sábado, 17 de septiembre de 2016

REANUDO BLOG

EN AÑOS PASADOS  escribí un blog llamado SIGO  AQUI que inició con un texto sobre mi experiencia con el cáncer que intitulé Sigo Aquí y que le dio nombre al blog. Posteriormente escribí artículos que incluyeron temas de actualidad en política, economía, deportes, viajes y clima entre otros.

EL DIA DE HOY inicio un blog llamado REFLEXIONES DE HOY con los mismos temas si bien serán muy pocos relacionaos con el cáncer. 

Tengo una petición para todos mis contactos de correo,  mas bien son dos: la primera es la que me lean, la segunda es que recomienden el blog a cinco contactos de ustedes para que el número de lectores se incremente.

Espero mantener el interés de los lectores escribiendo al menos un artículo diario.
Espero que mis seguidores de SIGO AQUi se transfieran a REFLEXIONES DE HOY ya que solo ahi publicaré artículos

Un abrazo a todos.

lunes, 26 de octubre de 2015


SIGO AQUÍ
                                    
  PREFACIO.

  Le presenté a un buen amigo una copia preliminar de este relato a efecto de conocer su opinión.  Después de un par de semanas me advirtió que no podía finalizarlo porque la narración le parecía demasiado intensa y su lectura adicional le provocaría mayor dolor y pena.  Me manifestó también que él, como buen creyente, esperaba que su próxima vida sería mejor que ésta,  y que deseaba fervientemente que también lo fuera para mi.
   Le agradecí sus deseos y le hice ver que el motivo principal para escribir ésta historia radica en la esperanza de que sea de utilidad para aquellos que, como yo,  han sido expuestos al cáncer y para sus respectivos familiares y amigos cercanos.  También le comenté que había narrado con humor algunas porciones del relato, y que varios episodios del mismo los había descrito  con verdadera comicidad.
  Su esperanza en una vida ulterior me ha llevado pensar que una segunda existencia en un mejor lugar sería una aventura muy bienvenida,  pero, ¿qué tal si no se diera  una mejor vida? O, peor aun que si la hubiera pero en peores condiciones e la que la presente ofrece? ¿Será que un gran número de personas no se esfuerzan lo suficiente para obtener lo mejor de ésta vida porque piensan a final de cuenta  habrá una segunda oportunidad donde entonces si aplicarán su mejor empeño para triunfar o que quizá en esa segunda existencia  no será necesario esforzarse mayormente para lograr dicha y bienestar?
  Para mi, la premisa que antecede y gobierna mi pensar y hacer es que solo habrá una existencia, y es aquí y ahora cuando se requiere de mi mayor afán para maximizar sus dividendos a pesar de las difíciles circunstancias que me ha tocado enfrentar.
 Si habrá una mejor vida  ¡albricias!  Pero en todo caso, quiero ser capaz de decir al final de ésta que hice mi mejor esfuerzo para lograr  plenitud en la presente  realidad.
     
Razón de ser.

    El manuscrito  es un relato de lo que ha sido mi convivencia con el cáncer y su tratamiento a lo largo de un período de casi doce años, desde su diagnóstico hasta fecha reciente.   Quiero  compartir los acontecimientos  como yo los he registrado, con el claro reconocimiento  que  es probable que  otros actores y testigos de los eventos difieran  de lo que aquí transcribo.  No pretendo -- ni podría hacerlo -- narrar con rigor  técnico una descripción de los diagnósticos sobre la  enfermedad,  los detalles quirúrgicos,  los  tratamientos recibidos,  medicamentos recetados o secuelas.  Tanto como me ha sido posible, he reducido la utilización de términos médicos al mínimo.
     Intento  plasmar  mi memoria de  los sucesos,  un  recuento sincero sobre lo que he percibido, pensado y sentido  así como  un relato de  los altibajos emocionales producidos por  los aciertos y errores  que se han presentado en cada etapa de este inesperado viaje.  
     Quiero narrar cómo la experiencia me ha empujado a abrir los ojos al tema de mi  pensamiento y comportamiento intolerantes a lo largo de una buena parte de mi vida, sobre todo de la devaluación intrínseca que llevaba  a cabo sobre  ciertos individuos que ocurrían en mi entorno.  Me refiero a   a minusvalía  con la cual  marcaba  a otros, prejuzgándolos por mi interiorización de sus aparentes capacidades  mentales o falta de éstas. su  aspecto, tono de piel,  preferencias sexuales o creencias.  En muchas ocasiones  éstas impresiones quedaban registradas  en mi y yo cuidaba me cuidaba de expresarlas  exteriormente. En otras, generaban  en mi actitudes mas o menos obvias de rechazo hacia ellos. Esta  inflexibilidad ha provenido de fallas educativas producidas por mi entorno conservador; por mi imitación de actitudes y comportamiento de grupos afines: familia, escuela, amistades, compañeros de trabajo;  por festejar durante años las situaciones supuestamente cómicas relacionadas con estos individuos y  por haberme dejado  influenciar por la eterna avalancha insidiosa e intolerante en los contenidos de los medios de comunicación.  Que una gran porción de las personas en mi entorno se comportaran de este modo lo utilizaba como justificación a mi indiferente o irreflexiva conducta.
   En  lo que toca a individuos enfermos o “minusválidos” mi comportamiento  consistía en  ignorarlos, evadirlos  por mi ceguera, incomprensión y falta de sensibilidad sobre su condición.  Mi actitud habitual consistía en esquivar el contacto visual y evitar el imaginarme  como vivirían, qué pensarían y sentirían  aquellos que  tienen  dificultades o limitaciones en desempeñar sus actividades cotidianas.  No era mi problema y no quería ser parte alguna del mismo.   Es deplorable reconocer que para llegar a sensibilizarme y tratar de comprender el apuro y dolor de otros haya sido necesario experimentarlos y sufrirlos en carne propia. Mucho me avergüenza mi comportamiento anterior que paulatinamente he venido modificando.
   Para  darle contexto  al relato, he insertado sin estricto  orden cronológico algunos pasajes de mi origen y  vida previa al diagnóstico que me  hacen  recordar  de donde vengo y quién soy.  Experiencias  que me han marcado, que me han definido y con las que intento explicar mi forma de pensar y actuar.
    Adicionalmente, he incluido comentarios  sobre que y cómo se han producido cambios en mi rutina cotidiana y,  finalmente, he apuntado mis pensamientos sobre lo que deberían ser mis actividades futuras.
    He pugnado por no  juzgar o criticar a los personajes que aquí aparecerán, con la  excepción de unos cuantos  doctores y desde luego a  mi persona.
     Espero  que esta narración  pueda  ser de  utilidad, principalmente a  quienes tienen o se hayan visto expuestos al  cáncer u otra enfermedad grave así como a sus familiares y amigos cercanos.  No me cabe duda  que seré yo el primer beneficiado  al llevar a cabo este ejercicio  que seguramente tendrá sobre mi un efecto catártico.

INTRODUCCION.

 Trasladarse del porqué al para qué.
  
1960.  México DF. La muerte de mi tío Idel.
  
¿Por qué contraje cáncer?
   
      A la muerte de mi tío abuelo  Idel  le pregunté a mi bisabuela que se aproximaba a su 80 aniversario “¿Por qué se murió tu hijo, abuelita?”  A los once años de edad se hacen  todo tipo de preguntas sin recato alguno.   Abuelita Rosa  contestó con su gran sapiencia, en español con fuerte acento eslavo, “¿Por qué? No hay por que”.
    A pesar de que en ese entonces no la comprendí, su respuesta se quedó  por muchos años grabada en mí.   Solo recientemente creo haber  entendido su dicho.  El  ‘no hay por que’  se traduce  a ‘no tiene caso preguntar el por qué’.  Al sufrir una pérdida grande de cualquier índole casi siempre procedemos a preguntar  a nosotros mismos o a quien esté dispuesto a escucharnos ¿Cómo es posible? ¿Por qué me ocurrió a mi?  ¿De dónde vino? ¿Qué hice para merecerlo?
     La ciencia médica aún no proporciona respuestas satisfactorias al por qué  el cáncer se presenta en algunos individuos.  Se esgrimen  factores de riesgo -- tanto endógenos como exógenos --  predisposición genética,  hábitos e influencia del entorno,  pero no se transita aun  mucho mas allá. Estos elementos  forman parte de  un cuadro sobre el padecimiento sumamente  amplio y complejo del que hasta ahora solo se ha explorado y comprendido una fracción.
   Casi todos los individuos relacionados con en el paciente: familiares, amigos, personas en clubes de apoyo mutuo o religiosos, filósofos u hombres de medicina  querrán decir algo para  expresarle su apoyo y animarlo.  Muchos recurrirán  a trivialidades o frases comunes que fueron leídas en libros o revistas,  escuchadas de conocidos, de películas,  de telenovelas. Hay un reducido número de personas versadas en o conocedoras de la condición humana capaces de responder con sensibilidad a las preguntas citadas.   Los individuos inteligentes y  emocionalmente maduros  dirán  ‘procura enfocarte en lo positivo’  o dirán aun menos o, quizá, nada dirán.  Por otro lado, una buena porción de los médicos, en caso de ser interrogados sobre la cuestión,  responderán en forma extremadamente técnica o evasiva. para no involucrarse  emocionalmente. Actitud harto comprensible
     En cuanto  a la posibilidad de merecer un cáncer,  en lo particular no tengo ninguna opinión.  Si la afección se  considera un castigo,  el tema pudiera  ser tratado con psiquiatras o confesores.
     La reiteración frecuente de estos cuestionamientos que inician con  ¿Por qué yo?  constriñe a los sujeto a una  plataforma de auto victimización y  es muestra de  pasividad e incapacidad de contemplar la realidad, el futuro  o ir hacia adelante.   El mantenerse esperando  que alguien  o algo revele el  ‘por qué’   reduce al sujeto  a ser un mero observador -- confundido y débil --  ante los acontecimientos,  a permanecer   estancado y sin la posibilidad de  responsabilizarse  para encontrarle significado a los mismos.
  
 ¿Para qué contraje cáncer?
       En lo personal elijo trasladarme del  nivel 'por qué' al  nivel superior 'para qué'  ¿Para qué me dio cáncer?   La respuesta  a esta pregunta la tengo que encontrar yo mismo, nadie  más la proporcionará.  Al  activarse su búsqueda – que será larga y complicada --  iniciaré el camino para  tratar de  transformarme en un protagonista responsable de mi destino.

¿Para qué seguir adelante?  
     Al contraer un cáncer maligno y altamente reincidente he iniciado  un viaje inesperado, incierto y, en su caso,  sumamente prolongado.  Me he dicho  ‘si has soportado las múltiples cirugías, los numerosos tratamientos, las limitantes e interminables secuelas;  si  has superado   episodios  de depresión, rabia y confusión recurrentes,  entonces para algún objeto o varios  te he mantenido con vida después de  once años’.   Ahora debo ser capaz de buscar y encontrar   actividades  que pueda desarrollar dentro de mis impedimentos, limitaciones que tendrán la magnitud que yo les asigne.  Debo permanecer  enfocado en ellas y, sobre todo, estar dispuesto a aprender algo nuevo todos los días.  Si tengo éxito en ello entonces la respuesta  a un  primer  cuestionamiento de 'para qué'  es:  para  acercarme a mi potencial.  Charles Schultz -- de la tira cómica ‘Peanuts’-- afirmaba que no hay carga mas pesada que el potencial no logrado.


¿Para qué puedo servir ahora?
         La respuesta que emerge es: para  ayudar a otros que aun batallan en la  etapa  del  'por qué'.  Asistir a  aquellos  que pudieran trasladarse  a la   plataforma  'para que',  o habiéndose trasladado ya,  se encuentren  al inicio de esa jornada.    Quisiera apoyar  a estos individuos,  no con palabras de aliento o buenos deseos, sino mediante  el informe  sobrio y objetivo de lo que he experimentado, pensado  y sentido.  Quizá sea posible aprovechar las enseñanzas de mi vivencia en su beneficio para  ayudar a su progreso  hacia una etapa más avanzada del  'para qué. '  Al mismo tiempo,  para mi  es sumamente útil y  satisfactorio aprender de las experiencias de otros. 
       Finalmente,  el 'para que' más importante que ahora contemplo, a pesar de que su tránsito sea por un camino muy trillado, es que  me he mantenido vivo para corresponder el apoyo de mi familia, amigos y médicos que ha sido  sostén vital durante  éste trance.  He aprendido que el  mero hecho de seguir respirando es corresponder y reconocer a todos mis seres queridos y respetados.
  ¡Y sí!, ahora hay días en los que el sol aparenta brillar mas, las plantas se ven más verdes, la lluvia  recompensa y las personas en la calle parecen  mostrar un gesto menos duro.

ORIGEN

2014.  Recuerdos.
         
    Muchos de los días traen una larga cauda de recuerdos almacenados en algún lugar de mi muy extenso archivo no impreso.  El evocar tantos eventos ocurridos  a lo largo de mis sesenta y cuatro años de vida es una bendición al momento que intento plasmarlos por escrito.  No así en otros momentos, como en las madrugadas, cuando los recuerdos emergen sin que conscientemente las hubiera llamado, me despiertan y me mantienen insomne,  se desplazan desde los pliegues más profundos de la memoria,  se agolpan y  los puedo tocar.    Son imágenes  coloreadas por matices y tonos impartidos  por los sentimientos asociados a ellas; retratos  que han perdido nitidez por el transcurso del tiempo  y por la sobreposición de imágenes posteriores que desdibujan las más antiguas.   Aunque pugno por ello no soy objetivo en mis remembranzas. ¿Acaso alguien lo es?

 2003.   Febrero.  MEDICA SUR.  Dr. Fajardo,  Diagnóstico  incorrecto.
 
      “Es todo menos cáncer” sentenció el Dr. Germán Fajardo Dolci, otorrinolaringólogo  en Médica Sur.  Así emitió su diagnóstico erróneo en febrero de 2003 cuando empezó mi relación con el cáncer y  el inició de una larga travesía que abarca su detección, tratamiento y secuelas. La lesión,  presente en el  dorso lingual,  me producía molestias  menores  que yo  había notado unos meses atrás.   Durante  tres visitas  a su  consultorio, a lo largo  de  seis semanas,  Fajardo  me recetó un ungüento  para aplicar en la laceración asegurando que pronto mejoraría.  Su incapacidad de diagnostico y su patente negligencia me llevó a perder  tiempo que, en el tratamiento de cáncer, se vuelve precioso.
     En mi forma de ver,  dos de los principales obstáculos que se presentan en México y quizá en muchos otros países para la detección oportuna del cáncer son: la renuencia de los pacientes para acudir a los doctores cuando se presentan  síntomas  y la incapacidad de muchos  médicos para diagnosticarlo  correcta y oportunamente.  Esto aplica tanto para  galenos privados como del sector de salud público.
     Desafortunadamente,  en una gran cantidad de casos, todos los síntomas y molestias iniciales generados por un cáncer  pueden ser interpretados   como  provenientes de condiciones no peligrosas.  A saber:  tos persistente, ronquera, anemia, presencia de sangre en saliva, orina, evacuaciones;  pérdida repentina de peso,  manchas, lunares o decoloraciones en la piel; bultos bajo la misma, entre otros.  Los individuos que pertenecen a grupos en riesgo pocas veces están conscientes de ello.   En nuestra sociedad  aun no preocupa lo suficiente que se alerte sobre  abuso de tabaco, alcohol, alimentos grasos;  sobre exposición desmedida al sol o a substancias tóxicas; y sobre quienes tienen o tuvieron  familiares que han sufrido la enfermedad.
      Irresponsablemente dejé transcurrir  cinco meses desde que noté la lesión en la lengua y la cita con el otorrinolaringólogo de marras.  En el mismo lapso, la dentista que me trataba no le concedió mayor importancia; como tampoco  se la otorgaron en la clínica  Vista Diagnóstica, elegantemente instalada en Santa Fe.  Después  de una concienzuda evaluación clínica anual, a base de imágenes radiológicas  y tomográficas,  estudio requerido por la empresa donde laboraba, la lesión en la lengua no  fue detectada.  Se hizo necesario  informarles   sobre su existencia  mencionando que no se había cerrado en varios meses.  La doctora  a cargo de la revisión no le adjudicó mayor importancia ni le dio  un sentido de  urgencia a  la obtención de un diagnóstico específico sobre la misma.    Finalmente, al mantenerse la lesión, mi hija Nadine, entonces estudiante de  medicina,  me persuadió  que me sometiera a una biopsia.  Mismo consejo  que   sugirió   el Dr. Fernando Serrano Berry, cirujano  gastroenterólogo,  miembro del cuerpo médico del Hospital American British Cowdray,  mejor conocido como Hospital ABC.  Consulté al Dr. Serrano a principios de abril y acordamos  llevar a cabo la biopsia el lunes santo (que corresponde al día de la ‘Limpieza del Templo´,  según el Nuevo Testamento). Esta  intervención daría inicio a una larga relación con la Institución. 

 Origen Familiar.

    Cuando niño jugaba a  apuntar después de mi nombre de pila  los apellidos que provienen de mi árbol genealógico que había averiguado de mis padres, alternado los paternos con los maternos. Lograba  escribir ocho patronímicos:    Frank,  Hoeflich,  Zaslav,  Valdés,  Weissburd,  Aldape,  Yoselevsky  y  Morales.  Cinco de ellos provenientes de Europa y tres de México de origen español.  Esos son los apellidos paternos de cada uno de  mis bisabuelos.

1879.  Famila  Zaslavsky - Yoselevsky                                                          
   
     Mi bisabuela y cabeza de su familia,  Roshka Yoselevsky Kaplan, nació en 1879  en Baranovich, ciudad  que formó parte de el Gran Ducado de Lituania y que actualmente se encuentra en  Bielorusia.  En la década de 1870,  la pequeña localidad se convirtió se un nudo ferrocarrilero importante ya que se ubicaba  en las rutas recientemente inauguradas entre Varsovia. Moscú y  Vilna – Livov.  Pronto el villorrio empezó a crecer, y para 1883 se convirtió en un poblado de 2,000 habitantes.  Hacia 1897 la población llegaba a 4,600, la mitad de ellos judíos. El padre de Roshka  se llamó Moshe Yoselevsky, hijo de Herzl Yoselevsky y Malka (?);  y su madre Sheine Kaplan. 

                                                           Moshe y Sheine Yoselevsky 


Roshka tuvo siete hermanos:  Zlate,  Aaron,  Jaim,  Frida,  Moshe, Asril y Sara.  Roshka  empezó a trabajar a los diez años en la tienda de su padre quien además poseía un molino de grano;  se expendían  también géneros y alimentos básicos y  ella resultó ser una excelente comerciante.
   Alrededor de 1898  casó con Najúm  Zaslavsky, patronímico que viene de  Ziaslav o Zaslav, una de las poblaciones mas antiguas de Ucrania, ubicada en la parte occidental del país  con  registros que datan del siglo once, y el sufijo sky que significa ‘originario de’.
    La pareja se mudó a Kazatin, una ciudad  situada a 150 Km. de Kiev, la capital de Ucrania.   Kazatin contaba en 1900 con una población judía de  1,700  habitantes (la población de la ciudad en 2001 totalizaba  28,700 almas) y era también  un centro ferroviario de cierta importancia localizado  en el camino al puerto de Odesa en el Mar Negro.   Najúm no era adepto al trabajo, se dedicaba de lleno al estudio de la Torá, mientras que  Roshka era la proveedora.  El matrimonio procreó  cinco hijos:   Nejame (Juma), mi abuela paterna,  quien nació en 1900, Herzl, Yidel, Essia y Yosef.

Biopsia.

2003.   Abril.  Biopsia.
   
 Una vez definida la fecha de la biopsia envié un  correo electrónico a mi superior jerárquico en la empresa  que rezaba: ‘No acudiré a la oficina el próximo lunes ya que me someteré a una cirugía menor’.  ¡Qué poco sabía yo!

1900 – 1925.  Ucrania.
        
   Najúm murió joven,  al parecer como consecuencia de un infarto cerebral. Roshka quedó viuda con cinco hijos a quienes sacar adelante.  Durante la revolución bolchevique iniciada en 1917, ella tenía ocultos alimentos como harina y azúcar para consumo familiar y  para venta o intercambio.   No pasaron hambre durante las hostilidades a diferencia de muchos otros.  Juma  era particularmente bonita por lo que la ocultaron con una familia cristiana para evitar que los soldados la pudieran violar.
   Por la forma en que les tocó vivir, el tío Herzl, el varón mayor, me decía que él se había visto  obligado a hacerse hombre desde muy joven. En un viaje a Odesa  recibió de un soldado un golpe en la espalda propinado con el plano de un sable cuando sólo contaba con 14 años.   Los abusos contra los judíos eran comunes en esa época.   Juma se casó a los 20 años con Israel (Sasha) Frenkl que había nacido también en 1900.  Sus padres se llamaron  Moshe Frenkl  y Bela Weissburd -- cuyas fotografías la muestran con un porte sumamente distinguido -- y  sus hermanas menores:  Buzia y Sonia. Ningún miembro de su familia directa emigró de la URSS (*).
 Mi padre Najum, nombrado así  por su abuelo fallecido, vino al mundo en 1922.  Él resultó ser el último miembro de su familia que nació en Europa.
(*) En los años noventa mis padres, en un viaje a Israel, tuvieron una reunión con primos Frenkl recientemente emigrados de Rusia.  Se comunicaron  a señas, en un idish sumamente limitado y con algunas palabras en hebreo e inglés.
  A la expulsión de Trotsky, el extremado antisemitismo de Stalin empezó a mostrar su horrible faz.  Roshka,  con una clara visión del futuro, se percató que los judíos tendrían un negro porvenir bajo el régimen soviético así que organizó el éxodo de su familia en 1925. 

                                                   Roshka Zaslavsky alrededor de sus  40.



El plan incluyó a los Frenkl; Sasha a regañadientes ya que no estaba convencido de abandonar la URSS.   Viajaron de  Ucrania a Moscú  y de ahí a Rotterdam, Holanda  para embarcarse a América.    Su destino final era Dallas, Tejas, a donde años antes había emigrado la hermana  mayor de Roshka,  la ‘tante’ (tía) Zlate, cuya familia había prosperado económicamente.   Zlate -- que había cambiado su nombre o lallamaban Lottie --  había casado con Joseph Schepps, empresario del ramo de lácteos, deseaba ayudar a la familia Zaslavsky a establecerse en Dallas..  Sin embargo, el gobierno de los Estados Unidos tenía establecido un sistema de cuotas de inmigración con un número máximo por nacionalidad.  En el momento de que  se embarcaban a América,  la cuota para los originarios de la URSS -- aparentemente 30,000 -- se había cubierto ya para el año de  1925.   Decidieron entonces que efectuarían una escala temporal en México, vecino a Tejas, donde las restricciones a la inmigración no parecían ser muy severas,  permanecerían allá unos meses e ingresarían a los Estados Unidos  una vez que se reabriera la cuota para 1926.    Después de una travesía marítima en tercera clase que requirió  un mes, con escala en La Habana, y subsistiendo mediante una dieta compuesta mayormente de patatas,  llegaron a Veracruz.

2003.  Abril.  ABC.   Dr. Serrano.  Diagnóstico Correcto.
     
   ‘Carcinoma  epidermoide de lengua de crecimiento rápido’ fue el  diagnóstico  proporcionado el miércoles de semana santa  dos días  después de la biopsia.  Serrano  dijo  “Debido a que la biopsia  puede estimular el crecimiento del tumor no esperaremos, te intervendré pasado mañana, viernes santo. Tu te internas mañana a primera hora. No habrá vacación ni para ti, ni para mi, ni para mi equipo”.
     De acuerdo con publicaciones norteamericanas oficiales,  éste tipo de  cáncer que se localiza en la cavidad oral  presenta una prognosis  que está íntimamente ligada  al grado de desarrollo o etapa  que guarda la enfermedad al ser diagnosticada  y es el factor más importante que afecta el pronóstico del padecimiento y establece la probabilidad de  la  posterior  sobrevivencia  del afectado.
      Muchos carcinomas  de lengua no son descubiertos antes de  que se produzca una  parálisis lingual.  Para entonces es muy probable que el cáncer se haya metastatizado  (que se haya extendido a otras áreas del cuerpo),  lo que complica en extremo su tratamiento.   En mi caso, el hecho que el tumor produjera una lesión externa visible y que generara molestias fue sumamente  afortunado.
  En lo que toca al diagnóstico, debo mencionar, por banal que parezca, que toda persona se debe hacer responsable de su propia salud y bienestar. Uno debe actuar de inmediato si se presentan síntomas como los descritos.  Evadir o posponer la consulta médica puede llevar a consecuencias desastrosas. Si el origen de los síntomas no puede determinarse en un lapso corto, uno debe insistir tanto como sea posible ante el médico, ya sea del sector privado o público.  Existen instituciones gratuitas del Sector Salud como el Instituto Nacional de Cancerología o el Instituto Mexicano del Seguro Social donde hay la posibilidad de obtener un diagnóstico correcto y, en su caso, recibir un tratamiento adecuado.
   Toda lesión que se presente en cualquier parte del cuerpo que no cicatrice en un período de dos semanas debe ser considerada como sospechosa. Es considerablemente mejor para uno estar equivocado sobre la seriedad de los síntomas y ser considerado terco u odioso por los médicos, a que mas tarde se demuestre que uno tenía razón y que no se llevaron a cabo acciones cuando hubiera sido oportuno.

1925.  Veracruz
 
   Imaginémonos  la escena: los rusos rubios llegando al puerto.  El testimonio de la tía Esia, la hija menor de Roshka, era que unos hombres morenos y bigotudos, con grandes sombreros  y machetes subieron al barco y se les acercaron.  Pensó ella  ‘¿A dónde llegamos?  De seguro nos van a matar’.  Eran sólo estibadores del puerto que venían a ayudarles a  descargar el equipaje; con machetes  y cordel en la cintura para amarrar las pertenencias sueltas.
   En el puerto de Veracruz hace calor todo el año a menos que estén experimentando un frente polar que trae frío y mareas fuertes. Durante tales eventos  no era posible  desembarcar por lo que seguramente llegaron en un día caluroso.  Clima exótico, aromas de puerto y gente extraña. Descendieron del barco al muelle  y de ahí a la aduana  a tramitar los documentos de entrada al país. Los  que traían consigo seguramente estaban escritos en cirílico, ilegible para los funcionarios de inmigración. No me puedo imaginar que hubieran podido obtener durante  sus escalas traducciones certificadas de los mismos. Quizá el tío Yosef, que tenía 14 años,  y que aprendió algo de español durante la travesía, ayudó con la traducción.  Era un joven brillante; un Parkinson temprano le arrebató la posibilidad de una vida normal.
   En  Inmigración los nombres de todos ellos, probablemente  por voluntad propia,  fueron  hispanizados:  Roshka a Rosa;  Juma a Ema; Yidel a Idel; Herzl a Héctor; Esia a Esther; Yosef a José;  Sasha Israel a Ismael, su apellido Frenkl a Frank; Nahum a Nathán;  y el apellido Zaslavsky se recortó a Zaslav.  El nombre de mi padre, a sus tres años de edad, se transformó de Najum Frenkl Zaslavsky a Nathán Frank Zaslav. Alguna vez le cuestioné a mi abuelo sobre su apellido. “Seide (abuelo), ¿por que razón no lo cambiaste a López o Sánchez, apellidos  mucho mas fáciles de pronunciar?”  El se sonreía y no contestaba. Quizá no modificaron  sus apellidos al grado de cambiarlos por apellidos españoles, como algunos inmigrantes lo hacían,  porque ellos no planeaban permanecer en México.
  La tía bisabuela Lottie los esperaba en Veracruz  y todos  abordaron el tren a la Ciudad de México.

GRACE.

1971.  Grace.
    
  GRACE:   Gracia,  garbo, donaire, favor, merced, indulgencia, privilegio, gana, disposición, talante, bendición.  Del  ‘Nuevo  Diccionario  Inglés – Español de Cuyás,  Appleton,  Quinta Edición’.
          Conocí a Graciela Márquez López en la Universidad Iberoamericana localizada entonces en Churubusco una noche después de clases en un patio ubicado entre edificios de salones.  Me la presentó mi entonces novia que era su compañera en la carrera de  Psicología.   Ella la identificó como  ‘Grace’ y, a partir de ese momento, siempre la he llamado, recordado y me he referido a ella de esa guisa.

                                                         Graciela Marquez Lopez 1976


2003.    Impacto inicial.
          
        “Grace, pero si yo nunca fumé, de hecho  más allá de la muerte de mi abuela paterna a causa de cáncer en el pulmón,  no integro  ningún grupo  de riesgo.  Ella  fumaba y yo nunca lo hice. Además pienso que resulta ser un pariente lejano ¿o no?  Si me cercenan la lengua deberás conseguirme una pistola, un profesionista como yo no puede vivir sin hablar”.
     Ahora me avergüenza mi  reacción inicial que expresaba mi gran ignorancia,  inmadurez emocional, temor, rabia y el  rápido deslizamiento  a una  primera depresión emocional.   Demostraba  mi total desconocimiento sobre la multitud de aristas del complejo polígono que integran  todos los  aspectos  relacionados con el cáncer.
        Durante 53 años había sido un individuo  muy sano. No experimenté enfermedades graves ni lesiones serias por accidentes, a pesar de que se presentaron  muchas instancias cuando hubiera podido sufrirlas --  como mas adelante lo describiré.  Mis únicas intervenciones  quirúrgicas habían sido  por anginas y hemorroides, ambas dolencias menores.   Padezco de keratocono, una deformación de la córnea ocular que se controla con lentes de contacto y que no me ha limitado mayormente.  La única lesión que amerita mención consistió en la fractura de un hueso del brazo izquierdo por una caída. Como a un buen número de personas, la suerte de no haber experimentado nunca sufrimientos mayores  provenientes de  problemas médicos  o accidentes serios me llevó a creer que era invulnerable. Pensaba y me decía  ‘las  desgracias les ocurren  a otros pero no a mí’.  ¿Ellos sí y yo no?  ¿En dónde estaba escrito que yo estaría exento de infortunio?   A final de cuentas los dados ruedan y todos formamos parte de  estadísticas  donde el azar nos situará. 
        El fuerte impacto inicial recibido por el diagnóstico se  fue aminorando gradualmente   debido al apoyo de lo que llamo mi  ‘red de seguridad’  o ‘red de protección’.  Red que en mi caso se constituyó  por mi familia directa, por individuos inteligentes y/o sensitibles integrantes de mi familia cercana y extendida, amistades  íntimas y  algunos médicos,  incluyendo los psicoterapeutas.    Otro factor que amortiguó el choque   inicial  fue  el relacionado con la esperanza. Esperanza  en que obtendría ayuda superior, que saldría adelante;  certeza en que aún tenía cosas por hacer, que todavía no había  llegado  mi hora.   El mero transcurrir del tiempo, cada día adicional vivido,  me iba confiriendo  mayor seguridad en que permanecería en ésta realidad.  De algún modo me estaba manteniendo con vida y, sin poder señalar alguna causa lógica que lo explicara, sentía que  así  seguiría, al menos por un período adicional. 
      Mi red de protección está encabezada por  Grace y mis hijas.  Como se verá a lo largo de este relato, ellas, y en especial Grace han sido un factor fundamental para el logro de mi sobrevivencia y mi gradual recuperación.

1925.   México DF y Monterrey NL.
   
    Cuando la familia Zaslavsky llegó a México su presidente  era  el general Plutarco Elías Calles. El país aun se encontraba en período de pacificación tras los años de guerra revolucionaria y las sangrientas pugnas subsiguientes.  La Ciudad de México tenía algo menos  de dos millones de habitantes y presentaba  gran pobreza.  Entre otras muchas carencias no contaba con drenajes. Una importante porción de la zona  que ahora se conoce como  el Centro Histórico se inundaba en época de lluvias ya que no había recursos para completar los servicios urbanos iniciados durante la dictadura  porfiriana.  A la familia no le gustó la ciudad así que  después de una corta pausa decidieron iniciar el viaje al norte. Se detuvieron en Monterrey, situado mas o menos a la mitad del trayecto a Dallas.  Hicieron ahí una escala para esperar el año nuevo.
     Monterrey, que entonces tenía una población de 100,000 habitantes, era ya un importante polo de crecimiento que se   fundamentaba  en el desarrollo de actividades industriales  y comerciales  alrededor de grandes empresas de cerveza, metalurgia, vidrio, cemento y transporte. Años atrás algunas de estas empresas habían sido fundadas, al menos en parte, por otros judíos, ya conversos, como los Garza y los Sada. Los regiomontanos eran ya muy trabajadores,  y existía en la localidad una comunidad judía de 30 familias.  La ciudad les agradó, por  necesidad empezaron a trabajar  y la escala tendió a hacerse permanente.  Quizá se mantuvieron en definitiva en Monterrey porque  no quisieron arriesgar un cambio de residencia adicional  a otra ciudad y país desconocidos. ¿Cómo habrá reaccionado Lottie, después de todo su esfuerzo por establecerlos en Dallas, ante tal decisión?

Familia Zaslav, Monterrey circa 1940.


2003.  ABC.   Resonancia magnética.
   
  El jueves de semana santa, ya internado en el hospital ABC,  se llevó a cabo un análisis de  resonancia  magnética solicitado por Serrano  para observar al tumor y la posible metástasis del  cáncer.  El técnico que manejaba el aparato  dijo,  sin yo preguntárselo -- estaba aún aturdido y  muy verde para hacer buenas preguntas --  “ánimo, no veo que el tumor se haya extendido mas allá de los ganglios.”  A final de cuentas  seis de  22 ganglios estaban  afectados lo que en definitiva situaba al cáncer en  Etapa III.  El  operador resultó ser  el primero de muchos técnicos  y personal no altamente especializado del hospital  -- encargados del manejo  de aparatos, enfermeras, ayudantes, camilleros --  que con sus comentarios optimistas me alentaban en los momentos más difíciles del tránsito del padecimiento.  
      Al concluir el estudio referido, Serrano apareció por una puerta lateral y dijo  “ya observé lo que deseaba ver, nos veremos mañana en el quirófano”.
       Tuve pesadillas los días previos a la cirugía relacionadas con el futuro estado de mi lengua y la probable  incapacidad de hablar; el inicio de sueños desgastantes sobre  el padecimiento que recurrentemente me han visitado, afortunadamente con frecuencia decreciente.

1925 – 1935.  Monterrey.

   ¿Con que capital empezaron los Zaslav a trabajar?   Parte del que produjo la venta de alguna joya que oculta en sus ropas pudieron sacar de la URSS; quizá Lottie cooperó con alguna cantidad.  Iniciaron  su empresa comercial comprando mercancía al mayoreo y con alguna traída de Europa, principalmente ferretera. Colocaban los artículos sobre papel  periódico en las banquetas de la calles, frente a las fábricas,  y la ofrecían a los obreros  al inicio y final  de los turnos laborales.   Todos y cada uno  de los artículos en venta tenía un precio de  sesenta centavos, así que una de sus primeras palabras en español fue sesenta, ¡a sesenta!  A abuelita Rosa la llegaron a conocer como la ‘señora sesenta’. Transportaban la mercancía en un  carretón tirado por un caballo.  A levantarse a las 5 AM o antes para tener disponible la mercancía  a las 6 AM,  al cambio de turno  y así hasta las 10 PM, cuando iniciaba el turno de la noche. Quizá rotaban la ubicación del puesto según el día de la semana y la productividad del sitio. Seguramente los hijos varones mayores atendían el puesto en las horas extremas.  Progresaron a base de su gran esfuerzo que eventualmente les permitió establecer una tienda fija cercana a  la estación de ferrocarril (igual que en Kazatin). La tienda  fue instalada en uno de los primeros locales comerciales que se construyeron para tal fin en la ciudad. Eventualmente los hijos se independizaron e iniciaron sus propios negocios.
¿Cómo les habrá sentado el clima extremo de Monterrey?  Seguramente representó solo una molestia menor para individuos que habían librado  grandes  obstáculos y experimentado un sinnúmero de  vicisitudes.

Mas Sobre Origen  y  CIRUGIA NUMERO 1.

1852.  Nuremberg Alemania.   Familia Hoeflich – Aldape.

   Mi bisabuelo materno,  Wilhem Hoeflich Gunther,  nació en 1852 en Nuremberg, Alemania, sus padres  se llamaron Karl Simon Hoeflich y  Anna Gunther, quienes permanecieron toda su vida en Alemania.   Sus hermanos  fueron Ludwig, Anna, Laura, Matilda, Franz, Fanny, Albertina  y Augusta.  Algunos de ellos se mantuvieron en Europa y otros emigraron a Nueva Orleans y Houston en los Estados Unidos.  Wilhem, que no era el primer hijo varón, probablemente decidió emigrar a America en busca de  oportunidades de progreso, ya que la costumbre de la época era que los  padres privilegiaran  económica y socialmente a los  primogénitos.   Ingresó  a  los Estados Unidos por el puerto de Nueva Orleans en 1870, un año antes  de la unificación de los estados alemanes y la fundación del imperio, ideado por Bismark., y siendo presidente de los Estados Unidos  el general victorioso de la Guerra de Secesión, Ulises Grant.   En su  hoja de inmigración, de la que tengo copia,  Wilhem, a los 19 años de edad,  se identificó como comerciante;  siguió  hacia México donde casó con Petra Aldape,  hija de Anselmo Aldape y Francisca de la Garza,    originarios  de Durango.  Un primo segundo me relató que los tatarabuelos Aldape poseían un rancho en el estado de Durango que alguna vez fue sitiado por indios apaches. 

                                                Wilhem Hoeflich y Petra Aldape circa  1880.
   

La pareja Hoeflich Aldape fijó su residencia en Monterrey.  Wilhem desempeñó  varios empleos, uno de ellos como contador de la Casa Holck que comercializaba productos químicos e implementos agrícolas.  Tuvieron siete hijos:  Carlos, mi abuelo materno, Guillermo, Federico, Ana, Rodolfo, Alfredo y Raúl.  Wilhem murió en  Monterrey  en 1905 y Petra en 1912.
     Carlos Hoeflich Aldape, él si primogénito, estudió una carrera de ingeniería  electromecánica  en Baton Rouge, Louisiana.  A su cargo estuvo la instalación  de uno de los primeros equipos de aire acondicionado industrial en México, erigido  en el cine Alameda, que se ubicaba en la avenida Juárez, en el Centro Histórico del DF.

                                                    Familia Hoeflich Aldape circa 1910.

                   
                        Mi abuelo Carlos Hoeflich eta parado y es el tercero de derecha a izquierda.


CIRUGIA  NUMERO 1

2003.   ABC.  Dr. Serrano. Cirugía inicial.
  
    El Dr. Serrano me había transmitido su seguridad de que todo saldría bien y fui con ánimo al quirófano.   Ahí el  ‘Tex Mex’, anestesista de su equipo quirúrgico, señaló  “no se preocupe Sr. Frank, yo lo voy a cuidar mucho”.  Su dicho incrementó mi confianza y tranquilamente me dormí.

1985.    Cuernavaca.  Casas Bosque.
  
   Después de los grandes sismos de 1985, y hartos de la gran ciudad  mis padres decidieron mudarse fuera del  DF.  Mi familia directa, que  entonces vivía en Cuernavaca, contaba ya con sus cinco miembros y necesitaba una casa  más amplia.  Acordamos vivir juntos, y localizamos dos casas en venta ubicadas en un predio en pleno bosque, situado en la parte más alta y fresca de Cuernavaca.  Por la lejanía del centro de la ciudad la propiedad se ofrecía a  un precio relativamente bajo.    En el aspecto práctico,  la propiedad era perfecta para todos; contaba con jardín, alberca y con en número adecuado de  recámaras   para las frecuentes  visitas de mis hermanos y el creciente número de nietos.
      Desgraciadamente las familias,  a través del tiempo y por diversas causas que  provinieron de problemas originados por la convivencia, se distanciaron.  Sin entrar en detalles, el cariño que había entre Grace y  mi madre se deterioró fuertemente.  Para mí desilusión  y pese a mis esfuerzos, el distanciamiento se extendió  entre  mis tres hijas y su abuela y eventualmente con parte de mis hermanos y sus hijos.  Sin embargo, la civilidad se mantuvo y la coexistencia,  aunque fría, siguió siendo pacífica.

2003.    Pleito.

  “¿Qué parte de la oración: Mauricio tiene un carcinoma de lengua y lo operan  el jueves próximo  a las 9 AM, no entendiste Martha?”  No entendieron o no quisieron entender. Mi madre y Alejandro llegaron a la habitación del  hospital  cuando ya me habían  trasladado  al quirófano sin que hubiera tenido oportunidad de verlos antes de  la intervención, asunto  importante para mí debido a mi endeble condición anímica.  .
     Mientras yo  dormía, según me cuentan,  Ilana,  mi hija mayor, reflejando el sentir de Grace,  reclamó a su abuela y tío por la tardanza,  “abuela, él te quería ver antes de que se lo llevaran al quirófano, ¿Cómo es posible que no hayas llegado a tiempo?”   El cuestionamiento en tono demandante irritó sobremanera a mi  hermano, se intercambiaron palabras altisonantes y la tensión acumulada por años, como vapor contenido en una olla de presión, escapó y  derrumbó la fachada mantenida  de  ‘aquí no pasa nada’.  Explosiones como la descrita ocurren  entre  las mejores familias en momentos de presión y  nerviosismo.   Así y todo fue una lástima que en éste caso las  desavenencias  familiares,   disimuladas por largo tiempo,  hubieran  hecho crisis durante una emergencia,  cuando hubiera sido  necesaria la calma y la solidaridad de todos.  Afortunadamente,  calma y solidaridad han sido y  siguen siendo  el signo que ha enmarcado el hacer  y sentir de mi familia directa.   Mucho se rompió entre mamá e hija política, por un lado, y  abuela y nietas por otro. Diferencias  que desafortunadamente aun  no se ha podido conciliar, y un distanciamiento que probablemente nunca se supere.

1863 – 1890.  Linares,  Nuevo León. 
  
   Carlos Hoeflich casó con  Carmen Valdés cuyos padres, mis bisabuelos, se llamaron  Jesús María Valdés y Carmen Morales Fuentes. Eran originarios de  Linares, Nuevo León.  Carmen Morales nació en 1861, tres años antes del desembarco en Veracruz de  Maximiliano de Habsburgo quien llegó a Veracruz ante el júbilo y algarabía de sus admiradores.

                      Familia valdes Morales.  De izq a der. Maria Vakdés, , Jesus María Valdes , Carlos      Hoeflich. Carmen  Valdés  y sentada Carmen Morales de Valdés, Mmterrey circa 1890

El príncipe austriaco había sido  invitado a México por los Conservadores para fundar el Segundo Imperio Mexicano.   Los  únicos datos que dispongo sobre mi bisabuelo Jesús María  son que él era ‘muy buena persona’  y el nombre de su  madre: Clemencia.    La madre de Carmen se llamó Porfiria  Fuentes. Tengo de mi bisabuela una copia de un documento de 1881, muy bien redactado en su puño y letra  en donde felicita a los miembros de una  ‘Sociedad de Amigos del Progreso’,  organización fundada dos años antes en Linares, al inicio del porfiriato y solo siete años después de la muerte de Benito Juárez.   Quizá el ideario del Benemérito influyó en su pensar progresista que llama la atención por haberse manifestado en una época y dentro de un entorno provinciano marcadamente  conservador.
      Los Morales Fuentes  poseían una  parte de una hacienda de tamaño indefinido en Hualahuises, un pequeño poblado cercano a Linares, en la que Carmen aparentemente perdió su participación por malos manejos de uno de sus hermanos.  El matrimonio tuvo dos hijas: María Librada y Carmen (Carmela). Carmen Morales de Valdés murió en Monterrey el 7 de diciembre  de 1941, el día del ataque japonés  a Pearl Harbor.
 



1922 – 1940.    Monterrey. Familia Hoeflich – Valdés
    
   Mis abuelos maternos, Carlos y Carmela, tuvieron ocho hijos de los cuales solo Martha Hoeflich Valdés, mi madre,  la quinta nacida en 1922  sigue con vida., La familia Hoeflich Valdés, tan extensa,  tuvo una larga serie de problemas económicos -- entre otras razones por que el abuelo Carlos se daba a la bebida, -- así que se vio obligada  a dividirse.   Unos permanecieron  en el  DF mientras que mi madre y una  hermana menor, a temprana edad, fueron enviadas a Monterrey para vivir  con la  hermana mayor de mi abuela: la tía María.  Maria (Mariquita  para sus alumnas) nunca se casó, dedicó su vida a la educación y a la literatura.  Estudió en la Escuela Normal la carrera de maestra y, adelantándose a su época, fundó el primer colegio privado para niñas y señoritas en Monterrey, donde mi madre cursó estudios hasta el nivel comercio.  María  publicó varios libros, incluyendo algunos de texto para la Secretaría de Educación Pública  y, sin nunca haberlo conocido cara a cara,  sostuvo  una larga correspondencia con el poeta Amado Nervo.  Las cartas del bardo están en posesión de mi madre que heredó de la tía sus efectos personales.   María Valdés vivió más de 90 años y  ha sido reconocida como una importante  educadora en los anales  históricos  del  Estado de Nuevo León.
   A mi abuela Carmela la recuerdo como un persona dulce y paciente. Carlos murió  de tifoidea complicada por  cirrosis hepática en 1955, y Carmela falleció de problemas cardiacos en 1975. 

CIRUGIA  NUMERO 1 (Mas).

La intervención tomó ocho horas. El Dr. Alan Legaspi, cirujano oncólogo de cabeza y cuello del ABC, encabezó la cirugía secundado por el Dr. Serrano.
  Inmediatamente después del procedimiento, el Dr. Serrano le informó a Grace que él estaba satisfecho con el resultado de la operación. Se extrajo la totalidad del tumor y los bordes quedaron limpios. Los médicos retiraron toda la cadena ganglionar del lado del tumor en que, como ya mencioné,  seis de 22 ganglios estaban afectados.  Extrajeron también la porción dañada de la lengua (el 30 por ciento del órgano). Como los tejidos que rodean la zona intervenida se inflamaron excesivamente, fue necesario practicar una traqueostomía—una perforación en el cuello  para acceder a la traquea (el tubo respiratorio), donde se colocó una cánula. La función de este aditamento ligeramente curvo de unos 10 cm. de longitud es la de impedir que la incisión se cerrara—ya que todas las heridas tienden a cerrarse—y retirar el exceso de flemas. La respiración se lleva a cabo a través de la cánula y no por nariz o boca.
   Considerando que no podría ingerir alimentos ni bebidas, los galenos colocaron un catéter o sonda naso-gástrica.  Este segundo aditamento es un tubo delgado y flexible que pasa de la nariz a través de la nasofaringe y el esófago hasta el estómago. El conducto se utiliza para colocar nutrientes directamente dentro del estómago.  Estuve 36 horas en la unidad de terapia intensiva (TI) conectado a un respirador y a otros aparatos. Posteriormente me trasladaron a una habitación de cuidados intermedios: Allí  Jimena, una hábil enfermera especializada, le mostró a Grace cómo aspirar la cánula para limpiarla y cómo cambiar el vendaje de la herida quirúrgica. Grace empezó a mostrar su talento al llevar a cabo estas tareas  eficientemente. Después de seis días en el hospital me dieron el alta y nos fuimos a casa.

1925 – 1945. Monterrey.
  
  Mis abuelos Frank Zaslav se dedicaron al comercio y cuando les fue posible montaron una tienda de ropa en la Calzada Madero en Monterrey. Mi abuelo Ismael había estudiado contabilidad en la URSS, y como profesionista  imposibilitado para ejercer su carrera en un país nuevo debido a limitaciones de idioma y de certificación profesional,  no le hacia  feliz el dedicarse a comercializar calcetines y otras prendas. Tampoco  le atraía flejar cajas para su embarque, ni realizar viajes de venta a entonces polvorientos pueblos de Nuevo León como Lampazos y Ciudad Anahuac.  Tuvo adicción por el juego y perdió en él mucho dinero.  No deseaba que su único hijo tuviera que seguir sus pasos así que le facilitó, mediante un gran esfuerzo económico, el estudiar la carrera de ingeniero arquitecto en la Universidad de Tejas. La institución  esta situada en la ciudad de Austin, a unas cuantas horas por carretera de Monterrey. Mi padre fue el único de su generación de amigos que cursó estudios profesionales. Todos sus contemporáneos se dedicaron al comercio  y casi todos hicieron mas dinero que él. Mi abuelo murió en 1959 de un infarto cardiaco a los 59 años de edad. Lo recuerdo como un individuo muy afectuoso.

2003.  Estrategia informativa.
      
     Inmediatamente después del diagnóstico  de cáncer le solicité a  Grace que, cuando las hubiera,  me dosificara las malas noticias.  Limité también mi investigación  sobre la enfermedad, los tratamientos, las secuelas  que podríamos esperar y  sobre las posibilidades de recuperación.   Las razones de mi proceder se dieron por  mi forma de ser y percibir la realidad.  Mi pensar era que la dosificación de información  operaría  como un mecanismo de defensa, como un escudo emocional.  El no especular sobre el futuro a corto plazo en momentos de crisis y angustia  reduciría la incertidumbre y la ansiedad,  y permitiría  enfocar toda mi energía sobre el evento en ciernes para lograr superarlo.  Grace  lo comprendió  y aceptó participar  en el esquema solicitado.   Debo mencionar que esa dosificación es un arte;  el decidir que informarme y que callar o diferir requiere comprensión del tema, juicio y mucha paciencia.  Ella desempeñó correctamente su papel durante un largo intervalo, comentando todos los hechos solo con Nadine.
      Para bien o mal mantuve durante un largo período expectativas de recuperación poco realistas.  Me auto convencí  que eventualmente volvería a un estado de normalidad o muy cercano a éste.  La perspectiva desmedida me permitió  enfrentar con  mayor aplomo las cirugías,  lograr rápidos período de recuperación postquirúrgicos y  obedecer a pie juntillas  las instrucciones médicas.   Los doctores tratantes no se percataron de mi optimismo exagerado  o, si lo hicieron,  no quisieron  moderarlo,  quizá  por razones análogas a las expuestas.   No sé como hubiera respondido  de haber recibido un gran impacto negativo puntual  o si hubiera sospechado que la recuperación resultaría larga, penosa y  muy incierta.  Irónicamente, a costa de haberme engañado  a  mí mismo y  de haber procedido de forma egoísta  al  cargarle la  responsabilidad  de la  toma de decisiones  a Grace, logré mantener  una actitud  positiva,  y evitar así depresiones emocionales muy agudas.   Grace: ¡Perdóname!  

1947 – 1949.   Familia Frank - Hoeflich.
     
 Martha y Nathán, mis padres,  se conocieron siendo adolescentes en Monterrey. Después de un largo romance, contra viento y marea se casaron en 1948.  La época y la ubicación geográfica  eran  extremadamente desfavorables para que un judío y una católica  se unieran en un matrimonio que enfrentaba  una fuerte oposición familiar, especialmente de la de mi padre.   El casamiento  generó un escándalo dentro de la comunidad judía regiomontana, magnificado por el apellido alemán de mi madre, a tan solo tres años del final de la Guerra Mundial, cuando ya se conocía de las atrocidades del nazismo perpetradas en Europa contra los judíos.   Como ella no se convertiría al judaísmo y había exigido casarse en la Iglesia, obtuvo un permiso del Vaticano para desposarse con un individuo no católico en ceremonia especial.  Ignoro lo que mi padre le comunicó a su círculo cercano, lo cierto es que ningún miembro de su familia o de su círculo de amistades judías asistieron a la ceremonia nupcial y brindis posterior.
     Inmediatamente después de la boda, junto con otros mexicanos judíos, se trasladaron a Nueva York para embarcarse en un pequeño buque llamado  ‘Marine Carp’ hacia el naciente estado de Israel. Su objetivo era el de unirse como voluntarios en el esfuerzo  militar para lograr la independencia del Estado Judío. A final de cuentas,  del grupo mexicano, sólo ellos se embarcaron en el navío.  Los otros candidatos a voluntarios se arrepintieron a última hora ante el extremado riesgo que representaba desplazarse a la zona hostilizada. Los núcleos de población judíos estaban siendo bombardeados frecuentemente e Israel se enfrentaba a  ejércitos de cinco naciones árabes vecinas.
   Su estancia en Israel resultó ser una temporada rebosante de nuevas experiencias, sobre todo para ella, casi la  única voluntaria no judía en un país completamente extraño, situado en Asia, y en pié de guerra.   Se les asignó un pequeño departamento en Tel-Aviv, conviviendo con otros voluntarios originarios de multitud de países.  En un principio ocultaron el hecho de su catolicismo, pero una vez que ella mostró su desconocimiento absoluto de las costumbres y tradiciones judías – apagó unas velas ceremoniales que pensó se habían dejado encendidas por olvido durante el shabat – informaron a sus vecinos y compañeros voluntarios que no era judía, lo que le valió aún mayor respeto y aprecio de los que la rodeaban.
  Sin ir al frente, mi padres recibieron  grados del ejército israelí, ella de sargento en el área de Codificación y él de teniente en Ingeniería Aérea Militar. Ambos recibieron condecoraciones por su voluntariado y formaron lazos afectivos con otros voluntarios que perduraron casi  hasta el presente.  Después de catorce meses de permanencia en Israel, estando  mi madre   embarazada,  regresaron a Monterrey  donde  nací en octubre de 1949.
      La promesa expresa de mi padre  que sus hijos serian educados como católicos se vino abajo. No pudo mantener su palabra  al ver que su primogénito era varón. En su forma de ver,  un bautizo sería una traición al  judaísmo que él no podía enfrentar.  Procedió entonces a que me circuncidaran en un rito judío lo que consistió el primer agravio a mi madre de algunos más que se darían a lo largo de los años.
    Mis padres se quisieron  mucho y mostraron mucho valor en sus acciones, pero nunca fueron capaces de resolver de fondo las diferencias  que sus  muy distintas  culturas y puntos de vista sobre identidad propia y de sus hijos generaron.  Diferencias que originaron encono entre ellos y aprehensión, confusión y malestar entre su prole,  y que influyeron en gran medida  sobre mi comportamiento y actitudes durante mucho años.

                                                      Nathan y Martha Frank circa 1956.


Cuernavaca Dorada y Tratamiento Postoperatorio.

1951- 1953.    Cuernavaca dorada.
    
    Al regreso de Israel mi padre aceptó un empleo ofrecido por un concuño en  Guadalajara donde vivimos un año.  El trabajo no  perduró. Mi padre no tenia madera de empleado así  que asociándose con un amigo que había conocido en la Universidad de Tejas, decidió probar fortuna en bienes raíces y construcción en Cuernavaca a donde nos trasladamos en 1951. 
       De la fiesta de mi tercer aniversario provienen  los recuerdos más antiguos.  El primero de ellos es sobre mi madre  -- excelente  organizadora de  eventos festivos para sus hijos -- que  colocaba dentro de la piñata  junto con dulces y frutas pequeñas pistolas, quizá de material plástico, que entonces se empezaba a utilizar en la manufactura de juguetes.  Recuerdo claramente que tramposamente me desprendía de la venda ocular para ser yo quien rompiera la piñata.
   Cuernavaca contaba con  casas enjardinadas.  Si uno es pequeño los espacios son grandes, lo que motivaba  a los niños a  correr por todos lados, consumiendo su exceso de energía.    Experimentaba un sentimiento  de enorme libertad que todo lo envolvía;  espacio, sol, alberca,  plantas,  el cotidiano jugar.
   Con  Alejandro, mi hermano,  buscaba continuamente que fechoría cometer.  En los amplios  jardines del  Hotel  Maryk  sacudíamos  la cuna del bebé de los dueños,  amigos de mi padres,  quienes ni tardos ni perezosos nos  pusieron el mote de ‘Pequeños Monstruos’, sobrenombre  que se nos aplicó por largo tiempo.   Me pregunto si no existirían otros niños inquietos en el entonces somnoliento pueblo de 50,000 habitantes.  Todas las personas que no integraban la familia directa  me consentían descaradamente --  consentían  al hijo mayor del Ingeniero Frank.  Mi actuar protagónico desde muy temprana edad causaba hilaridad a quienes  me rodeaban y era el origen del dejarme hacer.
     Del jardín de niños de gobierno  ‘Evolución’ --  donde asistía desde los dos años, y donde algún vivo o necesitado me sustraía las mantecadas que mi madre me entregaba cada mañana para el almuerzo del recreo -- me transfirieron al Instituto Americano. La  escuela privada era dirigida por una pareja de austriacos judíos sobrevivientes de la Segunda Guerra Mundial.   La mutua simpatía entre ellos y mi familia se dio  de inmediato  con el resultado de hacernos a los Frank alumnos favoritos.  La escuela, instalada en cuatro casas antiguas situadas en  la colonia Vista Hermosa, contaba con áreas muy extensas, jardines, areneros, alberca y un establo.
     De tres en tres nos  montaban  sobre unos vetustos jamelgos para  llevarnos a pasear a la cercana zona arqueológica de  Teopanzolco,  donde aún se podían encontrar fragmentos de obsidiana. Las pequeñas lajas negras  se intercambiaban por la moneda corriente de todos los alumnos varones de la escuela: las  canicas.   Los areneros del plantel se utilizaban para los justas  de canicas   que se llevaban a cabo los sábados,  al finalizar las  clases de  gimnasia o trabajos manuales.  Los duelos de ‘cuicas o cuirias’ podían durar horas’.   Las canicas más valiosas eran las  ‘florecitas’ o ‘tréboles’ de manufactura  norteamericana que se trocaban por 15  o  20  ‘agüitas’ o  ‘tiros’ de origen local. Hay que notar que ésta desigual tasa de cambio se ha dado desde la época de los espejitos europeos  hasta la actualidad  por una jornada de trabajo de un indocumentado en Arizona o California.  Mi hermano afirma que una vez mi madre le obligó a devolver la entonces fortuna  de cinco  pesos, obtenida a cambio de un raro trébol color café.  A fin de cuentas se quedó sin el dinero y sin la canica  y eso le quitó, según él, y desde entonces, cualquier deseo  de dedicarse al comercio (es hoy día un científico renombrado).
   Mi gran suerte o bendición para evitar accidentes, sufrimiento o algo peor se remonta a una primera ocasión cuando  un parpadeo de mi madre derivó en que me perdiera durante un buen rato en el mercado municipal de Cuernavaca. Fui encontrado después de un sinnúmero de angustiosas vueltas alrededor de los puestos de frutas, verduras y flores y…. Sigo Aquí.    Cómo más adelante se verá, si hubiera sido un  gato,  por lo que he experimentado a la fecha, habría gastado ya una buena parte de las nueve vidas que se les atribuyen a  los felinos.

Mas Sobre Cuernavaca y Tomografías.

1953 – 1956.    Cuernavaca dorada II.
        
    En la casa de Tlaltenango en Cuernavaca  viví  mi primera experiencia sexual. Las sirvientas  se divertían conmigo los domingos, único día que mis padres  nos dejaban  solos con ellas por unas cuantas horas.  Áurea y Chucha me subían a su cuarto de azotea, me desnudaban y se desnudaban y me colocaban sobre ellas. Me solicitaban, creo que de buena manera, que les tocara aquí y allá; y creo que lo pedían amablemente porque mis recuerdos de estos encuentros son  placenteros. También estoy consciente  que me encontré  en alto riesgo de sufrir  daños emocionales perdurables.  Afortunadamente,  continuando con mi buena fortuna para no experimentar sufrimiento,  no  ocurrió perjuicio alguno; ellas no me  lastimaron y mi madre solo se enteró de sus andanzas, con gran sorpresa y extrañeza de su parte, muchos años después.  
    En el patio de la casa mi hermano  y yo  apilábamos arena para hacer pequeños  montículos.  Competíamos para ver cuántos  permanecerían intactos hasta el día  siguiente.  En más de una ocasión me levantaba temprano, derruía su obra  de la tarde anterior y ufano le decía que yo construía mejor que él.  En otra oportunidad le vendí a un niño vecino un camión cisterna de juguete que mi hermano había recibido en navidad y que había dejado olvidado en el patio.   Aunque algunas veces mi afán de  siempre ganar me hacía equivocarme, como en una ocasión cuando  alguien nos trajo un regalo de canicas que incluían un ‘ojo de venado’,  tan apreciado  como los tréboles americanos.  Originalmente no lo identifique como tal  y mi hermano,  que escogía después de mí, conforme al reparto acordado, se lo quedó.  Nada pude hacer ya más que un gran coraje.
      En un festival de primavera organizado por  la escuela  hizo acto de presencia el entonces famoso Doctor IQ. Ante todos los alumnos  sentados en una especie de tribuna inicio sus preguntas que  de ser contestadas correctamente merecerían un premio. Por mas que alzaba la mano y que gritaba ¡yo! ¡yo!  nunca me preguntó. Ante mi desencanto y envidia, eligió preguntarle  a mi hermano que asistía al  jardín de niños. Alejandro respondió acertadamente y recibió como premios diez pesos  y un frasco de miel Carlota, producto procesado localmente. Me lo tuve merecido.  Todas postales nítidas de mi continuo intento de  protagonismo. Ésta resultó ser  una época feliz, llena de fiestas de niños , con frecuentes días de campo, de alberca, de comer tacos con los albañiles en las obras en construcción de mi padre, de navidades celebradas con la familia de mi madre en Monterrey o Guadalajara,  de algunos ‘seder’ (cena) de Pascua con la familia paterna en el DF y de  frecuentes  escapadas a Acapulco en fines de semana largos, o incluso normales.
   Aprecié mucho de mi madre su ingenio y creatividad  para  proporcionarnos regalos a pesar de que la situación económica no era la mejor. Después de pasar la navidad en Monterrey  nos trasladábamos  a Laredo, Tejas  a comprar  ropa, juguetes, canicas y pequeñas postas para los rifles de aire comprimido que utilizábamos para tratar de cazar pájaros, afortunadamente con muy pobre resultado. El mayor éxito de mis vecinos matando pájaros  con aditamentos de baja tecnología (piedras con un tirador de hule)  me causaba gran envidia.  Era en la frontera americana cuando mi padre, generoso en la material como siempre,  hurgaba  en su cartera para que no nos quedáramos sin satisfacer algún capricho de último momento.
   En 1956 nos mudamos a una casa con  jardín y alberca que mi padre había  construido en las cercanías del centro de Cuernavaca.   Mis hermanas  Katya  y  Mayra, recién llegada,  completaron la  familia Frank Hoeflich.
    En los anocheceres jugábamos al escondite mediante bote pateado  con los niños vecinos en la oscuridad de la calle. Tramposo yo como de costumbre, aprovechando el escaso alumbrado público,  intercambiaba   camisas con algún otro participante  para confundir al dueño momentáneo del bote.  Tramposo también al saltarme muchas  lecciones del libro de lectura de primer año de primaria para ser reconocido como el alumno más adelantado del salón en lectura.  Lo que fuera necesario con tal de ser protagónico.
      En esa época llegaban a Cuernavaca a veranear  artistas de Hollywood, mi padre conocía a algunos de ellos como Linda Christian y su esposo Tyrone Power.  Sus  hijas Tyreen y Romina iban a nadar a la alberca de nuestra casa nueva. Desafortunadamente no hablaban español ni yo un inglés suficiente para hacerme entender. En broma he reclamado posteriormente  a mi madre el no haberme aconsejado una estrategia a seguir para conquistar a  alguna de ellas.

  Instituto Americano.
   
    La escuela funcionaba también como internado a tiempo parcial y completo. La población de la escuela se incrementaba notoriamente en los veranos. Los padres de muchos internos eran divorciados o vivían fuera de México. Me pregunto cómo afectaría a los alumnos de varias nacionalidades forzados a quedarse en la escuela permanentemente.
A partir de los grados inferiores de primaria se hacía una clara distinción entre los alumnos “aplicados”, “matados”,  “burros” y “vagos”. Términos entonces tan comunes que fueron utilizados en películas taquilleras de la época como ‘Maclovia,’ en cuyo argumento en una escuela primaria le aplicaban el epíteto de “jumento” a Pedro Armendáriz, talentoso actor  que hacía el papel de un campesino adulto deseoso de superar su analfabetismo.

                                           Pedro Armendáriz y Maria Felix - Maclovia 1958.


   Los maestros utilizaban insensiblemente estos calificativos que etiquetaban a los alumnos. Todos,  incluyéndome, repetíamos como loros los insultos como si fuera una cuestión completamente natural.  El primer día del curso de tercer grado de primaria una niña que había suspendido el segundo grado  fue sacada a empellones de la fila ante el regocijo general. “¡Burra, tu reprobaste! Fórmate en la  línea de segundo grado.”  Trato traumático para una niña de nueve años, máxime que su hermana menor, también compañera de año, si había aprobado el grado.

1957.  Polio infantil.
  
  Cuando tenia un año de edad, la poliomielitis infantil atacó a Patricia, una de mis primas de Monterrey.  Requería de atención médica en el DF así que su familia, por la insistencia de mis padres,  se mudó con nosotros a Cuernavaca ubicada a una hora de manejo del consultorio del doctor que la atendía en el DF.  Claramente recuerdo  que  su madre le ayudaba a ejercitar las piernas mientras que  respondía a mis variadas preguntas: ¿Cuándo va a caminar, correr, brincar?   Verla sobre la cama durante sus ejercicios me llevó, probablemente por primera ocasión  a preguntar, no a alguien cercano, sino mirando hacia arriba ¿Por qué?
    En corto ella enfrentó y superó muchas operaciones a lo largo de su etapa de crecimiento,  estudio medicina, se casó, procreó tres hijos,  cuenta con un marido que la quiere y apoya, y desarrolló un negocio propio.  Siempre ha mostrado gran fuerza  e inteligencia.  En todos sus logros ha estado, a mi juicio,  la respuesta al  ‘para que‘, que no al ‘por qué’  de su afección. 

2003.    Primera Recuperación.
      
   En caso de que fuera necesario Grace contrató un servicio de proveeduría de oxigeno a domicilio. Durante dos semanas no pude hablar ya que la cánula traqueal lo impide. Me comunicaba a través de un lenguaje manual a señas basado en letras del alfabeto que desarrollé para jugar con mis hojas cuando eran pequeñas. Grace lo aprendió de inmediato y tuvimos así una forma razonable de comunicación.  
    Dos semanas después de la operación, el Dr. Serrano retiró la cánula traqueal, de inmediato pude hablar y la primera palabra que dije fue ‘Grace’.  La perforación se cerró sin ningún problema. Por otro lado, la sonda naso-gástrica debería permanecer en su sitio algunas semanas mas,
       Muy pronto empecé a desplazarme alrededor de la sala y comedor de casa. La caminata siempre ha sido  mi ejercicio favorito  y, afortunadamente, al poco tiempo la pude reiniciar en un  parque cercano acompañado por Grace y los perritos. Los días transcurrían leyendo, jugando  cartas y  Escríbelo, viendo  televisión.  El  ‘Ensure’, un suplemento alimenticio liquido que era  mi único sustento, se  suministraba por gravedad a través de la sonda naso-gástrica.
     La vida prosiguió, mis hijas avanzaban  en sus estudios, recibíamos visitas de familiares y amigos.     Pude recomenzar el trabajo en forma limitada en línea desde casa.  Me reincorporé a la empresa  en septiembre. Requerí de cinco meses para recuperarme lo suficiente  como para reiniciar mis actividades laborales. Durante las primeras  semanas acudía  a la planta acompañado  por Grace y  solo durante unas pocas horas al día.  Poco a poco las horas se fueron incrementando y Grace dejó de acompañarme. Se presentaron varias condiciones nuevas  que no secuelas.  Algunas permanentes como  cierta pérdida  de equilibrio, dificultad para conducir el automóvil, cansancio temprano y, por momentos,  incapacidad para concentrarme.  
 La sonda nasogástrica fue retirada a pesar de que solo  podía  deglutir  pequeñas cantidades de alimentos sólidos, así que mi alimentación se basaba en Ensure y en comida molida.
     La empresa me apoyó sólidamente en un principio.  Se tuvo paciencia y el sincero deseo de que me recuperara.  Siento que en realidad la reincorporación al trabajo fue parcial y no logré recuperar del todo mi condición previa a la cirugía. Mis compañeros de trabajo me cubrieron adecuadamente durante éste periodo.

  1957. ¿Me voy a morir?
  
   A los morelenses y a los escorpiones les tocó convivir en equilibrio precario.  Existen muchas leyendas y anécdotas sobre la ponzoña del alacrán.  A mi me inoculó uno en un pie  estando sentado en el suelo viendo  televisión.  Llamaron de inmediato al  médico familiar  a cuya llegada  pregunté  ¿Me voy a morir?   El que se murió inmediatamente después de la picadura fue el insecto.  A mi su veneno no me afectó  en lo mas mínimo  mas allá del dolor inicial por el piquete.. Tampoco se presentaron consecuencias a una segunda picadura poco tiempo después.  Durante años  el médico, gran amigo de mi familia,  narraba entre sonoras carcajadas mi ocurrencia. ¿Habrán sido buenos  auspicios de mi resistencia futura?

Dr. Villalobos.

2003.    ABC.  DR.  VILLALOBOS.

   El Dr. Serrano me refirió con  el Dr. Alberto Villalobos Prieto, hematólogo-oncólogo y  quimio-terapeuta,  integrante también del cuerpo médico del Hospital ABC.  Villalobos señaló “tu cáncer es curable,  Serrano llevó a cabo una cirugía oncológicamente perfecta” –  frase que ante mí le repitió a él en el teléfono.   “Ahora seguirá el tratamiento para minimizar el riesgo de recidiva”. Según él mismo y según Grace, comentó con nosotros de las probables secuelas del tratamiento. Seguramente  lo hizo aunque posiblemente sin mucho énfasis. Yo no lo escuché o no lo quise escuchar.  Algo que claramente recuerdo que mencionó:   “mataremos a las células cancerosas y, desafortunadamente,  también tejido sano”.  ¿Cuánto tejido sano?   Es  precisamente esa cuestión un tema fundamental  dentro de lo que resta de éste relato.   También señaló  “por el alto riesgo de reincidencia  en este tipo de cáncer,   el tratamiento conjunto  que aplicaremos es extremadamente demandante y ha matado a personas que no lo han tolerado, no obstante, yo te veo fuerte y con capacidad de resistirlo”.  Me dije  ‘el doctor  exagera’.   Posteriormente caí en cuenta que  se estaba refiriendo  primordialmente  a los impactantes efectos que las probables secuelas traerían más que al tratamiento puntual en sí. Yo consideraba,  inocentemente, que el haber salido adelante con cierta facilidad de una cirugía mayor me otorgaba una  alta  probabilidad  de superar exitosamente  un mero tratamiento.  La ignorancia de uno era dicha completa.  
   A partir de ese momento Villalobos se convirtió, por decisión nuestra, en el médico tratante a ser consultado sobre todas las cuestiones relacionadas con el padecimiento y lo siguió siendo prácticamente hasta la fecha.
   Por sus instrucciones, acudí  a una instalación médica  en la UNAM donde operaba  un  ciclotrón, única instalación  en el que en ese entonces se podía llevar a cabo  un estudio PET (tomografía por emisión de positrones). Se  requería un análisis  para localizar áreas donde pudieran estar ocurriendo procesos de tumoración.   El diagnóstico señaló  varios sitios sospechosos:   uno cercano a una vértebra,  otro  en el área de la axila derecha y uno más en un ganglio cercano a un pulmón.  En el informe escrito se señaló que la actividad metabólica en esos puntos  podría suponer un avance a un estadío o etapa IV de la enfermedad.  Costo del estudio  $ 30,000. El dinero, o mas bien su falta, empezaría a ser un factor a considerar.
    Los empleados de la empresa donde laboraba contábamos con un seguro de gastos médicos mayores con un monto tope de $1.8 millones, a mí  parecer  más que suficiente para cubrir todos los gastos relacionados con el padecimiento. La ignorancia  de uno era  dicha completa.

1957.    Mi bisabuela Rosa.

“Abuelita, mis (inteligentes) niños volvieron a obtener primer lugar en sus respectivos salones de primaria, aquí están los diplomas”--  presumía mi madre en una visita  en el DF a mi  bisabuela quien de inmediato espetó   ”¿Acaso todo los demás son tontos?”  Mi bisabuela  no aceptaba fantochadas tan fácilmente.   Me gustaría poder recordar  la expresión de mi madre después de la mordaz réplica.  Mi hermano y yo éramos incuestionablemente  niños despiertos,  pero el consentimiento y la empatía hacia nosotros provenientes de los directores de la escuela deben  haber  influido en la obtención de premios académicos. Hay que  decir que mi hermano  fue excelente estudiante  durante  toda su  vida escolar mientras que  yo no lo fui.
      Mi bisabuela Rosa vivió mas de 90 años y se convirtió en  un personaje fundamental  para  entender de donde vengo.  Algunos domingos, cuando me quedaba  a pernoctar en su casa para ayudarle a cuidar al tío José, limitado por el Parkinson, respondía a mis preguntas, narrando las peripecias de la familia en Ucrania, relatos  que  nunca olvidaré.

                                                              Bisabuela Rosita, DF circa 1960.




      Mas allá de mi familia directa, otros personajes  que me han impactado lo constituyen la tía María Valdés;  Yolanda --  la amiga mas querida de mi madre --  madre ella uno de mis  mejores amigo, dueña de una sorprendente claridad mental  y del don y el deseo de hacer sentir bien a quienes la rodean; la tía  Musia,  única hermana de mi padre, luchadora incansable, sobreviviente y amante de la vida  y la prima Patricia, parangón de fortaleza ante los embates de la  polio. Todas estas  mujeres  forman la porción  mayor del muy reducido grupo de individuos a quienes realmente admiro.

2003 – 2004.  Cityscan,  Estudios TAC.
     
    Con el objeto de dar seguimiento a una posible recaída o metástasis del cáncer, se llevaron a cabo un total de ocho estudios basados en tomografía axial computarizada (TAC) en  ‘Cityscan  entre mayo  de 2003 y octubre de 2004  (dos más se llevaron a cabo en 2006 y 2008).  Al entrar al gabinete me aplicaban una inyección intravenosa de yodo radiactivo, substancia que se utiliza  para lograr nitidez adecuada en la imagen captada.  Contrastaban  el frío externo causado por el aire acondicionado a baja temperatura que requiere el equipo  para su mejor funcionamiento y el calor interno en mi pecho generado por el  yodo. La cabeza curva que registra  las imágenes se mantiene inmóvil.  Se apreciaba una luz roja que giraba dentro de ella (según yo. similar a la del robot Gort de la muy mala segunda versión de la película ‘El Día que la Tierra se Detuvo’). Al mismo tiempo, se escuchaba un zumbido que se iba incrementando en tono.    El mecanismo  desplaza hacia adelante y atrás la mesa sobre la que yo descansaba boca arriba,  efectuando  cortes ópticos cada dos milímetros,  como un detective de caricatura con boina y  lupa en busca de crecimientos sospechosos.  Después de 45 minutos se completaba el estudio. 
    El Dr. Criales, a cargo de interpretar los  estudios, siempre decía lo mismo: “en primera instancia no se detecta nada preocupante pero necesito corroborarlo.” Los estudios finalizados estaban  disponibles a los  tres días cuando   con nerviosismo íbamos a buscarlos. No se identificó  nada más allá de lo ya habitualmente sospechoso, diagnóstico que hasta la fecha no se ha modificado para señalar la existencia de algo alarmante.

1957.   Los Judíos mataron a Cristo.
    
    Como a muchos otros niños judíos que viven en medios no judíos, frecuentemente  era arengado sobre la culpabilidad de los israelitas sobre la muerte de Cristo. Me reprochaban mis compañeros de clases, niños vecinos y  conocidos que  hacían  eco de lo que escuchaban en sus hogares, iglesias, clubes sociales y deportivos y  en la televisión, sobre todo durante la cuaresma.   Yo, como muchos otros en actitud defensiva, me apresuraba a decir que de verdad no había tenido nada que ver con su muerte. Lalo, un compañero de clase así como uno de mis entonces mejores amigos, a pesar de que él y su familia me mostraban una gran cordialidad, me decía que pese a su maldad por la  crucifixión,  prefería a los judíos que a los comunistas o que a Benito Juárez, a pesar de ser él mismo descendiente directo del Patricio. ¡Menudo consuelo! ¿Qué podíamos conocer niños de 8 o 9 años? 
     Si lo hubiera sabido entonces hubiera podido decir que   muchos  cristianos, con la anuencia y a veces con la dirección de jerarcas de la Iglesia,  habían matado a incontables judíos a partir  del Siglo cuatro y hasta el veinte;  o podría haber dicho que, sin conceder que los judíos fueran culpables,  el calvario  de Cristo en la cruz  era necesario para su pasión y base fundamental del posterior desarrollo del cristianismo.  Creo que hasta el día de hoy el jefe de la iglesia Católica (Juan Pablo II) sigue sin mostrar  respeto a las víctimas de la eterna persecución religiosa al hablar de “exoneración” a todos  los judíos por la muerte de Cristo, individuos que no requieren absolución alguna por actos que no cometieron.

Tratamiento Radiológico y Quimio-terapéutico.

2003.     ABC Y HOSPITAL ANGELES.  Radio y Quimioterapia.
    
    Se indicaron treinta y cinco sesiones de radiación en el Hospital  Ángeles que sería  proyectada a la parte inferior delantera de la cabeza.  El médico radioterapeuta a cargo,  el Dr.  Arturo Lozano Zalce,  siempre vestía impecablemente, siempre   preocupado por sus honorarios más que por el paciente.  No recomendó precauciones dentales previas al tratamiento radiológico. Más tarde me enteré que tratamiento dental pre - radiación  es una previsión fundamental antes de radiar la cavidad oral.  En los Estados Unidos ningún paciente en mi condición hubiera sido  irradiado sin dicha medida precautoria. Lozano se mostró ignorante o negligente. Su comportamiento me lleva a pensar que su actitud se resume a ‘total,  yo cobro y lo que suceda después no es mi problema’. 
    Me felicito en haber constatado que solo Lozano, Fajardo, y dos  médicos de quiénes hablaré mas adelante, han sido los únicos  doctores del numeroso grupo que me ha tratado desde el diagnóstico inicial  que se han mostrado incapaces, irresponsables  y/o totalmente evasivos.  Nunca dieron  la cara más adelante cuando por escrito y respetuosamente les solicite aclaración a su proceder.   En todo caso mi punto de vista es que  el radioterapeuta  debió haber  indicado   precauciones odontológicas.  Si a final de cuentas éstas medidas no me hubieran ayudado tampoco me hubieran perjudicado.
   Junto con el esquema de radiación,  se recetó  quimioterapia concomitante (conjunta) en el  ABC para que el tratamiento radioterapéutico  maximizara su eficacia. Antes de cada sesión  y ante la sonrisa de Villalobos, comía  lo más posible ya que ‘uno no  sabe cuándo  podrá   volver a  comer ’.  Se utilizaron  los químicos  Cisplatino y 5-Fluoracilo  que se inyectaban con suero durante toda la noche a través del catéter que me había colocado Serrano en el pecho durante la cirugía inicial.  En adición,  bebía  una gran cantidad de  líquido  para diluir la toxicidad de los químicos y así proteger los riñones de estas substancias, que por ahorro importante    adquirimos fuera del ABC. Dicha toxicidad  se  evidencia por su brillo en un sitio oscuro. Sorprendentemente no sufrí malestares, ni nauseas y casi no perdí cabello.  En contraste, en una ocasión pude escuchar los gritos  desconsolados  de un paciente vecino a quien también  le aplicaban quimioterapia.  Desgraciadamente, pronto constaté que la radiación que mata las células cancerosas  ataca de igual modo  las células sanas. La radiación reduce la generación de saliva y deprime el sistema inmunológico que actúan como defensas naturales contra las infecciones. La condición se agravó debido al retiro  de dos glándulas salivales durante la cirugía inicial.   Los efectos  iniciales  de la radiación dentro de la cavidad oral incluyeron dolores agudos, una fuerte mucositis, que es  una  inflamación, ulceración e irritación  dolorosa de las mucosas orales.  Una primera infección denominada candidiasis oral que es  una infección  micótica  --  hongos oportunistas.   Experimenté también xeriostomia o  boca seca,  causada por la reducción  en  la   secreción de saliva.    Además,  se  generaba  una enorme  cantidad  de flema que el organismo producía  para defenderse de la radiación.  Otras secuelas que se podrían presentar incluían:  fibrosis que es una inflamación del tejido conjuntivo expuesto  que se torna menos elástico debido a un proceso difuso de cicatrización  y  osteo-radio-necrosis (ORN)  que se refiere a la destrucción  y muerte de hueso.    
   Las primeras semanas   durante el período de   los tratamientos radiológicos y  quimioterapias  fueron extremadamente difíciles.  Además del dolor experimenté  debilidad, confusión constante, incomodidad general  e  incapacidad para conciliar el sueño  en mi recámara.  Grace y yo nos desplazábamos al estudio donde por alguna razón podía dormir mejor.
     En un  principio mi hija Nadine pretendió participar en forma importante en la toma de decisiones relacionadas con el tratamiento, Grace y yo consideramos que no era conveniente que una estudiante de medicina, por muy brillante que fuera, participara en decisiones médicas,  menos  aun estando emocionalmente involucrada. A mi juicio fue una decisión acertada.   

Pericarditis, Umbral de Dolor y Sobre Homofobia.

2004.    ABC,  Pericarditis.
 
     Una mañana a principios de año en ruta hacia el trabajo, cuando circulaba  solo en mi coche en plena vía rápida, noté que me faltaba el aire.  Giré en redondo  y regresé a casa. Grace se percató de mi palidez y labios amoratados y de inmediato nos dirigimos al ABC.    Serrano me acompañó para ingresar a  Urgencias donde el diagnóstico fue ‘pericarditis’ que   se refiere a la inflamación de los tejidos que forman la  cubierta externa del corazón, motivada posiblemente por el tratamiento de radiación.  Existió duda sobre el origen de esta afección  por el extenso lapso que había transcurrido ya desde la última sesión de radioterapia. ¿Un evento no relacionado con la radiación?  Nadie lo supo ni lo pudo establecer.
  Ingresé al  hospital donde  me aplicaron antiinflamatorios y analgésicos. Serrano aprovechó mi estancia en el nosocomio para retirar en Urgencias el catéter previamente insertado.  El procedimiento se llevó a cabo con anestesia local.  El catéter  estaba muy encarnado bajo la piel de mi pecho, no  pudo pillarlo  de inmediato  así que después de regañar a todo su equipo quirúrgico (los cirujanos suelen ser unos tiranos en el quirófano ¡bien por ellos!) procedió a inyectar intermitentemente abundantes cantidades de xilocaina para anestesiar el área y hurgó y hurgó  hasta que lo  sujetó y retiró.

Umbral de dolor.
   
   Un síntoma que  generalmente acompaña  a la pericarditis es  la presencia de dolor muy  intenso.   En mi caso no  registré molestias considerables previas a la aplicación de anestesia.  Aquí quiero mencionar el tema del  umbral del dolor que considero importante para los pacientes en diversas etapas de cáncer o experimentando su tratamiento.  Es probable que  yo posea un umbral tal que me permite resistir dolores agudos. Se me ha dicho que el umbral está muy relacionado con la genética de cada  individuo, además del comportamiento aprendido de otros cuando  a estos se les presentaron episodios de sufrimiento.  Por  ejemplo:  la manera en que  reaccionaban mis  padres ante una herida o accidentes menores.  Juega  también un papel importante el estado anímico durante los periodos críticos de la dolencia. La genética está dada  y difícilmente se pueden  modificar   comportamientos  antaño aprendidos.  Empero es posible  pugnar para tratar de  establecer un estado emocional adecuado para enfrentar los rigores de un padecimiento.   En mi caso, estoy seguro que los eventos que mantuvieron o elevaron mi  umbral al dolor han sido:  el apoyo de mi red de protección que ha disminuido los sentimientos de angustia, miedo, enojo e introversión;  el haber mantenido una alimentación adecuada y una condición física razonable;  el  no haber permitido  que  preconcepciones sobre el dolor físico que experimentaría --  ideas que siempre había tenido --  me  agobiara y debilitara; mi habilidad para concentrarme en otros temas durante el trauma  y,  finalmente, el decirme y constantemente repetirme  que el dolor sería transitorio.
       Hasta el día de hoy no tengo memoria  de dolores muy intensos provenientes de la pericarditis, pero a fuer de ser honesto,  reconozco que alguna porción de esos recuerdos pudieran  estar parcial o totalmente reprimidos a nivel subconsciente para mi auto protección.

1958, 1996. Sobre  Homofobia.
  
1958.  Los domingos temprano acudía a las matines del Cine Ocampo ubicado a un costado de la plaza del kiosco en el centro de Cuernavaca. Por $2 en luneta o $1.50 en anfiteatro se podían ver hasta tres películas en permanencia voluntaria. Desde luego que jamás regresé a casa, distante solo unas pocas cuadras, sin antes presenciar las  tres funciones.  Mi mesada era de $1 así que mi madre completaba el costo del boleto.  Recuerdo que en muchas ocasiones asistía  a las matinés ´María de Jesús’, así bautizado por los habitantes de Cuernavaca, un joven  homosexual que tenia cabello largo y rizado artificialmente, vestido normalmente aunque ahora pienso que usaba una faja para acentuar ciertas partes de su anatomía.   En resumen nada que hoy día llamara demasiado la atención.   En la Cuernavaca de los años cincuenta recibía fuertes rechiflas y gritos de ´¡maricón, maricón!’ de todo el público masculino, incluyéndome,   pese a que aún no comprendía el concepto de homosexualidad. Seguramente  recibía frecuentes agresiones físicas. Todos muy divertidos. 
     1996.   Los observé venir desde  que entraron al cine tomados de la mano. Los dos jóvenes se aproximaron a la hilera de butacas donde mis hijas, mujer y yo estábamos sentados esperando que iniciara la función.  Dirigiéndose a nosotros uno de ellos dijo respetuosamente "¿Serian tan amables de desplazarse un sitio para que mi pareja y yo nos podamos sentar?”  Algo  obscuro guardado durante un largo período dentro de mi emergió y respondí ”no me voy a mover, punto.”  La respuesta completa pudo haber sido ‘no me moveré por dos maricones’. Mi mujer e hijas no podían dar crédito a lo que acababan de escuchar. “Señor”, dijo el mismo individuo, “ojalá que se le pegue el trasero a la butaca”.  Todavía sopesé el aplicarle un golpe pero finalmente consideré que su reacción había sido conmesurable a mi respuesta grosera.  La razón se impuso en ese momento al prejuicio y permanecí en silencio y sin actuar ya de  ninguna forma. ¿Que había ocurrido?  Con mi dicho reflejé  años de aceptación de conceptos homofóbicos y actué con suma intolerancia,  un  comportamiento que empecé a reconocer como estúpido y vergonzoso.  Los comentarios reprobatorios de mi familia me hicieron reflexionar y empezar a modificar mi pensar y actuar.
   La mayoría de las instituciones en México,  incluidas las iglesias, las empresas comerciales, las escuelas y un buen número de sectores del Gobierno  no colocan a homosexuales en posiciones de mando o de responsabilidad y en algunos casos en ninguna posición. Esta intolerancia  la ejemplifican  y manifiestan un cardenal mexicano, líder religioso de millones de individuos,  que se refiere actualmente a los homosexuales como ‘aberrantes’  y ‘maricones’ y el gobernador de uno de los estado de la república con mayor población que manifiesta en público que ‘los matrimonios entre ‘jotos’ le dan asco’.
      Una buena porción  de las organizaciones citadas tampoco aceptaría a personas obesas, con features  indígenas, a personas de piel muy oscura  o a quienes presenten discapacidades, aduciendo en primer lugar  la razón mas socorrida:  que esos individuos no cuentan  con la  ‘presentación’  que la institución requiere.   Presentación que consiste en poseer un aspecto físico conforme a lo que la mayoría define como ‘atractivo’ o ‘normal’ a pesar de que solo la minoría de la población mexicana presenta ese aspecto o fisonomía.
Como muestra explícita de estas política no escritas, un botón:   en una comida organizada por la empresa que me empleaba la conversación giraba en torno a peluqueros homosexuales.  Yo comentaba que a mi me había atendido un excelente fígaro durante muchos años hasta que Grace se encargó de arreglarme el pelo. Un alto ejecutivo de la firma y después cabeza de la misma no podía comprender que yo estuviera de acuerdo en que un homosexual fuera mi peluquero. Además aseveró “yo jamás  permitiría a un homosexual que metiera mano en mi cabello”. ¿Pensaría acaso que la homosexualidad es contagiosa? ¿Se negaría él a ser intervenido quirúrgicamente por un cirujano homosexual aunque fuese el mejor especialista del ramo?  ¿Podrían esperar los empleados con abiertas preferencias sexuales diferentes a la norma promociones laborales en esa empresa?  La desalentadora realidad es que para lograr una promoción tendrían que ocultar dichas preferencias como indudablemente lo hicieron cuando fueron entrevistados para su ingreso a la compañía. De hacer notorias sus preferencias difícilmente ingresarían a la firma o de hacerlo no ascenderían ni un peldaño en su jerarquía corporativa.
    En el fondo se encuentra ubicada la gran intolerancia ante quienes son diferentes sentida por extensos sectores de la población, intolerancia inextricablemente imbricada hasta el día de hoy en el tejido social de éste y de muchos otros países.

Mudanza al DF y Secuelas al Tratamiento.

1959.   ¿Por qué nos tenemos que ir a vivir al DF?
           
    Cuestiones de trabajo de mi padre decidieron la mudanza al DF.  La bienvenida  no pudo ser peor.  En las  Lomas de Chapultepec, donde mis padres habían rentando una casa grande, antigua y expuesta, hacía un frío polar en las mañanas de febrero, sobre todo en la calle esperando la llegada del  transporte escolar,  más aún para un provinciano acostumbrado a otro clima.   Adiós al sol tibio, a los grandes espacios enjardinados, a los juegos de canicas y escondite y a ser el consentido en la escuela.

1959.   La Escuela en el DF.
   
    Por recomendación de un familiar  mis padres  seleccionaron una escuela para matricularnos ubicada en la colonia Polanco. Mi madre ganó esta vez  el argumento para que no fuéramos inscritos en una escuela judía que la dejaría a ella en una situación endeble frente a sus hijos.   Me situaron  en  cuarto año de primaria,  Alejandro en segundo y Katya en el kínder.
   Si bien laico y bilingüe,  el colegio ejercía  políticas retrógradas.  La directora y la supervisora  basaban su autoridad en gritos y amenazas de castigo. El pánico se  hacía  presente entre los alumnos cuando entraban al salón de clases. Un aspecto que denotaba racismo y clasismo lo expresaba el ridículo criterio de selección de alumnos en los diferentes salones de un mismo grado. Estos se dividían en cuatro: Grupo “E”, “S”, “N” y “N-1”  en vez de A, B, C, D  o  1, 2, 3, 4 como era la costumbre en  muchas otras escuelas. ¿Por què?  En el grupo “E” se ubicaba a  los que contaban con un inglés ‘Excelente’, El “S” por ‘Something’ o ‘algo’ y el “N” por ‘Nothing’ o ‘nada.’ (¿El  “N-1” menos de ‘nada’? Quizá deberían haberlo nombrado como salón “Sub ” por sub cero).   De entrada los alumnos eran seleccionados con ese criterio,  que hacía de inmediato a los del ‘E’  decirse los “aplicados” y de ahí para abajo. De nuevo la  “etiquetación”, pero no solo eso, resultaba que los alumnos del grupo “E” eran casi todos rubiecitos y el tono de piel se iba oscureciendo a medida que se progresaba, o  para los racistas directivos de la escuela, se descendía a los demás grupos. Algunos pocos alumnos que no conformaban  ese absurdo esquema eran promovidos o degradados a otro grupo, siempre procurando  que solo fueran unos cuantos. ¿Cómo se sentirían los alumnos así marcados?  Lo mas extraño es que nadie protestaba. Los integrantes de la sociedad de  padres de familia, sobre todo los  provenientes de familias judías que, por negra historia deberían aborrecer y denunciar  los criterios de selección basados en cualquier  rasgo físico, deberían haber sido los primeros en denunciar  semejante selección. Recientemente a un compañero de la primaria , quien en una red social señalaba que los del grupo ‘E’ eran los alumnos de excelencia, le pregunté que como creía él que se sentirían los integrantes de los otros grupos; respondió, burlón, “espero que ya lo hayan superado.”   Parece ser que en los cincuenta y tantos  años transcurridos desde ese entonces este amigo no ha aprendido gran cosa.
  En  todo caso  existían ya esquemas educativos para atender a unos cuantos alumnos  superdotados con independencia de la mayoría.  No nos encontrábamos en el siglo XIX  p. ej, ‘la letra con sangre entra`,  pero nuestra escuela, como otras escuelas de la época, parecía estarlo.
  El comportamiento abusivo de directores y maestros y la indiferencia de los padres de familia llevan por fuerza a alumnos abusivos.  El ‘bullying’ que ahora si está de moda lo experimenté en carne propia,  los alumnos más grandes se aprovecharon del provinciano nuevo.  Un infante de primaria no debería sentir aprensión y rechazo en su escuela.  Cargo una buena parte de la responsabilidad  por no haberme sabido defender y por no haberme hecho escuchar.   Huelga mencionar que  la serie de primeros lugares tuvo un abrupto fin.
   ¿Qué hubo de mis padres?  Hay una frase que mi madre utilizaba y utiliza cuando le he cuestionado  sobre su falta de proceder.  ´No se usa’.  Creo que la  frase correcta es ‘no se estila´  hacer o no hacer tal cosa.  Es un concepto  que yo interpreto como  ‘no escuché o no quise escuchar y por ende no actué’.  Mis abuelos tampoco escuchaban ni actuaban en asuntos de esta índole. Los paternos estaban muy ocupados tratando de que una familia de inmigrantes cubriera sus necesidades básicas. El  mismo objetivo que tenían los abuelos maternos cuya familia estaba compuesta por diez individuos bajo condiciones económicas muy precarias.   Desde mi punto de vista, el que mis abuelos no se hubieran percatado  de las necesidades de sus dependientes, más allá de las esenciales,  se justifica.
     Considero que mi padre como un proveedor generoso y ejemplo de fuerza y cabeza fría en momentos de emergencia,  y   mi madre ha sido  una mujer llena de amor, pendiente de que sus hijos estuvieran adecuadamente  alimentados,  vestidos,  sanos y que  cumplieran con los deberes escolares.   Los mismos roles  que sus padres habían tratado de seguir con mayor o menor éxito,  y que ambos habían imitado.  El que ellos profundizaran  preguntando  ‘¿cómo te sientes?, ¿qué piensas?, ¿te encuentras a gusto?’ casi  nunca ocurrió.  Si en apariencia  todo  iba  bien, entonces no había razón para  cuestionar algo.   Nuestra familia  no se encontraba  en modalidad de sobrevivencia como las de mis abuelos.  Su filosofía de ‘no se estila’,  era la de cajón, corriente y cómoda y mis padres automáticamente  la siguieron.   Esquema que puedo comprender pero no justificar. En todo caso, estoy seguro que pese  a las fallas, mi vida familiar transcurrió en condiciones harto mejores que las de muchas otras familias que he conocido.
     Quiero creer que Grace y yo  hemos actuado diferente con nuestras hijas a quienes siempre hemos preguntado cómo se sentían o que pensaban.  Así y todo tengo que reconocer que, como ejemplo de las experiencias adquiridas durante la niñez, un buen número de  veces me sorprendí repitiendo frases hechas  que mis padres me espetaban, que me disgustaban profundamente,  y  que a mi pesar siguen grabadas en el disco duro de mi memoria.  Sin embargo, puedo decir que al hacerme consciente de haberlas pronunciado,  me mordía la lengua y casi nunca más las  repetí.  Desde luego  que no estuve exento de errores; ya se han presentado quejas  sobre ellos y seguramente habrán reclamaciones futuras a medida que las hijas formen a sus familias.

1959 – 1960.   Las Lomas.
        
   En  la azotea de la casa fui sorprendido infraganti por mi madre fumando un cigarrillo que le había sustraído.  Ella se rió amistosamente conmigo y extrajo una cajetilla de cigarrillos de su bolso,  acompañándome,  me  obligó a  fumar el resto de la cajetilla, quizá diez pitillos.  Siguieron nauseas y un malestar  de grandes proporciones  que me convirtió a partir de ese momento y hasta la fecha en un no fumador.   ¡Gracias  madre!  Desgraciadamente  mi  profundo desagrado por el tabaco no impidió el haber contraído un cáncer que en numerosas ocasiones se origina en fumadores empedernidos. Toda mi familia directa fuma o ha fumado,  afortunadamente ninguno de ellos ha sido diagnosticado con cáncer.  No hay  precursores de entorno o genéticos que expliquen inequívocamente  el origen y  adquisición de la enfermedad.  Por ahora solo se conoce de predisposición y  riesgo.
    El origen de mi cáncer en la cavidad oral es desconocido. Yo  lo asigno, sin ninguna prueba irrefutable,  a genes defectuosos provenientes de mi familia  paterna donde a mi saber lo han padecido hasta ahora -- y ojala así se mantenga --  mi abuela, su hermana, cuatro tíos y cinco primos, todos ellos en segundo grado.
  
Secuelas.

2004.    Secuelas Iniciales.
    
     Las secuelas mayores al conjunto de  tratamientos radiológico y quimio-terapéutico se iniciaron con la  llegada de  infecciones de  todo tipo.  Surgieron infestaciones oportunistas que encontraron condiciones favorables para ingresar y afectar la cavidad oral y tejidos aledaños.  Sufrí la  invasión  de  varias clases de hongos, bacterias  y virus.   Estos microbios extraños atacaron los tejidos blandos de la cavidad oral, dientes, encías,  lengua, la parte interior de las mejillas y finalmente al hueso maxilar inferior. Me recetaron una gran variedad de medicamentos, sobre todo antibióticos para intentar combatir el asalto microbiológico.  Otras secuelas incluyeron ‘trismus’, que al involucrar al nervio  trigémino reduce la apertura bucal , fibrosis que generó un molesto  endurecimiento y abultamiento del tejido interno de las mejillas, así como una gran rigidez de los tejidos del área del cuello y de los músculos de la porción superior de la espalda,  condiciones todas que persisten hasta la fecha.  
      Me pasé el año acudiendo a dentistas, cada vez más hábiles, quienes en conjunto   llevaron  a cabo 16 endodoncias tratando de salvar las piezas dentales.  Villalobos recomendó fisioterapia para reducir la rigidez.  Estuve durante algunos meses bajo las grandes manos de dos fisioterapeutas cuyos  masajes en algo me aliviaron.  Recientemente mi sobrino Dan, graduado de una escuela de masajes en Hawai, me ha proporcionado masajes avanzados que tienden a disminuir  la rigidez muscular.
     El tratamiento también afectó el habla, paralizó una cuerda vocal y provocó una sensible reducción  en el volumen de voz.  Se acabó la época en que mi voz era penetrante y se  escuchaba fácilmente.  Busqué y localicé  a una otorrinolaringóloga especialista en rehabilitación de voz,  la  Dra. Eugenia Chávez Calderón, quien siempre ha estado  sumamente interesada en mi caso y  deseosa de que mejore. Con ella inicié un  largo historial de consulta y terapia que perduró  hasta fecha reciente.

1959 -1965.   Fines de semana en Cuernavaca.
    
   Mi padre no dejó de trabajar en Cuernavaca durante toda su vida ya que no se materializaron los negocios que nos habían llevado a mudarnos al DF. Los fines de semana nos transportábamos allá para disfrutar del jardín y alberca. Los sábados mi madre pasaba a  buscarnos después de clases en una camioneta ‘guayin’ de la época. Algunas veces enfilábamos a la carretera federal y hacíamos picnics en el camino. La antigua carretera, atraviesa un zona de bosque de montaña, por lo que  presenta fuertes pendientes y multitud de curvas.  En una ocasión mi madre  aparentemente había desgastado  en demasía  los frenos  del pesado vehículo de transmisión automática. El coche iba cargado hasta el tope con sus cuatro  hijos, un amigo, un primo que se encontraba de visita, dos sirvientes y el equipaje y comida para el fin de semana.  Al llegar a los límites de Cuernavaca, al inicio de la Avenida Zapata que presenta una larguísima pendiente en bajada,  se percató que el freno no le respondía.  Un par de kilómetros cuesta  abajo,, frente a la glorieta de  Tlaltenango, justo donde habíamos vivido en años previos, la pendiente  le había conferido ya al vehículo una alta velocidad y nos aproximábamos a una sección de la avenida que presenta  una pendiente aún mayor. Hay que señalar que en esa tramo se han registrado muchos accidentes de vehículos sin frenos con funestos resultados,  Mi madre decidió dar vuelta para evitar que la velocidad se incrementara aún mas.  De alguna forma siguió accionando el pedal del freno y después de un giro de película (de horror),  en el que de milagro no perdimos la vertical y  de un tremendo chirrido de llantas, milagrosamente, nos detuvimos justo ante un muro de piedra que de haber impactado  a la velocidad que llevábamos hubiera tenido gravísimas consecuencias.
    En otra ocasión recorriendo la autopista en un domingo lluvioso de regreso al DF, otra vez por falla en los frenos colisionamos con la parte trasera el vehiculo de un policía vestido de paisano que se encontraba detenido por un accidente anterior.   El gendarme se bajó frenético del vehículo impactado que había sido arrojado al seto divisorio, con la mano en la cintura sobre su arma como queriendo pelear. Al ver quien conducía  la camioneta  se quedó con las ganas y solo alcanzó a decir ”señora, que lástima que usted no es varón.”  ¡Macho por los cuatro costados!  Si mi padre hubiera sido el conductor quizá el tipo le hubiera disparado. Todos resultamos ilesos. La suerte de evitar lastimaduras me seguía acompañando.

  Oxigenación Hiperbárica y Seguro Social.

2005.    HOSPITAL ANGELES,   Oxigenación Hiperbárica.
  
   Las  orto-pantomografías -- radiografías extensas de toda la cavidad oral -- exhibían  una mancha  obscura y creciente en el hueso maxilar inferior.  Para tratar de contener lo que se sospechaba ya como una  ostio-radio-necrosis (ORN),  Villalobos recomendó un tratamiento  de oxigenación hiperbárica (OH) y me refirió al Hospital  Ángeles del Pedregal, sitio de no muy buenos recuerdos para mí  a  raíz de la experiencia del tratamiento de radiación.
     Mis temores resultaron  infundados.   El  Dr. Cuauhtemoc Sánchez, a cargo de la instalación,  siempre estuvo sumamente pendiente de mi caso.   Muy conocedor explicó que originalmente la OH  se utilizaba para el acondicionamiento de buzos.  Consiste en exponer al sujeto a respirar oxigeno puro a  una presión superior a la atmosférica durante un período de  60 a 90 minutos en un compartimento herméticamente cerrado.  El oxigeno a presión estimula la circulación sanguínea de los tejidos. Terapéuticamente se emplea  para acelerar la cicatrización de todo tipo de lesiones incluyendo quemaduras.   En mi caso se Intentaría  detener el proceso de necrosis ya que existían  antecedentes para suponer que su contención era factible.
   Una vez elaborado un estudio radiográfico utilizando  tecnecio radiactivo (substancia utilizada como contraste óptico) para conocer la condición del hueso maxilar,  me expuse a  40 sesiones  con un descanso intermedio  a razón de $6,500 cada una.  El monto del seguro de gastos médicos se reducía a pasos agigantados. Ataviado  con ropa de algodón  necesaria para evitar una chispa que podría causar una explosión de  nefastas consecuencias, me introducía en un tubo unipersonal donde  gradualmente se iba incrementando la presión.   El oxígeno suplementario   se aplicaba  una vez que se alcanzaban dos atmósferas de presión que equivale a sumergir al sujeto  a diez metros de profundidad.  Aprendí  a controlar los efectos del incremento de presión, que afecta   sobre todo  a los oídos, mediante ejercicios de respiración, siguiendo una rutina equivalente a la que efectúan  los buzos antes de la  inmersión.  Rápidamente me acostumbré  y  pronto los ejercicios se volvieron fáciles de llevar a cabo.
   
1960 – 1961.  ¿Por qué  los Frank no tienen que ir a Misa?
      
   A medida que transcurría la infancia,  mis hermanos y yo gradualmente nos percatamos que había ciertas diferencias con nuestros primos.  Los católicos iban a escuelas católicas y misa los domingos, y protestaban fuertemente que nosotros no tuviéramos que incurrir en semejante sacrificio.  Los primos del lado paterno eran todos alumnos de escuelas judías. ¿Y nosotros?  No recuerdo a mis padres juntos o por separado explicándonos  cuales eran las diferencias y que significaban para nosotros.. No había apertura ni claridad sobre el tema, en cambio se  enfrascaron  en una batalla silenciosa para influirnos de algún modo, pugna que siempre desembocaba en sentimientos dolorosos ya que normalmente mi padre caía en enojo extremo  y mi madre tomaba el papel de víctima.  Me preguntaba  ‘¿Deberé irme con melón o con sandía?’   De ahí la razón de mi rechazo y pienso que también el de mis hermanos para participar en algún rito religioso una vez que fuimos capaces de decidir por nosotros mismos (con una excepción que señalaré mas adelante).
         Debo mencionar que, hasta la fecha,  nunca  atestigüé  que algún familiar  paterno o materno hubiera actuado  o mencionado algo que me hiciera sentir mal o diferente como tampoco de proveniente de mis amigos y conocidos con muy escasas excepciones.  ¿Por qué no ocurrió?  No lo tengo muy claro. ¿Sucedió y no me quise percatar?  ¿Habrá sido solo cuestión de buena suerte?  Grace es de la idea que mas bien  los familiares y amigos cercanos siempre se cuidaron mucho  para evitar comentarios despreciativos ante  mis  padres y sus hijos, hecho  que ayudó a no complicar mas la confusa situación de mi  entorno durante los años formativos

2005. La vida siguió su Curso.

Con todo y las molestias por las infecciones mi vida seguía adelante casi con normalidad.  Asistía al trabajo, a  las sesiones de terapia foniátrica donde registraba  progreso, me iba de vacaciones.  La terapia  foniátrica me mantuvo hablando,  con todo y el creciente deterioro de los tejidos de la cavidad oral y las infecciones que cada vez se hacían sentir con mayor virulencia. Un nuevo estudio PET no mostró cambio alguno en los puntos sospechosos.  Mi estado de ánimo seguía siendo bueno  y me mantenía pensando que me recuperaría del todo

1961.  Polanco
   
    En 1961, nos mudamos a un departamento en Polanco, cerca de la escuela a la que entonces podríamos dirigirnos  caminando. Mucho extrañaba a una niña vecina en las Lomas a quien visitaba negociando en bicicleta desde la  nueva morada la muy acusada subida de la avenida Palmas, hasta la altura de la iglesia de San José de la Montaña (distante unos 3 Km.), y de ahí solo un  a un par de cuadras a donde vivíamos. Los músculos de las piernas fueron los únicos que desarrollé. Aprovechando la pendiente favorable, después del agotador ascenso, el regreso era una experiencia exhilarante  a velocidad similar a la de los coches. Sin casco ni otro tipo de protección muchas veces corrí un gran riesgo mas nunca me  accidenté a diferencia de tantos ciclistas que circulan por las calles del DF sin ninguna protección. Quizá era mayor el deleite del descenso  a alta velocidad que la visita a la niña de marras.

1962.  Cambio de escuela.
  
      Al terminar el sexto año de primaria mis padres finalmente me escucharon  o yo me hice escuchar y me transfirieron a  una escuela secundaria laica con características diferentes. No recuerdo acciones intimidatorias, gritos ni abusos en la escuela a pesar de ser un alumno nuevo. Mucho ayudó una pelea a golpes que gané contra alguien que hasta entonces me fastidiaba constantemente. Las demandas escolares tampoco eran muy elevadas.  Había tiempo para hacer deporte y empecé a mostrar dotes para hacer amistades. Curiosamente este colegio está ubicado a solo una larga cuadra de las instalaciones del ABC donde mas tarde una buena parte de mi historia médica se escribiría.

 2006.   Seguro Social.
        
   La empresa, que necesitaba  de las incapacidad laboral emitida por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para seguir cubriendo mi salario, me solicitó que  iniciara  el trámite y visitas al IMSS.  Yo requería contar con un expediente abierto por si ocurriera, lo que entonces ya parecía probable,  que  el monto del seguro médico privado  fuera insuficiente para cubrir el costo de futuros tratamientos en caso  de una  recaída, o para  solicitar,  en algún momento, una incapacidad laboral definitiva de esa institución.
      Ya  integrado el expediente  donde se describían el diagnóstico y los tratamiento que habían sido  aplicados en instituciones y con galenos  particulares, el  Dr. Cárdenas,  médico familiar de la clínica de atención primaria,  me refirió al departamento de  Cabeza y Cuello del Hospital de  Oncología del IMSS  para el seguimiento médico post tratamiento.

 ¿Qué  puedo decir del Hospital de Oncología del IMSS?
  Es indudable que la suerte desempeña un papel importante en que se asigne un buen o mal doctor en el IMSS.  En todo caso  el Hospital de Oncología está totalmente rebasado por el gran volumen de pacientes referidos desde las clínicas familiares del DF y de provincia.   En  muchas ocasiones los enfermos que acuden a Cabeza y Cuello  están forzados a  esperar como mínimo varias horas para ser atendidos, ya sea para consulta o emisión de incapacidad.  Me tocó  atestiguar  que,  al menos en una ocasión,  sólo un residente  de oncología estaba presente para atender decenas de consultas. ¿Y el cuerpo médico del Departamento?,  quizá en cirugía o en cursos de actualización o simplemente ausentes.
     En la primera cita me atendió  el Dr. Francisco Gallegos Hernández, jefe médico de Cabeza y Cuello,  que después de apenas mirar mi  expediente,  sin  auscultarme siquiera o hacerme alguna pregunta  dijo  “ya le regresó el cáncer, vaya al área de  Quimioterapia a que le den tratamiento adicional”.  Sabiendo que esto era falso, observé “qué  extraño que los doctores  Serrano, Legaspi -- a quien  él conocía bien -- y Villalobos, así como ocho estudios TAC digan lo contrario”.  Pillado infraganti solo acertó a decir “ bueno… puedo equivocarme, pero mi juicio prevalece y usted debe ir a Quimioterapia. Salude de mi parte al Dr. Legasoi. ”.  Trato de imaginarme el número de pacientes que así ha diagnosticado,  sin llevar a cabo  una revisión  mínima.   Amén de la angustia que su frívolo e irresponsable proceder  genera  en individuos que ni siquiera hubieran tenido  la enfermedad o que en realidad se encuentran en remisión.
     Se me dijo que  Gallegos  tiene fama de  ser una eminencia en su práctica privada en el Hospital  Ángeles.  Quizá sea cierto, no obstante, yo jamás me pondría en manos de un médico que trata a los pacientes del IMSS de esa guisa.  Pero ese es precisamente el punto. Yo si contaba con opciones  ¿Qué alternativa hay para aquellos que no tienen recursos para acceder a otras instancias de tratamiento? ¿Es que el volumen de afectados que acuden al  Seguro Social ha llegado ya a un nivel tal que se requieren diagnósticos de cáncer a ojo de buen cubero?   No quisiera creerlo.
    Es descorazonador situarse en medio de los aquejados que aguardan ser atendidos, se percibe el dolor y la ausencia de esperanza de mejora. He atestiguado  y mucho me ha afectado ver lágrimas de enfermos que acababan de recibir malas noticias.
    Otros médicos del hospital me mostraron una cara muy diferente.
    El Dr. Ayala en  el Departamento de Quimioterapia del hospital  fue muy cuidadoso al revisar el expediente, cuestionarme  y auscultarme.  Confirmó que no había regresado el cáncer  y señaló que tenían muchos problemas con los médicos de Cabeza y Cuello que sin ton ni son, encabezados por Gallegos, referían pacientes a  Quimioterapia.  Me solicitó una  carta  de queja dirigida a la dirección del hospital describiendo lo sucedido,  documento  que de puño y letra  redacté y le entregué en ese momento.
     En la Clínica del Dolor del hospital fui muy bien atendido, me aplicaron Bótox que  actuó durante unos meses para  relajar los músculos del área del cuello.
    Los estudios endoscópicos y laringoscopias fueron  también muy  bien practicados confirmando  edema generalizado, alteraciones anatómicas y presencia de gran cantidad de flemas.

Bar Mitzva y Hospital en Ohio.

1963.  Bar Mitzvá.
          
     Al aproximarme a la edad de trece años,  la edad en que un judío varón ingresa  como miembro activo a la comunidad religiosa,  mi padre me preguntó  “¿Quieres ser judío como yo  o católico como tu madre?”  ¿Como puede un niño de 12 años decidir lo que le conviene de semejante cuestión?  A esa edad y en esa época la respuesta de casi cualquiera hubiera sido “yo quiero ser como mi papá.” Con esa respuesta  mi padre justificó su proceder,  así que me preparé por varios meses para aprender los rezos requeridos en la ceremonia del Bar Mitzvá que introduce al varón judío a la mayoría de edad para fines religiosos.
       Ni mi padre ni nadie mas me explicó que por razones históricas y religiosas  el judaísmo proviene hasta nuestros días del  vientre de una madre judía.  Debido al catolicismo de mi  madre  yo requería por ley religiosa de una conversión al judaísmo para acceder a un Bar Mitzvá.  La misma consistió de una humillante inmersión ‘purificante’ en la mikvá (baño ritual) que se llevó a cabo con mi hermano incluido -- dos por el precio de uno -- ambos desnudos que se llevó a cabo ante la presencia mayoritaria de extraños que fungieron como testigos. Recuerdo a mi padre diciéndole a un tío presente “ Estoy haciendo a mis hijos kosher”. Entendí  que eso quería decir que para él y para la  comunidad judía nosotros estábamos 'contaminados' a causa de  mi madre.
    En vez de enorgullecerme por mi acceso a una nueva religión lo que mi padre logró fue que nos distanciáramos en lo tocante a identidad para siempre. Adquirí un nombre hebreo (Israel Moshé) y el rito del Bar Mitzvá se celebró solo ante la presencia de mi familia paterna y pocos amigos judíos.  Fue el segundo gran golpe a mi madre que lo tomó muy mal y estuvo en cama durante el festejo. Posteriormente mi padre adquirió unos asientos perpetuos a elevado costo en las nuevas instalaciones de la sinagoga para que toda la comunidad atestiguara nuestro ser practicante, cuando que él mismo no tenía ninguna convicción religiosa y sus hijos tampoco.  Ignoro si mi padre pudo así justificar su comportamiento hipócrita o si lo intentó siquiera. Si pensó  que sus acciones eran legítimas debido a mi inocente afirmación que yo quería ser como él, su proceder representó una farsa hacia otros y un colosal auto engañó a si mismo.
      Mi padre abjuró su promesa a mi madre de que sus hijos serían católicos y, yo estimo que de una extraña y retorcida  manera, pensó que estaba actuando correctamente. Puedo justificar el punto de vista de la religión judía sobre este tema pero no las acciones de mi padre.   Nunca discutimos su comportamiento sobre el asunto. Esta ausencia de cuestionamiento y una demanda para su explicación se convirtió y siempre será una segunda espina en mi corazón. Pienso que no  quisimos enfrentar el tema porque ambos tuvimos miedo de llegar a un intercambio muy desagradable que hubiera podido llevar a enojo intenso y a un rompimiento, quizá irreparable.
   No me cabe duda que mi padre tuvo arrepentimiento y prurito tardío por su casamiento  fuera de su religión. Ahora su hijo primogénito empezaría a pagar por los ‘platos que él había roto’ al casarse fuera de su religión.

 2006.     ABC,  Quimioterapia adicional.
   
    Un esfuerzo adicional para  tratar de detener o reducir el efecto de  la  (ORN) consistió en  el suministro  de quimioterapia adicional. Se utilizó una substancia llamada Zometa  que se aplica  para tratar complicaciones  en aquejados con cáncer en  huesos. Consistió en ocho sesiones mensuales en gabinete. La quimioterapia  retrasó la expansión de la necrosis  pero no la contuvo, como  tampoco  impidió que se abrieran hacia el exterior  fístulas (perforaciones)  salivales en los puntos de colección de saliva ubicadas en los costados de las comisuras de la boca.  Con estudios de rayos X se comprobó el avance de la necrosis en el hueso y la fuerte afectación a los tejidos blandos de la base de la boca. El tratamiento no provocó molestia alguna mas allá de la colocación de las venoclisis  (aguja para surtir medicamentos por vía intravenosa).

1963- 1964.  Intercambio Estudiantil.
             
  Finalizando el segundo año de secundaria, con el apoyo de mis padres,  participé en un programa de intercambio que me llevó a convivir durante varios  meses con una familia norteamericana y a asistir a una escuela secundaria en el estado de Michigan.   No obstante  ser un plantel  exclusivo  para blancos,  en su inmensa mayoría anglosajones,  fue una valiosa  experiencia vivir fuera de casa, aprender un mejor inglés y conocer la forma de vida de las familias norteamericanas.

2006.   HOSPITAL DE LA UNIVERSIDAD DE OHIO  (OSU).
     
   Al no haber ya otra forma de detener  la  ORN acordamos que había llegado ya el momento de dar el siguiente paso que consistía en  intentar una reconstrucción a mi entender del hueso maxilar.   Analizadas  varias opciones, Villalobos me refirió con el Dr. Guillermo Chacón, cirujano maxilofacial del  Hospital  de la Universidad Estatal de Ohio localizado en su capital, Columbus (OSU por las siglas en inglés),  para llevar a cabo un procedimiento reconstructivo.
    Después de una convención a la que asistí en Chicago relacionada con mi trabajo, me dirigí a la cercana ciudad de  Columbus.  La Universidad de Ohio y su centro médico son instituciones públicas que tienen gran renombre  en los Estados Unidos.
    Adapté una caja de cartón larga y estrecha utilizada para almacenar planos arquitectónicos  para embalar y trasladar ahí  todas los estudios: TAC’s,  OPTs, RXs,  PETs y análisis de laboratorio acumulados desde el diagnostico inicial.  El envoltorio pesaba al menos 10 Kg.  Al recoger  en los aeropuertos el equipaje notaba que la caja había sido abierta por seguridad aeroportuaria  que sospechaba del material ahí contenido.
    Una vez que Chacón analizó los estudios y tras su cuidadosa auscultación y la de una cardióloga,  manifestó que me intervendría para retirar la parte con necrosis  del maxilar y que lo substituiría con una placa de titanio.  Además extraería  los dientes remanentes  que seguían produciendo  infecciones. No mencionó ninguna otra acción involucrando los tejidos blandos conectivos por lo que asumí que no era necesaria.  Acordamos que la cirugía se llevaría a cabo en una fecha tres semanas  después.

1964.  Cuernavaca. Te quejas por que te atinó  en un juanete.
  
    Por alguna razón mi padre se quedó con y llevó a casa algunas  pertenencias abandonadas por un  huésped que nunca regresó al hotel que administraba junto con su socio en Cuernavaca. Entre otros objetos se encontraban  unos antiguos rifles calibre 22   con los que, descargados,  mi hermano y yo jugábamos sin riesgo alguno.
      Durante un fin de semana en que nos visitaban Yolanda, marido y sus seis hijos, el menor de ellos entonces de cuatro o cinco años de edad, alguien trajo a casa munición del calibre requerido por los rifles de marras. Ante la presencia de los dos paterfamilias y a pesar de la fuerte desaprobación  de ambas madres, procedimos a colocar como blancos contra una barda de piedra unos envases de refresco de cola vacíos,  y por turnos, del mayor al menor de los niños presentes, empezamos a dispararles. Al mediar una ronda una bala rebotada impacto sin mucha fuerza en el pié descalzo de mi madre que de inmediato incremento sus  protestas señalando que niños pequeños podrían  errar por mucho el blanco y generar peligrosas balas perdidas.  El esposo  de Yolanda, de inmediato apuntó entre risas “Marthita, tu enojo se debe al juanete golpeado” y el tiroteo  continuó por un buen rato hasta que la munición se agotó.
   A los dos días, cuando mi padre salía por la mañana al trabajo se le acercó un individuo que se identificó como vecino de una edificación ubicada en una loma frente a nuestra casa. El hombre le  preguntó ami padre si se habían efectuado disparos en días previos dentro de  nuestra propiedad.  Al  responderle afirmativamente  el vecino le dijo” Ingeniero Frank, una bala disparada desde su jardín superó su muro de piedra e hirió a mi padre que tiene 87 años y que se encontraba sentado en su recámara.” Alarmadísimo mi padre acudió a casa del vecino en donde el anciano completamente senil presentaba un vendaje en la axila. Acordaron que todos los gastos médicos correrían por cuenta de mi padre a cambio de que no se reportara el incidente a las autoridades. La irresponsabilidad de los padres de familia podría haber causado una herida grave a mi madre o podría haber causado la muerte del anciano. La suerte nos acompañó de nueva cuenta. Un amigo que nos conoce bién me dijo que nuestra familia nunca había experimentado 'vivir un año peligrosamente' porque todos los años lo habían sido.


Primera Cirugía Reconstructiva. Fracaso y Nuevo Intento.

CIRUGIA NUMERO 2.

2006.  Noviembre, OSU,  Primera cirugía reconstructiva.
    
      Grace  me acompañó a Ohio para la  cirugía  que  se llevó a cabo a  finales de noviembre.  Mi poca   apertura bucal dificultaba la colocación del tubo para la anestesia. Chacón incluyó al jefe de anestesistas del hospital dentro de su equipo quirúrgico. El  médico  me proporcionó un medicamento gelatinoso para  hacer gárgaras que incrementarían la apertura bucal. Hasta ese momento cuento con registro propio de los eventos de la operación. No se  suscitaron incidentes quirúrgicos que ameriten mención.
    Después de dos días en el hospital  nos instalamos en un hotel cercano.  Chacón manifestó que se requeriría una intervención adicional para ‘acomodar’ ciertos tejidos del cuello y cavidad oral.  Lo expresó incidentalmente  y como si  dicha intervención sería solo  un procedimiento menor.  En la última cita estuvo presente un cirujano plástico  quien me revisó detenidamente y que supuestamente intervendría en la operación subsiguiente.  Chacón no estaba satisfecho con los resultados de la cirugía pero nada mencionó al respecto.
      Por no seguir sus instrucciones de reposo post operatorio y levantarme de  la cama antes de tiempo, sufrí  un desmayo menor en el aeropuerto donde tuvimos que  cambiar los boletos de regreso a México.  Grace me  atrapó antes de que quedara tendido cuán largo en el piso.  Solicitamos una silla de ruedas para desplazarnos  al sitio de taxis y la cosa no pasó a mayores.  Finalmente Chacón me otorgó  el alta y me refirió con el  Dr. Stern,  cirujano maxilofacial,  que en el DF  supervisaría mi recuperación.
    Aun cuando el  hospital  OSU es considerado  entre los mejores de la Unión Americana, y tiene   instalaciones  ultramodernas  los servicios en hospitalización  no son tan buenos como en el ABC  ni el personal se muestra tan  interesado en el paciente.  Cabe señalar que en ése hospital  no se tiene que  cubrir el monto adeudado para que el paciente pueda ser egresado, a diferencia de lo que ocurre en los nosocomios privados en México.  
    La facturación  total por la intervención, honorarios y hospitalización sumó $ 360,000  (USD  $ 33,000).  Con apuros cubrí   los gastos incurridos ya que mi seguro  médico se había agotado previo a la cirugía.  El monto que había erogado desde el diagnóstico inicial  sumaba ya  $2.1 millones.
          Regresamos al DF donde  me presenté con el Dr. Stern   que alarmado indicó que  veía una  perforación en  la base de la lengua.   Una OPT  mostraba  que en Ohio  no se había retirado toda la porción con necrosis del  hueso.  En un par de semanas se reabrieron las fístulas que anunciaba también  el rechazo de la placa insertada.   Después de unas semanas la mandíbula se empezó a desplazar hacia abajo, a caerse….  Cantidades  crecientes de ‘Ensure’ se escapaba  por las fístulas cuyo diámetro se incrementaba inexorablemente. Tuve  que recurrir a tapabocas para minimizar el riesgo de infección.

 1965 – 1967.  Preparatoria.
 
        La preparatoria la cursé en  la Escuela Nacional Preparatoria.  Asistir a ella me permitió tratar a personas de un amplio espectro social  lo cual me abrió nuevos horizontes. Para mi representó una oportunidad de conocer otros puntos de vista mas allá de lo que conocía como alumno de escuelas particulares.    Con el soporte  de mi madre organicé con mis compañeros muchas tardeadas en casa e hice amistadas que perduran hasta estos días.

2007.    Nuevo intento reconstructivo.
         
     Villalobos propuso  que lleváramos  a cabo otro intento de reconstrucción,  esta  vez en México DF.  Señalé  a un cirujano del ABC con quien habíamos tenido  una buena experiencia previa pero Villalobos  mencionó que el  Dr. Fernando Magallanes  --  cirujano plástico y reconstructor, miembro  también del cuerpo médico del Hospital ABC  --  ”le lleva al médico que  propones al menos un gol de ventaja”.  
    ¿Qué debería hacer? Estaba sumamente decepcionado del resultado de la intervención en Ohio y de la referencia de Villlalobos. Grace y yo lo discutimos y decidimos solicitar cita al Dr.  Magallanes. En su consultorio,   después de una  minuciosa auscultación y múltiples preguntas  proporcionó un diagnóstico descorazonador.    Opinó que se había registrado  un fracaso total en la intervención reconstructiva de Ohio.   Existía gran  dificultad para llevar a cabo una nueva cirugía debido al daño sufrido por la radiación, tanto en el  maxilar como en los tejidos blandos, dentro y fuera de la cavidad oral.  Además  se presentaba una muy deficiente  circulación sanguínea en toda el área afectada.  Sugirió llevar a cabo estudios adicionales,  entre ellos  un análisis  angiográfico (circulación en vasos sanguíneos) abarcando todo el cuerpo;  análisis   necesarios para contar con  elementos para plantear, en su caso, una nueva cirugía reconstructiva.   En mi percepción Magallanes se encontraba muy renuente a llevar  a cabo algún procedimiento quirúrgico.
     Con el ánimo sumamente decaído procedí a informar a Villalobos del diagnóstico y actitud de Magallanes.     
    Villalobos comentó que, en primera instancia, casi ningún médico quiere reparar los daños que otros doctores hubieran causado  por error  o incapacidad.   Sin embargo prometió comunicarse  con Magallanes para intercambiar ideas y discutir opciones una vez que los estudios solicitados estuvieran disponibles.
    ¿Por qué me refirió  Villalobos con Chacón?  Las credenciales de Chacón  parecían  sugerir que lograría una reconstrucción exitosa. La realidad mostró que su pronóstico  resultó ser exageradamente optimista. No consideró necesario intervenir los  tejidos blandos radiados o si lo consideró sabía que no  tenía capacidad para haberlo podido llevar a cabo, sin embargo nada mencionó sobre el particular. Culpo al Dr. Chacón de  haber dicho inmediatamente después de la cirugía que una intervención adicional seria necesaria en vez de reconocer que su intento había sido fallido. Quizá temió que lo acusara de error o mala práctica médica
     Las referencias con Lozano y Chacón resultaron ser errores impactantes entre  grandes aciertos que indudablemente me salvaron la vida.  Villalobos prometió comunicarse con Chacón para aclarar su proceder pero yo ya no cuestioné si hubo tal seguimiento.     
     Entiendo que al referir a un paciente, el medico tratante principal tiene que considerar muchos aspectos relacionados con el afectado, como su capacidad financiera y disponibilidad para viajar, pero sobre todo,  la disponibilidad  de médicos que  en ese momento puedan proporcionar el tratamiento adecuado.   Pareciera ser que  Lozano y Chacón, en opinión de Villalobos, eran para mí las mejores opciones disponibles. Pero desde mi punto de vista mostraron incompetencia:  uno contribuyendo al daño de los tejidos de la cavidad oral y el otro no pudiendo reparar el daño.
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 1968.   UNAM, Huelga, Tlatelolco.
  
    Después de cursar  los estudios de preparatoria, ingresé a la Facultad de Ingeniería de la UNAM en el destacado año de 1968, cuando se iniciaron las  protestas  estudiantiles que marcaron el inicio de la apertura política en México.   La huelga que se inició en  julio en la UNAM me sorprendió en el segundo semestre de la carrera.
      El 2 de octubre, un grupo de amigos contábamos con boletos para acudir a un espectáculo  llamado ‘La Linterna Mágica’ que se exhibía en el Teatro Ferrocarrilero a un costado de la Plaza de Las Tres Culturas en Tlatelolco -- parte  del programa cultural que se venía presentando previo al inicio de los Juegos  Olímpicos. Las entradas eran buenas para la  función nocturna que empezaría a la 7 PM, ya que para la  función vespertina, que hubiéramos preferido,  se habían agotado.   Mi madre me prestó su camioneta y ocho amigos nos enfilamos por el Paseo de la Reforma hacia la glorieta de Nonoalco para de ahí dirigirnos al Teatro Ferrocarrilero distante algunas cuadras.  De pronto,  al llegar al semáforo de la glorieta, los ojos se me llenaron de lágrimas. Pensé ‘el camión que circula delante de mi debe tener un escape defectuoso y sus emisiones me producen este efecto.  Una patrulla bloqueaba el acceso a la Avenida Nonoalco (ahora Ricardo Flores Magón). Un policía se acercó y preguntó  “¿A donde van, muchachitos?  Al responderle dijo  “no saben lo que dicen, ni lo piensen, diríjanse inmediatamente a sus hogares”.  Todos los ocupantes de la camioneta, sin entender lo que acontecía, nos fuimos a casa.
   ¿Qué había sucedido?  Lo supimos posteriormente. Mis lágrimas se habían generado por el gas lacrimógeno que la policía empleaba contra los estudiantes que se estaban manifestando en la cercana La Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. Algunos espectadores que habían acudido a la función vespertina de La Linterna Mágica y que salían del teatro resultaron heridos por proyectiles disparados a los manifestantes por el ejército.  ¿Qué hubiera acontecido si hubiéramos, como era nuestra intención, acudido a la función vespertina?  No lo puedo imaginar. De nueva cuenta, la suerte me acompañó durante el episodio  mas violento en la historia reciente de México.

1968 – 1969.   Israel.
   
    Durante el lapso de suspensión de clases, con el beneplácito y apoyo de mis padres opté por un viaje,  financiado en parte por  una institución,  para pasar una temporada como trabajador voluntario en un  kibutz o granja colectiva en Israel.
  Un kibutz es una pequeña sociedad de personas que viven comunalmente bajo principios socialistas. Cada miembro del kibutz debe ser tratado como un igual. Esto significa que se trabaja en conjunto para el bien común y la carga de trabajo y los beneficios se reparten entre todos los miembros Un voluntario es un invitado temporal que trabaja  a cambio de comida y alojamiento.
 El trabajo físico y la vida comunitaria en un establecimiento cuyas actividades principales eran agrícolas  representaron una experiencia única,  invaluable e inolvidable. El hecho de ser mexicano en el año en que nuestro país organizó los Juegos Olímpicos generó interés  y me proporcionó un tema de conversación con los compañeros voluntarios. 


  Debido a los fuertes gastos de tratamiento que he enfrentado no puedo dejar de pensar que en un kibutz los procedimientos médicos son gratuitos. Para atender casos como el mío el socialismo israelí representa una clara ventaja sobre otros sistemas.

Eventos Afortunados y Dr. Magallanes, Cirujano Reconstructor.

1969.  Europa.  Paris.  Gard du Nord.
   
    A mi regreso de Israel, acompañado por Bárbara, una amiga británica que había conocido en el kibutz, cruzamos Europa desde Grecia hasta Francia   en ferrocarril -- la ‘mochilada’ de ésa época.  Nuestro plan al llegar a Paris consistía en  tomar el tren hacia Le Tourquet en el Canal de la Mancha  para de ahí tomar un vuelo corto hacia Gatwick en  Inglaterra. El tren saldría del andén 6 en la Gard du Nord  (Estación del Norte de Paris).  Precavidamente arribamos temprano y abordamos junto con otros ciudadanos ingleses. Todos nos llevamos una gran  sorpresa cuando el convoy arrancó  30 minutos antes de la hora prevista. ¿Que había ocurrido?  Sin  nosotros saberlo, el tren que habíamos abordado en el Anden 6 salía hacia la Costa Azul antes que desde el mismo andén saliera nuestro tren hacia Le Tourquet.  A veces es tan negativo llegar demasiado temprano como demasiado tarde.  Así que, ahí íbamos, una docena de ingleses y un mexicano, en dirección opuesta, hacia el Mediterráneo, ante  la imposibilidad  de descender del tren antes de su primera parada en una estación situada a 80 Km. al sur de Paris. La demora nos llevaría a perder la conexión aérea y el dinero invertido que para nosotros dos era ya muy escaso a esas alturas del viaje. ¿Qué hacer?  El más irresponsable de los viajeros que se habían equivocado – su seguro servidor – procedió a tirar del cordón de emergencia para detener el tren que brusca e inmediatamente se detuvo a unos cien metros de su punto de arranque. Se generó una conmoción monumental. Todos los operarios de la estación, los policías  y el público en general convergieron para ver que sucedía, done estaba la persona accidentada que había motivado la detención del convoy.  Una docena de  pasajeros  cabizbajos  bajamos con nuestras pertenencias. Cuando las autoridades y el personal ferroviario se percataron del motivo de la detención del tren recibimos un regaño mayúsculo e insultos en francés que representaron lo único que comprendí de todo lo dicho. Fue una verdadera suerte que no me hubieran arrestado por mi acción llevada a cabo sin la presencia de una emergencia real en clara transgresión a las leyes francesas. 

1969 – 1973.  Universidad Iberoamericana 
  
       Dada la incertidumbre generada por la situación política en la UNAM y la posibilidad de otras huelgas,  decidí  continuar los estudios de ingeniería en la Universidad Iberoamericana donde me sería validado el primer semestre cursado en la UNAM. No frecuento seguido a mis compañeros ingenieros de esa época, pero nos da  un gran  gusto el vernos cuando hay oportunidad.
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2007.    ABC,  Dr. Magallanes,  Cirujano Reconstructor.
        
      Magallanes habiendo consultado   con Villalobos y  analizado  los estudios, solicitados me citó para proponer  una cirugía reconstructiva   que  comprendería las siguientes acciones:
1.- Sustituir el tejido dañado por la radiación ubicado en la zona inferior del rostro con un injerto de pectoral que incluiría piel, músculo y venas, y que utilizaría vasos sanos provenientes de una pierna. Si todo marchaba bien, El tejido nuevo estabilizaría la zona para impedir que se formaran nuevas fístulas.
2.- Elaborar un colgajo con los tejidos del segundo pectoral, piel, músculos y venas  para desplazarlo hacia la zona afectada, y con él substituir los tejidos dañados  ubicados dentro de la cavidad oral, tanto en la base de la lengua como en  el piso de la boca. Si todo marchaba bien, Se produciría mucosa dentro de la cavidad oral que permitiría la recuperación de las funciones de salivación y deglución
3.- Retirar la porción remanente de hueso maxilar inferior necrótico, substituir la placa defectuosa colocada en Ohio por una de mayor tamaño a ser fijada al hueso sano con tornillos. La placa sería reforzada con una porción de hueso transplantado del peroné y venas asociadas al mismo.. El tejido óseo intercalado en la placa incrementaría la probabilidad de evitar un rechazo temprano y a un eventual retiro de la placa de titanio.
       En resumen una operación extensísima.  Se llevaron a cabo los estudios preoperatorios,  Surgieron algunas dudas respecto a mi  condición   cardiaca,  así que   se ordenó un estudio de perfusión miocárdica (funcionamiento del corazón).  Una vez interpretado,  el Dr. Guillermo Gloss, cardiólogo del ABC, se sintió seguro para seguir adelante.  Aconsejó que  la cirugía se llevara a cabo en el campus Observatorio habida cuenta de  la mayor preparación y experiencia de su personal.  La recomendación probó ser invaluable. Doné dos unidades de  mi propia sangre para  emplearse  en caso necesario y  se procedió a reservar  un quirófano en el ABC Observatorio para un lapso de 24 horas.  Conseguimos  con un familiar el monto que se estimaba costaría la intervención ($300,000) y se procedió al  abordaje.
   Como parte  del equipo de Magallanes, en la cirugía participarían los doctores Cienfuegos, médico cirujano especialista en reconstrucciones óseas, y, en caso necesario,  los doctores Daniel Bross, otorrinolaringólogo que me había atendido estupendamente bien desde el principio del padecimiento  y  Gloss,  todos  miembros del cuerpo médico del Hospital ABC.  Observé  a Magallanes  muy seguro de la intervención  que se llevaría a cabo. Mis expectativas  eran que  el  procedimiento tendría  éxito (¿Optimismo desbordado?).   No se me ocurrió pensar  en las consecuencias que un fracaso  representaría

1969-1973, 1977-1981, 1985.   Sobre los Temblores de Tierra y más Sobre  la Buena Suerte.
   
    Los movimientos telúricos  nos han acompañado a todos los que habitamos   la zona del altiplano central de México. Mi experiencia con los sismos se ha caracterizado por una gran suerte. ¿Por qué? 
1969-1973. Durante mi estancia en la Universidad Iberoamericana campus Churubusco  fui sujeto de varios temblores. Los edificios de salones ondulaban notoriamente durante los mismos. El maestro Sergio Cházaro, que impartía  la clase de  Mecánica 1, recién después de un sismo comentó que si en alguna ocasión las ondas provenientes de un movimiento telúrico lo suficientemente fuerte coincidieran con cierto eje que seguía el proyecto de construcción de los edificios de salones, éstos  muy probablemente se derrumbarían.  Me dije ‘el Ingeniero Cházaro quiere asombrar a sus inexpertos alumnos’  ¿si?  Las edificaciones se derrumbaron una madrugada de  marzo de  1979  a raíz de un sismo con una intensidad de 7.6 grados en la Escala de Richter  -- no tan intenso como los  de 1985 --  pero en la dirección fatal. La hora del evento  evitó una desgracia mayúscula.  Muy buena suerte  tuvimos también los millares de ex alumnos que durante años  experimentamos en ese campus varios sismos. Cházaro sabía de lo que hablaba. ¿Responsables? Ninguno ¿Impunidad? Total.



                                                   UIA CAMPUS CHURUBUSCO 1979



       1977-1981. Durante cuatro años, a partir de 1977, laboré en un edificio de seis pisos de altura ubicado en el Paseo  de  la Reforma.  Los sismos que ahí experimenté  siempre se sentían fuertemente y generaban daños menores. A instancia del Director de Planeación de la empresa, se comisionó un estudio técnico a un despacho de ingeniería estructural para determinar el grado de riesgo que presentaba el edificio. El dictamen del estudio confirmó fallas en la estructura  por lo que, mucho debido a la insistencia del Director de Planeación, y pese a la resistencia del alto mando, la oficinas de la empresa finalmente se mudaron a otra ubicación en Polanco.
   1985. Durante los temblores de 1985 el inmueble de Reforma quedó sumamente dañado y, a pesar de que no hubo victimas en ese momento, por la temprana hora del evento, el edificio quedó inhabitable. Las victimas se produjeron posteriormente cuando se inició la demolición del mismo que inesperadamente se vino abajo cobrando la vida de seis  trabajadores. Durante años, de nueva cuenta, la buena suerte nos acompañó a docenas de empleados de la empresa. Desconozco  si algún alto directivo  le agradeció al Director de Planeación, quien ya no laboraba en la firma, su gran previsión.

1973.      La muerte de mi abuela.
       
       Mi abuela paterna falleció de cáncer en los pulmones en 1973.  Era una mujer dura que tuvo una vida muy difícil. Había padecido del corazón por años y nadie se esperaba que la afectaría otra enfermedad.  Una vez diagnosticada, viajó  a Houston acompañada por  mi madre para exponerse a una cirugía exploratoria. La misma mostró que era ya muy tarde para intentar algún tratamiento no paliativo.  Recuerdo que aun sintiéndose muy mal asistió a la boda de un  primo y que mediante un supremo esfuerzo,  permaneció de pié bajo el palio nupcial durante toda la ceremonia.  Mi madre, a pesar del rechazo que mi abuela  le patentizaba desde su casamiento,  participó en su  cuidado hasta el final.  Mi abuela reconoció entonces que la había juzgado mal. ¡A buena hora!  Su fallecimiento representó mi primera experiencia cercana de pérdida de un familiar directo.  Hasta el día de su muerte  pude dar  rienda suelta a sentimientos acumulados en muchos meses y desahogarme.   Recuerdo a la tía Musia,  muy compungida, arreglándola antes de que la trasladaran al panteón. Mi padre, como de costumbre, se mantuvo muy fuerte.  Durante la semana de luto nos visito y consoló un rabino recién llegado de Estados Unidos quien había servido en la armada de su país.  Con todo y que no evoco sus palabras exactas en inglés, si recuerdo que me dieron ánimo y entendimiento.

Tercera Cirugía,  Segunda Reconstrucción, Matrimonio y Divorcio..

CIRUGIA  NUMERO 3.

  2007.   Marzo.  ABC.  Segunda  Cirugía Reconstructiva.
      
  La cirugía resulto ser un fracaso casi completo.  Entre marzo y abril del 2007 se sitúa mi segundo y largo nadir emocional, el punto más bajo  dentro del lapso de mas de once años que a la fecha han transcurrido desde la cirugía inicial.
  El siguiente recuento de esos días lo narro con la ayuda de Grace, ya que durante varios períodos no estuve consciente.
Empezamos Mal.
  La cirugía se inició a las 8 AM.  A causa  de a la dificultad para entubarme, siempre generada por el  ‘trismus’, se practicó una  nueva  traqueotomía  sobre la anterior para asegurar la vía aérea.  Aún así, ya anestesiado,  se presentaron dificultades para el entubado por lo que  introdujeron un laringoscopio con el que se  observó un crecimiento sospechoso entre el esófago y  la tráquea.   Apenas dos horas después de iniciado el procedimiento llamaron a Grace al quirófano para informarle que era necesario abortar la cirugía ya que, según lo observado, el cáncer había metastatizado a otras áreas.  Debido a este inesperado acontecimiento,  se procedería a  cerrar  la incisión y yo seguramente requeriría tratamiento quimioterapéutico adicional.
      Grace argumentó que era muy poco probable que el crecimiento fuera una extensión del cáncer inicial ya que Villalobos había estado muy pendiente de mi evolución y los múltiples TAC´s ejecutados no habían mostrado actividad  tumoral.  También señaló que  hasta ese momento el equipo a cargo de la cirugía no había solicitado una biopsia para confirmar la presencia de cáncer(?), misma que de inmediato se ordenó.    Asimismo informó  que si me despertaban sin haber llevado a cabo intento alguno de reconstrucción  yo seguramente caería en una depresión emocional crítica.
   Desde el quirófano Grace se comunicó con Villalobos quien de inmediato se presentó y seguramente reclamó fuertemente a todos que se estuviese dudando  de su habilidad para mantenerme controlado.   En una consulta posterior comentó al respecto y  señaló que el equipo quirúrgico había “abanicado feo”.  Error que en éste caso prolongó el tiempo que permanecí  anestesiado.
  Una vez que la biopsia  confirmó  que solo se trataba de un  crecimiento  micótico (hongos)  se reinició  la cirugía a la 1 PM. 
   
Seguimos Mal.
      La cirugía se concluyó después de 24 horas de iniciada. Se dice rápido, mas una anestesia tan prologada, por necesidad, tiene efectos negativos en el  organismo.  El primer evento ocurrió en el  traslado del quirófano  a terapia intensiva cuando se presentó un neumotórax - el colapsó de un pulmón, atendido por la Dra. Hernández, neumóloga  que milagrosamente se encontraba en el elevador del hospital cuando me trasladaban a Terapia Intensiva (TI).  Su rápida intervención colocando hábilmente un tubo y un sello de agua impidió un posible daño cerebral por falta de oxígeno. Difícilmente se me hubiera podido atender tan rápidamente si la intervención se hubiera llevado a cabo en el campus del hospital en Santa Fe  (¡Gracias Dr. Gloss!).  A la fecha no se han presentado secuelas específicas  causadas  por ese episodio. 
      En el quirófano requerí de tres unidades de sangre más otras seis en TI con las que  se substituyó totalmente mi dotación sanguínea. Durante la cirugía y en un periodo inmediatamente posterior a la misma estuve varias veces en condiciones extremadamente serias que llegaron a puntos críticos. Me mantuvieron sedado en estado de coma en TI  durante cinco días para observar mi respuesta al trauma quirúrgico, a la prolongada anestesia, al neumotórax, a la inflamación y al  dolor. La sedación impediría que inadvertidamente  me retirara los múltiples tubos, venoclisis, catéteres, drenes  y demás.   Inexplicablemente se estaban registrando  lecturas de presión sanguínea muy elevada.  Utilizaron un aparato de medición de reciente adquisición que no estaba disponible en  Santa Fe  (¡Gracias otra vez, Dr. Gloss!)  Finalmente se determinó que a pesar de la sedación, era  el dolor la causa de la lectura elevada.  Se procedió a incrementar el  nivel de la sedación y la presión  disminuyó.
     Las conexiones  a no sé cuantos aparatos y al respirador que me hacían aparecer como una gaita escocesa,  la inenarrable inflamación de los tejidos manipulados que hacían desaparecer del rostro mi no pequeña nariz y mi total inconsciencia les  hacía sumamente  difícil  las visitas a Grace y a las hijas.  Grace me visitaba tres veces al día  pero no recibía suficiente información de mi estado en los intermedios.  Sentimientos de  pesar, angustia e incertidumbre estuvieron presentes con ellas  todo el tiempo que  permanecí en estado crítico o muy grave.  No tengo ninguna memoria de ese lapso.

1975.     La Muerte de un Buen Amigo.
    
      Éramos muy buenos amigos, habíamos salido juntos en muchas ocasiones. Yosef con una amiga de mi hermana y yo con una prima de ella.  Ellos mantuvieron la relación y después de un corto noviazgo se casaron.  En su luna de miel sufrieron un accidente automovilístico y el perdió la vida a los 24 años.   Su inesperada e impactante  muerte  nos convirtió en plañideras a todos los asistentes al funeral.   Lo doloroso de los recuerdos impidió  mi comunicación con la  viuda hasta fecha reciente vía Facebook. No se si ella haya encontrado el ‘para que’ de su muerte. En este caso reconozco que yo no lo he podido encontrar.

2007.   ABC  Alucinaciones.
  
       La anestesia prolongada provocó un fuerte  edema cerebral que produjo violentas alucinaciones los días subsiguientes a la cirugía.   Las alucinados estaban relacionados con aspectos de la enfermedad, con mis familiares, con actividades recientes y películas vistas y han sido los eventos más aterradores que he sufrido en mi vida.
      Lo que recuerdo de la  primera  alucinación experimentada  me ubica durante un lapso muy largo en un horrible cuarto de TI  que lucía como  un desván desordenado y polvoriento, localizado  en un sótano del ABC (?).  Mi cama estaba rodeada por un plástico grueso y desaseado, por material de construcción y  por desechos humanos.   Más lejos se veían gruesos tubos oxidados a los que estaba conectado, tubos que parecían formar parte de una cañería en una sucia planta fabril  de los que se fugaba con ruido atronador una substancia verdosa, viscosa y fétida.  Las enfermeras,  dos torturadoras obesas se encontraban hincadas al pie de mi cama, cuchicheando  entre ellas y  riendo   a carcajadas mientras me pinchaban  repetidamente buscando una vena útil.  A mi insistente cuestionamiento me informaban que estábamos temporalmente en ese espantoso cuarto porque  se estaban llevando a cabo reparaciones mayores en todo el hospital.
   Otra  alucinación experimentada estando entre dormido y despierto me sitúa, sentado en una silla,  inmóvil y mudo,  rodeado de una enorme  multitud de insectos arrastrándose hasta el infinito,  Creo que la película Marabunta, donde una marea de hormigas invadía toda la selva, influyó para construir esa pesadilla.  Aunque  por si mismos los insectos no me repelían, la  inmovilidad y el no comprender lo que estaba  sucediendo me producían  confusión y  temor.
   Finalmente fue reducido el nivel de sedación y al quinto día  me despertaron. Se procedió a retirar el respirador y poco después fui trasladado a Terapia Intermedia.  Ahí el tiempo parecía detenerse por momentos. Grace se acercaba a mi cama  que yo sentía inexplicablemente inclinada hacia adelante.  La veía a mi derecha y de pronto, instantáneamente, se había desplazado y aparecía la izquierda.   Evidentemente estaba ocurriendo una discontinuidad en mi percepción por la pérdida de conciencia durante unos segundos,  los suficientes para aparentar que ella  aparecía y desaparecía como por arte de magia.   Me recordaba  la película ‘Macario’ donde una imagen de la muerte se desplazaba  instantáneamente  del  pie a la cabecera de la cama de enfermos graves para, según su ubicación,  llevárselos o permitirles continuar con vida. Tema que resultaba muy apropiado para mi condición de ese momento  y verdaderamente aterrador.
     Otras alucinaciones  y pesadillas protagonizaban a  Grace y a las hijas que me abandonaban, a pesar de mis protestas y  llanto,   en una aldea remota en la selva  amarrado a un poste  entre indígenas bailando frenéticamente alrededor de una hoguera.

1975 – 1977.    Matrimonio y Divorcio.
          
      Al regreso de Israel inicié con una prima y dos amigos que habían sido voluntarios formamos una organización de estudiantes simpatizantes con temas judíos.  Al crecer ésta, traté a muchos individuos de la comunidad.   Hice un buen número de  amigos y conocí a una chica que también era alumna de la Universidad Iberoamericana,  Empezamos a salir, iniciamos el noviazgo  y posteriormente me comprometí en matrimonio.   Nos  casamos en 1975 en una ceremonia religiosa en una sinagoga de Polanco. Este evento  ha sido mi única participación en un rito religioso durante mi vida adulta. Un tío de ella, a quien mucho respeté por su sensibilidad y  conocimientos. Utilizando argumentos contenidos en la Torá,  logró  que las autoridades de la institución religiosa permitieran a mi madre estar presente en la ‘jupa’ o palio nupcial bajo el cual  se llevó a cabo la ceremonia. Como de costumbre, el rito religioso había estado rodeado de  complicaciones. Tuvimos una corta luna de miel y nos establecimos en un departamento en Polanco.
     Pese a que intentamos salvarlo, el matrimonio fracasó después de dos años.  Mi esposa había sufrido poliomielitis infantil y requería de muletas para desplazarse.  Con gran vergüenza tengo que reconocer que aunque había sido mi deseo no fui capaz de aceptar y asimilar lo que yo percibía como  limitaciones físicas lo cual  representó  el factor inicial que descompuso la relación.   Esta gran falla mía es una espina clavada que, por muy pequeña que ahora sea,  me llevaré hasta la tumba.  Otras causas  del fracaso, estas si imputables a ambos, incluyeron falta de entusiasmo en la relación, aguda inmadurez emocional y una larga serie de acciones erróneas.  Al no haber procreado hijos,  el divorcio administrativo se consumó rápidamente en 1977. 
      El gran fracaso  me llevó a cuestionar  muchos aspectos de mi vida.  Interactué por primera vez con  un psicoterapeuta  y asistí a un grupo de encuentro  Gestalt; terapias que mucho me sirvieron  para  analizar, comprender y tratar de no repetir mis errores.

Malas Noticias Adicionales y Segundo Matrimonio

2007.  ABC.  Malas Noticias.

   Las malas noticias seguían llegando y se acumulaban.
     1.- Casi inmediatamente después de la cirugía se abrió una fístula salival en la base de la lengua que presagiaba infecciones y un rechazo  de la nueva placa. El azul de metileno que se utiliza como trazador confirmó la indeseable comunicación  hacia  el  exterior.
 2.- El   pectoral  trasplantado  mediante  microcirugía que cubría la parte inferior del rostro había sido  rechazado por mi organismo y se empezaba a descomponer. El rechazo se debía a la pobre circulación en los vasos sanguíneos locales que se habían utilizado para conectar el injerto.
3.- Las venas asociadas a la porción del peroné trasplantado no pudieron ser utilizadas. Los doctores  sólo pudieron emplear   tejido  óseo  que había sido  intercalado en la placa,  Al no haber irrigación adecuada en la zona se incrementaba  el riego que el hueso trasplantado se reabsorbiera y la placa sin su sostén óseo fuera rechazada.
 4.-  La manipulación quirúrgica  había provocado fuerte  edema (inflamación)  en los tejidos involucrados que causaban una estenosis (estrechamiento) de la vía aérea y hacía muy difícil la respiración e  imposible la deglución. Se había colocado una cánula en la traqueotomía para  mantener  la respiración traqueal.
      La única  noticia  positiva había sido  que el colgajo del segundo pectoral en el interior  de la cavidad oral empezaba a formar mucosa necesaria para lograr  la  función de salivación. 
    Estuve un total de siete días en Terapias Intensiva e Intermedia,  mientras las cuentas de los servicios  hospitalarios  se acumulaban  en forma alarmante. Mi rostro  se había inflamado tanto que parecía  un globo. Lucía sumamente pálido, estaba cubierto  de grapas y puntos de sutura   que cerraban multitud de heridas quirúrgicas y me mantenía conectado a todo tipo de drenes, venoclisis  y otros tubos cuya función desconocía.  
    Sin hacer caso de mis protestas,  casi de inmediato me hicieron levantarme y caminar para iniciar  la recuperación.  Me incorporé con mucha dificultad y deambulé por los pasillos del piso.  La  Dra.  Hernández, que hacía el seguimiento al evento pulmonar,  expresó que  estaba  sorprendida de que hubiera podido caminar.   Recuerdo que señaló   “que fuerte es usted señor Frank, lo felicito por su capacidad para caminar tan pronto a pesar del retiro de parte de su tibia. No se olvide de celebrar cada vez que le retiren  un tubo, es un paso firme hacia adelante”. Al séptimo  día, ya casi sin sufrir alucinaciones,  pasé a un cuarto privado.
     Como la extensa intervención podía originar infecciones era necesario colocar un catéter en el pecho para inyectar antibióticos intravenosos. Unos doctores de piso, haciendo caso omiso de las advertencias de Grace en el sentido que la anatomía de la zona  se había modificado con la operación, cortaron aquí y allá sin poder colocarlo. Finalmente se  dieron por vencidos  y se fueron mascullando no se qué mientras que yo quería insultarlos.  Pocos doctores de piso  escuchan  detenidamente a sus  pacientes o a sus familiares, que según ellos,  no saben absolutamente nada. Su falta de atención y  sensibilidad  resulta en  molestias  muchas veces innecesarias para el paciente.

1977 – 1979.   Segundo Matrimonio.
   
         En una pausa acordada durante el noviazgo con mi futura esposa salí  con Grace varias veces. Con todo y la fuerte atracción que sentía hacia ella decidí no llegar a  una relación  formal  ya que las diferencias culturales que  percibía, según mi entender,  imposibilitarían la relación, y no quería repetir la historia de mis padres.  Los suyos, originarios  del centro del país,  educados dentro de  un  catolicismo  muy conservador, contaban con ideas muy firmes respecto de quienes deberían ser  las parejas de sus hijos,  selección  que desde luego no incluía a un judío. Consideré, además, que Grace no iría en contra de los deseos de sus padres y que trataría de imponer una educación católica a nuestra eventual descendencia que yo no podía aceptar. Todos estos factores pesaron decisivamente en mi decisión de no seguir adelante. Grace no estuvo de acuerdo con mis razones pero optamos por no vernos ya. Dos años después, una vez que mi esposa y yo  nos separamos en 1977, la busqué  y me enteré que no se había casado ni comprometido. Le informé de mi fracaso matrimonial y le expuse mis planes de divorcio. Ambos  habíamos atravesado recientemente por períodos particularmente  complicados  y habíamos aprendido abundantemente de las experiencias. Una vez consumado el  trámite legal y religioso de divorcio,  a pesar de los previsibles obstáculos, acordamos iniciar una relación seria. Posteriormente nos mudamos juntos, un paso que su familia desaprobó vehementemente.   Después de  lidiar con  una larga serie de  contratiempos y vicisitudes  que emergieron durante éste período,  decidimos contraer matrimonio a pesar de la fuerte oposición de su familia que ya no de la mía.

                                          BODA MAURICIO Y GRACE  DF  MAYO DE 1979.



       Debo decir que mis padres, después de mi fracaso matrimonial y quizá por saturación y cansancio  histórico, no manifestaron esta vez alguna controversia. Grace les agradaba y no hubo ninguna oposición al casamiento. ¡Al fin! En todo caso la boda estaba decidida y ningún obstáculo por cuestión de diferencias culturales o religiosas la hubiera detenido.   En 1979 nos casamos en ceremonia civil en  casa de mis progenitores con la presencia de mis familiares y amigos íntimos.   Como era de esperarse, ningún  miembro de la familia  Márquez asistió a la boda.  Mi padre,  que siempre tuvo una gran afinidad con Grace, firmó el acta matrimonial como  primer testigo  de la novia.
       Habíamos establecido  que terreno común en cuestión espiritual era nuestra  mutua creencia en Dios y que sólo transmitiríamos a nuestra descendencia dicha convicción.  Eso constituyó el todo referente a creencias.  ¡Cuántos años de malestar y confusión familiar  se hubieran evitado si mis padres hubieran hecho algo similar!   Siendo justos la de mis padres  había sido una época diferente y las personas de ese entonces tenían  necesidades muy distintas a las de la siguiente generación.  Así y todo….
      De igual modo su época y circunstancia hicieron presa de los padres de Grace, de ahí su oposición a nuestro  matrimonio y su ausencia de la ceremonia civil.   El hielo entre la familia Márquez y nosotros se empezó a resquebrajar unos meses después cuando Grace se topó con su madre en un almacén y le informó que estaba embarazada.

Cirugía Número 4 y Llegada de Ilana.

CIRUGIA  NUMERO 4.

2007.   ABC,  Tercera Cirugía Reconstructiva.
          En vista del riesgo de infección por el rechazo del pectoral, la apremiante amenaza de que se incrementara  el tamaño de la fístula, que aparecieran otras y que se rechazara la placa,  Magallanes y Grace acordaron que se llevaría a cabo una intervención  quirúrgica complementaria al octavo día de mi permanencia en el hospital.
    La cirugía comprendería;
1.- El retiro del injerto fallido de pectoral.  La parte inferior del rostro quedaría completamente descubierta.
2.- Limpieza de toda la zona infectada.  
3.- Utilización de  una porción de la lengua para cubrir la creciente fístula en la base de la misma.
      Como elemento adicional de confusión. El Dr.Gloss, al ver el fracaso quirúrgico, con la mejor de las intenciones, propuso que me trasladase  al Hospital de Nutrición para que los cirujanos de dicha institución intentaran reparar lo que en el ABC había fracasado.  Grace se opuso al igual que  Villalobos quien de inmediato puso fin a cualquier  duda señalando que nos mantuviéramos firmes en el ámbito del Dr. Magallanes.
       Se requirieron sólo ocho horas de cirugía esta vez sin que hubiera sido necesario pasar por TI.  No tengo memoria  de las horas subsiguientes  a la intervención, Solo recuerdo que en Recuperación  en un estado gris entre la consciencia y la inconsciencia,  me dije que a partir de ese momento  no me  sería ya posible seguir con las actividades, laborales y de otra índole, que hasta entonces desempeñaba.  Me pregunté  ‘¿A qué me dedicaré a partir de ahora?’ Una voz  interna, clara y enfática  me respondió  ‘pues has algo que te agrade’.  Tan simple, tan fácil y tan difícil como eso.
      Era necesario  desinfectar con regularidad la parte externa  del rostro  sin cubierta  de piel así como aplicarle un vendaje especial.  Magallanes me visitaba cotidianamente a las 6:30 AM y a las 8:00  PM.  Gradualmente su semblante de  preocupación se fue relajando.
      El Dr. Cohen me seccionó una vena del brazo para introducir un catéter donde una máquina dispensadora inyectaría los antibióticos requeridos.  Con mucho esfuerzo debido a la modificación anatómica e inflamación post operatoria y con la ayuda de una guía metálica se colocó  una sonda naso-gástrica  para mi alimentación líquida. 
      Caí en una profunda depresión que no recuerdo claramente y que quizá no quiero recordar.  Como mi estado de ánimo   empeoraba y podía desembocar en un punto crítico,  Magallanes y Grace acordaron que para aspirar a una mejora anímica y física debería egresar del hospital.  El  ir a casa presentaba dificultades ya que aún se requerían cuidados hospitalarios durante todo el tiempo,  que en casa deberían ser  supervisados por una enfermera especializada, 
    Después de dos cirugías durante el mismo ingreso, de permanecer internado en el hospital durante 19 días y una vez que  cubrimos --  a crédito y con la ayuda de familiares y  amigos --  una cuenta hospitalaria que ascendió a más de dos millones de pesos,  nos dirigimos a casa.

1980-1981.   Ilana.
         
 Procrear una familia había sido quizá el deseo mas caro y mas claro que había mantenido durante todo mi vida. El nacimiento  de mi primogénita  Ilana, nombre bíblico que significa árbol joven,  ha sido el acontecimiento más relevante y uno de los más dichosos de mi vida.  Nos preparamos  de antemano y estuve presente en el parto  psico-profiláctico.  Sin anestesia (Grace aguantó a pie firme), nació muy despierta y como nunca se encajó su  cara se veía lisa.  Mi hermano, como lo había hecho siempre,  llegó el primero a felicitarme a las 3 AM.  La llegada de una hija consolidó mi relación con Grace y me proporcionó una gran estabilidad emocional.  Mis suegros nos visitaron en el hospital  lo que significó el  prefacio  de  un acercamiento con la familia Márquez.   Afortunadamente  el nacimiento  de una  nueva nieta pudo más que los prejuicios de toda una vida.  Ilana  por su delgadez fue apodada  “la flaca.”

 1981.  Cuernavaca otra vez.

  Después del nacimiento de Ilana,  decidimos que en  Cuernavaca nuestros hijos crecerían en un mejor ambiente que el del DF. Trabajaba entonces en una empresa manufacturera propietaria de varias plantas en distintos puntos de la república y me encontraba a gusto y progresando  con facilidad.  Sin embargo, renuncié a mi trabajo para vivir la vida que habíamos decidido. Nos instalamos en una pequeña casa en condominio que contaba con un gran jardín y alberca.  Mis ingresos  en Cuernavaca eran insuficientes para mantener a la familia por lo que  mantuve algunas  actividades laborales que me hacían viajar al DF, a veces cotidianamente.

2007.  Abril.
   
   En casa, como ocurría durante cada periodo de recuperación, los días corrían lentamente. Sin embargo en esta ocasión sucedió que  la aplicación de los antibióticos  intravenosos no evitó  una fuerte  infección que me provocó vómito y alta temperatura. Fue necesario regresar al hospital y permanecer dos días combatiéndola mediante  antibióticos mas potentes e hidratantes.  La rápida atención al problema  impidió que se provocara  un rechazo adicional de los tejidos desplazados durante las intervenciones con la excepción de una pequeña zona que posteriormente sería  reparada.
       Los tejidos manipulados seguían sumamente inflamados;   el rostro mostraba tal grado de deformidad que evitaba mirarme  al espejo.  El  retiro y  desplazamiento de los  pectorales me había dejado  con el  pecho totalmente hundido, asimétrico,  las costillas a flor de piel, con  un abultamiento sobre el  hombro izquierdo así como con extensísimas cicatrices en cara, pecho, espalda y pierna derecha de donde se habían  seccionado los tejidos trasplantados.
      No obstante  sentirme como tasajo en carnicería,  reinicié gradualmente la caminata en un parque cercano al  departamento en la Colonia del Valle donde recién nos habíamos mudado.  Había perdido mucho peso, no me podía sentar en las duras bancas del parque sin el soporte de un cojín. Por momentos me sentía que era un personaje dentro de una película dramática que pronto concluiría con un final feliz.  Los transeúntes, con razón,  me veían como  un individuo enfermo, mudo, que ni los buenos días daba.  Grace me acompañaba en un principio al parque al igual que  mi madre y la tía Musia cuando empezaron a visitarme una vez por semana. Me encontraba sumamente deprimido pero pese a todo una parte de mi seguía diciendo  ‘no te rindas, sigue adelante’.    
      Acudíamos al consultorio de Magallanes cada tercer día para evaluar  el progreso.  La  mejora en la circulación sanguínea -- requerimiento fundamental para la cicatrización y funcionalidad de los tejidos -- procedía muy lentamente.    Magallanes empezaba a mostrarse satisfecho con los resultados de la cirugía, constatando  que la fístula, fuente de su mayor preocupación por el alto grado de dificultad  que representa su  obturación quirúrgica, permanecía sellada.   Tomó fotografías y comentó que presentaría mi caso en una próxima convención de cirujanos plásticos y reconstructivos.

Nadine, Sabina y la Habilidad de Grace.

1982 – 1984.    Nadine y Sabina.
     
  En 1982 y 1984 llegaron  Nadine (diminutivo de  esperanza) y Sabina (femenino del árbol sabino).  Con ellas  se completó la  familia Frank Márquez. Nadine por ser rubia fue apodada “la güera” mientras que Sabina, pequeña ella,  tuvo varios apodos relacionados con su baja estatura. . Un aspecto a  comentar es que durante un largo periodo que se inicio con el nacimiento de  Ilana  me invadía la  angustia durante los viajes por avión, aprensión  que  no había emergido anteriormente. Caí en  cuenta que  el temor se originaba en la irracional idea de que si se suscitaba un accidente y yo fallecía,  mis hijas pequeñas  no me podrían recordar.   Una vez que estuve seguro que ya habíamos acumulado suficientes  vivencias comunes como para  que no me olvidarían, la angustia de volar desapareció.

                                       SABINA. ILANA Y NADINE, CUERNAVACA 1985


      

En  los largos viajes en coche, cuando íbamos  en  ruta hacia  las  vacaciones  anuales en la Isla del Padre, ubicada  al sur de Tejas, las niñas cantaban, comían y dormían  durante una buena parte del trayecto.  Cantábamos corridos mexicanos, boleros y muchas canciones de los Beatles como mi favorita: ‘Twist and Shout’.   Lo hacíamos para aliviar el tedio  después de  siete u ocho horas de viaje,   Me da  un enorme gusto evocar  a  mis hijas pequeñas, amarradas a sus sillas de bebé, con gran expectativa de jugar en la  playa, gozar del mar y  el sol  en una época en que estaba feliz y me sentía completo.
    l Ilana empezó a hablar  a los 11 meses y a los tres años podía reconocer los cartelones en las carreteras pronunciando varias palabras que demostraban la identificación. Nadine no habló sino hasta cerca de su segundo cumpleaños. En una ocasión en pleno periférico le solicité  a Ilana que identificara, como seguido lo hacía, los anuncios espectaculares. Noté que Nadine que tenía poco mas de un año quería participar pero hasta ese momento, cuando mucho, solo emitía monosilábicos. Al pasar cerca de un anuncio de bebida  cuando ilana se preparaba para decir ‘Ron Bacardí’, la güera, en un supremo esfuerzo por adelantarse  a su hermana exclamó: ‘¡cuba!’  para transmitirme de esa guisa que ella había identificado el anuncio aunque no pudiera pronunciar el nombre del producto, mostrando así su naturaleza competitiva que la ha caracterizado hasta el día de hoy. Nunca olvidaré la sensación de orgullo que su exclamación me produjo.

2007.    Grace muestra su habilidad.
    
      Grace no contrató a ninguna enfermera especializada que me atendiera a domicilio, (de hecho a tres por que requería atención 24/7). Ella tomó  la responsabilidad de atenderme: aplicar los diversos medicamentos prescritos -- antibióticos, anticoagulantes, analgésicos, digestivos --  llevar a cabo varias clases de curaciones  y vendajes, preparar y administrar los alimentos, bañarme….  En suma  desempeñó hábilmente el rol de una enfermera especializada sin serlo (mejor dicho de tres enfermeras).  Los medicamentos  recetados que integraban una lista interminable nos eran  enviados a casa  a principios de cada semana desde una farmacia de especialidades con algún pequeño descuento sobre la considerable factura.
      Los antibióticos intravenosos requerían  dosificación y tiempo de suministro muy precisos  durante varias veces al día y la noche, Grace, cronómetro en mano, los suministraba correctamente.  Parecía que ninguna tarea por pesada o intrincada que fuese la haría desistir de su empeño en atenderme por si misma.
   Recurríamos a una empresa para alquilar  el tanque de oxígeno, extractor de flemas y  humidificador con sus respectivos aditamentos.  En una ocasión  me ví en la necesidad de respirar oxígeno adicional cuando habíamos devuelto ya la mascarilla de oxígeno.    Por lo avanzado de la hora no era posible que nos enviaran una nueva mascarilla.  Grace, en sus palabras, se imaginó ver un contorno de mascarilla en una botella plástica de agua vacía,  procedió a recortarle el cuello con unas tijeras y a  practicarle unos pequeños orificios para insertar una cinta elástica  que la  fijaría al rostro.  Conectó el recorte al tubo de oxigeno y ¡presto!, su imaginación y habilidad resolvieron el problema. Salidas  como la descrita se han  dado en numerosas ocasiones como lo comentaré más adelante.

1984.    Visita a Los Ángeles con los Migrantes.
   
     Para visitar a unos primos en el condado de Orange, California,  volé  a Los Ángeles en 1984.  Sostuve una larga conversación con una mujer que había abordado el avión en una escala  en Guadalajara.  Me relató que venia de visitar a su madre en Zamora Michoacán, que recientemente había conseguido su ‘Green card’ que le permitía laborar legalmente en los Estados Unidos y también mencionó las aventuras y riesgos que ella y las parejas que vivían con ella experimentaban cuando cruzaban la frontera ilegalmente.              El vuelo se retrasó considerablemente y arribó en la madrugada. Como ya era muy tarde para trasladarme a casa de mis familiares acepté la invitación de ella para pasar la noche en su casa cercana al aeropuerto. Tenía gran curiosidad de conocer como vivían en California inmigrantes legales e ilegales. Su hermano nos buscó en el aeropuerto y después de un azaroso viaje, con gran exceso de velocidad,  a través de dos vías rápidas llegamos a su morada.
   En la casa grande que entre todos habían rentado en el Este de Los  Ángeles vivían cuatro familias originarias  de varios estados de la república.  Una familia por recámara,  todos jóvenes con sólo uno o dos hijos. La unidad habitacional funcionaba como una cooperativa:  unos  trabajaban, otros cuidaban a los niños, otros mas se dedicaban a las compra del mandado y a la limpieza de la casa.  Cada familia, de acuerdo al número de miembros y a otros criterios, aportaba una cantidad que se utilizaba para los gastos comunes. Nadie hablaba  mas allá de unas cuantas palabras de inglés, ni tenían ninguna necesidad de ello ya que toda su vida transcurría alrededor de mexicanos o americanos que hablaban español. Para su vida cotidiana, tampoco requerían de  documentación local  ya que hasta su cheque de pago se podía cambiar a líquido con un pequeño descuento sin que se requiriera  identificación norteamericana.  Por la falta de necesidad de aprender inglés difícilmente se integrarían a la sociedad americana.  Así y todo el sistema funcionaba adecuadamente, todos los niños iban a la escuela y ellos, al educarse, tendrían una mayor oportunidad de integración y progreso económico  -- oportunidad que México no les proporcionaría.  Todos ellos se ganaron mi profundo respeto por su lucha y tenacidad para sobrevivir dignamente.  Jamás volví a referirme a los inmigrantes como ‘mojados’ ni bajo ningún otro apelativo despectivo.

2007.   Dinero.
    
     El monto desembolsado por gastos médicos desde el diagnóstico inicial a la fecha superaba los  cuatro  millones de pesos.  No puedo dejar de pensar que quienes no contaran con  recursos  propios de tal  magnitud, o que pudieran ser proveídos o complementados  por integrantes de su red de protección,  difícilmente hubieran sobrevivido sin las cirugías y tratamientos como los que he descrito en una situación similar a la mía.   Su única opción sería la de navegar en el sistema de salud  y esperar contar con buena suerte. Desafortunadamente, las fundaciones locales ayudan exclusivamente a niños indigentes con cáncer y no consideran a otros segmentos de la población.
Para integrantes de la clase media como yo, el costo de un seguro de gastos  médicos es relativamente alto  y mas aun si se incluyen cláusulas de cobertura catastrófica. Los no asegurados o insuficientemente cubiertos tienen que seguir el mismo camino de los pobres y esperar ser atendidos en Salubridad o el IMSS adecuadamente.
Me pregunto cuánto hubiera costado todo el tratamiento en los Estados Unidos para alguien que no estuviera asegurado -- probablemente el doble o una cantidad mayor.

1981 – 1987.   Más de Cuernavaca.
    
    Hicimos nuevos amigos, la mayoría vecinos del condominio que llegaban los fines de semana. La mayoría  contaban también con hijos pequeños. Gocé en gran medida la infancia de mis hijas aprovechando el sol, el jardín y la alberca, como lo había disfrutado en mi infancia.  Matriculamos a las niñas en una escuela laica y bilingüe no muy distante de casa.



Oxigenación Hiperbárica Adicional y Kiley.

2007.  HOSPITAL MILITAR,  Oxigenación Hiperbárica  (OH) II.
   
      Magallanes indicó un nuevo tratamiento de 20 sesiones de  OH.  Mediante  sus buenos oficios   el Hospital Militar, localizado a un costado de la Secretaría de la Defensa Nacional,  aceptó incluirme, sin ser militar en sus turnos diarios de OH a un costo de $1,200 por sesión,  menos de la quinta parte de lo cobrado por  el Hospital Ángeles.
      A diferencia de la terapia proporcionada por el nosocomio privado, las sesiones en el Hospital Militar se llevan a cabo en una cámara múltiple cuya capacidad es de seis  a ocho  pacientes que reciben la terapia simultáneamente  más una enfermera especializada.  La instalación  está fabricada en metal grueso, es  de forma tubular y se  conecta a varios cilindros que contienen oxígeno a presión.
    Durante las sesiones de OH la presión en la cámara,  magnificada a dos atmósferas,   incrementaba notablemente  la cantidad de flemas producidas  en el estoma de mi traqueotomía,  dificultando la respiración.   La aspiración por medio de un aparato ex profeso  localizado dentro de la cámara era insuficiente para limpiar la cánula, hubo momentos en que me sentía ahogar. La aplicación en aerosol de agua de mar que afloja las flemas y facilita su expulsión previa a la sesión, probó ser el  mejor medio para mantener la vía aérea lo más libre posible.   El medicamento  me  acompañaba en todo momento y su uso cotidiano se ha había vuelto indispensable para mí.
    Las  sesiones de OH se integraban  con pacientes recién operados o que sufrían lesiones obstinadas en no cerrar.  Mi teniente Dalila,  la enfermera especializada que nos acompañaba y cuidaba  durante el proceso,  demostró tener profundos  conocimientos, repuesta rápida  y flexibilidad cuando se presentaron problemas con los pacientes.  La cámara permanece herméticamente cerrada durante el lapso de las dos horas que la maniobra requiere. En el mejor de los casos se necesita de 20  a 30 minutos para despresurizarla y poder emerger de ella,  por lo tanto una emergencia se tiene que atender y resolver in-situ  sin ayuda exterior.   Su sensibilidad, preparación, sentido del humor y su enfoque de ’manos a la obra’  me proporcionaban   gran seguridad; sentimiento que me relajaba durante el lapso de confinamiento,  a tal grado que podía leer para distraerme  durante el desarrollo de la sesión (recientemente, mi teniente Dalila cursó una especialidad en Alemania,  fue ascendida a capitán y, ahora está a cargo de  la instalación).
   Hice amistad con un general de alto rango recién operado,  con la esposa  diabética de un militar de Tabasco, con  un soldado raso  que presentaba  una fractura muy seria y con un joven soldado paracaidista que, en una misión del ejército  contra el narcotráfico, había sufrido una  grave lesión en una pierna que le había sido  amputada. Independientemente del rango militar, el Ejército Mexicano  los atiende a todos por igual.
    Como es lógico, el paracaidista estaba sumamente deprimido y reacio a charlar.  Insistí  y poco a poco se fue abriendo, señalando que en un salto se había enredado con el paracaídas de un compañero lo que provocó el accidente que lo tenía en el hospital.  La comunicación con él dentro de la cámara la hacía por escrito y eventualmente charlamos largamente sobre nuestras  experiencias, pensamientos y expectativas.  Creo que el  hecho de verme  ahí cotidianamente --  de contemplar a una persona  de mi edad y condición --  buscando mejorar física y anímicamente,  a pesar de su difícil   historial, le ayudó a enfrentar con mayor determinación la nueva situación.  Me había dicho que le encantaba leer sobre ciencia ficción  así  que le obsequié un libro sobre el tema  el día de mi última sesión.
     Por instrucciones del médico a cargo de  la cámara hiperbárica, después de diez sesiones se pactó  una pausa, y posteriormente a ésta se completó el ciclo prescrito.

1988.   Segunda  familia de mi padre.

     Mi madre me informó que mi padre mantenía en Cuernavaca  una casa donde vivían una mujer y dos hijos que había tenido con ella.  Éste constituyó otro duro golpe para mi madre, no obstante, ella no tomó ninguna medida para  separase de él.  Durante un tiempo yo había escuchado rumores sobre las andanzas de mi padre pero no les había dado credibilidad.  Mi primera reacción fue de sorpresa y condenación a lo que yo calificaba como estúpido comportamiento de mi padre y extrañeza ante la pasiva actitud de mi madre.  Poco a poco fui llegando a la realización  que ni conocía todos los hechos alrededor de sus procederes  ni podía juzgar el comportamiento ni actitud de mis padres,  conclusión que considero válida  hasta la fecha. Mis recién encontrados  hermanos son mucho más jóvenes lo que no ha impedido mantener una estrecha relación con Gerardo, el menor.

2007.  Mayo.
  
   Magallanes decidió  llevar a cabo una cirugía  más con el  objeto de elaborar  un nuevo colgajo con una gran porción de tejido  escapular, integrado por piel, músculo y venas.  El tejido se desprendería  de la zona del trapecio (del hombro)  y,  como una bufanda enrollada,  se colocaría en  toda el área externa  donde había ocurrido el rechazo.  En suma, otra operación sumamente extensa.  A esas alturas no había opción diferente a  seguir adelante con las reconstrucciones quirúrgicas.

1989.   Kiley.
 
   Cuando Ilana cursaba el quinto año de primaria, su escuela se preparaba para recibir alumnos de intercambio que residían en  Filadelfia. La directora de la escuela le pidió a Grace que recibiéramos a una niña que no había sido posible colocar en ningún otro de los hogares participantes. ¿Por qué no?  La estudiante en cuestión es de raza mixta (negra y blanca) y aparentemente esa era la causa de la dificultad para colocarla. La directora  consideró que la familia Frank era tan diferente de la norma en la escuela que seguramente aceptaría a una niña de color. Tenía razón.  Kiley se quedó en casa  y regresó varias veces, fuera de programa, en años posteriores.  A la fecha sigue siendo una de las mejores amigas de Ilana y yo la considero mi cuarta hija.    Lo lamentable  es que, en ese entonces y hasta el día de hoy, una mayoría de los padres de familia en todo el país son incapaces de invitar a sus casa o interactuar con personas diferentes, dando así un pobre ejemplo a sus hijos y perpetuando prejuicios atávicos.

Cirugías 5 y 6 y Colegio Marymount.

CIRUGIA   NUMERO 5.

2007. Mayo. ABC,  Cuarta Cirugía Reconstructiva.
   Era necesario colocar de nueva cuenta un catéter  para mantener una vena abierta y para los medicamentos post operatorios    La gran cantidad de venoclísis y las agujas utilizadas para análisis clínicos y líquidos de contraste aplicados a lo largo de años  habían deteriorado  las venas a tal grado que el Dr. Cohen no lo pudo colocar.   Después de seccionar aquí y allá y tratar  infructuosamente  de introducir el aditamento en algún  vaso localizado en  los brazos decidió que intentaría colocarlo en la zona de la ingle estando ya  en quirófano. Tuvo éxito pero las cicatrices de sus intentos fallidos perduran en mis brazos hasta la fecha (Cohen se disculpó  por el maltrato en una consulta posterior).  
    A pesar de lo complicado y extenso, la intervención  solo requirió seis horas y cumplió su cometido sin complicaciones.  A su término, al despertar en el quirófano el anestesista  señaló que me ‘había ido muy  bien’. Tampoco en esta ocasión  hubo necesidad de  traslado a TI. Posiblemente mi organismo  se estaba acostumbrando al trauma generado por las prolongadas anestesias.  Estuve internado sólo cuatro días en piso y de ahí a casa.  
   Me expuse  de nueva cuenta  a  OH en el Hospital Militar hasta cumplir con el número  ordenado.  Creo que después de ésta serie de diez  sesiones  me hubiera podido  graduar  como buzo. 
    Me ha quedado una excelente impresión de todo el personal del Departamento de  Oxigenación Hiperbárica  del Hospital Militar debido  a su  interés, buena disposición y gran habilidad.

1990 – 1993.   Colegio  Marymount.
     
    Una vez que Ilana aprobó con facilidad el examen de admisión a la secundaria del Colegio Marymount -- escuela católica exclusiva pare mujeres y con fama desde tiempo  atrás de ser por mucho la  mejor de Cuernavaca --  solicité una cita en la Dirección para conocer las políticas de la institución.
      Ante la mirada incrédula de la directora norteamericana,  afirmé  que sólo matricularía a mi hija si la escuela no incluía a religiosos entre sus  maestros,  si no se llevaba a cabo  proselitismo religioso dentro del colegio y si se seguía  adelante con el plan existente de aceptar varones en  la escuela. 
 En ésa época el monto de la demanda para ingresar a la escuela era dos o tres veces superior a la oferta de plazas,  así que la directora jamás se imaginó  que un padre de familia que se interesaba en matricular a su hija le cuestionaría las prácticas escolares.  En todo caso sus respuestas a mis cuestionamientos fueron satisfactorias, de tal suerte que  inscribimos a  Ilana para el año escolar  1993  y  a  Nadine  y Sabina posteriormente.  De acuerdo al plan, el colegio  dejó de ser  exclusivo para niñas ese  mismo año.

1994  – 1997.  Colegio Marymount II.
      
       A pesar del gran crecimiento de Cuernavaca, la calidad de vida seguía comparándose muy favorablemente a la del DF. Al ser las travesías en automóvil mucho más cortas en distancia y sobre todo en tiempo  había sido posible  añadir varias actividades extra escolares  para las niñas.   Sabina  demostró una gran aptitud  para el inglés y para la gimnasia olímpica; optamos por darle preferencia y apoyo a lo primero y buscamos clases adicionales de inglés para todas ellas con maestros nativos en el idioma. Como resultados de su esfuerzo adicional, Sabi, con la ayuda de una beca, se graduó con honores de una universidad en Massachusetts. Para Ilana el  inglés (y el francés )han sido de invaluable utilidad en su trabajo, y también lo ha sido para Nadine en sus estudios y asistencia a seminarios en los Estados Unidos.
     Al inscribir a Nadine en el Marymount  la  dirección de la escuela propuso a Grace para ser la presidenta de la asociación de padres de familia (y yo como primer caballero), cargo que aceptó gustosamente aunque requería inversión de tiempo y el enfrentar muchas discusiones entre padres y maestros.
      Durante  muchos años la escuela  había tenido  actividades tradicionales como un baile anual exclusivo para  las alumnas en el último año de preparatoria acompañadas  por su padre.  Para compensar a los varones, la escuela organizó un torneo deportivo para padre e hijo.  En mi papel de esposo de la presidenta,  me solicitaron participar y acepté fungir  como padre sustituto de algún alumno cuyo papá por cualquier  razón  no participaría.  Se integró  un equipo de futbol, constituido por varias parejas de un alumno y un  padre emergente.  Después de cinco o seis partidos de media hora cada uno logramos el  segundo sitio  (como buenos mexicanos perdimos el juego  final en tiros penales),  pero  resultamos campeones de goleo.  Al día siguiente tenía tan engarrotados   los músculos de las piernas que no me fue posible levantarme sin ayuda. No hay duda que los años habían pasando

2007.  Junio.
   
    A causa del  proceso de cicatrización, el colgajo se retrajo más de lo esperado.  Por tal motivo Magallanes decidió intervenir   una vez más  para su reposicionamiento así como  reparar  la zona que se había averiado  durante la infección y  deshidratación  de marzo anterior

CIRUGIA   NUMERO 6.  ABC.  Quinta Cirugía Reconstructiva.
  
    La cirugía requirió cinco horas de tiempo en quirófano  después  a  sala de recuperación y  de ahí a la habitación. Dos días de estancia en piso y a casa.  No se registró ninguna complicación. Aparentemente mi organismo se había acostumbrado del todo a las extensas intervenciones.
     El proceso de  cicatrización continuaba  retrayendo los tejidos, los labios no sellaban, la boca permanecía  semiabierta,  se había producido asimetría en el área del mentón.  No obstante la disminución que se había registrado  en la producción de saliva, al no ser ésta deglutida con la frecuencia requerida, se volvía  necesario remover el exceso con una gasa varias veces al día.
 
1995 – 1999.   Regreso al DF:
    
    La crisis económica de fines de 1995  me obligó a buscar otras opciones laborales. Mis hijas se aproximaban a la edad de inicio de carreras universitarias que requerirían disponibilidad de  mayores recursos.  Decidí buscar un trabajo de tiempo completo en el DF ya que Cuernavaca no me ofrecía opciones adecuadas.    Finalmente en 1997 obtuve un puesto como Gerente de Compras en la empresa  manufacturera donde había trabajado con anterioridad. Inicié viajando ida y vuelta de Cuernavaca tres veces a la semana y  pernoctando dos veces en un hotel en el DF.
    Después de analizar  las opciones de estudios universitarios para nuestras hijas en Cuernavaca,  tuvimos que aceptar que eran muy limitadas. Decidimos que pronto la familia entera debería mudarse de regreso al DF. Ilana inició estudios en el ITAM  en 1999 donde cursó exitosamente la carrera de Leyes.  Cuando  Nadine  ingresó  a la Facultad de Medicina de la UNAM, un  año después,  la familia completa se mudó al DF a un departamento situado  cerca del  Hospital  Ángeles  del Sur.

Cirugía Número 7 y las Sondas.

CIRUGIA  NUMERO 7.

2008.   ABC.   Gastrostomia.
 
  Me seguía alimentando a través de la sonda  naso-gástrica.  Al no presentarse mejora en la facultad de deglución Bros sugirió que  sería conveniente sustituirla por una  sonda gástrica, es decir, un tubo de alimentación que comunicara al estómago  directamente con  el exterior,  procedimiento  que requeriría una gastrostomía quirúrgica.  La intervención se programó con Serrano para  principios de año y  consistiría  en efectuar una incisión en el costado izquierdo del abdomen para llegar al píloro.  La cirugía tomo menos de dos horas – muy poco tiempo para mis estándares --  y sin incidentes que reportar.   Permanecí internado dos días en piso y a casa. Se registró  dolor  fuerte pero tolerable durante los primeros  días,  decreció gradualmente,  y desapareció al cabo de dos semanas.   De acuerdo a lo planeado se formó un  estoma  en la perforación que aseguraba la comunicación entre el estómago  y  el exterior que permitiría la alimentación con una sonda gástrica.

2001.   Monterrey Otra Vez,  Nosotros Trajimos a Nuestro Judío.
     
   Uno de los aspectos que más me agradaban  de mi nuevo trabajo  eran  las negociaciones en que participaba  como representante de compras de la empresa.   La compañía  resolvió instalar una planta en Monterrey.  Me tocó la responsabilidad de localizar un terreno industrial adecuado y su adquisición. Después de seis o siete viajes y tras una búsqueda exhaustiva, seleccioné un  lote de 50,000 m2; procedía entonces la negociación para su compra.  Los dueños eran un notario público y sus seis hijos. Se estableció una cita en la cual estarían todos los dueños, el abogado asesor de nuestra empresa y, contra mis deseos, también estarían presentes integrantes de las áreas técnica y productiva de la firma quienes indebidamente pretendían participar acostumbrados a meter su cuchara.  En adquisiciones anteriores a mi participación tal interferencia había prolongado indefinidamente negociaciones de compra - venta.   Acepté su presencia a regañadientes con la advertencia  de que si no guardaban absoluto silencio verbal e inmovilidad corporal  suspendería la negociación y reportaría su obstrucción al alto mando.
   El notario era un abogado entrado en años pero sumamente alerta. Un poco antes de entrar a la reunión plenaria charlamos en su privado acompañados por el abogado. Le informé que era sobrino nieto de María Valdés. El sabía perfectamente que la tía María había sido una educadora y escritora relevante en Nuevo León y me felicitó por el parentesco.   El notario señaló que la negociación seria muy intensa ya que él siempre defendía, en sus palabras,  ‘como judío’  todos sus activos.   El abogado, socarronamente, replicó informándole   que la empresa había enviado a la mesa de negociación  a ‘su judío’ – yo.  El notario sorprendido preguntó  “¿Cómo puede el Ingeniero Frank ser judío y a la vez ser sobrino de Mariquita Valdés?  Mi respuesta fue que en esta vida, siempre suceden cuestiones  inesperadas  y que yo trataba de aprovechar lo mejor de los dos mundos de los que provenía.   El notario sonrió divertido, formuló preguntas adicionales sobre mi familia regiomontana y me obsequió un libro sobre la historia de Monterrey.
      El hielo se había roto.  La negociación, a pesar del gran número de participantes,  se  concluyó  exitosamente con un descuento sobre el precio solicitado mucho más allá de lo esperado.   Se había logrado el objetivo  en un lapso de sólo dos horas para sorpresa de todos,  incluyendo la alta dirección de  la empresa.

  Las sondas.
    
    A partir de  la  colocación de  la sonda naso-gástrica en 2007,  inicié la sustitución  gradual  de  ‘Ensure’ que había seguido  siendo hasta entonces mi principal  sustento  por  comida procesada en licuadora. Los alimentos, una vez molidos se inyectaban a través de la sonda  mediante una jeringa grande de  60 cm cúbicos de capacidad.   El cambio supuso un período de aprendizaje  para conocer,  mediante ensayo y error, que  productos  se molían mejor así como  para  establecer  cuales   balancearían mi dieta a la vez que fueran fácilmente digeribles.
  Al no tener posibilidad de degustar ningún  alimento ni bebida se podría suponer que cualquiera sería indistinto para mí. La realidad es que la planeación de los alimentos, su selección, adquisición,  preparación y dosificación  juegan  un papel  importante en mis actividades cotidianas.   Adecuar mi  dieta  me proporciona una medida de control que me hace sentir útil y es a la vez  un factor esencial para mantener una  condición física razonable.  El sentido del olfato, que no perdí del todo, me permite evocar el sabor de los alimentos.  La memoria juega un papel importante en el proceso  (se come también con la cabeza).
  Un tema relevante derivado del cambio de dieta   ha sido el bloqueo de las sondas.  Las sondas naso-gástricas que podía  utilizar  presentan un diámetro muy pequeño que fácilmente se  obstruye  con  partículas o grumos duros de alimentos provenientes de  su deficiente molienda. Las obstrucciones se tienen que despejar  ya que  sin una sonda  funcional no puedo consumir alimentos.  Grace y yo hemos tenido varias aventuras relacionadas con el tema.
       Al inicio, cuando éramos principiantes, al obstruirse una sonda naso-gástrica no sabíamos cómo proceder.  Un  residente médico del hospital nos había dicho que las sondas se  podían destaponar con refresco de cola inyectado, agitando la sonda para generar gas y presión, bombeando la jeringa y utilizando mucha paciencia. Siguiendo su consejo en una ocasión tardamos literalmente horas en desbloquearla con todo y que me la pasé tosiendo para ejercer presión dentro de la sonda y saltando para tratar de aflojar la partícula atorada.
       Otra opción consistía  en la substitución de  la sonda bloqueada por una nueva,  camino que resultaba  impráctico  ya que el cambio  requeriría acudir a Urgencias en el hospital para que un doctor, ayudado por una guía metálica,  pudiera colocar una sonda nueva,  procedimiento lento,  engorroso y muy molesto debido a la alteración en la anatomía de la zona en cuestión.
     Para evitar  obstrucciones era aconsejable colar cuidadosamente los alimentos ya molidos antes de inyectarlos, sin embargo,  por muy bien molidos y tamizados que estuvieran,  su  inyección  siempre presentaba dificultad debido a la alta densidad del licuado y la estrechez del tubo.  Además,  el tamizado de los alimentos retiene la parte más nutritiva de los mismos. 
    En una ocasión, tras un estornudo  en la madrugada cuando dormía,  la sonda naso-gástrica salió despedida varios metros.  Contra lo que pudiera esperarse, Grace se las ingenió para colocarla de nueva cuenta rápida correctamente. Dijo “si salió fácil debe también entrar fácil.” ¿Cómo lo hizo?  Hasta  la fecha sigue siendo un  misterio.  
     Así se dieron  la aventuras naso-gástricas. Las limitaciones  que presentan  esas sondas jugaron un papel  determinante  en la decisión de llevar  a cabo la gastrostomía y cambiar la forma de alimentarme mediante  una sonda directamente del exterior al estómago.

Las Sondas II.

Las Sondas gástricas.

     La sonda gástrica cuenta con  un pequeño globo de látex suave ubicado cerca de la perforación  del extremo del tubo que se inserta. Una vez introducido el tubo, se procede a inflar el globo con agua inyectable que entonces funge como un tope señalizador del sitio correcto de la sonda  e impida que salga al exterior. 
       La desventaja es que el globo tiene una vida útil corta y tiende a  reventarse.  A los pocos días de la gastrostomía y de la colocación de  la primera sonda, el globo se reventó. Rápidamente nos dirigimos a Urgencias del ABC donde un doctor alertado por Serrano, con gran cuidado, introdujo una sonda nueva,  procedió a inflar el globo, realizó un vendaje complicado y, finalmente, solicitó una radiografía para constatar que la sonda estaba ubicada correctamente.  Tiempo de la substitución: 40 minutos,  costo:  $ 4,000, incluyendo servicios hospitalarios, material, radiografía y honorarios médicos.
       ¿Era todo  esto necesario?  Desde que llegamos al hospital Grace me comentó que ella pensaba que podría llevar a cabo la substitución sin ayuda.   Así que puso mucha atención a los movimientos del doctor, aprendió lo necesario y desde entonces no ha sido necesario  ya regresar a Urgencias.   A la fecha hemos substituido docenas de sondas cuyo globo se ha reventado  y también  hemos extraído  y limpiado sondas para su reutilización. Si se requiere una sonda nueva se cambia en cinco minutos y su costo es de  $120.  Por mi mismo las puedo  extraer, desobstruir, desinfectar, recolocar  y  re inflar el globo. Solo requerí de práctica.
Pero el cambio  no eliminó los accidentes.  Las aventuras más  coloridas  se han presentado con las sondas gástricas.   Han ocurrido   ocasiones en que el globo se revienta y la sonda sale expulsada  sin que me percate,  evento que ha  sucedido sobre todo varias veces durante la noche.  Aquí se presenta un problema  potencialmente serio ya que al no estar la  sonda ubicada  en su sitio  el estoma tiende a cerrarse (estenosis) hasta llegar a hacerlo completamente.  La reducción parcial o total del diámetro de la fístula impide la reinserción del tubo.     La primera vez que ocurrió  fue  en domingo, en un pueblo en el que estábamos vacacionando. Temprano en la mañana del segundo día de  nuestra estancia, me di  cuenta que la sonda se había salido totalmente durante la noche,  sin ue yo tuviera noción del tiempo que había transcurrido desde su  expulsión, Grace trató con fuerza de reintroducirla, pero la sonda, fabricada con un material suave, se desviaba del objetivo sin posibilidad de penetrar.  La fístula se había cerrado ya parcial o totalmente ¿Y ahora qué?  En el pueblo no existía más que un pequeño hospital que difícilmente estaría abierto en domingo a hora tan temprana.  El transcurso  del tiempo era un factor crítico por  la  creciente estenosis  del  estoma. La única opción disponible para un doctor, si es que  localizábamos a alguno,   sería inyectar xilocaína localmente y tratar de  reabrir  el estoma con un bisturí, acción  que en una clínica de pueblo presentaba riesgo de infección.  Otro camino sería tomar un avión y regresar para ser atendido en el DF lo que estropearía totalmente la vacación.
      Pero no contaba con la astucia y arrojo de Grace. Lo que a continuación apunto no es para los ojos de Serrano.  Grace tomó una jeringa grande con todo y el capuchón de plástico duro que protege la aguja.  La introdujo al orificio y presionó y presionó  mientras que yo,  como buen macho,  resistía  el apuñalamiento  de  jeringa.  Esta avanzó  poco a poco y finalmente  progresó lo suficiente como para mantenerse fija, sin movimiento,  como una banderilla huérfana sobre el lomo del primero de la tarde.  Se nos ocurrió buscar en alguna farmacia una sonda rígida que pudiera penetrar  a  través  del   estoma  reabierto.  Con la banderilla al aire subímos al coche  y después  de una larga búsqueda localizamos  una  farmacia  abierta.  La somnolienta dependiente mencionó que creía haber visto una sonda en un desván trasero, desapareció tras el mostrador y reapareció con una sonda para vías urinarias de color sospechoso  aunque  rígida y de diámetro adecuado.  Nos dirigimos al baño después de adquirir material de desinfección. Grace retiró la jeringa y colocando la sonda presionó hasta que el tubo se introdujo.  La sonda no contaba con  globo así que a ojo de buen  cubero -- adquirido por muchos meses  de práctica --  la  fijó con  un pequeño vendaje. Probamos a inyectarle agua  que  pasó  sin ningún problema. Problema resuelto, vacaciones salvadas.  Costo: $40,  incluyendo la sonda rígida,  material de desinfección y vendaje.  Un día después  substituimos sin problema la sonda rígida por una regular.
      Reconozco que  actuamos  irresponsablemente ya que  s  podríamos  haber causado una peritonitis.  Mi confianza en la habilidad y conocimientos de Grace y  en mi mismo no deberían haber sido  condiciones suficientes para actuar de la manera en que lo hicimos. La temeridad no es la mejor consejera.
     Han ocurrido dos apuñalamientos más leves en otras ocasiones sin mayores consecuencias.
Posteriormente y ahora si   con  el consejo de una conocedora enfermera que indicó que la piel da bastante de sí, gradualmente   incrementamos el  diámetro  de las sondas y llegué a la de mayor calibre que puede obtenerse comercialmente (28 mm.).  Con esta sonda,, que presenta un diámetro casi 50% mayor a la originalmente utilizada después de la gastrostomía,  el área de los tubos se ha duplicado y  los taponamientos han desaparecido.
 (*)Recientemente,  después de ensayo y error y sin el consejo de nadie cambiamos a sondas sin globo inflable y, para su sujeción y protección ante  la presencia humedad en  la zona, utilizamos parches adheribles. A cambio de cierta irritación en la piel ahora las sondas duran semanas y a veces mas.
 ¿Por qué  los doctores no recomendaron estos caminos?  No tengo respuesta. Solo vivir y aprender.
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2002.    La muerte de mi padre.
     
    Mi padre, al igual que mis abuelos, padeció del corazón durante muchos años durante los cuales no tomó medidas adecuadas para tratar la condición.  En 1985 fue sometido a una cirugía de ‘bypass’ múltiple que resultó muy exitosa ya que él la sobrevivió 17 años cuando el lapso esperado era de solo siete a diez. Cuando ya se encontraba muy grave le preguntaba a mi madre  ”¿cómo me estoy comportando?”  Genio y figura hasta la sepultura. Murió en 2001. Fue una persona de comportamiento extremo, muchas veces afectuoso,  generoso en lo material y  muy valiente en el terreno personal  Como ejemplo de su valentía él corrió un gran riesgo para asegurar un cargamento de pólvora del ejército mexicano para enviarlo ilegalmente  a los combatientes en Israel, donde poco después, como lo señalé. se enlistó junto con mi madre como voluntarios en el Ejército Judío. Se mantenía sereno y analítico durante las emergencias. Cuando se le diagnosticó a mi hermano a sus once años unas seria enfermedad del riñón, rápidamente decidió que se le trataría en una institución americana  e inmediatamente  vendió su coche para financiar el viaje a Boston. Al mismo tiempo era extremadamente centrado en si mismo  cuando se trataba de sus propios sentimientos y motivos, y su comportamiento se volvía hipócrita, egoísta, errático,  y hasta contradictorio cuando surgían dilemas afectivos.  Solo 16 meses después de su fallecimiento  se diagnosticó mi cáncer, cuando todavía estaba de luto. Durante todo el período de la enfermedad he extrañado su espíritu, su fuerza y valor para enfrentar las vicisitudes de la vida. ¡Que te vaya bien papá!
 
Cirugía Número 6 y Remisión.

   La  continua retracción de tejidos causada por la cicatrización motivó el desplazamiento de la placa de titanio hacia arriba, de tal suerte que  se programó una cirugía adicional  para corregir la posición de la misma.

  CIRUGIA   NUMERO 8.

 2008.  Octubre.. ABC.   Sexta Cirugía Reconstructiva.
    
      Con una duración de siete horas y con la ayuda de  Cienfuegos se procedió a abrir, destornillar la placa, retirarla, modificar su ángulo (Cienfuegos había bromeado que llevaría a cabo la “talacha” en el mismo quirófano sin necesidad de ir a un taller mecánico) y fijarla al hueso sano  por medio de tornillos de mayor diámetro.  No se presentaron complicaciones y, después de dos días de hospitalización, recibí el egreso y nos fuimos a casa.  La intervención equivalió a un paseo en el parque – o así lo recuerdo -- comparada con las primeras cirugías reconstructivas.
     Para asegurar una buena cicatrización tomé la consabida  terapia  hiperbárica  que constó de diez sesiones.

2002.  Asalto a mano armada.
  
     Después de escuchar innumerables testimonios de familiares, amigos, conocidos  y compañeros de trabajo sobre asaltos sufridos, finalmente mi turno llegó una tarde arribando a casa donde el portero había estado entregando a los vecinos controles remotos con nueva combinación para abrir las puertas de la  cochera. Alguien lo estuvo observando y a mi llegada, una vez que estuve dentro, desplegó una pistola que puso en la cabeza del portero a quien sujetó del cuello y amagándolo  ambos me siguieron al fondo  la cochera.  De alguna forma  había ya ensayado en mi mente como me comportaría en caso de ser asaltado en la calle: acceder de inmediato e incuestionablemente a cualquier demanda. Sin embargo, estando dentro  del  edificio, con mi familia seguramente presente en el departamento, la situación cambiaba radicalmente.  El tipo, bajito  y moreno con corte de pelo militar, dentro de un grueso y excesivamente grande abrigo azul, sin soltar al portero,  me apunto con la pistola que yo, no se por qué, no veía o no quería ver pero sabia que la portaba en la mano. ¡Dame tu reloj!  Un Rólex acero-oro, bastante golpeado. que yo había adquirido de segunda mano años atrás.  De inmediato se lo entregué. ¡Dame tu lana!  Aquí cambié lo ensayado. Si producía  la cartera y el me la arrebataba se llevaría la dirección y otros datos que amenazarían  permanentemente a la familia  o así lo pensé.   Reaccioné diciendo que no portaba dinero debido a los continuos asaltos en las calles, una apuesta arriesgada ya que él hubiera podido exigir subir a casa o dispararme por no obedecerle. Sin embargo decidió que el tiempo  invertido en el asalto se estaba volviendo  crítico y concluyó que era mejor  salir caminando rápidamente del edificio advirtiéndonos que no nos moviéramos.
   Otra vez la buena fortuna me acompañó en éste trance. No creo que el ladrón  haya obtenido gran cosa por un reloj usado con un comprador de artículos robados.  No todo lo que brilla es oro sólido.

 2008.  Remisión.

       Hacia abril del  2008 habían transcurrido cinco años   desde el diagnóstico sin que se hubieran  presentado nuevos procesos de tumoración.  Así  pues,  oficialmente, a esa fecha, el cáncer de lengua se encontraba en remisión.
   Para muchos pacientes  de cáncer en Etapa III sobrevivir  cinco años representa un logro mayor. Se genera  una sensación  de haberse quitado un gran peso de encima, de orgullo por haber llegado con vida al quinto aniversario, de agradecimiento: a Dios para los creyentes,  a los médicos, familiares y amigos, entre otros muchos, y,  en mi caso, también a mi organismo.
     ¿Cómo ha sido posible que haya podido sobrevivir  a semejante embate de cirugías, tratamientos, infecciones, medicamentos, secuelas y depresiones anímicas?  Por un lado me auxilió la señalada dosificación  de información y mis optimistas expectativas de recuperación que al principio me ayudaron a seguir adelante.  ¿Habrán sido estrategias  suficientes para sobrevivir?  ¿No  será también indispensable poseer  una importante reserva de fortaleza física?  ¿La  poseo?  Posiblemente  la genética proporcione dosis de resistencia necesaria para soportar  traumas como los que he enfrentado.  De muy joven mi padre recibió un golpe fuerte en la cabeza propinado con un tolete durante un  asalto que le provocó coágulos cuya extracción  requirió una trepanación craneal,  intervención muy riesgosa para la época. La superó totalmente sin  secuelas.  Además  tuvo una larga sobrevida a partir de su cirugía cardiaca de bypass múltiple.  Nunca se quejó y mostró poseer una gran fortaleza física.  Mi madre ha sido una persona sumamente sana. Hasta los 88 años no había sufrido padecimientos graves, seguía activa y mayormente independiente. Recientemente sufrió una caída y tuvo que ser intervenida quirúrgicamente. El procedimiento  intra craneano se complico, le sobrevino una fuerte infección  que requirió  siete días de estancia en el hospital y ahora, afortunadamente,  se encuentra bastante recuperada.. En su niñez mi hermano se sobrepuso a la enfermedad  de riñones que requirió de cirugía mayor   y sufrió también a una contusión mayor  por un golpe durante una pelea. Ha tenido una vida normal hasta la fecha. Mis hermanas tampoco han padecido ninguna enfermedad  grave. Así que, sin querer  tentar a la fortuna, es probable  que mis consanguíneos,  incluyéndome,  hayamos  sido bendecidos  con una genética favorable para soportar traumas físicos, condición  que  humildemente agradezco. Por otro lado responsabilizo a otros genes por la contracción de mi cáncer. He aquí una  paradoja apta quizá para ser discutida por médicos, genetistas o filósofos. En todo caso  espero que mis descendientes hayan heredado solo lo mejor de mis genes.

El Optimismo se Esfuma.

2008 - 2009.     El optimismo se Esfuma.
     
   Después de varias laringoscopias que se llevaron a cabo en Cabeza y Cuello del Hospital de Oncología en el Centro Médico, se determinó  que la continua estrechez de la vía aérea  motivada por la inflamación proveniente de la manipulación quirúrgica de los tejidos  impide la respiración normal por nariz.   Por un periodo indefinido  la cánula deberá permanecer en su función de mantener la respiración por vía traqueal. Como la epiglotis tampoco funciona,  no será posible el consumo de alimentos  por boca, ni siquiera líquidos.  Los tejidos de la laringe están sumamente  afectados, la fijación de la lengua al paladar impide el habla y la boca no sella. La mejor noticia: no se observa actividad tumoral.
      Al mismo tiempo Magallanes adopta una postura cauta que no contempla intervenciones mayores adicionales dentro de la cavidad oral debido al riesgo latente de que se reabrieran  fístulas. Queda por lo pronto  descartado liberar la lengua, darle más piso a la boca o reposicionar los labios, de tal manera  que se mantienen la imposibilidad de hablar.
      Futuras  intervenciones se darían  solo si y cuando se presentara  un rechazo de la placa de titanio o por alguna infección mayor en la zona. Es de llamar la atención que a ésta fecha no se hayan manifestado síntomas de rechazo toda vez  que  el hueso que se había intercalado en la placa como ancla ha sido totalmente reabsorbido por el organismo
Por ahora, para  cualquier efecto, hemos  concluido el proceso  reconstructivo.  A ultimas fechas, la constante retracción de los tejidos blandos en la parte inferior del rostro ha expuesto la placa, sin infecciones hasta el momento. Sin embargo es bastante probable que sea necesario intervenir para retirarla próximamente.
. (*) Esto ya ocurrió y mas adelante menciono el punto.
     Primera Reacción.
Mi primera reacción  al no  tener en puerta cirugías o tratamientos postquirúrgicos consistió en  un sentimiento de calma, de descanso   ya que tendría  un merecido y necesaria  descanso de procedimientos médicos. Pero  empezaron a surgir  las preguntas:   ¿Ya no habré de luchar más?  ¿Me deberé conformar con solo la esperanza que quizá a futuro haya nuevas opciones para mejorar en funcionalidad y apariencia?  He sido proactivo ante decisiones médicas desde el diagnóstico inicial.  He preferido  equivocarme por acción y no por omisión.
       A medida que iba internalizando (comprendiendo)  que las disfunciones y  las limitaciones que me aquejan son permanentes  y que no  parece haber  más por hacer, me iba acercando de nueva cuenta  a una depresión emocional.   Me sobrevenían  sentimientos de  rabia y de frustración.  Constantemente me  surgían  preguntas  como  ¿Qué hicimos mal? ¿Habremos equivocado el tratamiento?     Después de  todo el  vía crucis  quirúrgico, la multitud de tratamientos, medicamentos al por mayor  y  mi  religioso seguimiento de todas y cada una de las indicaciones de los médicos,  deseaba que alguien me explicase  por  que las cosas  salieron mal.  Pero,  ¿En realidad salieron mal?
    Los doctores  vía charla y cartas, han respondido en forma vaga a mis cuestionamientos.  Su  argumento más socorrido, con pocas variantes, ha sido:   'Estas vivo y razonablemente sano  lo  que  demuestra  que todo el  tratamiento ha sido el adecuado'.  Me llama la atención que ningún de ellos  parece hacerse responsable directo de las secuelas que sufro.    Su actitud es tratarlas como un mal necesario, como un pariente incómodo que se presentó en casa y a quien no podemos echar fuera. Todos queremos ser  padres del éxito mas el fracaso es huérfano.
     A pesar de que éste tema ya lo había tratado  con los médicos regresaba una y otra vez a la cuestión: ¿Por qué no se tomaron las precauciones odontológicas debidas?  Villalobos ha  insistido  en que dichas precauciones no han demostrado estadísticamente que protejan al paciente.  También mencionó que en México  muy pocos sobreviven el cáncer de lengua.  En sus palabras, “casi no existe  sobrevivencia mayor a cinco años en pacientes con carcinomas en lengua tratados en el Seguro Social”. Pienso que el quería completar la frase diciendo “pero tu si sobreviviste” (mi interpretación es que el nivel de  mortalidad que se presenta en esos pacientes se acrecienta debido  a  lo errado o tardío del diagnóstico y tratamiento).
     Para ser justos consulte datos sobre estadísticas norteamericanas de cáncer, y encontré que existe un 80% de probabilidad de supervivencia de al menos cinco años si  el cáncer en cavidad oral se encuentra en etapas I o II. La sobrevida quinquenal se reduce a mucho menos del 50% si el padecimiento se ubica en las etapas III y IV.  En México no hay disponibilidad de cifras de supervivencia en hospitales del sector privado, pero es muy probable que la morbilidad local sea mayor que la de Estados Unidos. ¿Me sentí mejor después de conocer estos datos? Algo.  Villalobos señaló que estaba próxima la  inauguración del nuevo Centro de Cáncer del ABC donde se trataría a los pacientes con radiación modulada producida por equipo  tecnológico de punta  para minimizar la afectación a tejidos sanos. Con todo y eso, comentó, y que a pesar de ser un tratamiento menos agresivo  podría motivar que muchos pacientes se le pudieran ‘salir de las manos’.  ¿Entonces?    Sostiene  que mi caso  es exitoso y quizá especial ya que no he sido  fumador. Su departamento médico lo estudiaría minuciosamente. Recientemente me informó que un paciente, presentaba ORN a pesar de la radiación modulada.
     Debo señalar que muchos de  los  pacientes  con cáncer que conocía previo a mi diagnóstico o que conocí  durante el tratamiento ya fallecieron.  A mi manera pido por ellos. No es posible  saber de antemano cómo reaccionará un organismo a un tratamiento,  ni física ni emocionalmente.  Algunos pacientes no resisten y el tratamiento les produce la muerte antes que la enfermedad lo haga o se deprimen a tal grado que languidecen y no salen adelante.  Otros toleramos el tratamiento pero a costa de secuelas limitantes y permanentes. Otros mas  quizá logren salir casi indemnes. ¿Debería entonces  tener paz interna por haber sobrevivido y por haber hecho todo lo humanamente posible para mejorar a pesar de sufrir y estar limitado por las secuelas?   Agradecido estoy y tratando de estar en paz también.  En suma  los médicos no tienen la capacidad de  proporcionar respuestas claras y puntuales a todos estos cuestionamientos. Quizá la mejor forma para mi de contemplar  todo el proceso sea  ‘quid  pro quo’ (algo dado a cambio de algo recibido).



Pérdidas.
     
     He procedido a listar mis pérdidas,  no como autoflagelación sino para ayudarme a registrar, refinar y aclarar mis pensamientos, sobre todo  para entender a  donde me han  llevado las pérdidas y, quizá, hacia donde me llevarán.

  Funciones.
  He perdido las facultades de habla, de respiración por nariz y boca, de deglución  y  una buena parte del olfato. La respiración traqueal produce flemas excesivas que frecuentemente obstruyen la cánula. Se producen esporádicos  accesos de fuerte tos cuando le penetra agua al traqueal o por algo en el ambiente que me produce alergia. El estoma de la traqueotomía se ha desplazado lateralmente.   Los músculos de la zona del  cuello experimentan una gran rigidez que solo me permite un pequeño giro de la cabeza e impide que conduzca en carretera. El movimiento de los labios se ha restringido en gran medida. . La retracción de los tejidos manipulados quirúrgicamente  hacen  evidente  la placa de titanio que en su mayoría se ha expuesto.  La pérdida de casi todas las piezas dentales ha producido  hundimiento de las  mejillas  que aunado a la  asimetría de la boca y del mentón  remarcan aun más la placa y la deformación del rostro.  El pecho está completamente hundido, y me encuentro cubierto de cicatrices.  La boca no cierra, persiste la fuga de aire y la acumulación de saliva. No puedo empezar a imaginarme el  estado que guardaría  la parte inferior de la cara  si se hubiera  presentado una mala cicatrización.  En resumen, perdí en forma drástica mi medio de comunicación, mi sostén económico, mi apariencia física, mi vida social y la posibilidad de besar a mis seres queridos.

Medio de Comunicación.
    En lugares  públicos  casi todos me decretan sordomudo, aún después de observar  mis aspavientos  en el sentido que oigo normalmente.  Puedo emitir algunos sonidos y si estoy cara a cara,  el lenguaje corporal -- los ademanes y gestos -- ayudan a darme a entender  parcialmente, pero el grado de comunicación  depende en gran medida de la actitud, interés, paciencia y  grado de sensibilidad  del receptor,  respuestas  y actitudes todas fuera de mi control.  
      La expresión  escrita  es lenta  y en pocas oportunidades resulta  práctica. Poseo un programa de computadora que traduce texto escrito a una voz femenina con acento  castellano;  se trata de Rosa -- mi secretaria cibernética.  Pero transportar la laptop, instalarla, escribir lo que quiero comunicar y advertir al receptor lo que todo esto significa  se vuelve tan engorroso que es más práctico utilizar papel y lápiz. La comunicación con mi familia directa es a través del lenguaje que inventé que la práctica ha agilizado. La actual dificultad de comunicación  en cualquier parte y con toda  persona,  habilidad  con la que siempre había contado y base de mi actividad profesional, es la mayor pérdida experimentada. 

Sostén Económico.
 La imposibilidad de hablar se tradujo en una jubilación anticipada y no deseada en mi trabajo.  Hubo una liquidación relativamente reducida  proveniente de un seguro por incapacidad  laboral proporcionado por la empresa.   Cuento además con una pequeña pensión del IMSS.  Me encuentro aún sin medios adecuados de subsistencia además de que los fuertes gastos médicos agotaron mis  ahorros. 
      Ninguna aseguradora privada me cubrirá a futuro por el antecedente del cáncer a pesar de que  el mismo se encuentre  en remisión.   En caso de que se presentara alguna dolencia futura y no contara con recursos para su tratamiento privado sólo el Seguro Social me atendería  gratuitamente  (al igual que a muchos millones de mexicanos). 
     Durante un lapso considerable me había sentido  angustiado  por la necesidad de  seguir batallando  a estas  alturas de mi vida  con problemas económicos que supuse se resolverían durante mi juventud.  ¿Dónde quedarían  los ‘años dorados’?  Mi condición  podría llevar a una vejez muy poco digna.  .
      
   Vida Social.
La pérdida  de las facultades descritas ha limitado mi socialización. Muchos de mis amigos, algunos parientes y yo mismo  hemos  querido  evitar  situaciones  embarazosas  que supondría el que ellos  no supieran  que decirme  o que se generasen   sentimientos de lástima  de  personas, muchas desafortunadamente,  que no pueden manejar mi estado actual, situación  que yo he querido evitar a toda costa.  Tristemente, soy incapaz de discernir sabores, masticar o tragar alimentos ni puedo percibir suficientemente  el aroma o sabor de licores, así que no puedo disfrutar uno de los placeres humanos básicos. Por lo anterior, se  ha restringido mi deseo de visitar amigos y  parientes o acudir  a restaurantes.  Cuando participo en algún evento social o  voy de visita necesito acompañarme  de comida licuada, contenida en recipientes térmicos y por la parafernalia requerida  para su inyección  y para destapar, limpiar  y reinsertar la sonda o, en su caso, y la cánula de la traqueotomía. En los restaurantes estoy obligado a ordenar comida licuada que muchas veces se prepara inadecuadamente con las consabidas consecuencias (*).
(*) Las dificultades han disminuido en gran medida por el cambio de sondas y mayor capacidad en los restaurantes para atender mis necesidades.
     Apariencia Física.
  A causa de mi patente deformidad me he vuelto un Inevitable foco de atención en lugares públicos. Un gran número  de individuos me  miran  y literalmente se encogen.  Los niños pequeños preguntan invariablemente a sus acompañantes adultos  ‘¿Qué le sucede a ese señor?’,  o me miran confundidos o con miedo reflejado o con curiosidad reflejadas en sus rostros.  Alguno me dijo monstruo en una plaza comercial. Hasta ahora  me ha  resultado  difícil pretender que no me he dado  por  aludido, o que la atención no deseada que genera mi aspecto es normal.  Pero ni me escondo ni lo tomo a mal ya que, como ya lo apunté, durante mi vida anterior  mi actitud ante  personas con deformidad física o discapacidades con quienes me cruzaba en lugares públicos no era la mejor.

 Expresiones de Cariño.
He perdido  las capacidades de reír a carcajadas, máxima manifestación de mi sentido del humor, rasgo que siempre fue  un sello de mi personalidad.  Puedo seguir riendo pero en silencio.  La imposibilidad de besar  me ha impedido  expresar a mis seres queridos una  importante manifestación física de amor, cariño y aprecio  que mucho he echado de menos.
   
   Otras Pérdidas.
   Hemos ido de viaje pero no con la frecuencia y gusto de otros tiempos, tanto por limitaciones físicas  como  financieras.  Al eliminarse   la natación  por el riesgo de bronco aspiración y el asolearse por  recomendación médica  se reduce el deseo de ir a la playa.  El no poder degustar alimentos es otro factor importante que me ha quitado gusto  por las  vacaciones. Mis planes para el retiro incluían desplazarme a mi antojo,  ver mundo,  probar alimentos y bebidas en otros países. Por ahora no tengo grandes deseos ni recursos para desarrollarlos.
       (Después de haber gozado y consumido  alimentos indiscriminadamente durante la mayor  parte de mi vida,  mucho  me sorprende encontrarme ahora sin una necesidad apremiante de saborearlos y deglutirlos.  Contra lo que esperaba, a lo largo de los años se ha reducido gradualmente  la necesidad de degustar  comida, consecuentemente la imposibilidad de hacerlo ha ido perdiendo peso específico como problema en el mismo lapso,  lo que por ahora lo ubica  solo como una pérdida menor.

2009.    Depresión.
   
Empecé a sufrir  frecuentes episodios de enfurecimiento.  Muchas veces la ira provenía  de la idea de que me había faltado haber hecho algo más;  de ahí pasaba  al repaso de los eventos que me han  llevado a las limitaciones actuales,  una y otra vez,  causándome daño emocional en cada iteración.  Seguía buscando  a los  culpables.  A veces me parecía que era yo mismo el individuo más culpable, otras veces adjudicaba la responsabilidad a otros. Un  ejercicio  en futilidad.
  Me encontraba  con una  muy baja tolerancia a  la frustración, La relación de pareja erosionándose;  Grace quien me ha apoyado en todo momento se sentía  muy cansada y harta de siete años de presión, angustia e incertidumbre y mi estado emocional no le ayudaba en nada.   Ella trataba de estar fuera de casa el mayor tiempo posible y cuando estaba presente  se sumergía  en la computadora   No tenía  suficiente interacción con mis hijas.  Me veía  impaciente  con mi madre y  sin interés en  visitarla a ella ni  a mis  hermanos.     Me veía  dependiente, limitado, confundido, inútil, frustrado  extraviado y  prisionero en casa. En una frase: había perdido el control de mi propia vida.   El no poder  comunicarme verbalmente me   pesaba  como losa. ¡Ni siquiera podía dar un buen grito de desahogo!  No había podido dejar de preguntar  ¿Cuándo me tocaría  a mí? ¿Cuándo será  mi turno de nuevo? ¿Cuándo empezará mi nueva existencia?
      Algunos pacientes caen en profunda  depresión que los acerca o los lleva de plano al suicidio cuando  ya no pueden continuar con sus vidas previas o por  la contracción de una enfermedad o accidente limitante: Sucede  cuando pierden facultades,  trabajo, activos, o sufren  dolor  o deformidad.  He conocido historias muy desafortunados.   En mi caso,  salvo el día del impacto inicial,  no me han invadido   ideas  suicidas   porque no he dejado de  pensar y sentir que el sufrimiento no ha sido aplastante,  que mi red de protección se encuentra  ahí, lista para arroparme, que me falta vida, seguir al lado de mi esposa, ver a mis hijas prosperar a pesar de las limitaciones que experimento..
     También se daban ocasiones cuando me decía  ¡Alto! ¡Sobreviviste! ¡Has cumplido! Que los demás te aplaudan, tu ya no tienes necesidad de hacer nada más en ningún terreno. Afirmaciones absurdas todas que quedaban descartadas una vez que se imponía  la razón.
    Aun con la convicción de que había perdido el control de mi vida, en el punto emocional mas bajo, en el día mas obscuro, los sentimientos positivos seguían allí, hundidos profundamente en algún sitio pero, irónicamente, estos me mantuvieron a flote.   No obstante,  la sensación de que me quedaba mucho por hacer y por vivir, no era un incentivo suficiente para seguir adelante  sin auxilio emocional.

La Muerte de mi Cuñada.

2010.    Enero    La muerte de  mi concuña.
  
   Mi  concuña María, esposa de mi cuñado Alfredo,  falleció  un lunes  en el Centro de Cáncer del Hospital ABC. Tenía solo 48 años.  Le habían diagnosticado  cirrosis hacía unos meses y cáncer en el esófago hacia apenas 45 días.    Como  estaba muy débil  y agitada  después de la última sesión de radiación modulada, Alfredo llamó a Grace,  su hermana,  que de inmediato se dirigió al hospital.  Al llegar a la zona de recuperación, ella, sorprendentemente,  se encontraba sin supervisión médica presente y mostraba signos de falla respiratoria.  Solicitaron  ayuda a la enfermera de guardia que de inmediato alertó a  los integrantes del equipo de respuesta rápida. El auxilio llego en cinco minutos pero ya era tarde y  María, una vez que le hizo prometer a Grace que cuidaría de su esposo,  murió en sus brazos.   
      Desconozco si una  llegada más pronta del oxígeno de emergencia y de los diez médicos y ayudantes que llegaron en tropel   la hubieran sacado adelante, pero si señalo que el  personal del  Centro de Cáncer no supervisó a una paciente que después de la sesión de radiación  mostraba síntomas muy  preocupantes.
      Mi cuñado les pidió  que detuvieran los intentos de reanimación si se sospechaba daño neurológico.  En todo caso los esfuerzos  fueron tardíos y ella se fue.  Nadie debería morir así, no mientras se está  en Recuperación en el  Centro de Cáncer que supuestamente  cuenta con suficientes elementos de supervisión: médicos y enfermeras. 
   Mi percepción es que el  ABC -- la misma institución  que me ha tratado  a mí,  que me salvara la vida  y que ha contado con todo mi respeto --  falló  tristemente con  ella; su deficiencia   confirma que cada día, en todas partes,   se dan aciertos y errores en la batalla contra el mal.  (Posteriormente se presentó una demanda por mala práctica a la que no se le dio seguimiento debido a razones que mencionaré y que por si mismas lo explicarán). Su partida me es especialmente dolorosa porque  María, una artista plástica, me hacía sentir empatía por ella, y me había  dicho que quería  imitar mi lucha para sobrevivir,  por seguir adelante.  Su débil condición concedió a su lucha  solo un plazo de mes y medio.  La he extrañado
     Como mi cuñado estaba sumamente abatido, Grace, como era de esperarse,  se hizo cargo de tramitar el acta  de defunción,  pagar la cuenta del hospital,  programar  el  funeral,  constatar que habían arreglado el cuerpo  adecuadamente.   En la funeraria, un  familiar Márquez no muy brillante  me dijo  “ella se fue y tú sigues aquí”.  ¿Cómo se responde a semejante aseveraciónn?  Me mantuve callado para no contestar  en forma grosera.

2010.  Enero   Psicoterapia. Taller de Pérdidas Emocionales.
   
    Como primer paso para recuperar el control de mi vida, Villalobos recomendó a una  psiquiatra del cuerpo médico del ABC  que me podría ayudar en el aspecto emocional.   Después de varias sesiones  con  ella y  a pesar de la mejor voluntad de ambos y simpatía  mutua,  la  relación  que yo esperaba entre  terapeuta y paciente  no  se dio, quizá por su juventud o inexperiencia.  En mi opinión se necesitaba una persona  asertiva y con mayor experiencia y empuje.
     Mi  hija  Nadine y su novio, también doctor, se dedicaron a buscar  entre sus conocidos un terapeuta adecuado a mi edad y  condición. Una vez localizada, inicié la terapia con la  Dra. Miriam Shalkow en enero de 2010.  La lienta comunicación escrita no obstaculizó mi rápido progreso gracias a su agudeza, percepción y sensibilidad.  Desde  la primera sesión mis sentimientos guardados por años y mantenidos bajo férreo control salieron a flote.  Se presentó un estallido emocional y fácilmente logré transmitirle las experiencias más dolorosas que me aquejaban.  Shalkow  ha empleado  técnicas de relajación - hipnosis que debido a su gran habilidad y  mi total cooperación han funcionado exitosamente. Nunca antes  me había relajado con tanta facilidad, nunca antes había cooperado para lograrlo.   .
   Han emergido aspectos relevantes sobre lo que pienso y siento durante las sesiones de terapia.   Hemos establecido y he aceptado que no debo  culparme por equivocaciones  cometidas durante el tratamiento (si es que verdaderamente fueron errores).  Me puse en manos de los médicos y seguí sus instrucciones al pie de la letra. No tenía capacidad para hacer más de lo que me indicaron.
  Poco tiempo después de la cirugía más prolongada, en una visita de evaluación,  Bross  mencionó que durante la intervención y en los días subsiguientes  había estado a punto de morir en varías ocasiones. Grace lo confirmó. ¡No lo podía creer!  Hasta el día de hoy  me cuesta trabajo aceptarlo.  En la psicoterapia   hemos concluido  que  no  puedo contemplar  aun el fin de mis días  porque,  en palabras de Shalkow,  soy un “enamorado de la vida, nunca  te quejas y eres un luchador  empedernido a quien le quedan tareas pendientes por desempeñar”. ¿Cuáles  son?  Estoy trabajando en ello.

  Taller de recuperación de pérdidas emocionales.

   Sin haberlo  planeado y  coincidiendo con el inicio de la terapia psiquiátrica,  se presentó la oportunidad de asistir a un taller sobre manejo  de pérdidas emocionales con la guía se  personas  conocidas de Grace.    El taller busca,  mediante técnicas  muy estudiadas y probadas,  que los participantes puedan manejar y superar sus sentimientos de aflicción y pesar originados por el sufrimiento de pérdidas significativas que les hayan ocurrido desde la infancia.  Las pérdidas  pueden ser de muchos tipos. Las  más comunes se refieren a la muerte de un ser querido, a un divorcio u otro tipo de abandono,  pérdida de trabajo, de facultades causadas por  enfermedad o accidente, de activos,  entre otras.  Una vez  acordado que el ejercicio  sería en casa  por mi falta de habla cursé ocho sesiones    con el auxilio de Alejandra,  una conductora muy hábil  y experimentada.  La información y  técnicas aplicables  se contienen en un manual y  son muy sencillas de seguir.  Debo decir que la mecánica del  taller me aclaró ideas,  extrajo sentimientos y sirvió para potenciar la terapia psiquiátrica.

2010. Mayo.  Boda de Nadine
   
  No tenía ideas preconcebidas  relacionadas con  la boda de Nadine y Alex .  Para mí Nadine se había unido con Alex, documentos o no de por medio, el día que decidió irse a  vivir con él un año atrás.   Ella sabía que contaba con todo mi respaldo sobre su elección. ya que desde hace muchos años confío plenamente tanto en su juicio como en sus motivos. El que ambos sean médico, contra lo que se podría pensar,  parece cooperar con su equilibrio. Desde luego que no hay nada escrito en piedra, solo el tiempo lo dirá.
   Me propuse presentarme con un atuendo apropiado para una ceremonia civil y fiesta  en un jardín durante la primavera: un traje claro de lino, camisa y  corbata de color alegre y un sombrero Panamá.  Nunca había usado un sombrero más que en la playa.  Consideré que un sombrero equilibraría en alguna forma la deformidad de la parte inferior de la cara.


Ceremonia.
   La ceremonia de matrimonio civil realizada por una jueza me recordó el matrimonio con  Grace 31 años atrás. Evoqué a mi padre firmando el acta lo que  me arrancó  un par de lágrimas. Sabina e Ilana lloraban a raudales por la emoción, Grace y los novios se mostraban muy tranquilos.
Testigos. 
   Ilana, se sentía, en sus palabras,  la hermana mayor saltada en lo  referente al orden para  casarse. Respetar tal orden basado en la edad cronológica era importante en una era que concluyó  hace mucho tiempo. 
 Ricardo, hermano de Alex, presenta una condición congénita y tiene limitaciones físicas de nacimiento, lo cual no le ha impedido su quehacer. Arrastró las piernas con fuerza y apoyado en sus muletas se irguió y acercó a la mesa de la jueza,  y, a pesar de que le temblaban las piernas, se inclinó y rubricó el acta. Más tarde me encontré con la  esposa de Ricardo, Olga,  ella también presenta discapacidades físicas muy importantes -- de ambos tenía ya referencia -- pero una cosa es lo platicado y otra muy diferente es haberlos conocido cara a cara.    Olga se desplaza con la ayuda de un triciclo especial que le diseñó y construyó su padre, albañil de profesión.  Intercambiamos numerosos  abrazos y ambos dijeron que también  contaban con referencia mías.  Y ahí estaban los dos, con su hijo  físicamente normal.  Ambos trabajan y  se sostienen, no  dependen de otros.  En el taller de Pérdidas Emocionales que recién había cursado se previene  que es una trampa común el comparar pérdidas con otros para minimizar emociones. Esto es, la adversidad de mi camarada es mucho mayor que la mía, por lo tanto  yo no debería sentirme tan mal.   Entonces el autoengaño consiste en no intentar superar la pérdida. Ante ellos me cuestioné ¿Podría yo sentir autocompasión, reclamar, mantenerte enojado,   no perdonar?  “Métele ganas” me dijo Ricardo. ¿Cuantas ganas le han puesto ellos?  Un monto inimaginable. Aún ahora se me hace un nudo en la garganta recordándolos.
    Taller o no,  es meramente humano  comparar sus  pérdidas con las mías que, considero, son mucho menores y no por haberlas comparado he minimizado emociones. Comparo no para auto engañarme o evadir el esfuerzo emocional que superar la perdida representa, sino para tratar de emular su ejemplo dentro de mis posibilidades. 
    En resumen cualquier pérdida tiene la magnitud  que el sujeto  le confiera.

Baile con la Novia.
    Me había incorporado  y acercado a la novia para  el  baile  con el padre. Esperaba, de acuerdo con la tradición, una melodía suave y apacible como un vals y ¡Sorpresa!  Nadine había escogido la canción  ‘Twist and Shout’ de los Beatles  tantas veces cantada por la familia en el coche. Creo que éste inesperado baile a ritmo de rock prendió la fiesta, bailamos, giramos, nos sacudimos. Nunca olvidaré las caras de sorpresa de Grace, de mis familiares y de mis mejores amigos con sus parejas, todos ubicados rodeando la plataforma sobre el césped. Al ver bailar a la novia y a su padre a gran ritmo transmitiendo  todos ellos un gran cariño . apoyo, fuerza, celebración a la vida…. Algunos estaban tan emocionados que no podían hablar durante la pausa posterior, pero el lenguaje corporal lo decía todo, nos abrazábamos mas y mas. Grace dijo ”es que verdaderamente te quieren y están felices porque sigues vivo y por que has  llegado a éste día especial”. Pensé  ‘sí, verdaderamente sigo vivo para momentos como éste’.  Ahí caí en cuenta que siempre  había supuesto  que la relación con mis mejores amigos se daba  más  en el  ámbito intelectual –respeto y admiración a la inteligencia  y a otras cualidades,  al gusto por intercambiar ideas --  que en el terreno  emocional.  Ese momento demostró que nada supera la fuerza de las emociones.

Ganancias y Mejoras Asociadas.

      ¿Se han registrado  ganancias provenientes del padecimiento y sus secuelas?    Pareciera ser  una pregunta con un ¡No! rotundo como respuesta automática.   Más si he analizado detenidamente los sucesos vividos para registrar las perdidas, lo mismo puedo  y debo hacer para establecer si se han dado ganancias.
   He aprendido  que una serie de   preconcepciones estaban equivocadas. Soy un individuo fuerte,  capaz de soportar eventos físicamente dolorosos y muy desgastantes, y que no me quejo.  He podido  limitar la intensidad de las depresiones emocionales a un nivel que me ha permitido seguir funcionando razonablemente.   Le agradezco a mi organismo por resistir la andanada de acciones médicas requeridas para sobrevivir.  Soy optimista y siempre pienso que el futuro será mejor que el presente. Estas habilidades me permiten esperar que podría enfrentar futuras aflicciones.
   He aprendido a apreciar la lucha de otros por superar condiciones que de otra manera los limitarían.  Su actitud y comportamiento me han proveído con inspiración para seguir su ejemplo.  Ahora trato de ponerme en sus zapatos.  Siento un enorme respeto por los luchadores que mantienen una vida productiva superando  los obstáculos cotidianos a los que se  enfrentan.  He aprendido  que el rechazo o reacciones de inmadurez emocional que algunas personas me muestran al tratarme no me importunen ni me afecten.  Después de todo yo era uno de ellos.
      Me ha quedado claro ya  que  los médicos, mi red de protección y yo  mismo hemos salvado mi vida. El atestiguar  la reacción de apoyo y cariño  de mis familiares y amigos cercanos  a lo largo del padecimiento  me enorgullece y me alienta.  El ser tan querido y apoyado me da ánimo para seguir adelante.  Humildemente lo agradezco.
   Mis malas costumbres  sobre  alimentación y escaso ejercicio  previas al diagnóstico seguramente  me hubieran perjudicado permanentemente.  Mi condición actual permite tener el tiempo  (y la disposición)  para ejercitarme y alimentarme adecuadamente.  La reducción de peso y el mantenimiento de una buena condición física son subproductos  de  la mejora en mis hábitos

2011. Noviembre. La Muerte de mi Cuñado.

Carta a mi cuñado.

Mi querido Alfredo:
     No hubo oportunidad de decirnos adiós. Te has ido rápida y para mi  sorpresivamente así que esta misiva es  un monólogo de despedida.
      Creo que tu partida ha sido como tu la habías deseado, no obstante,  pienso que a últimas fechas tu otrora prisa  por irte se había reducido  sensiblemente y empezabas a considerar vías alternas. 
    Pero la muerte ni es flexible en tiempo ni concede opciones, llega cuando le place a cobrar todas las deudas pendientes que tiene registradas en su libro mayor, sean del tamaño que fueran.
  ¿Qué le adeudabas tu a la parca?  Una vez que se fue María, tu simbionte, tu raison d’être,  deseabas  el mismo desenlace que, conscientemente o no,  te llevó al descuido total de tu persona: bebida, tabaco, ayunos y seguramente mas. Durante ese período ni tus hijos, Jaime, Grace, quizá Cecilia ni yo fuimos capaces de persuadirte de que a pesar de las pérdidas y la tristeza la vida siempre presenta opciones que se pueden considerar.  Es una verdad de Perogrullo, pero no por eso menos cierta.  Después de ese intervalo, recién cuando empezabas a convencerte de que la vida  si te podía ofrecer algo mas, llegó el repentino fin.
   Nuestro pacto de protección mutua establecido en el funeral de María  hace casi dos años no funcionó.  Me pregunto que mas debería haber pensado,  hecho, o dicho para sostener y fortalecer nuestro convenio. No lo sé.
    Como parte muy  significativa de mi red  familiar de resguardo nos auxiliaste en los momentos cuando  mas lo  necesitábamos  y no quisiste que ello  trascendiera. Mencionaré solo un ejemplo: el día siguiente de mi cirugía inicial para extraer el tumor me visitaste en Terapia Intensiva, pese a tu extrema incomodidad en los hospitales, y solo dijiste “cuñado, tienes buen color”, afirmación que gradualmente digerí y que mucho me animó.
    Tu marcha representa una fuerte pérdida para toda tu familia. El sufrimiento de tu madre ha sido una punzante congoja para todo nosotros sus integrantes.  La gran pena de tu hermana Grace, la mas parecida a ti, también  ha sido  una marcada aflicción para mi. Sin embargo tu deceso no será, unívocamente, un dolor permanente para mi -- si bien lo experimenté crudamente en el momento de tu cremación.  De ese momento a la fecha ha prevalecido y hacia adelante  prevalecerá el feliz recuerdo de las partidas de dominó contigo y tus hijos,  el escuchar la música que les gustaba a María y a ti, el obsequio de dos de tus cuadros y del rosario de María cuando rompí en llanto, el guardar silencio en el cuarto de té en la Condesa, las interminables conversaciones atendiendo nuestros encontrados puntos de vista sobre el por qué y el para qué y tus manos sobre las mías.
 Te extrañaré.
Mauricio.

2012. Recuperando el Control de mi Vida.

  La psicoterapia y el taller de pérdidas emocionales me han hecho sentir mejor, pero aun falta dar pasos adicionales para lograr paz y construir una vida productiva.
   Lentamente he procedido a aceptar las pérdidas y a perdonar errores, los míos y los que se cometieron mas allá de mi  control. Se necesita un esfuerzo continuo  para lograr un reconocimiento pleno y definitivo de las pérdidas y para llegar a una completa exoneración a quienes percibo --correcta o incorrectamente -- que cometieron omisiones y equivocaciones. No se si algún día seré capaz de perdonar del todo No puedo lograr calma y armonía para seguir adelante sin una completa absolución.
  Para sentirme productivo requiero de un trabajo o a una actividad cotidiana  y estructurada, probablemente  en línea debido a la imposibilidad de hablar. Existen varias opciones para trabajar utilizando la computadora, mismas. que he explorado, pero no poseo aun la condición mental para persistir e investigarlas a fondo.. He estado escribiendo, y esta narración es un ejemplo de un nuevo emprendimiento que amerita un mayor empeño. Estoy tratando de seguir la sugerencia de aquella voz que escuché en Recuperación post quirúrgica  hace unas operaciones y que me aconsejaba dedicarme a algo que me gustara (*).
 (*) Gradualmente ha  incrementado mi actividad  como escritor aunque aun estoy lejos de transmitir mis ideas con suficiente claridad y creatividad. La reciente ayuda y consejos en línea de una amiga  de mi juventud, que cuenta con una gran experiencia como autora de varias obras importantes publicadas,  me ha galvanizad y espero seguir mejorado.
  Desafortunadamente, la prolongada tensión provocada por la enfermedad ha dañado la relación entre Grace y yo. Nos hemos alejado, pero el amor mutuo nos ha mantenido juntos. Ciertamente  triste, pero no es un inesperado subproducto de un padecimiento tan extenso en magnitud y tiempo. Nos impacientamos fácilmente el uno con el otro y con frecuencia nos gruñimos (en mi caso mediante agitados movimientos manuales--- el lenguaje corporal transmite bien la irritación). A veces nos ignoramos por largos periodos hundiéndonos en la computadora, o en un libro o en la televisión.  Desde mi óptica, el distanciamiento no es un asunto de asignar culpabilidad, sino de buscar cómo acercarnos nuevamente.  Considero que un factor que mejorará la relación  matrimonial es el estructurar una rutina productiva. Se requiere disposición y  afán de ambos para recuperar la  otrora sólida relación matrimonial.
  Debo procurar acercarme a los miembros de mi familia y amigos emocionalmente inmaduros. Debo aceptar su afán de interactuar conmigo a pesar de sus sentimientos crónicos de lástima y su comportamiento obsequioso. Si he aprendido a no prestar atención al rechazo de extraños, entonces debo ser muy paciente con mis seres queridos y no permitir que sus sentimientos no deseados me importunen. Debo darles tiempo para que pudieran aprender cómo controlar su compunción.
   Grace ha hecho trabajo voluntario con niños afectados  por el cáncer en el Instituto Nacional de Pediatría. Hasta ahora no he sido capaz de interactuar con pacientes jóvenes,  como ella lo es.  Necesito ayudar a pacientes y a sus familias de forma accesible a mi, como la posibilidad de transmitir  mi historia. Espero que la distribución de éste texto sea un camino para asistirlos.(**)
(**)  He iniciado un blog con pocos lectores hasta fecha reciente.
   Mis hijas me obsequiaron dos pequeños perros. Un ‘Yorkshire terrier’ y una ‘Poodle’. Los perros falderos son una gran compañía. Mis perros amigos me acompañan en mis largas caminatas en la Colonia del Valle (***), ellos han jugado y siguen jugando un papel fundamental en mi recuperación.
(***) Y ahora en Aguascalientes

Actividades Futuras.

    Después de una larga pausa, es necesario ya reanudar la lucha para  mejorar en lo posible.
    La utilización de una laringe electrónica  recién adquirida ha presentado  serias dificultades. El engrosamiento de las paredes de la cavidad oral a causa de  fibrosis del tejido y la fuga de aire  han impedido hasta ahora  la emisión de sonido. Como ya me lo esperaba, Bross piensa que no habrá posibilidad de recuperar el habla  Ahora habrá que adaptarse a ésta realidad. Por lo pronto no se han presentado  episodios de rabia debido a la aseveración del médico que seguramente  hubieran emergido de haber conocido la noticia antes de recibir terapia.
    En cuanto  a otras cirugías reconstructivas, tendremos que esperar  a la evolución de los tejidos desplazados y la placa maxilar. Quizá sea necesario retirar la placa (****). Deberemos también estar pendientes de los avances en reconstrucciones quirúrgicas de órganos dañados por radiación para eventuales intervenciones futuras.
  No se puede bajar la guardia a pesar de que físicamente me haya estado  sintiendo  bien.  He llevado a cabo análisis sanguíneos y de antígenos (marcadores) cada seis  meses.  Uno de los últimos exámenes mostró un valor muy elevado  para el antígeno prostático  específico que podría indicar la presencia de cáncer en la próstata.  Cuando un   cáncer de lengua  se extiende, usualmente invade  pulmones o áreas de la cabeza ¿podría ser un cáncer diferente? ¿Cuál  es  probabilidad de incidencia de un segundo cáncer?    Pareciera  ser una falsa alarma ya que al repetirse el análisis dos semanas más tarde las lecturas fueron normales. ¿Por qué se elevaron tanto? ¿Qué precauciones se deben tomar?  Habrá respuestas en una  próxima cita ya solicitada a un  urólogo. (Después de consultas con el Dr. González Blanco no existen por ahora problemas mayores).
(****) OCTAVA CIRUGIA; Séptimo Procedimiento Reconstructivo
Finalmente Magallanes y Cienfuegos decidieron quitar la placa maxilar. Su retiro  se llevó a cabo mediante una cirugía ambulatoria en el ABC en marzo 9 de 2013. La intervención tomo solo 90 minutos sin ninguna complicación.  El procedimiento se inició a las 9 AM y hacia las 4 PM regresamos a casa.  Los médicos están satisfechos con los resultados del mismo.  Como lo previeron, el mentón se sostiene ya  sin necesidad de la prótesis a causa del gran endurecimiento muscular en la zona debido a la fibrosis proveniente de la radiación.
     Es otra paradoja que la fibrosis muscular en la parte inferior de la cabeza , secuela que me ha generado tantas molestias a lo largo de años, ahora sea un factor que permitió el retiro de un cuerpo extraño  que hubiera podido  llegar a ser ser fuente de infección.

Diez años de sobrevivencia desde la cirugía inicial.

2013.  Abril.

    En una visita  de seguimiento rutinario a Villalobos le pregunté sobre que precauciones deberé tomar a futuro  considerando que el próximo 15 de abril se cumplirían  diez años desde la cirugía inicial.  Una vez que revisó los análisis preoperatorios y la radiografía de tórax, Villalobos respondió “ninguna Mauricio. Tu ya no necesitas de mis servicios”. A pesar de que no ha habido ningún proceso de tumoración ni otra indicación de problemas oncológicos, esta ha sido la primera vez que el Dr. Villalobos expresa tan claramente lo que representa una curación a mi cáncer. ¡Albricias!

Apéndice.

   No puedo dejar de pensar que la enfermedad, tratamiento. medicamentos,  las severas secuelas y el sufrimiento asociado fue provocado por un crecimiento tumoral que medía apenas 1.5 cm. de longitud cuando lo extrajeron de la cavidad oral.   Así es el cáncer, el tamaño no cuenta; es una enfermedad degenerativa terrible que puede surgir de una sola célula microscópica. Una célula cuyas funciones se alteran y que influye en sus vecinas iniciando un crecimiento descontrolado de tejido que produce un tumor quizá  no detectable o es detectado  cuando ya es muy tarde para salvar una vida.
    En mi caso, la detección oportuna del cáncer, continuando con mi buena suerte o bendición,  la participación de la mayoría de los médicos  así como  el apoyo de mi red de seguridad y mi resistencia física y emocional fueron factores  determinantes para salvar mi vida. Estoy inmensamente agradecido  con todos  y  SIGO AQUÍ.