncié a mi trabajo para vivir la vida que habíamos decidido. Nos instalamos
en una pequeña casa en condominio que contaba con un gran jardín y
alberca. Mis ingresos en Cuernavaca eran insuficientes para
mantener a la familia por lo que
mantuve algunas actividades
laborales que me hacían viajar al DF, a veces cotidianamente.
2007. Abril.
En casa, como
ocurría durante cada periodo de recuperación, los días corrían lentamente. Sin
embargo en esta ocasión sucedió que
la aplicación de los antibióticos
intravenosos no evitó una
fuerte infección que me provocó
vómito y alta temperatura. Fue necesario regresar al hospital y permanecer dos
días combatiéndola mediante
antibióticos mas potentes e hidratantes. La rápida atención al problema impidió que se provocara un rechazo adicional de los tejidos desplazados durante las
intervenciones con la excepción de una pequeña zona que posteriormente
sería reparada.
Los tejidos manipulados seguían sumamente inflamados; el rostro mostraba tal grado de
deformidad que evitaba mirarme al
espejo. El retiro y desplazamiento de los
pectorales me había dejado
con el pecho totalmente
hundido, asimétrico, las costillas
a flor de piel, con un
abultamiento sobre el hombro
izquierdo así como con extensísimas cicatrices en cara, pecho, espalda y pierna
derecha de donde se habían
seccionado los tejidos trasplantados.
No obstante sentirme como
tasajo en carnicería, reinicié
gradualmente la caminata en un parque cercano al departamento en la Colonia del Valle donde recién nos
habíamos mudado. Había perdido
mucho peso, no me podía sentar en las duras bancas del parque sin el soporte de
un cojín. Por momentos me sentía que era un personaje dentro de una película
dramática que pronto concluiría con un final feliz. Los transeúntes, con razón, me veían como
un individuo enfermo, mudo, que ni los buenos días daba. Grace me acompañaba en un principio al
parque al igual que mi madre y la
tía Musia cuando empezaron a visitarme una vez por semana. Me encontraba
sumamente deprimido pero pese a todo una parte de mi seguía diciendo ‘no te rindas, sigue adelante’.
Acudíamos al consultorio de Magallanes cada tercer día para evaluar el progreso. La mejora en la
circulación sanguínea -- requerimiento fundamental para la cicatrización y
funcionalidad de los tejidos -- procedía muy lentamente. Magallanes empezaba a mostrarse
satisfecho con los resultados de la cirugía, constatando que la fístula, fuente de su mayor
preocupación por el alto grado de dificultad que representa su
obturación quirúrgica, permanecía sellada. Tomó fotografías y comentó que presentaría mi caso en
una próxima convención de cirujanos plásticos y reconstructivos.
Nadine, Sabina y la Habilidad de Grace.
1982 – 1984. Nadine y Sabina.
En 1982 y 1984
llegaron Nadine (diminutivo
de esperanza) y Sabina (femenino
del árbol sabino). Con ellas se completó la familia Frank Márquez. Nadine por ser
rubia fue apodada “la güera” mientras que Sabina, pequeña ella, tuvo varios apodos relacionados con su
baja estatura. . Un aspecto a
comentar es que durante un largo periodo que se inicio con el nacimiento
de Ilana me invadía la
angustia durante los viajes por avión, aprensión que no había emergido anteriormente. Caí en cuenta que el temor se originaba en la irracional idea de que si se
suscitaba un accidente y yo fallecía,
mis hijas pequeñas no me
podrían recordar. Una vez
que estuve seguro que ya habíamos acumulado suficientes vivencias comunes como para que no me olvidarían, la angustia de
volar desapareció.
SABINA. ILANA Y NADINE, CUERNAVACA 1985
En los largos viajes en
coche, cuando íbamos en ruta hacia las
vacaciones anuales en la
Isla del Padre, ubicada al sur de
Tejas, las niñas cantaban, comían y dormían durante una buena parte del trayecto. Cantábamos corridos mexicanos, boleros
y muchas canciones de los Beatles como mi favorita:
‘Twist and Shout’. Lo
hacíamos para aliviar el tedio
después de siete u ocho
horas de viaje, Me da un enorme gusto evocar a
mis hijas pequeñas, amarradas a sus sillas de bebé, con gran expectativa
de jugar en la playa, gozar del
mar y el sol en una época en que estaba feliz y me
sentía completo.
l Ilana
empezó a hablar a los 11 meses y a
los tres años podía reconocer los cartelones en las carreteras pronunciando
varias palabras que demostraban la identificación. Nadine no habló sino hasta
cerca de su segundo cumpleaños. En una ocasión en pleno periférico le
solicité a Ilana que identificara,
como seguido lo hacía, los anuncios espectaculares. Noté que Nadine que tenía
poco mas de un año quería participar pero hasta ese momento, cuando mucho, solo
emitía monosilábicos. Al pasar cerca de un anuncio de bebida cuando ilana se preparaba para decir
‘Ron Bacardí’, la güera, en un supremo esfuerzo por adelantarse a su hermana exclamó: ‘¡cuba!’
para transmitirme de esa guisa que
ella había identificado el anuncio aunque no pudiera pronunciar el nombre del
producto, mostrando así su naturaleza competitiva que la ha caracterizado hasta
el día de hoy. Nunca olvidaré la sensación de orgullo que su exclamación me
produjo.
2007. Grace muestra su habilidad.
Grace no contrató a ninguna enfermera especializada que me atendiera a
domicilio, (de hecho a tres por que requería atención 24/7). Ella tomó la responsabilidad de atenderme: aplicar
los diversos medicamentos prescritos -- antibióticos, anticoagulantes,
analgésicos, digestivos -- llevar
a cabo varias clases de curaciones
y vendajes, preparar y administrar los alimentos, bañarme…. En suma desempeñó hábilmente el rol de una enfermera especializada
sin serlo (mejor dicho de tres enfermeras). Los medicamentos
recetados que integraban una lista interminable nos eran enviados a casa a principios de cada semana desde una
farmacia de especialidades con algún pequeño descuento sobre la considerable
factura.
Los antibióticos intravenosos requerían dosificación y tiempo de suministro muy precisos durante varias veces al día y la noche,
Grace, cronómetro en mano, los suministraba correctamente. Parecía que ninguna tarea por pesada o
intrincada que fuese la haría desistir de su empeño en atenderme por si misma.
Recurríamos a una
empresa para alquilar el tanque de
oxígeno, extractor de flemas y
humidificador con sus respectivos aditamentos. En una ocasión
me ví en la necesidad de respirar oxígeno adicional cuando habíamos
devuelto ya la mascarilla de oxígeno. Por lo avanzado de la hora no era posible que
nos enviaran una nueva mascarilla.
Grace, en sus palabras, se imaginó ver un contorno de mascarilla en una
botella plástica de agua vacía,
procedió a recortarle el cuello con unas tijeras y a practicarle unos pequeños orificios
para insertar una cinta elástica
que la fijaría al
rostro. Conectó el recorte al tubo
de oxigeno y ¡presto!, su imaginación y habilidad resolvieron el problema.
Salidas como la descrita se
han dado en numerosas ocasiones
como lo comentaré más adelante.
1984. Visita a Los Ángeles con
los Migrantes.
Para
visitar a unos primos en el condado de Orange, California, volé a Los Ángeles en 1984.
Sostuve una larga conversación con una mujer que había abordado el avión
en una escala en Guadalajara. Me relató que venia de visitar a su
madre en Zamora Michoacán, que recientemente había conseguido su ‘Green card’
que le permitía laborar legalmente en los Estados Unidos y también mencionó las
aventuras y riesgos que ella y las parejas que vivían con ella experimentaban
cuando cruzaban la frontera ilegalmente.
El vuelo se retrasó considerablemente y arribó en la madrugada. Como ya
era muy tarde para trasladarme a casa de mis familiares acepté la invitación de
ella para pasar la noche en su casa cercana al aeropuerto. Tenía gran
curiosidad de conocer como vivían en California inmigrantes legales e ilegales.
Su hermano nos buscó en el aeropuerto y después de un azaroso viaje, con gran
exceso de velocidad, a través de
dos vías rápidas llegamos a su morada.
En la casa grande
que entre todos habían rentado en el Este de Los Ángeles vivían cuatro familias originarias de varios estados de la república. Una familia por recámara, todos jóvenes con sólo uno o dos hijos.
La unidad habitacional funcionaba como una cooperativa: unos trabajaban, otros cuidaban a los niños, otros mas se
dedicaban a las compra del mandado y a la limpieza de la casa. Cada familia, de acuerdo al número de
miembros y a otros criterios, aportaba una cantidad que se utilizaba para los
gastos comunes. Nadie hablaba mas
allá de unas cuantas palabras de inglés, ni tenían ninguna necesidad de ello ya
que toda su vida transcurría alrededor de mexicanos o americanos que hablaban
español. Para su vida cotidiana, tampoco requerían de documentación local
ya que hasta su cheque de pago se podía cambiar a líquido con un pequeño
descuento sin que se requiriera
identificación norteamericana.
Por la falta de necesidad de aprender inglés difícilmente se integrarían
a la sociedad americana. Así y
todo el sistema funcionaba adecuadamente, todos los niños iban a la escuela y
ellos, al educarse, tendrían una mayor oportunidad de integración y progreso
económico -- oportunidad que
México no les proporcionaría.
Todos ellos se ganaron mi profundo respeto por su lucha y tenacidad para
sobrevivir dignamente. Jamás volví
a referirme a los inmigrantes como ‘mojados’ ni bajo ningún otro apelativo
despectivo.
2007. Dinero.
El
monto desembolsado por gastos médicos desde el diagnóstico inicial a la fecha
superaba los cuatro millones de pesos. No puedo dejar de pensar que quienes no
contaran con recursos propios de tal magnitud, o que pudieran ser proveídos
o complementados por integrantes
de su red de protección,
difícilmente hubieran sobrevivido sin las cirugías y tratamientos como
los que he descrito en una situación similar a la mía. Su única opción sería la de
navegar en el sistema de salud y
esperar contar con buena suerte. Desafortunadamente, las fundaciones locales
ayudan exclusivamente a niños indigentes con cáncer y no consideran a otros
segmentos de la población.
Para integrantes de la clase media como yo, el costo de un seguro de
gastos médicos es relativamente
alto y mas aun si se incluyen
cláusulas de cobertura catastrófica. Los no asegurados o insuficientemente
cubiertos tienen que seguir el mismo camino de los pobres y esperar ser
atendidos en Salubridad o el IMSS adecuadamente.
Me pregunto cuánto hubiera costado todo el tratamiento en los Estados
Unidos para alguien que no estuviera asegurado -- probablemente el doble o una
cantidad mayor.
1981 – 1987. Más de Cuernavaca.
Hicimos nuevos
amigos, la mayoría vecinos del condominio que llegaban los fines de semana. La
mayoría contaban también con hijos
pequeños. Gocé en gran medida la infancia de mis hijas aprovechando el sol, el
jardín y la alberca, como lo había disfrutado en mi infancia. Matriculamos a las niñas en una escuela
laica y bilingüe no muy distante de casa.
Oxigenación Hiperbárica
Adicional y Kiley.
2007. HOSPITAL MILITAR, Oxigenación Hiperbárica (OH) II.
Magallanes indicó un nuevo tratamiento de 20 sesiones de OH. Mediante sus
buenos oficios el Hospital
Militar, localizado a un costado de la Secretaría de la Defensa Nacional, aceptó incluirme, sin ser militar en
sus turnos diarios de OH a un costo de $1,200 por sesión, menos de la quinta parte de lo cobrado
por el Hospital Ángeles.
A
diferencia de la terapia proporcionada por el nosocomio privado, las sesiones
en el Hospital Militar se llevan a cabo en una cámara múltiple cuya capacidad es
de seis a ocho pacientes que reciben la terapia
simultáneamente más una enfermera
especializada. La instalación está fabricada en metal grueso, es de forma tubular y se conecta a varios cilindros que
contienen oxígeno a presión.
Durante las sesiones
de OH la presión en la cámara,
magnificada a dos atmósferas, incrementaba notablemente la cantidad de flemas producidas en el estoma de mi traqueotomía, dificultando la respiración. La aspiración por medio de un aparato ex profeso localizado dentro de la cámara era
insuficiente para limpiar la cánula, hubo momentos en que me sentía ahogar. La
aplicación en aerosol de agua de mar que afloja las flemas y facilita su
expulsión previa a la sesión, probó ser el mejor medio para mantener la vía aérea lo más libre
posible. El medicamento me acompañaba en todo momento y su uso cotidiano se ha había vuelto
indispensable para mí.
Las sesiones de OH se integraban con pacientes recién operados o que
sufrían lesiones obstinadas en no cerrar.
Mi teniente Dalila, la
enfermera especializada que nos acompañaba y cuidaba durante el proceso,
demostró tener profundos
conocimientos, repuesta rápida
y flexibilidad cuando se presentaron problemas con los pacientes. La cámara permanece herméticamente
cerrada durante el lapso de las dos horas que la maniobra requiere. En el mejor
de los casos se necesita de 20 a
30 minutos para despresurizarla y poder emerger de ella, por lo tanto una emergencia se tiene
que atender y resolver in-situ sin
ayuda exterior. Su
sensibilidad, preparación, sentido del humor y su enfoque de ’manos a la
obra’ me proporcionaban gran seguridad; sentimiento que
me relajaba durante el lapso de confinamiento, a tal grado que podía leer para distraerme durante el desarrollo de la sesión
(recientemente, mi teniente Dalila cursó una especialidad en Alemania, fue ascendida a capitán y, ahora está a
cargo de la instalación).
Hice amistad con un
general de alto rango recién operado,
con la esposa diabética de
un militar de Tabasco, con un
soldado raso que presentaba una fractura muy seria y con un joven
soldado paracaidista que, en una misión del ejército contra el narcotráfico, había sufrido una grave lesión en una pierna que le había
sido amputada. Independientemente
del rango militar, el Ejército Mexicano
los atiende a todos por igual.
Como es
lógico, el paracaidista estaba sumamente deprimido y reacio a charlar. Insistí y poco a poco se fue abriendo, señalando que en un salto se
había enredado con el paracaídas de un compañero lo que provocó el accidente
que lo tenía en el hospital. La
comunicación con él dentro de la cámara la hacía por escrito y eventualmente
charlamos largamente sobre nuestras
experiencias, pensamientos y expectativas. Creo que el hecho
de verme ahí cotidianamente
-- de contemplar a una
persona de mi edad y condición -- buscando mejorar física y
anímicamente, a pesar de su
difícil historial, le ayudó
a enfrentar con mayor determinación la nueva situación. Me había dicho que le encantaba leer
sobre ciencia ficción así que le obsequié un libro sobre el
tema el día de mi última sesión.
Por
instrucciones del médico a cargo de
la cámara hiperbárica, después de diez sesiones se pactó una pausa, y posteriormente a ésta se completó
el ciclo prescrito.
1988. Segunda familia de mi padre.
Mi
madre me informó que mi padre mantenía en Cuernavaca una casa donde vivían una mujer y dos hijos que había tenido
con ella. Éste constituyó otro
duro golpe para mi madre, no obstante, ella no tomó ninguna medida para separase de él. Durante un tiempo yo había escuchado
rumores sobre las andanzas de mi padre pero no les había dado credibilidad. Mi primera reacción fue de sorpresa y
condenación a lo que yo calificaba como estúpido comportamiento de mi padre y
extrañeza ante la pasiva actitud de mi madre. Poco a poco fui llegando a la realización que ni conocía todos los hechos
alrededor de sus procederes ni
podía juzgar el comportamiento ni actitud de mis padres, conclusión que considero válida hasta la fecha. Mis recién encontrados hermanos son mucho más jóvenes lo que no
ha impedido mantener una estrecha relación con Gerardo, el menor.
2007. Mayo.
Magallanes
decidió llevar a cabo una
cirugía más con el objeto de elaborar un nuevo colgajo con una gran porción
de tejido escapular, integrado por
piel, músculo y venas. El tejido se
desprendería de la zona del
trapecio (del hombro) y, como una bufanda enrollada, se colocaría en toda el área externa donde había ocurrido el rechazo. En suma, otra operación sumamente
extensa. A esas alturas no había
opción diferente a seguir adelante
con las reconstrucciones quirúrgicas.
1989. Kiley.
Cuando Ilana
cursaba el quinto año de primaria, su escuela se preparaba para recibir alumnos
de intercambio que residían en
Filadelfia. La directora de la escuela le pidió a Grace que recibiéramos
a una niña que no había sido posible colocar en ningún otro de los hogares participantes.
¿Por qué no? La estudiante en cuestión
es de raza mixta (negra y blanca) y aparentemente esa era la causa de la
dificultad para colocarla. La directora
consideró que la familia Frank era tan diferente de la norma en la
escuela que seguramente aceptaría a una niña de color. Tenía razón. Kiley se quedó en casa y regresó varias veces, fuera de
programa, en años posteriores. A
la fecha sigue siendo una de las mejores amigas de Ilana y yo la considero mi
cuarta hija. Lo
lamentable es que, en ese entonces
y hasta el día de hoy, una mayoría de los padres de familia en todo el país son
incapaces de invitar a sus casa o interactuar con personas diferentes, dando
así un pobre ejemplo a sus hijos y perpetuando prejuicios
atávicos.
Cirugías 5 y 6 y Colegio
Marymount.
CIRUGIA NUMERO 5.
2007. Mayo.
ABC, Cuarta Cirugía
Reconstructiva.
Era necesario
colocar de nueva cuenta un catéter
para mantener una vena abierta y para los medicamentos post operatorios La gran cantidad de
venoclísis y las agujas utilizadas para análisis clínicos y líquidos de
contraste aplicados a lo largo de años
habían deteriorado las
venas a tal grado que el Dr. Cohen no lo pudo colocar. Después de seccionar aquí y allá
y tratar infructuosamente de introducir el aditamento en algún vaso localizado en los brazos decidió que intentaría
colocarlo en la zona de la ingle estando ya en quirófano. Tuvo éxito pero las cicatrices de sus intentos
fallidos perduran en mis brazos hasta la fecha (Cohen se disculpó por el maltrato en una consulta
posterior).
A pesar de lo
complicado y extenso, la intervención
solo requirió seis horas y cumplió su cometido sin complicaciones. A su término, al despertar en el
quirófano el anestesista señaló
que me ‘había ido muy bien’.
Tampoco en esta ocasión hubo
necesidad de traslado a TI.
Posiblemente mi organismo se
estaba acostumbrando al trauma generado por las prolongadas anestesias. Estuve internado sólo cuatro días en
piso y de ahí a casa.
Me expuse de nueva cuenta a
OH en el Hospital Militar hasta cumplir con el número ordenado. Creo que después de ésta serie de diez sesiones me hubiera podido
graduar como buzo.
Me ha quedado
una excelente impresión de todo el personal del Departamento de Oxigenación Hiperbárica del Hospital Militar debido a su interés, buena disposición y gran habilidad.
1990 – 1993. Colegio Marymount.
Una vez que
Ilana aprobó con facilidad el examen de admisión a la secundaria del Colegio
Marymount -- escuela católica exclusiva pare mujeres y con fama desde
tiempo atrás de ser por mucho
la mejor de Cuernavaca -- solicité una cita en la Dirección para
conocer las políticas de la institución.
Ante la mirada incrédula de la directora norteamericana, afirmé que sólo matricularía a mi hija si la escuela no incluía a
religiosos entre sus maestros, si no se llevaba a cabo proselitismo religioso dentro del
colegio y si se seguía adelante
con el plan existente de aceptar varones en la escuela.
En ésa época el monto de
la demanda para ingresar a la escuela era dos o tres veces superior a la oferta
de plazas, así que la directora
jamás se imaginó que un padre de familia
que se interesaba en matricular a su hija le cuestionaría las prácticas
escolares. En todo caso sus
respuestas a mis cuestionamientos fueron satisfactorias, de tal suerte que inscribimos a Ilana para el año escolar 1993 y a
Nadine y Sabina posteriormente. De acuerdo al plan, el colegio dejó de ser exclusivo para niñas ese mismo año.
1994 – 1997. Colegio Marymount II.
A pesar del gran crecimiento de Cuernavaca, la calidad de vida seguía
comparándose muy favorablemente a la del DF. Al ser las travesías en automóvil
mucho más cortas en distancia y sobre todo en tiempo había sido posible
añadir varias actividades extra escolares para las niñas.
Sabina demostró una gran
aptitud para el inglés y para la
gimnasia olímpica; optamos por darle preferencia y apoyo a lo primero y
buscamos clases adicionales de inglés para todas ellas con maestros nativos en
el idioma. Como resultados de su esfuerzo adicional, Sabi, con la ayuda de una
beca, se graduó con honores de una universidad en Massachusetts. Para Ilana
el inglés (y el francés )han sido
de invaluable utilidad en su trabajo, y también lo ha sido para Nadine en sus
estudios y asistencia a seminarios en los Estados Unidos.
Al
inscribir a Nadine en el Marymount
la dirección de la escuela
propuso a Grace para ser la presidenta de la asociación de padres de familia (y
yo como primer caballero), cargo que aceptó gustosamente aunque requería
inversión de tiempo y el enfrentar muchas discusiones entre padres y maestros.
Durante muchos años la escuela había tenido actividades tradicionales como un baile anual exclusivo
para las alumnas en el último año
de preparatoria acompañadas por su
padre. Para compensar a los
varones, la escuela organizó un torneo deportivo para padre e hijo. En mi papel de esposo de la
presidenta, me solicitaron
participar y acepté fungir como
padre sustituto de algún alumno cuyo papá por cualquier razón no participaría.
Se integró un equipo de
futbol, constituido por varias parejas de un alumno y un padre emergente. Después de cinco o seis partidos de
media hora cada uno logramos el
segundo sitio (como buenos
mexicanos perdimos el juego final
en tiros penales), pero resultamos campeones de goleo. Al día siguiente tenía tan engarrotados los músculos de las piernas que
no me fue posible levantarme sin ayuda. No hay duda que los años habían pasando
2007. Junio.
A causa
del proceso de cicatrización, el
colgajo se retrajo más de lo esperado.
Por tal motivo Magallanes decidió intervenir una vez más
para su reposicionamiento así como
reparar la zona que se
había averiado durante la
infección y deshidratación de marzo anterior
CIRUGIA NUMERO
6. ABC. Quinta Cirugía Reconstructiva.
La cirugía
requirió cinco horas de tiempo en quirófano después a sala de recuperación y de ahí a la habitación. Dos días de
estancia en piso y a casa. No se
registró ninguna complicación. Aparentemente mi organismo se había acostumbrado
del todo a las extensas intervenciones.
El
proceso de cicatrización
continuaba retrayendo los tejidos,
los labios no sellaban, la boca permanecía semiabierta, se
había producido asimetría en el área del mentón. No obstante la disminución que se había registrado en la producción de saliva, al no ser
ésta deglutida con la frecuencia requerida, se volvía necesario remover el exceso con una gasa varias veces al
día.
1995 – 1999. Regreso al DF:
La crisis
económica de fines de 1995 me
obligó a buscar otras opciones laborales. Mis hijas se aproximaban a la edad de
inicio de carreras universitarias que requerirían disponibilidad de mayores recursos. Decidí buscar un trabajo de tiempo
completo en el DF ya que Cuernavaca no me ofrecía opciones adecuadas. Finalmente en 1997 obtuve
un puesto como Gerente de Compras en la empresa manufacturera donde había trabajado con anterioridad. Inicié
viajando ida y vuelta de Cuernavaca tres veces a la semana y pernoctando dos veces en un hotel en el
DF.
Después de
analizar las opciones de estudios
universitarios para nuestras hijas en Cuernavaca, tuvimos que aceptar que eran muy limitadas. Decidimos que
pronto la familia entera debería mudarse de regreso al DF. Ilana inició estudios
en el ITAM en 1999 donde cursó
exitosamente la carrera de Leyes.
Cuando Nadine ingresó a la Facultad de Medicina de la UNAM, un año después, la familia completa se mudó al DF a un departamento
situado cerca del Hospital Ángeles del
Sur.
Cirugía Número 7 y las
Sondas.
CIRUGIA NUMERO 7.
2008. ABC. Gastrostomia.
Me seguía alimentando a
través de la sonda
naso-gástrica. Al no
presentarse mejora en la facultad de deglución Bros sugirió que sería conveniente sustituirla por
una sonda gástrica, es decir, un
tubo de alimentación que comunicara al estómago directamente con
el exterior,
procedimiento que
requeriría una gastrostomía quirúrgica.
La intervención se programó con Serrano para principios de año y
consistiría en efectuar una
incisión en el costado izquierdo del abdomen para llegar al píloro. La cirugía tomo menos de dos horas –
muy poco tiempo para mis estándares --
y sin incidentes que reportar. Permanecí internado dos días en piso y a casa. Se
registró dolor fuerte pero tolerable durante los
primeros días, decreció gradualmente, y desapareció al cabo de dos
semanas. De acuerdo a lo
planeado se formó un estoma en la perforación que aseguraba la
comunicación entre el estómago
y el exterior que
permitiría la alimentación con una sonda gástrica.
2001. Monterrey Otra Vez, Nosotros Trajimos a Nuestro Judío.
Uno de los aspectos
que más me agradaban de mi nuevo
trabajo eran las negociaciones en que participaba como representante de compras de la
empresa. La compañía resolvió instalar una planta en
Monterrey. Me tocó la
responsabilidad de localizar un terreno industrial adecuado y su adquisición.
Después de seis o siete viajes y tras una búsqueda exhaustiva, seleccioné
un lote de 50,000 m2; procedía
entonces la negociación para su compra.
Los dueños eran un notario público y sus seis hijos. Se estableció una
cita en la cual estarían todos los dueños, el abogado asesor de nuestra empresa
y, contra mis deseos, también estarían presentes integrantes de las áreas
técnica y productiva de la firma quienes indebidamente pretendían participar
acostumbrados a meter su cuchara.
En adquisiciones anteriores a mi participación tal interferencia había
prolongado indefinidamente negociaciones de compra - venta. Acepté su presencia a
regañadientes con la advertencia
de que si no guardaban absoluto silencio verbal e inmovilidad
corporal suspendería la
negociación y reportaría su obstrucción al alto mando.
El notario era un
abogado entrado en años pero sumamente alerta. Un poco antes de entrar a la
reunión plenaria charlamos en su privado acompañados por el abogado. Le informé
que era sobrino nieto de María Valdés. El sabía perfectamente que la tía María
había sido una educadora y escritora relevante en Nuevo León y me felicitó por
el parentesco. El notario
señaló que la negociación seria muy intensa ya que él siempre defendía, en sus
palabras, ‘como judío’ todos sus activos. El abogado, socarronamente,
replicó informándole que la
empresa había enviado a la mesa de negociación a ‘su judío’ – yo.
El notario sorprendido preguntó
“¿Cómo puede el Ingeniero Frank ser judío y a la vez ser sobrino de Mariquita Valdés?” Mi respuesta fue que en esta vida, siempre suceden
cuestiones inesperadas y que yo trataba de aprovechar lo mejor
de los dos mundos de los que provenía. El notario sonrió divertido, formuló preguntas
adicionales sobre mi familia regiomontana y me obsequió un libro sobre la
historia de Monterrey.
El hielo se había roto. La
negociación, a pesar del gran número de participantes, se concluyó
exitosamente con un descuento sobre el precio solicitado mucho más allá
de lo esperado. Se había
logrado el objetivo en un lapso de
sólo dos horas para sorpresa de todos,
incluyendo la alta dirección de
la empresa.
Las sondas.
A partir
de la colocación de
la sonda naso-gástrica en 2007,
inicié la sustitución
gradual de ‘Ensure’ que había seguido siendo hasta entonces mi principal sustento por comida procesada
en licuadora. Los alimentos, una vez molidos se inyectaban a través de la
sonda mediante una jeringa grande
de 60 cm cúbicos de
capacidad. El cambio supuso
un período de aprendizaje para
conocer, mediante ensayo y error,
que productos se molían mejor así como para establecer
cuales balancearían
mi dieta a la vez que fueran fácilmente digeribles.
Al no tener posibilidad
de degustar ningún alimento ni
bebida se podría suponer que cualquiera sería indistinto para mí. La realidad
es que la planeación de los alimentos, su selección, adquisición, preparación y dosificación juegan un papel
importante en mis actividades cotidianas. Adecuar mi
dieta me proporciona una
medida de control que me hace sentir útil y es a la vez un factor esencial para mantener
una condición física razonable. El sentido del olfato, que no perdí del
todo, me permite evocar el sabor de los alimentos. La memoria juega un papel importante en el proceso (se come también con la cabeza).
Un tema relevante
derivado del cambio de dieta
ha sido el bloqueo de las sondas.
Las sondas naso-gástricas que podía utilizar
presentan un diámetro muy pequeño que fácilmente se obstruye con partículas
o grumos duros de alimentos provenientes de su deficiente molienda. Las obstrucciones se tienen que
despejar ya que sin una sonda funcional no puedo consumir alimentos. Grace y yo hemos tenido varias
aventuras relacionadas con el tema.
Al inicio, cuando éramos principiantes, al obstruirse una sonda
naso-gástrica no sabíamos cómo proceder.
Un residente médico del
hospital nos había dicho que las sondas se podían destaponar con refresco de cola inyectado, agitando
la sonda para generar gas y presión, bombeando la jeringa y utilizando mucha
paciencia. Siguiendo su consejo en una ocasión tardamos literalmente horas en
desbloquearla con todo y que me la pasé tosiendo para ejercer presión dentro de
la sonda y saltando para tratar de aflojar la partícula atorada.
Otra opción consistía en la
substitución de la sonda bloqueada
por una nueva, camino que resultaba impráctico ya que el cambio
requeriría acudir a Urgencias en el hospital para que un doctor, ayudado
por una guía metálica, pudiera
colocar una sonda nueva,
procedimiento lento, engorroso y muy molesto debido a la alteración en la anatomía
de la zona en cuestión.
Para
evitar obstrucciones era
aconsejable colar cuidadosamente los alimentos ya molidos antes de inyectarlos,
sin embargo, por muy bien molidos
y tamizados que estuvieran,
su inyección siempre presentaba dificultad debido a
la alta densidad del licuado y la estrechez del tubo. Además, el
tamizado de los alimentos retiene la parte más nutritiva de los mismos.
En una
ocasión, tras un estornudo en la
madrugada cuando dormía, la sonda
naso-gástrica salió despedida varios metros. Contra lo que pudiera esperarse, Grace se las ingenió para
colocarla de nueva cuenta rápida correctamente. Dijo “si salió fácil debe
también entrar fácil.” ¿Cómo lo hizo?
Hasta la fecha sigue siendo
un misterio.
Así se
dieron la aventuras
naso-gástricas. Las limitaciones
que presentan esas sondas
jugaron un papel determinante en la decisión de llevar a cabo la gastrostomía y cambiar la
forma de alimentarme mediante una
sonda directamente del exterior al estómago.
Las Sondas II.
Las Sondas gástricas.
La
sonda gástrica cuenta con un
pequeño globo de látex suave ubicado cerca de la perforación del extremo del tubo que se inserta.
Una vez introducido el tubo, se procede a inflar el globo con agua inyectable
que entonces funge como un tope señalizador del sitio correcto de la sonda e impida que salga al exterior.
La desventaja es que el globo tiene una vida útil corta y tiende a reventarse. A los pocos días de la gastrostomía y de la colocación
de la primera sonda, el globo se
reventó. Rápidamente nos dirigimos a Urgencias del ABC donde un doctor alertado
por Serrano, con gran cuidado, introdujo una sonda nueva, procedió a inflar el globo, realizó un
vendaje complicado y, finalmente, solicitó una radiografía para constatar que
la sonda estaba ubicada correctamente.
Tiempo de la substitución: 40 minutos, costo: $ 4,000,
incluyendo servicios hospitalarios, material, radiografía y honorarios médicos.
¿Era todo esto
necesario? Desde que llegamos al
hospital Grace me comentó que ella pensaba que podría llevar a cabo la
substitución sin ayuda. Así que
puso mucha atención a los movimientos del doctor, aprendió lo necesario y desde
entonces no ha sido necesario ya
regresar a Urgencias. A la
fecha hemos substituido docenas de sondas cuyo globo se ha reventado y también hemos extraído
y limpiado sondas para su reutilización. Si se requiere una sonda nueva
se cambia en cinco minutos y su costo es de $120. Por mi
mismo las puedo extraer,
desobstruir, desinfectar, recolocar
y re inflar el globo. Solo
requerí de práctica.
Pero el cambio no eliminó
los accidentes. Las aventuras
más coloridas se han presentado con las sondas
gástricas. Han ocurrido ocasiones en que el globo se
revienta y la sonda sale expulsada
sin que me percate, evento
que ha sucedido sobre todo varias
veces durante la noche. Aquí se
presenta un problema
potencialmente serio ya que al no estar la sonda ubicada
en su sitio el estoma
tiende a cerrarse (estenosis) hasta llegar a hacerlo completamente. La reducción parcial o total del
diámetro de la fístula impide la reinserción del tubo. La primera vez que
ocurrió fue en domingo, en un pueblo en el que
estábamos vacacionando. Temprano en la mañana del segundo día de nuestra estancia, me di cuenta que la sonda se había salido
totalmente durante la noche, sin
ue yo tuviera noción del tiempo que había transcurrido desde su expulsión, Grace trató con fuerza de
reintroducirla, pero la sonda, fabricada con un material suave, se desviaba del
objetivo sin posibilidad de penetrar.
La fístula se había cerrado ya parcial o totalmente ¿Y ahora qué? En el pueblo no existía más que un
pequeño hospital que difícilmente estaría abierto en domingo a hora tan
temprana. El transcurso del tiempo era un factor crítico
por la creciente estenosis
del estoma. La única opción
disponible para un doctor, si es que
localizábamos a alguno,
sería inyectar xilocaína localmente y tratar de reabrir el estoma con un bisturí, acción que en una clínica de pueblo presentaba riesgo de
infección. Otro camino sería tomar
un avión y regresar para ser atendido en el DF lo que estropearía totalmente la
vacación.
Pero no contaba con la astucia y arrojo de Grace. Lo que a continuación
apunto no es para los ojos de Serrano.
Grace tomó una jeringa grande con todo y el capuchón de plástico duro
que protege la aguja. La introdujo
al orificio y presionó y presionó
mientras que yo, como buen
macho, resistía el apuñalamiento de jeringa. Esta
avanzó poco a poco y
finalmente progresó lo suficiente
como para mantenerse fija, sin movimiento, como una banderilla huérfana sobre el lomo del primero de la
tarde. Se nos ocurrió buscar en
alguna farmacia una sonda rígida que pudiera penetrar a través del estoma reabierto. Con la banderilla al aire subímos al
coche y después de una larga búsqueda localizamos una farmacia
abierta. La somnolienta
dependiente mencionó que creía haber visto una sonda en un desván trasero,
desapareció tras el mostrador y reapareció con una sonda para vías urinarias de
color sospechoso aunque rígida y de diámetro adecuado. Nos dirigimos al baño después de
adquirir material de desinfección. Grace retiró la jeringa y colocando la sonda
presionó hasta que el tubo se introdujo.
La sonda no contaba con
globo así que a ojo de buen
cubero -- adquirido por muchos meses de práctica --
la fijó con un pequeño vendaje. Probamos a inyectarle
agua que pasó sin ningún
problema. Problema resuelto, vacaciones salvadas. Costo: $40,
incluyendo la sonda rígida,
material de desinfección y vendaje. Un día después
substituimos sin problema la sonda rígida por una regular.
Reconozco que actuamos
irresponsablemente ya que s podríamos haber causado una peritonitis. Mi confianza en la habilidad y conocimientos de Grace y en mi mismo no deberían haber sido condiciones suficientes para actuar de
la manera en que lo hicimos. La temeridad no es la mejor consejera.
Han
ocurrido dos apuñalamientos más leves en otras ocasiones sin mayores
consecuencias.
Posteriormente y ahora si con el consejo de una conocedora enfermera que indicó que la piel
da bastante de sí, gradualmente incrementamos el diámetro de las sondas y llegué a la de mayor calibre que puede
obtenerse comercialmente (28 mm.).
Con esta sonda,, que presenta un diámetro casi 50% mayor a la
originalmente utilizada después de la gastrostomía, el área de los tubos se ha duplicado y los taponamientos han desaparecido.
(*)Recientemente, después de ensayo y error y sin el
consejo de nadie cambiamos a sondas sin globo inflable y, para su sujeción y
protección ante la presencia
humedad en la zona, utilizamos
parches adheribles. A cambio de cierta irritación en la piel ahora las sondas
duran semanas y a veces mas.
¿Por qué los doctores no recomendaron estos
caminos? No tengo respuesta. Solo
vivir y aprender.
.
2002. La muerte de mi padre.
Mi padre, al
igual que mis abuelos, padeció del corazón durante muchos años durante los
cuales no tomó medidas adecuadas para tratar la condición. En 1985 fue sometido a una cirugía de
‘bypass’ múltiple que resultó muy exitosa ya que él la sobrevivió 17 años
cuando el lapso esperado era de solo siete a diez. Cuando ya se encontraba muy
grave le preguntaba a mi madre
”¿cómo me estoy comportando?”
Genio y figura hasta la sepultura. Murió en 2001. Fue una persona de
comportamiento extremo, muchas veces afectuoso, generoso en lo material y muy valiente en el terreno personal Como ejemplo de su valentía él corrió
un gran riesgo para asegurar un cargamento de pólvora del ejército mexicano
para enviarlo ilegalmente a los
combatientes en Israel, donde poco después, como lo señalé. se enlistó junto
con mi madre como voluntarios en el Ejército Judío. Se mantenía sereno y
analítico durante las emergencias. Cuando se le diagnosticó a mi hermano a sus
once años unas seria enfermedad del riñón, rápidamente decidió que se le
trataría en una institución americana
e inmediatamente vendió su
coche para financiar el viaje a Boston. Al mismo tiempo era extremadamente
centrado en si mismo cuando se
trataba de sus propios sentimientos y motivos, y su comportamiento se volvía
hipócrita, egoísta, errático, y
hasta contradictorio cuando surgían dilemas afectivos. Solo 16 meses después de su
fallecimiento se diagnosticó mi
cáncer, cuando todavía estaba de luto. Durante todo el período de la enfermedad
he extrañado su espíritu, su fuerza y valor para enfrentar las vicisitudes de
la vida. ¡Que te vaya bien papá!
Cirugía Número 6 y Remisión.
La continua retracción de tejidos causada
por la cicatrización motivó el desplazamiento de la placa de titanio hacia
arriba, de tal suerte que se
programó una cirugía adicional
para corregir la posición de la misma.
CIRUGIA NUMERO 8.
2008. Octubre..
ABC. Sexta Cirugía
Reconstructiva.
Con una duración de siete horas y con la ayuda de Cienfuegos se procedió a abrir,
destornillar la placa, retirarla, modificar su ángulo (Cienfuegos había
bromeado que llevaría a cabo la “talacha” en el mismo quirófano sin necesidad
de ir a un taller mecánico) y fijarla al hueso sano por medio de tornillos de mayor diámetro. No se presentaron complicaciones y,
después de dos días de hospitalización, recibí el egreso y nos fuimos a
casa. La intervención equivalió a
un paseo en el parque – o así lo recuerdo -- comparada con las primeras
cirugías reconstructivas.
Para
asegurar una buena cicatrización tomé la consabida terapia
hiperbárica que constó de
diez sesiones.
2002. Asalto a mano armada.
Después
de escuchar innumerables testimonios de familiares, amigos, conocidos y compañeros de trabajo sobre asaltos
sufridos, finalmente mi turno llegó una tarde arribando a casa donde el portero
había estado entregando a los vecinos controles remotos con nueva combinación
para abrir las puertas de la cochera.
Alguien lo estuvo observando y a mi llegada, una vez que estuve dentro,
desplegó una pistola que puso en la cabeza del portero a quien sujetó del
cuello y amagándolo ambos me
siguieron al fondo la
cochera. De alguna forma había ya ensayado en mi mente como me
comportaría en caso de ser asaltado en la calle: acceder de inmediato e
incuestionablemente a cualquier demanda. Sin embargo, estando dentro del edificio, con mi familia seguramente presente en el
departamento, la situación cambiaba radicalmente. El tipo, bajito
y moreno con corte de pelo militar, dentro de un grueso y excesivamente
grande abrigo azul, sin soltar al portero, me apunto con la pistola que yo, no se por qué, no veía o no
quería ver pero sabia que la portaba en la mano. ¡Dame tu reloj! Un Rólex acero-oro, bastante golpeado.
que yo había adquirido de segunda mano años atrás. De inmediato se lo entregué. ¡Dame tu lana! Aquí cambié lo ensayado. Si
producía la cartera y el me la
arrebataba se llevaría la dirección y otros datos que amenazarían permanentemente a la familia o así lo pensé. Reaccioné diciendo que no portaba
dinero debido a los continuos asaltos en las calles, una apuesta arriesgada ya
que él hubiera podido exigir subir a casa o dispararme por no obedecerle. Sin
embargo decidió que el tiempo
invertido en el asalto se estaba volviendo crítico y concluyó que era mejor salir caminando rápidamente del edificio advirtiéndonos que
no nos moviéramos.
Otra vez la buena
fortuna me acompañó en éste trance. No creo que el ladrón haya obtenido gran cosa por un reloj
usado con un comprador de artículos robados. No todo lo que brilla es oro sólido.
2008. Remisión.
Hacia abril del 2008 habían
transcurrido cinco años
desde el diagnóstico sin que se hubieran presentado nuevos procesos de tumoración. Así pues,
oficialmente, a esa fecha, el cáncer de lengua
se encontraba en remisión.
Para muchos
pacientes de cáncer en Etapa III
sobrevivir cinco años representa
un logro mayor. Se genera una
sensación de haberse quitado un
gran peso de encima, de orgullo por haber llegado con vida al quinto
aniversario, de agradecimiento: a Dios para los creyentes, a los médicos, familiares y amigos,
entre otros muchos, y, en mi caso,
también a mi organismo.
¿Cómo
ha sido posible que haya podido sobrevivir a semejante embate de cirugías, tratamientos, infecciones,
medicamentos, secuelas y depresiones anímicas? Por un lado me auxilió la señalada dosificación de información y mis optimistas
expectativas de recuperación que al principio me ayudaron a seguir
adelante. ¿Habrán sido estrategias suficientes para sobrevivir? ¿No será también indispensable poseer una importante reserva de fortaleza física? ¿La poseo?
Posiblemente la genética
proporcione dosis de resistencia necesaria para soportar traumas como los que he
enfrentado. De muy joven mi padre
recibió un golpe fuerte en la cabeza propinado con un tolete durante un asalto que le provocó coágulos cuya
extracción requirió una
trepanación craneal, intervención
muy riesgosa para la época. La superó totalmente sin secuelas.
Además tuvo una larga
sobrevida a partir de su cirugía cardiaca de bypass múltiple. Nunca se quejó y mostró poseer una gran
fortaleza física. Mi madre ha sido
una persona sumamente sana. Hasta los 88 años no había sufrido padecimientos
graves, seguía activa y mayormente independiente. Recientemente sufrió una
caída y tuvo que ser intervenida quirúrgicamente. El procedimiento intra craneano se complico, le
sobrevino una fuerte infección que
requirió siete días de estancia en
el hospital y ahora, afortunadamente,
se encuentra bastante recuperada.. En su niñez mi hermano se sobrepuso a
la enfermedad de riñones que
requirió de cirugía mayor y sufrió
también a una contusión mayor por
un golpe durante una pelea. Ha tenido una vida normal hasta la fecha. Mis
hermanas tampoco han padecido ninguna enfermedad grave. Así que, sin querer tentar a la fortuna, es probable que mis consanguíneos,
incluyéndome, hayamos sido bendecidos con una genética favorable para
soportar traumas físicos, condición
que humildemente agradezco.
Por otro lado responsabilizo a otros genes por la contracción de mi cáncer. He
aquí una paradoja apta quizá para
ser discutida por médicos, genetistas o filósofos. En todo caso espero que mis descendientes hayan
heredado solo lo mejor de mis genes.
El Optimismo se Esfuma.
2008 - 2009. El optimismo se
Esfuma.
Después de varias
laringoscopias que se llevaron a cabo en Cabeza y Cuello del Hospital de
Oncología en el Centro Médico, se determinó que la continua estrechez de la vía aérea motivada por la inflamación proveniente
de la manipulación quirúrgica de los tejidos impide la respiración normal por nariz. Por un periodo indefinido la cánula deberá permanecer en su
función de mantener la respiración por vía traqueal. Como la epiglotis tampoco
funciona, no será posible el
consumo de alimentos por boca, ni
siquiera líquidos. Los tejidos de
la laringe están sumamente
afectados, la fijación de la lengua al paladar impide el habla y la boca
no sella. La mejor noticia: no se observa actividad tumoral.
Al mismo tiempo Magallanes adopta una postura cauta que no contempla
intervenciones mayores adicionales dentro de la cavidad oral debido al riesgo
latente de que se reabrieran
fístulas. Queda por lo pronto
descartado liberar la lengua, darle más piso a la boca o reposicionar
los labios, de tal manera que se
mantienen la imposibilidad de hablar.
Futuras intervenciones se
darían solo si y cuando se
presentara un rechazo de la placa
de titanio o por alguna infección mayor en la zona. Es de llamar la atención que
a ésta fecha no se hayan manifestado síntomas de rechazo toda vez que el hueso que se había intercalado en la placa como ancla ha
sido totalmente reabsorbido por el organismo
Por ahora, para cualquier
efecto, hemos concluido el
proceso reconstructivo. A ultimas fechas, la constante
retracción de los tejidos blandos en la parte inferior del rostro ha expuesto
la placa, sin infecciones hasta el momento. Sin embargo es bastante probable
que sea necesario intervenir para retirarla próximamente.
. (*) Esto ya ocurrió y mas adelante menciono el punto.
Primera
Reacción.
Mi primera reacción al
no tener en puerta cirugías o
tratamientos postquirúrgicos consistió en
un sentimiento de calma, de descanso ya que tendría
un merecido y necesaria descanso
de procedimientos médicos. Pero empezaron a surgir
las preguntas: ¿Ya no
habré de luchar más? ¿Me deberé
conformar con solo la esperanza que quizá a futuro haya nuevas opciones para
mejorar en funcionalidad y apariencia?
He sido proactivo ante decisiones médicas desde el diagnóstico
inicial. He preferido equivocarme por acción y no por
omisión.
A medida que iba internalizando (comprendiendo) que las disfunciones y las limitaciones que me aquejan son
permanentes y que no parece haber más por hacer, me iba acercando de nueva cuenta a una depresión emocional. Me sobrevenían sentimientos de rabia y de frustración. Constantemente me surgían preguntas
como ¿Qué hicimos mal?
¿Habremos equivocado el tratamiento? Después de todo el vía
crucis quirúrgico, la multitud de
tratamientos, medicamentos al por mayor
y mi religioso seguimiento de todas y cada
una de las indicaciones de los médicos,
deseaba que alguien me explicase
por que las cosas salieron mal. Pero, ¿En realidad
salieron mal?
Los
doctores vía charla y cartas, han
respondido en forma vaga a mis cuestionamientos. Su argumento
más socorrido, con pocas variantes, ha sido: 'Estas vivo y razonablemente sano lo que
demuestra que todo el tratamiento ha sido el adecuado'. Me llama la atención que ningún de
ellos parece hacerse responsable
directo de las secuelas que sufro.
Su actitud es tratarlas como un mal necesario, como un pariente incómodo
que se presentó en casa y a quien no podemos echar fuera. Todos queremos
ser padres del éxito mas el
fracaso es huérfano.
A pesar
de que éste tema ya lo había tratado
con los médicos regresaba una y otra vez a la cuestión: ¿Por qué no se
tomaron las precauciones odontológicas debidas? Villalobos ha
insistido en que dichas
precauciones no han demostrado estadísticamente que protejan al paciente. También mencionó que en México muy pocos sobreviven el cáncer de
lengua. En sus palabras, “casi no
existe sobrevivencia mayor a cinco
años en pacientes con carcinomas en lengua tratados en el Seguro Social”.
Pienso que el quería completar la frase diciendo “pero tu si sobreviviste” (mi
interpretación es que el nivel de
mortalidad que se presenta en esos pacientes se acrecienta debido a
lo errado o tardío del diagnóstico y tratamiento).
Para
ser justos consulte datos sobre estadísticas norteamericanas de cáncer, y
encontré que existe un 80% de probabilidad de supervivencia de al menos cinco
años si el cáncer en cavidad oral
se encuentra en etapas I o II. La sobrevida quinquenal se reduce a mucho menos
del 50% si el padecimiento se ubica en las etapas III y IV. En México no hay disponibilidad de
cifras de supervivencia en hospitales del sector privado, pero es muy probable
que la morbilidad local sea mayor que la de Estados Unidos. ¿Me sentí mejor
después de conocer estos datos? Algo.
Villalobos señaló que estaba próxima la inauguración del nuevo Centro de Cáncer del ABC donde se
trataría a los pacientes con radiación modulada producida por equipo tecnológico de punta para minimizar la afectación a tejidos
sanos. Con todo y eso, comentó, y que a pesar de ser un tratamiento menos
agresivo podría motivar que muchos
pacientes se le pudieran ‘salir de las manos’. ¿Entonces?
Sostiene que mi caso es exitoso y quizá especial ya que no
he sido fumador. Su departamento
médico lo estudiaría minuciosamente. Recientemente me informó que un paciente,
presentaba ORN a pesar de la radiación modulada.
Debo
señalar que muchos de los pacientes con cáncer que conocía previo a mi diagnóstico o que
conocí durante el tratamiento ya
fallecieron. A mi manera pido por
ellos. No es posible saber de
antemano cómo reaccionará un organismo a un tratamiento, ni física ni emocionalmente. Algunos pacientes no resisten y el
tratamiento les produce la muerte antes que la enfermedad lo haga o se deprimen
a tal grado que languidecen y no salen adelante. Otros toleramos el tratamiento pero a costa de secuelas
limitantes y permanentes. Otros mas
quizá logren salir casi indemnes. ¿Debería entonces tener paz interna por haber sobrevivido
y por haber hecho todo lo humanamente posible para mejorar a pesar de sufrir y
estar limitado por las secuelas?
Agradecido estoy y tratando de estar en paz también. En suma los médicos no tienen la capacidad de proporcionar respuestas claras y
puntuales a todos estos cuestionamientos. Quizá la mejor forma para mi de
contemplar todo el proceso sea ‘quid pro quo’ (algo dado a cambio de algo recibido).
Pérdidas.
He procedido
a listar mis pérdidas, no como
autoflagelación sino para ayudarme a registrar, refinar y aclarar mis pensamientos, sobre todo para entender a donde me han llevado las pérdidas y, quizá, hacia donde me llevarán.
Funciones.
He perdido las facultades
de habla, de respiración por nariz y boca, de deglución y
una buena parte del olfato. La respiración traqueal produce flemas
excesivas que frecuentemente obstruyen la cánula. Se producen esporádicos accesos de fuerte tos cuando le penetra
agua al traqueal o por algo en el ambiente que me produce alergia. El estoma de
la traqueotomía se ha desplazado lateralmente. Los músculos de la zona del cuello experimentan una gran rigidez que solo me permite un
pequeño giro de la cabeza e impide que conduzca en carretera. El movimiento de
los labios se ha restringido en gran medida. . La retracción de los tejidos
manipulados quirúrgicamente
hacen evidente la placa de titanio que en su mayoría
se ha expuesto. La pérdida de casi
todas las piezas dentales ha producido
hundimiento de las
mejillas que aunado a
la asimetría de la boca y del
mentón remarcan aun más la placa y
la deformación del rostro. El
pecho está completamente hundido, y me encuentro cubierto de cicatrices. La boca no cierra, persiste la fuga de
aire y la acumulación de saliva. No puedo empezar a imaginarme el estado que guardaría la parte inferior de la cara si se hubiera presentado una mala cicatrización. En resumen, perdí en forma drástica mi medio de
comunicación, mi sostén económico, mi apariencia física, mi vida social y la
posibilidad de besar a mis seres queridos.
Medio de Comunicación.
En
lugares públicos casi todos me decretan sordomudo, aún
después de observar mis
aspavientos en el sentido que oigo
normalmente. Puedo emitir algunos
sonidos y si estoy cara a cara, el
lenguaje corporal -- los ademanes y gestos -- ayudan a darme a entender parcialmente, pero el grado de
comunicación depende en gran
medida de la actitud, interés, paciencia y grado de sensibilidad
del receptor, respuestas y actitudes todas fuera de mi
control.
La expresión escrita es lenta y en pocas oportunidades resulta práctica. Poseo un programa de computadora que traduce texto
escrito a una voz femenina con acento
castellano; se trata de
Rosa -- mi secretaria cibernética.
Pero transportar la laptop, instalarla, escribir lo que quiero comunicar
y advertir al receptor lo que todo esto significa se vuelve tan engorroso que es más práctico utilizar papel y
lápiz. La comunicación con mi familia directa es a través del lenguaje que
inventé que la práctica ha agilizado. La actual dificultad de comunicación en cualquier parte y con toda persona, habilidad con
la que siempre había contado y base de mi actividad profesional, es la mayor
pérdida experimentada.
Sostén Económico.
La imposibilidad de hablar
se tradujo en una jubilación anticipada y no deseada en mi trabajo. Hubo una liquidación relativamente
reducida proveniente de un seguro
por incapacidad laboral
proporcionado por la empresa.
Cuento además con una pequeña pensión del IMSS. Me encuentro aún sin medios adecuados
de subsistencia además de que los fuertes gastos médicos agotaron mis ahorros.
Ninguna aseguradora privada me cubrirá a futuro por el antecedente del
cáncer a pesar de que el mismo se
encuentre en remisión. En caso de que se presentara
alguna dolencia futura y no contara con recursos para su tratamiento privado
sólo el Seguro Social me atendería
gratuitamente (al igual que
a muchos millones de mexicanos).
Durante
un lapso considerable me había sentido
angustiado por la necesidad
de seguir batallando a estas alturas de mi vida
con problemas económicos que supuse se resolverían durante mi
juventud. ¿Dónde quedarían los ‘años dorados’? Mi condición podría llevar a una vejez muy poco digna. .
Vida Social.
La pérdida de las
facultades descritas ha limitado mi socialización. Muchos de mis amigos,
algunos parientes y yo mismo
hemos querido evitar situaciones
embarazosas que supondría
el que ellos no supieran que decirme o que se generasen
sentimientos de
lástima de personas, muchas desafortunadamente, que no pueden manejar mi estado actual,
situación que yo he querido evitar
a toda costa. Tristemente, soy
incapaz de discernir sabores, masticar o tragar alimentos ni puedo percibir
suficientemente el aroma o sabor
de licores, así que no puedo disfrutar uno de los placeres humanos básicos. Por
lo anterior, se ha restringido mi
deseo de visitar amigos y parientes
o acudir a restaurantes. Cuando participo en algún evento social
o voy de visita necesito
acompañarme de comida licuada,
contenida en recipientes térmicos y por la parafernalia requerida para su inyección y para destapar, limpiar y reinsertar la sonda o, en su caso, y
la cánula de la traqueotomía. En los restaurantes estoy obligado a ordenar
comida licuada que muchas veces se prepara inadecuadamente con las consabidas
consecuencias (*).
(*) Las dificultades han disminuido en gran medida por el cambio de
sondas y mayor capacidad en los restaurantes para atender mis necesidades.
Apariencia Física.
A causa de mi patente
deformidad me he vuelto un Inevitable foco de atención en lugares públicos. Un
gran número de individuos me miran y literalmente se encogen. Los niños pequeños preguntan invariablemente a sus
acompañantes adultos ‘¿Qué le
sucede a ese señor?’, o me miran
confundidos o con miedo reflejado o con curiosidad reflejadas en sus
rostros. Alguno me dijo monstruo
en una plaza comercial. Hasta ahora
me ha resultado difícil pretender que no me he
dado por aludido, o que la atención no deseada que genera mi aspecto
es normal. Pero ni me escondo ni
lo tomo a mal ya que, como ya lo apunté, durante mi vida anterior mi actitud ante personas con deformidad física o
discapacidades con quienes me cruzaba en lugares públicos no era la mejor.
Expresiones de Cariño.
He perdido las capacidades
de reír a carcajadas, máxima manifestación de mi sentido del humor, rasgo que
siempre fue un sello de mi
personalidad. Puedo seguir riendo
pero en silencio. La imposibilidad
de besar me ha impedido expresar a mis seres queridos una importante manifestación física de
amor, cariño y aprecio que mucho
he echado de menos.
Otras Pérdidas.
Hemos ido de viaje
pero no con la frecuencia y gusto de otros tiempos, tanto por limitaciones
físicas como financieras. Al eliminarse
la natación por el riesgo
de bronco aspiración y el asolearse por
recomendación médica se
reduce el deseo de ir a la playa.
El no poder degustar alimentos es otro factor importante que me ha
quitado gusto por las vacaciones. Mis planes para el retiro
incluían desplazarme a mi antojo,
ver mundo, probar alimentos
y bebidas en otros países. Por ahora no tengo grandes deseos ni recursos para
desarrollarlos.
(Después de haber gozado y consumido alimentos indiscriminadamente durante la mayor parte de mi vida, mucho me sorprende encontrarme ahora sin una necesidad apremiante
de saborearlos y deglutirlos.
Contra lo que esperaba, a lo largo de los años se ha reducido
gradualmente la necesidad de
degustar comida, consecuentemente
la imposibilidad de hacerlo ha ido perdiendo peso específico como problema en
el mismo lapso, lo que por ahora
lo ubica solo como una pérdida
menor.
2009. Depresión.
Empecé a sufrir frecuentes
episodios de enfurecimiento.
Muchas veces la ira provenía
de la idea de que me había faltado haber hecho algo más; de ahí pasaba al repaso de los eventos que me han llevado a las limitaciones
actuales, una y otra vez, causándome daño emocional en cada
iteración. Seguía buscando a los culpables. A
veces me parecía que era yo mismo el individuo más culpable, otras veces
adjudicaba la responsabilidad a otros. Un
ejercicio en futilidad.
Me encontraba con una muy baja tolerancia a
la frustración, La relación de pareja erosionándose; Grace quien me ha apoyado en todo
momento se sentía muy cansada y
harta de siete años de presión, angustia e incertidumbre y mi estado emocional
no le ayudaba en nada. Ella
trataba de estar fuera de casa el mayor tiempo posible y cuando estaba
presente se sumergía en la computadora No tenía suficiente interacción con mis
hijas. Me veía impaciente con mi madre y
sin interés en visitarla a
ella ni a mis hermanos. Me veía dependiente, limitado, confundido, inútil, frustrado extraviado y prisionero en casa. En una frase: había
perdido el control de mi propia vida. El no poder
comunicarme verbalmente me
pesaba como losa. ¡Ni
siquiera podía dar un buen grito de desahogo! No había podido dejar de preguntar ¿Cuándo me tocaría
a mí? ¿Cuándo será mi turno
de nuevo? ¿Cuándo empezará mi nueva existencia?
Algunos pacientes caen en profunda
depresión que los acerca o los lleva de plano al suicidio cuando ya no pueden continuar con sus vidas
previas o por la contracción de
una enfermedad o accidente limitante: Sucede cuando pierden facultades, trabajo, activos, o sufren dolor o
deformidad. He conocido historias
muy desafortunados. En mi
caso, salvo el día del impacto
inicial, no me han invadido ideas suicidas
porque no he dejado de
pensar y sentir que el sufrimiento no ha sido aplastante, que mi red de protección se
encuentra ahí, lista para
arroparme, que me falta vida, seguir al lado de mi esposa, ver a mis hijas
prosperar a pesar de las limitaciones que experimento..
También
se daban ocasiones cuando me decía
¡Alto! ¡Sobreviviste! ¡Has cumplido! Que los demás te aplaudan, tu ya no
tienes necesidad de hacer nada más en ningún terreno. Afirmaciones absurdas
todas que quedaban descartadas una vez que se imponía la razón.
Aun con la
convicción de que había perdido el control de mi vida, en el punto emocional
mas bajo, en el día mas obscuro, los sentimientos positivos seguían allí,
hundidos profundamente en algún sitio pero, irónicamente, estos me mantuvieron
a flote. No obstante, la sensación de que me quedaba mucho
por hacer y por vivir, no era un incentivo suficiente para seguir adelante sin auxilio emocional.
La Muerte de mi Cuñada.
2010. Enero La muerte de mi concuña.
Mi concuña María, esposa de mi cuñado
Alfredo, falleció un lunes en el Centro de Cáncer del Hospital ABC. Tenía solo 48
años. Le habían diagnosticado cirrosis hacía unos meses y cáncer en
el esófago hacia apenas 45 días. Como
estaba muy débil y agitada después de la última sesión de
radiación modulada, Alfredo llamó a Grace, su hermana, que
de inmediato se dirigió al hospital.
Al llegar a la zona de recuperación, ella, sorprendentemente, se encontraba sin supervisión médica
presente y mostraba signos de falla respiratoria. Solicitaron
ayuda a la enfermera de guardia que de inmediato alertó a los integrantes del equipo de respuesta
rápida. El auxilio llego en cinco minutos pero ya era tarde y María, una vez que le hizo prometer a
Grace que cuidaría de su esposo,
murió en sus brazos.
Desconozco si una llegada
más pronta del oxígeno de emergencia y de los diez médicos y ayudantes que
llegaron en tropel la
hubieran sacado adelante, pero si señalo que el personal del
Centro de Cáncer no supervisó a una paciente que después de la sesión de
radiación mostraba síntomas
muy preocupantes.
Mi cuñado les pidió que
detuvieran los intentos de reanimación si se sospechaba daño neurológico. En todo caso los esfuerzos fueron tardíos y ella se fue. Nadie debería morir así, no mientras se
está en Recuperación en el Centro de Cáncer que supuestamente cuenta con suficientes elementos de
supervisión: médicos y enfermeras.
Mi percepción es
que el ABC -- la misma
institución que me ha tratado a mí, que me salvara la vida
y que ha contado con todo mi respeto -- falló
tristemente con ella; su
deficiencia confirma que
cada día, en todas partes,
se dan aciertos y errores en la batalla contra el mal. (Posteriormente se presentó una demanda
por mala práctica a la que no se le dio seguimiento debido a razones que
mencionaré y que por si mismas lo explicarán). Su partida me es especialmente
dolorosa porque María, una artista
plástica, me hacía sentir empatía por ella, y me había dicho que quería imitar mi lucha para sobrevivir, por seguir adelante. Su débil condición concedió a su lucha solo un plazo de mes y medio. La he extrañado
Como mi cuñado estaba
sumamente abatido, Grace, como era de esperarse, se hizo cargo de tramitar el acta de defunción,
pagar la cuenta del hospital,
programar el funeral, constatar que habían arreglado el cuerpo adecuadamente. En la funeraria, un familiar Márquez no muy brillante me dijo “ella se fue y tú sigues aquí”. ¿Cómo se responde a semejante aseveraciónn? Me mantuve callado para no
contestar en forma grosera.
2010. Enero Psicoterapia. Taller de Pérdidas Emocionales.
Como primer
paso para recuperar el control de mi vida, Villalobos recomendó a una psiquiatra del cuerpo médico del
ABC que me podría ayudar en el
aspecto emocional. Después
de varias sesiones con ella y a pesar de la mejor voluntad de ambos y simpatía mutua, la
relación que yo esperaba
entre terapeuta y paciente no se dio, quizá por su juventud o inexperiencia. En mi opinión se necesitaba una
persona asertiva y con mayor
experiencia y empuje.
Mi hija Nadine y su novio, también doctor, se dedicaron a
buscar entre sus conocidos un
terapeuta adecuado a mi edad y
condición. Una vez localizada, inicié la terapia con la Dra. Miriam Shalkow en enero de
2010. La lienta comunicación
escrita no obstaculizó mi rápido progreso gracias a su agudeza, percepción y
sensibilidad. Desde la primera sesión mis sentimientos
guardados por años y mantenidos bajo férreo control salieron a flote. Se presentó un estallido emocional y
fácilmente logré transmitirle las experiencias más dolorosas que me aquejaban. Shalkow ha empleado
técnicas de relajación - hipnosis que debido a su gran habilidad y mi total cooperación han funcionado
exitosamente. Nunca antes me había
relajado con tanta facilidad, nunca antes había cooperado para lograrlo. .
Han emergido
aspectos relevantes sobre lo que pienso y siento durante las sesiones de
terapia. Hemos establecido y
he aceptado que no debo culparme
por equivocaciones cometidas
durante el tratamiento (si es que verdaderamente fueron errores). Me puse en manos de los médicos y seguí
sus instrucciones al pie de la letra. No tenía capacidad para hacer más de lo
que me indicaron.
Poco tiempo después de la
cirugía más prolongada, en una visita de evaluación, Bross mencionó
que durante la intervención y en los días subsiguientes había estado a punto de morir en varías
ocasiones. Grace lo confirmó. ¡No lo podía creer! Hasta el día de hoy
me cuesta trabajo aceptarlo.
En la psicoterapia
hemos concluido que no puedo contemplar
aun el fin de mis días porque, en palabras de Shalkow, soy un “enamorado de la vida,
nunca te quejas y eres un luchador empedernido a quien le quedan tareas
pendientes por desempeñar”. ¿Cuáles
son? Estoy trabajando en
ello.
Taller de recuperación de pérdidas emocionales.
Sin haberlo planeado y coincidiendo con el inicio de la terapia psiquiátrica, se presentó la oportunidad de asistir a
un taller sobre manejo de pérdidas
emocionales con la guía se
personas conocidas de
Grace. El taller
busca, mediante técnicas muy estudiadas y probadas, que los participantes puedan manejar y
superar sus sentimientos de aflicción y pesar originados por el sufrimiento de
pérdidas significativas que les hayan ocurrido desde la infancia. Las pérdidas pueden ser de muchos tipos. Las más comunes se refieren a la muerte de un ser querido, a un
divorcio u otro tipo de abandono,
pérdida de trabajo, de facultades causadas por enfermedad o accidente, de activos, entre otras. Una vez
acordado que el ejercicio
sería en casa por mi falta
de habla cursé ocho sesiones
con el auxilio de Alejandra, una conductora muy hábil y experimentada. La información y técnicas aplicables se contienen en un manual y son muy sencillas de seguir. Debo decir que la mecánica del taller me aclaró ideas, extrajo sentimientos y sirvió para
potenciar la terapia psiquiátrica.
2010. Mayo. Boda de Nadine
No tenía ideas
preconcebidas relacionadas
con la boda de Nadine y Alex
. Para mí Nadine se había unido con Alex, documentos o no de por medio, el día
que decidió irse a vivir con él un
año atrás. Ella sabía que
contaba con todo mi respaldo sobre su elección. ya que desde hace muchos años
confío plenamente tanto en su juicio como en sus motivos. El que ambos sean
médico, contra lo que se podría pensar, parece cooperar con su equilibrio. Desde luego que no hay
nada escrito en piedra, solo el tiempo lo dirá.
Me propuse
presentarme con un atuendo apropiado para una ceremonia civil y fiesta en un jardín durante la primavera: un
traje claro de lino, camisa y
corbata de color alegre y un sombrero Panamá. Nunca había usado un sombrero más que en la playa. Consideré que un sombrero equilibraría
en alguna forma la deformidad de la parte inferior de la cara.
Ceremonia.
La ceremonia de
matrimonio civil realizada por una jueza me recordó el matrimonio con Grace 31 años atrás. Evoqué a mi padre
firmando el acta lo que me
arrancó un par de lágrimas. Sabina
e Ilana lloraban a raudales por la emoción, Grace y los novios se mostraban muy
tranquilos.
Testigos.
Ilana, se sentía,
en sus palabras, la hermana mayor
saltada en lo referente al orden
para casarse. Respetar tal orden
basado en la edad cronológica era importante en una era que concluyó hace mucho tiempo.
Ricardo, hermano de Alex,
presenta una condición congénita y tiene limitaciones físicas de nacimiento, lo
cual no le ha impedido su quehacer. Arrastró las piernas con fuerza y apoyado
en sus muletas se irguió y acercó a la mesa de la jueza, y, a pesar de que le temblaban las
piernas, se inclinó y rubricó el acta. Más tarde me encontré con la esposa de Ricardo, Olga, ella también presenta discapacidades
físicas muy importantes -- de ambos tenía ya referencia -- pero una cosa es lo platicado
y otra muy diferente es haberlos conocido cara a cara. Olga se desplaza con la
ayuda de un triciclo especial que le diseñó y construyó su padre, albañil de
profesión. Intercambiamos
numerosos abrazos y ambos dijeron
que también contaban con
referencia mías. Y ahí estaban los
dos, con su hijo físicamente
normal. Ambos trabajan y se sostienen, no dependen de otros. En el taller de Pérdidas Emocionales
que recién había cursado se previene
que es una trampa común el comparar pérdidas con otros para minimizar
emociones. Esto es, la adversidad de mi camarada es mucho mayor que la mía, por
lo tanto yo no debería sentirme
tan mal. Entonces el
autoengaño consiste en no intentar superar la pérdida. Ante ellos me cuestioné
¿Podría yo sentir autocompasión, reclamar, mantenerte enojado, no perdonar? “Métele ganas” me dijo Ricardo.
¿Cuantas ganas le han puesto ellos?
Un monto inimaginable. Aún ahora se me hace un nudo en la garganta
recordándolos.
Taller o
no, es meramente humano comparar sus pérdidas con las mías que, considero, son mucho menores y no
por haberlas comparado he minimizado emociones. Comparo no para auto engañarme
o evadir el esfuerzo emocional que superar la perdida representa, sino para
tratar de emular su ejemplo dentro de mis posibilidades.
En resumen
cualquier pérdida tiene la magnitud
que el sujeto le confiera.
Baile con la Novia.
Me había
incorporado y acercado a la novia
para el baile con el
padre. Esperaba, de acuerdo con la tradición, una melodía suave y apacible como
un vals y ¡Sorpresa! Nadine había
escogido la canción ‘Twist and
Shout’ de los Beatles tantas veces
cantada por la familia en el coche. Creo que éste inesperado baile a ritmo de
rock prendió la fiesta, bailamos, giramos, nos sacudimos. Nunca olvidaré las
caras de sorpresa de Grace, de mis familiares y de mis mejores amigos con sus
parejas, todos ubicados rodeando la plataforma sobre el césped. Al ver bailar a
la novia y a su padre a gran ritmo transmitiendo todos ellos un gran cariño . apoyo, fuerza, celebración a la
vida…. Algunos estaban tan emocionados que no podían hablar durante la pausa
posterior, pero el lenguaje corporal lo decía todo, nos abrazábamos mas y mas.
Grace dijo ”es que verdaderamente te quieren y están felices porque sigues vivo
y por que has llegado a éste día
especial”. Pensé ‘sí,
verdaderamente sigo vivo para momentos como éste’. Ahí caí en cuenta que siempre había supuesto
que la relación con mis mejores amigos se daba más en el ámbito intelectual –respeto y
admiración a la inteligencia y a
otras cualidades, al gusto por
intercambiar ideas -- que en el
terreno emocional. Ese momento demostró que nada supera la
fuerza de las emociones.
Ganancias y Mejoras
Asociadas.
¿Se han registrado
ganancias provenientes del padecimiento y sus secuelas? Pareciera ser una pregunta con un ¡No! rotundo como
respuesta automática. Más si
he analizado detenidamente los sucesos vividos para registrar las perdidas, lo
mismo puedo y debo hacer para
establecer si se han dado ganancias.
He aprendido que una serie de preconcepciones estaban
equivocadas. Soy un individuo fuerte,
capaz de soportar eventos físicamente dolorosos y muy desgastantes, y
que no me quejo. He podido limitar la intensidad de las
depresiones emocionales a un nivel que me ha permitido seguir funcionando
razonablemente. Le agradezco
a mi organismo por resistir la andanada de acciones médicas requeridas para
sobrevivir. Soy optimista y
siempre pienso que el futuro será mejor que el presente. Estas habilidades me
permiten esperar que podría enfrentar futuras aflicciones.
He aprendido a
apreciar la lucha de otros por superar condiciones que de otra manera los
limitarían. Su actitud y
comportamiento me han proveído con inspiración para seguir su ejemplo. Ahora trato de ponerme en sus zapatos. Siento un enorme respeto por los
luchadores que mantienen una vida productiva superando los obstáculos cotidianos a los que
se enfrentan. He
aprendido que el rechazo o
reacciones de inmadurez emocional que algunas personas me muestran al tratarme
no me importunen ni me afecten. Después de todo yo era uno de ellos.
Me ha quedado claro ya que los médicos,
mi red de protección y yo mismo
hemos salvado mi vida. El atestiguar
la reacción de apoyo y cariño
de mis familiares y amigos cercanos a lo largo del padecimiento me enorgullece y me alienta. El ser tan querido y apoyado me da ánimo para seguir
adelante. Humildemente lo
agradezco.
Mis malas
costumbres sobre alimentación y escaso ejercicio previas al diagnóstico seguramente me hubieran perjudicado
permanentemente. Mi condición
actual permite tener el tiempo (y
la disposición) para ejercitarme y
alimentarme adecuadamente. La
reducción de peso y el mantenimiento de una buena condición física son
subproductos de la mejora en mis hábitos
2011. Noviembre. La
Muerte de mi Cuñado.
Carta a mi cuñado.
Mi querido Alfredo:
No hubo oportunidad de
decirnos adiós. Te has ido rápida y para mi sorpresivamente así que esta misiva es un monólogo de despedida.
Creo que tu partida ha sido como tu la habías deseado, no obstante, pienso que a últimas fechas tu otrora
prisa por irte se había
reducido sensiblemente y empezabas
a considerar vías alternas.
Pero la
muerte ni es flexible en tiempo ni concede opciones, llega cuando le place a
cobrar todas las deudas pendientes que tiene registradas en su libro mayor,
sean del tamaño que fueran.
¿Qué le adeudabas tu a la
parca? Una vez que se fue María, tu
simbionte, tu raison d’être,
deseabas el mismo desenlace
que, conscientemente o no, te
llevó al descuido total de tu persona: bebida, tabaco, ayunos y seguramente
mas. Durante ese período ni tus hijos, Jaime, Grace, quizá Cecilia ni yo fuimos
capaces de persuadirte de que a pesar de las pérdidas y la tristeza la vida
siempre presenta opciones que se pueden considerar. Es una verdad de Perogrullo, pero no por eso menos cierta. Después de ese intervalo, recién cuando
empezabas a convencerte de que la vida
si te podía ofrecer algo mas, llegó el repentino fin.
Nuestro pacto de
protección mutua establecido en el funeral de María hace casi dos años no funcionó. Me pregunto que mas debería haber pensado, hecho, o dicho para sostener y
fortalecer nuestro convenio. No lo sé.
Como parte
muy significativa de mi red familiar de resguardo nos auxiliaste en
los momentos cuando mas lo necesitábamos y no quisiste que ello
trascendiera. Mencionaré solo un ejemplo: el día siguiente de mi cirugía
inicial para extraer el tumor me visitaste en Terapia Intensiva, pese a tu
extrema incomodidad en los hospitales, y solo dijiste “cuñado, tienes buen
color”, afirmación que gradualmente digerí y que mucho me animó.
Tu marcha
representa una fuerte pérdida para toda tu familia. El sufrimiento de tu madre
ha sido una punzante congoja para todo nosotros sus integrantes. La gran pena de tu hermana Grace, la
mas parecida a ti, también ha
sido una marcada aflicción para
mi. Sin embargo tu deceso no será, unívocamente, un dolor permanente para mi --
si bien lo experimenté crudamente en el momento de tu cremación. De ese momento a la fecha ha
prevalecido y hacia adelante
prevalecerá el feliz recuerdo de las partidas de dominó contigo y tus
hijos, el escuchar la música que
les gustaba a María y a ti, el obsequio de dos de tus cuadros y del rosario de
María cuando rompí en llanto, el guardar silencio en el cuarto de té en la
Condesa, las interminables conversaciones atendiendo nuestros encontrados
puntos de vista sobre el por qué y el para qué y tus manos sobre las mías.
Te extrañaré.
Mauricio.
2012. Recuperando
el Control de mi Vida.
La psicoterapia y el
taller de pérdidas emocionales me han hecho sentir mejor, pero aun falta dar
pasos adicionales para lograr paz y construir una vida productiva.
Lentamente he
procedido a aceptar las pérdidas y a perdonar errores, los míos y los que se
cometieron mas allá de mi control.
Se necesita un esfuerzo continuo
para lograr un reconocimiento pleno y definitivo de las pérdidas y para
llegar a una completa exoneración a quienes percibo --correcta o
incorrectamente -- que cometieron omisiones y equivocaciones. No se si algún
día seré capaz de perdonar del todo No puedo lograr calma y armonía para seguir
adelante sin una completa absolución.
Para sentirme productivo
requiero de un trabajo o a una actividad cotidiana y estructurada, probablemente en línea debido a la imposibilidad de hablar. Existen varias
opciones para trabajar utilizando la computadora, mismas. que he explorado,
pero no poseo aun la condición mental para persistir e investigarlas a fondo..
He estado escribiendo, y esta narración es un ejemplo de un nuevo
emprendimiento que amerita un mayor empeño. Estoy tratando de seguir la
sugerencia de aquella voz que escuché en Recuperación post quirúrgica hace unas operaciones y que me
aconsejaba dedicarme a algo que me gustara (*).
(*) Gradualmente ha incrementado mi actividad como escritor aunque aun estoy lejos de
transmitir mis ideas con suficiente claridad y creatividad. La reciente ayuda y
consejos en línea de una amiga de
mi juventud, que cuenta con una gran experiencia como autora de varias obras
importantes publicadas, me ha
galvanizad y espero seguir mejorado.
Desafortunadamente, la
prolongada tensión provocada por la enfermedad ha dañado la relación entre
Grace y yo. Nos hemos alejado, pero el amor mutuo nos ha mantenido juntos.
Ciertamente triste, pero no es un
inesperado subproducto de un padecimiento tan extenso en magnitud y tiempo. Nos
impacientamos fácilmente el uno con el otro y con frecuencia nos gruñimos (en
mi caso mediante agitados movimientos manuales--- el lenguaje corporal
transmite bien la irritación). A veces nos ignoramos por largos periodos
hundiéndonos en la computadora, o en un libro o en la televisión. Desde mi óptica, el distanciamiento no
es un asunto de asignar culpabilidad, sino de buscar cómo acercarnos
nuevamente. Considero que un
factor que mejorará la relación
matrimonial es el estructurar una rutina productiva. Se requiere
disposición y afán de ambos para
recuperar la otrora sólida
relación matrimonial.
Debo procurar acercarme a
los miembros de mi familia y amigos emocionalmente inmaduros. Debo aceptar su
afán de interactuar conmigo a pesar de sus sentimientos crónicos de lástima y
su comportamiento obsequioso. Si he aprendido a no prestar atención al rechazo
de extraños, entonces debo ser muy paciente con mis seres queridos y no
permitir que sus sentimientos no deseados me importunen. Debo darles tiempo
para que pudieran aprender cómo controlar su compunción.
Grace ha hecho
trabajo voluntario con niños afectados
por el cáncer en el Instituto Nacional de Pediatría. Hasta ahora no he
sido capaz de interactuar con pacientes jóvenes, como ella lo es.
Necesito ayudar a pacientes y a sus familias de forma accesible a mi,
como la posibilidad de transmitir mi historia. Espero que la distribución de éste texto sea un
camino para asistirlos.(**)
(**) He iniciado un blog
con pocos lectores hasta fecha reciente.
Mis hijas me obsequiaron dos pequeños
perros. Un ‘Yorkshire terrier’ y una ‘Poodle’. Los perros falderos son una gran
compañía. Mis perros amigos me acompañan en mis largas caminatas en la Colonia
del Valle (***), ellos han jugado y siguen jugando un papel fundamental en mi
recuperación.
(***) Y ahora en Aguascalientes
Actividades
Futuras.
Después de
una larga pausa, es necesario ya reanudar la lucha para mejorar en lo posible.
La
utilización de una laringe electrónica
recién adquirida ha presentado
serias dificultades. El engrosamiento de las paredes de la cavidad oral
a causa de fibrosis del tejido y
la fuga de aire han impedido hasta
ahora la emisión de sonido. Como
ya me lo esperaba, Bross piensa que no habrá posibilidad de recuperar el
habla Ahora habrá que adaptarse a
ésta realidad. Por lo pronto no se han presentado episodios de rabia debido a la aseveración del médico que
seguramente hubieran emergido de
haber conocido la noticia antes de recibir terapia.
En
cuanto a otras cirugías
reconstructivas, tendremos que esperar
a la evolución de los tejidos desplazados y la placa maxilar. Quizá sea
necesario retirar la placa (****).
Deberemos también estar pendientes de los avances en reconstrucciones
quirúrgicas de órganos dañados por radiación para eventuales intervenciones
futuras.
No se puede bajar la
guardia a pesar de que físicamente me haya estado sintiendo bien. He llevado a cabo análisis sanguíneos y
de antígenos (marcadores) cada seis
meses. Uno de los últimos
exámenes mostró un valor muy elevado
para el antígeno prostático
específico que podría indicar la presencia de cáncer en la próstata. Cuando un cáncer de lengua
se extiende, usualmente invade
pulmones o áreas de la cabeza ¿podría ser un cáncer diferente? ¿Cuál es probabilidad de incidencia de un segundo cáncer? Pareciera ser una falsa alarma ya que al
repetirse el análisis dos semanas más tarde las lecturas fueron normales. ¿Por
qué se elevaron tanto? ¿Qué precauciones se deben tomar? Habrá respuestas en una próxima cita ya solicitada a un urólogo. (Después de consultas con el
Dr. González Blanco no existen por ahora problemas mayores).
(****) OCTAVA
CIRUGIA; Séptimo Procedimiento Reconstructivo
Finalmente Magallanes y Cienfuegos decidieron quitar la placa maxilar.
Su retiro se llevó a cabo mediante
una cirugía ambulatoria en el ABC en marzo 9 de 2013. La intervención tomo solo
90 minutos sin ninguna complicación.
El procedimiento se inició a las 9 AM y hacia las 4 PM regresamos a
casa. Los médicos están
satisfechos con los resultados del mismo.
Como lo previeron, el mentón se sostiene ya sin necesidad de la prótesis a causa del gran endurecimiento
muscular en la zona debido a la fibrosis proveniente de la radiación.
Es otra
paradoja que la fibrosis muscular en la parte inferior de la cabeza , secuela
que me ha generado tantas molestias a lo largo de años, ahora sea un factor que
permitió el retiro de un cuerpo extraño
que hubiera podido llegar a
ser ser fuente de infección.
Diez años de sobrevivencia
desde la cirugía inicial.
2013. Abril.
En una
visita de seguimiento rutinario a
Villalobos le pregunté sobre que precauciones deberé tomar a futuro considerando que el próximo 15 de abril
se cumplirían diez años desde la
cirugía inicial. Una vez que
revisó los análisis preoperatorios y la radiografía de tórax, Villalobos
respondió “ninguna Mauricio. Tu ya no necesitas de mis servicios”. A pesar de
que no ha habido ningún proceso de tumoración ni otra indicación de problemas
oncológicos, esta ha sido la primera vez que el Dr. Villalobos expresa tan
claramente lo que representa una curación a mi cáncer. ¡Albricias!
Apéndice.
No puedo dejar de
pensar que la enfermedad, tratamiento. medicamentos, las severas secuelas y el sufrimiento asociado fue provocado
por un crecimiento tumoral que medía apenas 1.5 cm. de longitud cuando lo
extrajeron de la cavidad oral.
Así es el cáncer, el tamaño no cuenta; es una enfermedad degenerativa
terrible que puede surgir de una sola célula microscópica. Una célula cuyas
funciones se alteran y que influye en sus vecinas iniciando un crecimiento
descontrolado de tejido que produce un tumor quizá no detectable o es detectado cuando ya es muy tarde para salvar una vida.
En mi caso,
la detección oportuna del cáncer, continuando con mi buena suerte o
bendición, la participación de la
mayoría de los médicos así
como el apoyo de mi red de
seguridad y mi resistencia física y emocional fueron factores determinantes para salvar mi vida.
Estoy inmensamente agradecido con
todos y SIGO AQUÍ.